ABIHU

segundo hijo que le dio Elisabet a Aarón Ex 6, 23; Nm 3, 2; 1 Cro 5, 29; . Subió con su padre, su hermano Nadab, los setenta ancianos de Israel y Moisés, al monte Sinaí­, Ex 24, 1 y 9-10. A. fue consagrado sacerdote Ex 28, 1. A. y su hermano Nadab ofrecieron fuego profano ante Yahvéh, y como castigo un fuego los devoró y murieron sin tener hijos Lv 10, 1-2; Nm 3, 4; 26, 60-61; 1 Cro 24, 1-2.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., †™avihú, el padre es él). Segundo hijo de Aarón (Exo 6:23). Con Aarón, Nadab su hermano y los 70 ancianos, subió al monte Sinaí­ manteniendo cierta distancia con Moisés (Exo 24:1) y vio a Dios (Exo 24:9-11). Subsecuentemente Abihú murió bajo el juicio divino porque ofreció delante de Jehovah fuego extraño (Lev 10:1).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(El Es Padre).
Uno de los cuatro hijos que Aarón tuvo de su esposa Eliseba. Los otros tres fueron: Nadab, Eleazar e Itamar. (Ex 6:23; 1Cr 6:3; 24:1.) Nació en Egipto, y como era el segundo hijo de Aarón, para el tiempo del éxodo ya serí­a un hombre maduro, pues su padre tení­a entonces ochenta y tres años. (Nú 33:39.)
Puesto que Nadab y Abihú eran los hijos mayores, Jehová les permitió que acompañaran a su padre y a setenta de los ancianos de Israel al monte Sinaí­ para ver de lejos una magní­fica visión de la gloria de Dios. (Ex 24:1, 9-11.) Jehová honró a los hijos de Aarón nombrándolos sacerdotes para que sirvieran junto con su padre, el sumo sacerdote, y decretando que de entre ellos saldrí­a el sucesor de Aarón. Tendrí­an que llevar trajes talares sacerdotales y prendas para cubrir la cabeza †œpara gloria y hermosura†. Moisés habí­a de †œungirlos y llenarles la mano de poder y santificarlos† para su servicio a Dios. (Ex 28:1, 40-43.) El sacerdocio llegarí­a a ser de ellos †œcomo estatuto hasta tiempo indefinido†. (Ex 29:8, 9.)
A partir de entonces, siempre se les incluyó en las instrucciones divinas acerca del sacerdocio y sus funciones. (Ex 29:10-46; 30:26-38.) Además, Dios les inculcó enfáticamente, no solo a ellos, sino a toda la nación, la importancia vital de respetar la santidad de todo aquello que tení­a que ver con Su adoración, como el altar para el incienso y otros accesorios. Su vida dependí­a de que respetaran las regulaciones divinas.
Un año después del comienzo del éxodo, llegó el tiempo para erigir el tabernáculo e instalar el sacerdocio (1512 a. E.C.). La nación entera se congregó delante de la entrada de la tienda de reunión para las ceremonias de instalación, y vio a Aarón, Abihú y sus hermanos, lavados y con sus trajes y turbantes, recibir el ungimiento como sacerdotes de Dios para representar a la nación delante de El. Después de aquello, los sacerdotes recién ungidos permanecieron en la entrada de la tienda de reunión durante siete dí­as para completar su instalación y, como dijo Moisés, para †œllenarles la mano de poder†. †œY Aarón y sus hijos procedieron a hacer todas las cosas que Jehová habí­a mandado por medio de Moisés.† (Le 8:1-3, 13-36.)
Al octavo dí­a Aarón empezó a oficiar con la ayuda de Abihú y sus hermanos. (Le 9:1-24.) Ellos fueron testigos de la gloriosa manifestación de la presencia de Dios. Pero, probablemente antes que terminara el dí­a, el relato dice que †œNadab y Abihú […] tomaron y llevaron cada uno su braserillo y pusieron en ellos fuego y sobre él colocaron incienso, y empezaron a ofrecer delante de Jehová fuego ilegí­timo, que él no les habí­a prescrito. Con esto salió un fuego de delante de Jehová y los consumió, de modo que murieron ante Jehovᆝ. (Le 10:1, 2.) Por orden de Moisés los primos de Aarón sacaron del campamento los cadáveres. Dios mandó que ni su padre ni los restantes hermanos manifestaran pesar por el hecho de que se les hubiera cortado así­ de la congregación. (Le 10:4-7.)
Inmediatamente después, Dios advirtió a Aarón que ni él ni sus hijos usaran licor embriagante mientras sirvieran en el tabernáculo, †˜para que no murieran†™. Con relación al versí­culo nueve, The Pentateuch and Haftorahs (edición de J. H. Hertz, Londres, 1972, pág. 446), dice: †œLos rabinos relacionaron el incidente de Nadab y Abihú con este mandato contra los licores embriagantes antes de oficiar en el Santuario†. Así­ que es posible que el grave pecado de estos hombres estuviera relacionado con la embriaguez, si bien la verdadera causa de su muerte fue que violaron un requisito de Dios para la adoración pura al ofrecer †œfuego ilegí­timo, que él no les habí­a prescrito†.
Dios otorgó un gran honor a Abihú, quien disfrutó de mucha prominencia ante toda la nación durante un corto espacio de tiempo; pero bien haya sido por ambición, por engreimiento o por una actitud frí­vola hacia las instrucciones divinas, sus privilegios duraron muy poco y murió sin hijos. (Nú 3:2-4; 26:60, 61; 1Cr 24:1, 2.)

Fuente: Diccionario de la Biblia