ver, ORIENTE, SOLANO
vet, Son varias las palabras que se usan para expresar este punto cardinal, que implican «levante», referidas al levantarse del sol (Jos. 11:3; 12:3; Mt. 2:1). Los judíos se ponían de cara al sol de levante para «orientarse» y para determinar los otros puntos cardinales (cp. Gn. 2:8). La orientación de la puerta situada en el lado oriental de Jerusalén no dejaba de tener su importancia: Durante los equinoccios de primavera y de otoño, los primeros rayos del sol de levante, heraldos de la gloria de Dios, podían penetrar hasta el lugar santísimo. (Véase ORIENTE, SOLANO).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
Esta expresión se traduce del hebreo miz·ráj, que significa literalmente †œoriente; naciente† (Dt 3:27; 1Cr 4:39) y de qé·dhem, que significa †œante†, †œenfrente de†. (Eze 48:2.) Los hebreos tenían la costumbre de mirar hacia el sol naciente para determinar la dirección, lo que significaría que el E. quedaba enfrente de ellos; el O., detrás; el N., a la izquierda, y el S. a la derecha.
Algunas veces qé·dhem se usaba para referirse al E. en general, como en Génesis 11:2. En otras ocasiones quería decir el †œeste† en relación con otro lugar, como en Números 34:11, donde se usa la expresión †œeste de Ain†. Y, por último, podía referirse a la zona que se extendía al E. y al NE. de Israel, es decir, a las tierras de Moab y Ammón, el desierto de Arabia, Babilonia, Persia, Asiria y Armenia.
Se llamaba †œorientales† a los diversos pueblos que vivían en las tierras abarcadas con la palabra †œeste†. A Job se le llamó †œel más grande de todos los orientales†, o †œhijos del Este†. (Job 1:3.) El vivió en esta zona oriental. Cuando Jacob fue a Mesopotamia para conseguir una esposa, se nos dice que fue a la tierra de †œlos orientales†, o †œhijos del Este†. (Gé 29:1.) A los que vivían al E. de Israel también se les conocía como †œhijos del Este†, u †œorientales†, según se registra en Jueces 6:3 y 8:10.
En Palestina el viento del E. era caliente, soplaba desde las tierras desérticas del E. y arruinaba la vegetación. (Eze 19:12.) Esta es la base para la expresión †œllenará su vientre del viento del este†. (Job 15:2.)
El tabernáculo estaba orientado hacia el E. (Nú 3:38), al igual que los templos de Salomón y Zorobabel y el reconstruido por Herodes. El templo que Ezequiel vio en visión también estaba orientado hacia el E. (Eze 47:1.) Por lo tanto, debería esperarse la venida de Jehová y Cristo al templo desde el E.
En Isaías 46:11 se dice que Ciro, el rey persa, tenía que venir del †œEste† (RH) o †œel naciente† (NM). Los informes que se predijo que vendrían del †œeste† (VP) saldrían, literalmente, del †œnaciente† o miz·ráj. (Da 11:44.) Darío y Ciro fueron figuras proféticas de los †œreyes procedentes del nacimiento del sol† mencionados en el libro de Revelación cuando habla del juicio de Babilonia la Grande y el secado de las aguas del simbólico río Eufrates. (Rev 16:12, 19.)
Los astrólogos que visitaron a Jesús algún tiempo después de su nacimiento vinieron de la dirección de Babilonia, de las †œpartes orientales†. (Mt 2:1.) Al decir que vieron su estrella †œen el oriente [gr. a·na·to·lei, literalmente, †œlevante†]†, se refirieron a que la vieron desde el E. o cuando estaban en el oriente. (Mt 2:2, nota.)
Fuente: Diccionario de la Biblia