SEPULTURA. ENTERRAMIENTO

Entre los hebreos, el ser enterrado dignamente era algo que se apreciaba, poniéndose el quedar sin sepultura como señal de maldición o desgracia (Deu 28:26; Ecl 6:3). Una maldición que es frecuente en textos antiguos de Oriente dice: †œQue la tierra no reciba sus cadáveres†, lo cual señala la importancia que se atribuí­a a un buen enterramiento. Los profetas usaban de fórmulas parecidas para señalar el juicio de Dios hacia algunas personas. Jeremí­as dijo de †¢Joacim: †œEn sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén† (Jer 22:19). Los habitantes de Jabes de Galaad fueron alabados por haber sepultado los huesos de Saúl (2Sa 2:4-5).

Generalmente el muerto era lavado (Hch 9:37) y ungido con ungüentos y perfumes (2Cr 16:14), como en el caso del Señor Jesús (Jua 19:39). Se le envolví­a en una sábana (Mat 27:59). Un paño usado en vida en la cabeza para el sudor era también utilizado para envolver la cabeza del difunto ( †¢Sudario) (Jua 11:44; Jua 20:7). Puesto en una habitación, el difunto era rodeado por los familiares y amigos, que le lloraban. También se contrataban †¢plañideras y flautistas para ello (Mat 9:18-23). Se pasaba entonces al cementerio, en una procesión (Luc 7:12), a veces encabezada por niños. Todo se hací­a en el mismo dí­a del deceso, unas ocho horas después (Deu 21:22-23). Hallazgos arqueológicos indican que con los muertos se enterraban algunos utensilios y adornos, pero entre los israelitas no se hací­a para satisfacer necesidades de ellos, puesto que estaban en el †¢Seol, sino como señal de un e. decoroso.
poní­an los cuerpos de los muertos en tierra, cubriéndolos, si se podí­a, con alguna señal. Jacob levantó un pilar sobre la sepultura de Raquel (Gen 35:20). Pero era preferible una cueva o una cavidad que pudiera servir como sepultura. A veces se hací­an cuevas artificiales o se ampliaba una existente, pues así­ se conservaban las superficies llanas para la agricultura. Abraham compró la cueva de †¢Macpela para él y su familia (Gn. 23). A falta de cuevas naturales éstas podí­an ser cavadas en la roca. También se cavaban sepulcros bien amplios para familias enteras, con dos o tres cámaras cuyo acceso común era tapado por una gran roca. Aparentemente en un sepulcro de este tipo enterraron a †¢Eliseo (2Re 13:20-21) y a †¢Lázaro (Jua 11:38-39). Los cadáveres podí­an ser dejados en un compartimiento por un tiempo y cuando morí­a otra persona se removí­a la roca, se tomaban los huesos y se colocaban en un nicho en la pared de la tumba, o en el piso, introduciéndose entonces el cuerpo del recién muerto. Los cadáveres no se poní­an en sarcófagos mas que en casos excepcionales. Jacob y José fueron puestos en ataúdes cuarenta dí­as pasada su muerte, por la costumbre egipcia del embalsamamiento (Gen 50:3, Gen 50:26). Otra costumbre relacionada con los enterramientos era recuperar los huesos después de un tiempo y ponerlos en una urna en sitio aparte. †¢Duelo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano