SACERDOCIO. SUMO SACERDOTE

Los diferentes pueblos del Oriente Medio antiguo utilizaban a ciertas personas como sacerdotes, individuos que se ocupaban de la vida religiosa de la comunidad. A veces los reyes mismos eran considerados como sacerdotes. Este es el caso de †¢Melquisedec, †œRey de Salem y sacerdote del Dios Altí­simo† (Gen 14:18) †œque salió a recibir a Abraham que volví­a de la derrota de los reyes† de la llanura (Heb 7:1). Es evidente que Abraham reconoció que Melquisedec era sacerdote del mismo Dios al cual él serví­a (Gen 14:22).

Con los israelitas, Dios quiso hacer †œun reino de sacerdotes, y gente santa† (Exo 19:6). Las personas encargadas de dirigir los servicios religiosos, por decisión divina, eran miembros de la tribu de Leví­ a través de Aarón y sus descendientes (†œHarás llegar delante de ti a Aarón … y a sus hijos … para que sean mis sacerdotes† [Exo 28:1]). A éstos se les consagraba mediante la unción, que era básicamente la misma que se usaba para los vasos sagrados (Exo 30:26-30). El primer ungimiento de sacerdotes se realizó después de terminado el †¢tabernáculo (Exo 29:1-28; Lev 8:1-36). Los sacerdotes utilizaban una vestidura caracterí­stica. El que correspondí­a al sumo sacerdote fue estipulado con mucho detalle (Exo 28:2-43). Los miembros de la tribu de Leví­ que no descendí­an de Aarón, formaban un cuerpo de ayudantes en las tareas relacionadas con el culto, pero no podí­an servir ante el altar, pues eso se reservaba únicamente para los sacerdotes.
sacerdote, por su consagración a Dios, era tenido como persona muy santa, merecedora de respeto y reverencia. Cuando Saúl dio la orden de asesinar a los sacerdotes de †¢Nob, sus siervos se negaron y quien actuó fue un extranjero (1Sa 22:17-18). Salomón no ejecutó a †¢Abiatar, respetando el hecho de que habí­a †œllevado el arca de Jehová el Señor† (1Re 2:26). La santidad de los sacerdotes se mantení­a a través de estatutos de limpieza y purificación que eran más estrictos que los que se aplicaban al resto del pueblo. Entre ellos, deben mencionarse los siguientes: a) Ningún descendiente de Aarón que tuviera algún defecto fí­sico podí­a ser sacerdote (Lev 21:16-24). b) Tení­an que lavarse bien las manos y los pies antes de entrar a ministrar (Exo 30:18-21). c) No se les prohibí­a beber vino, pero no podí­an hacerlo en los momentos antes de ministrar (Lev 10:9). d) No podí­an contaminarse tocando el cadáver de ningún difunto, a menos que fuera un familiar muy cercano (Lev 21:1-3). e) No se les permití­a hacer manifestaciones de luto, tales como hacerse tonsura, cortar su barba o rasguñar su piel (Lev 21:5). Esto también se prohibí­a a todos los israelitas (Lev 19:27-28). f) No podí­an casarse con una mujer que hubiera sido ramera o divorciada (Lev 21:7).
función sacerdotal va unida a la exis-tencia de un santuario o templo, puesto que sus deberes se ejercí­an en relación con lo que se consideraba que era la casa de Dios. Debe notarse que entre las tribus nómadas no existí­a un sacerdote. Cuando Israel anduvo por el desierto, tuvo que hacer un santuario desmontable, el †¢tabernáculo. Su deber primordial era servir a Dios, que habitaba en esa casa especial y luego en el †¢templo. Por eso eran llamados ministros de Dios (†œY vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios† [Isa 61:6]; †œ… los levitas y sacerdotes, mis ministros† [Jer 33:21]). Su trabajo era †œservir† a Dios (Exo 28:43). Una caracterí­stica del s. israelita era su restricción a personas del sexo masculino. Entre los cananeos habí­a mujeres que eran sacerdotisas, pero no así­ entre los israelitas; las mujeres e hijas de los sacerdotes podí­an comer de las ofrendas, pero no ejercí­an la función.
los tiempos de †¢Esdras, al retorno del exilio, se reorganizó el culto en Jerusalén y el sacerdocio en general. Para ser sumo sacerdote era necesario descender de †¢Sadoc; para ejercer el sacerdocio corriente, un descendiente de cualquiera de las lí­neas de Aarón llamadas a ello; y para ser ayudante en el †¢templo, ser descendiente de Leví­. El sumo sacerdote era el principal entre los que ministraban en el †¢tabernáculo o el †¢templo. El primero fue Aarón. En el Pentateuco, la expresión se usa en Lev 21:10 (†œY el sumo sacerdote entre sus hermanos†) y en Num 35:25-32, hablando de los que se acogí­an a una ciudad de refugio. Allí­ podí­an vivir †œhasta que muera el sumo sacerdote†. En el momento de la consagración, el aceite de la unción era derramado sobre la cabeza del sumo sacerdote (Exo 29:7) y sobre sus vestidos. Al parecer los sacerdotes comunes recibí­an la unción sólo en sus vestiduras (Exo 29:21). El sumo sacerdote era la única persona que podí­a entrar al †¢Lugar Santí­simo (Lev 16:2; Heb 9:7). Esto se realizaba en el †¢dí­a de expiación, †œen el mes séptimo, a los diez dí­as del mes†, una vez cada año (Lev 16:29-31). Tení­a que ofrecer sacrificios por sí­ mismo y luego por los pecados del pueblo. Además de las restricciones que se imponí­an de manera general a los sacerdotes, para el sumo sacerdote se añadí­an otras, que incluí­an el no rasgar sus vestiduras ni entrar a un lugar donde hubiere un muerto, aunque fuera su padre o su madre, y tení­a que casarse con una mujer virgen (Lev 21:10-15).
el perí­odo de la dinastí­a asmonea, el sumo sacerdocio y la jefatura del estado se fundieron en uno ( †¢Israel, Historia de). Eso trajo como consecuencia muchas luchas y conspiraciones. Pero bajo la dominación romana, se habí­a eliminado el aspecto hereditario del oficio, siendo una decisión de las autoridades del imperio designar al sumo sacerdote.
el NT se enseña que dentro del Nuevo Pacto existe un s. distinto. La epí­stola a los Hebreos es donde más se resalta el papel del Señor Jesús como sumo sacerdote. Se especifica que su s. no es el leví­tico, sino †œsegún el orden de Melquisedec†, interpretando al Sal 110:4. Y que ese sacerdocio tení­a precedencia sobre el de los hijos de Leví­ (Heb 7:5-10). Para cumplir adecuadamente con la función sacerdotal, era necesario que fuera †œen todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo† (Heb 2:17). Esta función es algo que el Señor Jesús no tomó por sí­ mismo (†œ… tampoco Cristo se glorificó a sí­ mismo haciéndose sumo sacerdote† [Heb 5:5]), sino que fue un acto de Dios, hecho con juramento. Así­, él es el †œsumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación† (Heb 9:11). Como resultado de esto, los creyentes tienen hoy un sacerdote que conoce nuestras flaquezas y tentaciones, por lo cual son alentados a acercarse †œconfiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro† (Heb 4:15-16).
otra parte, en el Nuevo Pacto se cumple el propósito original de Dios, quien querí­a †œun reino de sacerdotes, y gente santa† (Exo 19:6). Cristo hace a cada creyente un sacerdote para él. Por lo cual se dice en el Apocalipsis: †œ… y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre†; †œ… y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes†; †œ… serán sacerdotes de Dios y de Cristo† (Apo 1:6; Apo 5:10; Apo 20:6).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano