ARCA, I

Arca, I (heb. ‘arôn, «arca [arcón, baúl]», «cofre» o «caja»; gr. kibí‡tós). Caja adornada que serví­a de custodia de las tablas de piedra grabadas con los Diez Mandamientos. También se la llamaba «arca del pacto [testimonio]» (heb. ‘arôn he- berît; Num 14:33; Exo 40:21; etc.). Ubicada en el lugar santí­simo del santuario del antiguo Israel (Exo 26:34; 30:6), y más tarde en el templo (1Ki 8:6), tení­a 2,5 codos de largo, 1,5 codo de ancho y 1,5 codo de alto (Exo 25:10). Si tomamos el largo del codo egipcio tendrí­a cerca de 1,30 m de largo por 76 cm de ancho y de alto. Estaba construida de madera de acacia y recubierto, por dentro y por fuera, con oro puro (Exo 25:10-22). Las 2 anillas a cada lado de la parte inferior permití­an que fuera trasladada con 2 palos llevados sobre los hombros por los levitas de Coat cuando Israel se mudaba de un lugar a otro (Num 3:29-31; 4:5-15; Jos 3:3) y en ciertas ocasiones solemnes (Jos 8:33; 1Ki 8:2, 3). Sobre la cubierta de oro macizo, llamada propiciatorio,* habí­a 2 querubines de oro (uno en cada extremo) mirando hacia abajo, al lugar donde estaba el Señor cuando hablaba a su pueblo (Num 7:89; Exo 25:22). El arca era el objeto central de todos los muebles del santuario. A primera vista, contení­a sólo las tablas de piedra con los Diez Mandamientos (Exo 25:21; Deu 10:3, 5); pero más tarde estuvieron «delante de Jehová», «delante del testimonio» o «al lado del arca» (Exo 16:33, 34; Num 17:10; Deu 31:24-26) la vara de Aarón que floreció, una vasija con maná y los «libros de la ley». Los primeros 2 elementos se habrí­an conservado en el arca (Heb 9:4), pero aparentemente fueron sacados en un perí­odo posterior de la turbulenta historia de Israel, como lo indica el autor de Reyes (1Ki 8:9). 92 Mientras Israel peregrinaba desde el Sinaí­ hacia la tierra prometida, el arca «fue delante de ellos» (Num 10:33). Sus portadores se detuvieron en medio de las aguas divididas del Jordán mientras el pueblo pasaba al otro lado (Jos 4:9-11). Fue llevada durante 7 dí­as alrededor de Jericó en una marcha que precedió a la caí­da de la ciudad (6:1-20). Después de la conquista de Canaán, permaneció en el tabernáculo en Silo (18:1), aparentemente hasta que fue capturada en tiempos de Elí­. Con la esperanza de que la presencia del arca diera vuelta el resultado de la guerra contra los filisteos, los hijos de Elí­, sin interesarse por las condiciones bajo las cuales Dios opera en relación con los hombres, la llevaron a la batalla, donde fue tomada por el enemigo (1Sa 4:1-11). Devuelta al territorio hebreo (5:1-6:15) residió sucesivamente en Bet- semes (6:15-21), Quiriat-jearim (7:1, 2) y en la casa de Obed-edom, en Perez-uza (2Sa 6:1-11; 1Ch 13:5-14). Finalmente, David la llevó a Jerusalén (2Sa 6:12-17; 1Ch 15:25-16:1), donde se la ubicó «en medio de una tienda que David le habí­a levantado» (2Sa 6:17; 7:1, 2; 1Cr. 16:1, 4-6). Más tarde fue puesta en el lugar santí­simo del templo de Salomón (1Ki 8:1-9), donde permaneció hasta que Nabucodonosor destruyó la ciudad. Las Escrituras guardan silencio con respecto a su suerte en ese tiempo o su historia posterior.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico