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ver, EGIPTO
vet, Descendientes de Esaú (Gn. 36:12). Moraron durante mucho tiempo en las cercanías de Cades-barnea. Se hallaban por estos parajes en la época del éxodo (Nm. 13:29; 14:25). Desde las cumbres de los montes de Abarim se podía ver el territorio que habitaban (Nm. 24:20; Dt. 34:1-3). En su época jugaron un importante papel (Nm. 24:20). Un redactor posterior al éxodo, relatando los acontecimientos sobrevenidos en este país, podía referirse a él como «el país de los amalecitas». El relato de la incursión de Quedorlaomer y de sus aliados habla de los invasores del oriente, que «vinieron… a Cades y devastaron… » no a los amalecitas, sino «por todo el país de los amalecitas» (Gn. 17:7), esto es, el país que el lector podía identificar en su época con el de los amalecitas. No se afirma aquí, pues, que los amalecitas existieran en la época anterior, sino que aquel país, ahora de los amalecitas, fue devastado. La expresión es voluntariamente imprecisa. Desde su centro, cercano a Cades, estos nómadas se dedicaban a lanzar incursiones y a saquear. Los amalecitas atacaron la retaguardia de los israelitas, que salían de Egipto y entraban en el desierto. En Refidim, al oeste del Sinaí, lucharon contra los israelitas, y fueron vencidos. A causa de ello, Israel recibió la orden de destruirlos completamente (Ex. 17:8-16; Dt. 25:17-19). Un año después, Israel llegó a Cades y, desobedeciendo a Dios, intentó penetrar en Canaán. Los amalecitas se opusieron y los rechazaron (Nm. 14:43-45). Es posible que fuera en esta época, o más tarde, que se dio el nombre de los amalecitas a una región montañosa de Efraín (Jue. 12:15; cp. Jue. 5:14). Poco después de la época de Moisés y de Josué, dieron ayuda a Eglón, rey de Moab, para arrebatar Jericó a los israelitas. Algunas generaciones después, se unieron a los madianitas para oprimir a los israelitas del norte (Jue. 3:13; 6:3, 33). Es evidente que se abrieron camino hacia el oriente, manteniendo relaciones amistosas con los otros moradores del desierto. Al final de la época de los Jueces, el rey Saúl aplastó totalmente su poderío (1 S. 15:33; 1 Cr. 4:43). Cuidadosos estudios de las evidencias históricas, arqueológicas y etnográficas identifican a los amalecitas con los hiksos. (Ver EGIPTO) Bibliografía: Donovan Courville: «The Exodus Problem and its Ramifications», Challenge Books, Loma Linda, California, 1971; Immanuel Velikovsky: «Ages in Chaos», Doubleday, N.Y., 1952.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
Amalec (heb. ˓amālēq) era hijo de Elifaz y nieto de Esaú (Gn. 36.12, 16). Su nombre se utiliza como sustantivo colectivo para sus descendientes, amalecitas (Ex. 17.8; Nm. 24.20, Dt. 25.17; Jue. 3.13, etc.).
Algunos escritores hacen una distinción entre los amalecitas nómadas que normalmente habitaban la zona del Neguev y del Sinaí, y los descendientes de Esaú, porque Gn. 14.7, que habla de una época anterior a Esaú, hace referencia al “país de los amalecitas” (heb. ˒amālēqı̂). Sin embargo, no es necesario hacer esta distinción si aceptamos la frase como una descripción editorial posterior.
El primer encuentro de Israel con los amalecitas fue en Refidim, en el desierto de Sinaí (Ex. 17.8–13; Dt. 25.17–18). Como consecuencia de esta ataque, los amalecitas fueron anatematizados en forma permanente y debían ser destruidos (Dt. 25.19; 1 S. 15.2–3). En dicha ocasión Aarón y Hur sostuvieron las manos de Moisés, e Israel prevaleció. Un año más tarde, después del informe de los espías, Israel hizo caso omiso de la orden de Moisés, y procuraron penetrar el
Se menciona dos encuentros en los días de los jueces. Los amalecitas prestaron ayuda a Eglón, rey de Moab, cuando este atacó el territorio de Israel (Jue. 3.13), y más tarde unieron sus fuerzas con los madianitas y los hijos del oriente para devastar los frutos de la tierra y el ganado de los israelitas. Gedeón los expulsó (Jue. 6.3–5, 33; 7.12; 10.12).
Desde el éxodo en adelante, los amalecitas habitaron el Neguev, aunque por un tiempo lograron establecer precariamente en Efraín (Jue. 12.15). Balaam, el profeta extranjero, pudo contemplar sus tierras desde las alturas de Moab, y los describió como “cabeza de naciones” (Nm. 24.20), expresión que podría significar origen o posición.
Samuel ordenó a Saúl que destruyese a los amalecitas en la zona al S de *Telaim, pero le prohibió apropiarse del botín. Saúl los persiguió desde Havila hasta Shur, pero capturó a su rey con vida. Más tarde Samuel dio muerte a Agag y censuró a Saúl (1 S. 15).
David luchó con los amalecitas en la zona de Siclag que Aquis, rey de Gat, le había dado (1 S. 27.6; 30.1–20). El poderío de los amalecitas declinó posteriormente, y en los días de Ezequías los hijos de Simeón atacaron “a los que habían quedado de Amalec”, apropiándose de su fortaleza en el mte. de Seir (1 Cr. 4.43).
Bibliografía.
F. M. Abel, Géographie de la Palestine, 2, 1993, pp. 270–273; D. Baly, The Geography of the Bible2, 1974.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico