†¢Fiestas.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
En heb. ḥaḡ hassukkôṯ, “fiesta de las cabañas” (Lv. 23.34; Dt. 16.13), o ḥaḡ ḥā˒āsı̂f, “fiesta de la siega” (Ex. 23.16; 34.22). Esta era una de las tres grandes fiestas de peregrinación del año judío; se celebraba durante siete días desde el 15 al 22 del mes séptimo. Venía al final del año cuando ya se habían efectuado las tareas de la cosecha, y era uno de los tres festivales anuales a los que debía concurrir todo varón (Ex. 23.14–17; 34.23; Dt. 16.16). Era un momento de regocijo (Dt. 16.14). La designación “fiesta de las cabañas (o los tabernáculos)” viene del requisito de que todo el que hubiere nacido israelita viviese en cabañas hechas de ramas de árboles y de palmeras durante los siete días de la fiesta (Lv. 23.42). Durante los siete días se ofrecían sacrificios, comenzando con trece becerros y otros animales el primer día, y disminuyendo un becerro cada día hasta que el septimo día se ofrecían siete becerros. El octavo día había santa convocación o “solemnidad”, día en que se ofrecía un becerro, un carnero y siete corderos (Nm. 29.36). Este es el último día, ese “gran día de la fiesta”, al que probablemente se alude en Jn. 7.37. Como fiesta, divinamente instituida, nunca fue olvidada. Se observó en la época de Salomón (2 Cr. 8.13), de Ezequías (2 Cr. 31.3; cf. Dt. 16.16), y después del exilio (Esd. 3.4; Zac. 14.16, 18–19). La ceremonia de derramar agua, asociada con este festival en épocas posexílicas y reflejada en la proclamación de Jesús en Jn. 7.37s, no es una ordenanza del Pentateuco. El hecho de que significaba el reconocimiento de la lluvia como don de Dios, necesaria para producir cosechas fructíferas, está implícito en Zac. 14:17 (cf. 1 S. 7.6).
Esta fiesta estaba vinculada históricamente al éxodo de Egipto, y recordaba a los judíos su peregrinación y su vida en las cabañas en el desierto (Lv. 23.43). Sin embargo, esto no explica la conversión del festival agrícola en festival histórico. Más bien señala la verdad de que la vida de Israel descansaba en la redención, que en su significado último es el perdón de pecados.
Este hecho separa a esta fiesta del festival de la cosecha de las naciones vecinas, cuyas raíces se encontraban en la actividad mitológica de los dioses.
Bibliografía. N. Hillyer,
Cuadro de las ofrendas diarias durante la celebración de la fiesta de los tabernáculos (Nm. 29.12–35).
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico