MUERTO (ESPIRITU DE UN)

tip, LEYE

vet, Los que se pretenden «médiums» afirman que los evocan y los consultan (Dt. 18:11); la voz de ellos parece venir de debajo de la tierra, como la de los espectros (Is. 29:4) o residir en el mismo médium (Lv. 20:27, heb.). El médium era llamado «poseedor» o «señor» de un espí­ritu.(1 S. 28:7, heb.). El médium pretendí­a adivinar el porvenir (Is. 8:19). Se pensaba que tení­a un espí­ritu particular siempre dispuesto a responder a sus encantamientos y susceptible de poner en acción a otros espí­ritus; se creí­a también que se podí­a relacionar con el espí­ritu que fuera. El pasaje de 1 S. 28:8: «Yo te ruego que me adivines por el espí­ritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere» permite las dos interpretaciones. Consultar a los espí­ritus y evocar a los muertos equivalí­a a abandonar a Jehová, a apostatar (Lv. 19:31; Is. 8:19). La ley de Moisés ordenaba la muerte de los que pretendí­an poseer este poder (Lv. 19:31; 20:6, 27; Dt. 18:10-14). Saúl hizo ejecutar este decreto; más tarde, profundamente angustiado en cuanto a su futuro, el rey fue a consultar a una mujer de Endor, que tení­a contacto con espí­ritus, y le pidió que evocara a Samuel. Manasés favoreció a los que consultaban a los espí­ritus y predecí­an el porvenir (2 R. 21:6; 2 Cr. 33:6). Josí­as, su nieto, hizo ejecutar de nuevo la ley de Moisés en contra de los médiums (2 R. 23:24). Según la LXX, los ventrí­locuos estaban probablemente incluidos entre los médiums. La «voz del espí­ritu» se asemejaba a un murmullo que surgiera de la tierra. Dios prohibí­a con toda severidad todo contacto con los muertos porque en realidad los médiums estaban en contacto con los demonios. La pitonisa de Filipos estaba poseí­da de un espí­ritu malo que la hací­a capaz de adivinar (Hch. 16:16-18). Y ciertamente sucede lo mismo con una multitud de médiums modernos, y una gran cantidad de imprudentes espiritistas acaban siendo ví­ctimas de verdaderas posesiones diabólicas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado