MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN

Inscripción en la pared hecha por †œlos dedos de una mano de hombre† en el palacio real caldeo mientras Belsasar hací­a una gran fiesta. El rey habí­a mandado a buscar †œlos vasos de oro y de plata† que habí­a traí­do Nabucodonosor del †¢templo de Jerusalén para beber en ellos. Estando borracho con sus grandes y sus mujeres, alabando a sus dioses, tuvo lugar el fenómeno. Los sabios de la corte no pudieron leer la inscripción ni interpretarla. Daniel, llamado para el caso, lo pudo hacer. El sabio judí­o vio en lo escrito una alusión a signos monetarios de uso en la época, relacionados con una balanza que era lo que se usaba para atestiguar el peso de las monedas.

†œMene† significa †œcontado†. Daniel interpretó: †œContó Dios tu reino, y le ha puesto fin† (Dan 5:26). †œTekel† era una medida de peso. Daniel interpretó: †œPesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto† (Dan 5:27). †œUparsin† es la palabra parsin (divisiones, roturas) con la conjunción aramea u delante, equivalente a la †œy† del castellano. RV60 lo transliteró como †œUparsin†, pero expertos lingüistas señalan que deberí­a ser †œy parsin†. Hay un juego de palabras con el término peres, que significa división, que se parece mucho a paras, que era como llamaban a los persas. Parsin es el plural de peres. Daniel interpretó: †œTu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas† (Dan 5:28).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

La escritura que apareció en la pared durante la fiesta de Belsasar (Dn. 5.25, °bj mene, mene, tequel y parsin, debido a que la u de u-parsin es la conjunción “y”, después de la cual la p se convierte en la aspirada f. En la interpretación de Daniel (vv. 26–28) menē˒ deriva del arm. menā’, ‘contar’, lo que indica que los días del imperio caldeo habían sido contados y llegaban a su fin; teqēl deriva del arm. teqal, ‘pesar’ (cf. el heb. šāqal, de donde deriva “siclo”), que indica que Belsasar había sido pesado en la balanza divina y encontrado en falta; y el plural parsı̂n fue remplazado por el singular perēs, que deriva del arm. peras, ‘dividir’, lo que indica que el imperio sería dividido entre los medos y los persas (pārās, con un ulterior juego de palabras mediante la raíz prs (°vrv2, °vm, “ peres ”).

El ministerio no residía en el desciframiento de las voces arm., sino en su significación. A primera vista denotaban una serie de pesas o unidades monetarias: “una mina, una mina, un siclo y un medio siclo” (bab. parisu), o, si consideramos que la primera palabra es un imperativo del verbo me, “contar una mina, un siclo y un medio siclo”. Pero no había contexto que aclarara estas palabras al rey o sus sabios.

Varios eruditos han realizado, infructuosamente, diversos intentos de relacionar las unidades especificadas a sucesivos gobernantes de babilonia; p. ej. Nabucodonosor (una mina), Belsasar (un siclo), medos y persas (divisiones) (C. S. Clermont-Ganneau, A. H. Sayce); Evil-merodac y Neriglisar (dos minas), Labasi-marduk (un siclo), Nabonido y Belsasar (dos medias minas) (E. G. Kraeling); Nabucodonosor (una mina), Evil-merodac (un siclo), Belsasar (media mina) (H. L. Ginsberg); Nabucodonosor (una mina), Nabonido (un siclo); Belsasar (media mina) (D. N. Freedman, que llega a la conclusión, sobre la base de la Oración de Nabonido de Qumrán, que el relato de Daniel originalmente conocía estos tres reyes caldeos). Estos esfuerzos resultan fascinantes, pero no son concluyentes.

Bibliografía. °E. W. Heaton, El libro de Daniel, 1961; E. L. Carballosa, Daniel y el reino mesiánico, 1979; L. Alonso Schökel, Daniel, Baruc, Jeremías, Lamentaciones, 1976; id., Los profetas, 1980, t(t). II; L. F. Hartman, “Daniel”, Comentario bíblico “San Jerónimo”, 1971, t(t). II.

Comentarios sobre Daniel por J. A. Montgomery, 1927, E. W. Heaton, 1956, A Jeffery, IB, 6, 1956, y J. G. Baldwin, TOTC, 1978, ad. loc.; C. S. Clermont-Ganneau, Journal Asiatique, serie 8.1, 1886, pp. 36s; A. H. Sayce, The Higher Criticism and the Verdict of the Monuments 1895, pp. 530s; E. G. Kraeling, JBL 63, 1944, pp. 11ss; H. L. Ginsbery, Studies in Daniel, 1948, pp. 24ss; O. Eissfeldt, “Die Mene-tekel-Inschrift”, ZAW 62, 1951, pp. 105ss; D. N. Freedman, BASOR 145, febrero de 1957, pp. 31s.

F.F.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico