LAKIS

Véase LAQUIS.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Ciudad en el Sur de Palestina, conquistada por Israel (Jos. 10. 3-35). En ocasiones perteneció a Egipto. Se mantuvo siempre como zona fronteriza y fue intensamente amurallada y fortificada unas veces por los reyes de Israel (2 Cro. 11.9; 2 Rey 14.19), otras por Egipto.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Ciudad de Judá situada en la Sefelá. (Jos 15:21, 33, 39.) Se identifica a Lakí­s con Tell ed-Duweir (Tel Lakhish), un montí­culo rodeado de valles y situado a unos 24 Km. al O. de Hebrón. Antiguamente la ubicación de Lakí­s ocupaba una posición estratégica en la ruta principal que enlazaba Jerusalén con Egipto. Hubo un tiempo en que la ciudad abarcaba una extensión de unas ocho hectáreas y quizás tení­a una población de entre 6.000 y 7.500 personas.
Durante la conquista israelita de Canaán, Jafí­a, el rey de Lakí­s, se unió a otros cuatro reyes en una ofensiva militar contra Gabaón, una ciudad que habí­a hecho la paz con Josué. (Jos 10:1-5.) En respuesta a la llamada de Gabaón, el ejército israelita marchó toda la noche desde Guilgal. Con la ayuda de Jehová, los israelitas derrotaron a la alianza cananea, y los cinco reyes fueron atrapados en una cueva y ejecutados. (Jos 10:6-27; 12:11.) Más tarde, se tomó la ciudad de Lakí­s en menos de dos dí­as, y se ejecutó a sus habitantes. También fue derrotado Horam, el rey de Guézer, que acudió en ayuda de Lakí­s. (Jos 10:31-35.)
Algunos arqueólogos relacionan la campaña de Israel contra Lakí­s con una gruesa capa de cenizas descubierta en Tell ed-Duweir, donde se halló, entre otras cosas, un escarabajo de Ramsés. Pero la Biblia no dice que se incendiase la ciudad, como se especifica en el caso de Jericó (Jos 6:24, 25), Hai (Jos 8:28) y Hazor (Jos 11:11). Más bien, Josué 11:13 parece indicar que los israelitas raras veces incendiaban las †œciudades situadas sobre sus propios montí­culos†. Por lo tanto, no hay base bí­blica para situar en el tiempo de Josué la destrucción a la que corresponde esa capa de cenizas ni luego fechar en función de ese hecho la conquista israelita de Canaán. También es digno de mención que no se puede determinar sin duda alguna con qué Ramsés deberí­a relacionarse el escarabajo. Al menos un arqueólogo atribuyó el escarabajo a Ramsés III, y propuso la idea de que los filisteos habí­an destruido Lakí­s en el siglo XII a. E.C.
Durante el reinado de Rehoboam (997-981 a. E.C.), se reforzó a Lakí­s como fortaleza militar. (2Cr 11:5-12.) Más tarde, hacia 830 a. E.C., el rey Amasí­as huyó a Lakí­s para escapar de los conspiradores, pero fueron en su busca y le dieron muerte allí­. (2Re 14:19; 2Cr 25:27.)

Sitiada por Senaquerib. El rey asirio Senaquerib sitió Lakí­s en 732 a. E.C. Desde allí­ envió a Rabsaqué, Tartán y Rabsarí­s con una poderosa fuerza militar a Jerusalén en un esfuerzo por hacer que el rey Ezequí­as se rindiese. Por medio de Rabsaqué, su principal vocero, desafió a Jehová, y después envió mensajeros a Jerusalén con cartas que contení­an más mofas y amenazas con el fin de lograr que Ezequí­as se rindiese. Este desafí­o a Jehová Dios finalmente resultó en que un ángel de Dios aniquilara a 185.000 guerreros asirios en una sola noche. (2Re 18:14, 17-35; 19:8-13, 32-35; Isa 36:1-20; 37:8-13, 33-36.)
En una representación del sitio de Lakí­s hallada en el palacio de Senaquerib, en Ní­nive, la ciudad aparece cercada por un muro doble que tení­a torres a intervalos regulares, y también se ven palmeras, viñas e higueras en las colinas circundantes. La escena que muestra a Senaquerib recibiendo el botí­n de Lakí­s tiene la siguiente inscripción: †œSenaquerib, rey del mundo, rey de Asiria, sentóse en un trono nimedu y revisó el botí­n (tomado) en Lakiš (la-ki-su)†. (La Sabidurí­a del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, pág. 237.)

Capturada por los babilonios. Cuando los babilonios, mandados por Nabucodonosor, invadieron Judá (609-607 a. E.C.), Lakí­s y Azeqá fueron las dos últimas ciudades fortificadas que cayeron antes que Jerusalén fuese tomada. (Jer 34:6, 7.) Las llamadas Cartas de Lakí­s (escritas en fragmentos de cerámica, dieciocho de las cuales se hallaron en Tell ed-Duweir en 1935 y tres más en 1938) parecen estar relacionadas con este perí­odo. Una de estas cartas, probablemente dirigida por una avanzada militar al comandante que estaba en Lakí­s, dice en parte: †œVigilamos las señales de Lakiš, según las indicaciones que mi señor dio, pues no vemos Azeqah†. Este mensaje da a entender que Azeqá ya habí­a sido tomada, pues no se recibí­an señales desde allí­. También es interesante que casi todas las Cartas de Lakí­s legibles contienen expresiones como: †œÂ¡Quiera Yahweh [יהוה] que mi señor oiga hoy buenas noticias!†. (í“stracon IV de Lakiš.) Este hecho muestra que en aquel entonces estaba muy extendido el uso del nombre de Dios. (La Sabidurí­a del Antiguo Oriente, pág. 252.)
Después que Judá y Jerusalén yacieron desoladas por setenta años, los exiliados judí­os que regresaron ocuparon de nuevo Lakí­s. (Ne 11:25, 30.)

Mención profética. En Miqueas 1:13 se habla proféticamente de Lakí­s: †œJunta el carro al tiro de caballos, oh habitadora de Lakí­s. El principio del pecado fue ella para la hija de Sión, porque en ti se han hallado las sublevaciones de Israel†. Estas palabras forman parte de un cuadro profético de derrota, y parecen indicar que Lakí­s se preparaba para huir. El †œpecado† de Lakí­s no se trata en ninguna otra parte de las Escrituras. Quizás fuera alguna forma de idolatrí­a originaria de Lakí­s y que más tarde se introdujo en Jerusalén. O posiblemente estuviera relacionado con la confianza que puso Judá en sus carros y caballos, que habrí­a recibido en Lakí­s procedentes de Egipto.

Fuente: Diccionario de la Biblia