Libro del AT, el segundo del grupo que en la Biblia hebrea se llaman †œLos Profetas ( Nevi†™im)†.
Autor y fecha. Las diferentes historias que aparecen en el libro posiblemente circulaban de manera separada y en forma oral por mucho tiempo. Uno o varios compiladores las pusieron juntas. Según la tradición hebrea en el Talmud, Samuel fue el autor. Pero otros consideran que él o los compiladores fueron los mismos que formaron los libros de †¢Josué, †¢Reyes y †¢Crónicas, posiblemente en tiempos del exilio. Por lo tanto, es difícil establecer la fecha de composición.
Características. Se trata de una obra histórica que sirve de puente para enlazar las épocas de Moisés y Josué, con las de David y Salomón. No debe entenderse que relata la vida de personas que se ocupaban de asuntos legales o judiciales. Se comprende mejor el título del libro usando las palabras de Jue 2:16 (†œY Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban†). La función judicial de estos †œsalvadores† o †œlibertadores† que Dios enviaba, era secundaria. Lo primordial consistía en librar a Israel de sus enemigos. El término †œjuez† no se aplica a ninguno de los personajes del libro, pero sí se dice de ellos que †œjuzgaron†.
importante reconocer que los diferentes jueces o shofetim y sus respectivas historias desenvuelven sus actividades en ambientes geográficamente limitados, que no incluían todo Israel. Las opresiones de las cuales se habla eran el resultado de las agresiones de alguna nación vecina a una o varias de las tribus.
Desarrollo. El libro comienza a relatar los esfuerzos de los israelitas para conquistar la tierra después de la muerte de Josué. La historia recapitula las luchas llevadas por las diversas tribus, señalando el hecho de que algunas de ellas no destruyeron por completo a los habitantes de Canaán (Jue 1:1-36).
una †¢teofanía, Dios llama la atención a Israel por haber hecho pacto con las naciones. Se narra cómo, después de la muerte de Josué, vino una generación †œque no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel† (Jue 2:10). Se hace un resumen a grandes rasgos de lo que pasaría a continuación: la apostasía de Israel, la opresión de los enemigos, la liberación por vía de un juez, y el retorno, como un círculo vicioso, al mismo comportamiento (Jue 2:1-23; Jue 3:1-7).
†¢Otoniel. Una de las opresiones provino de †¢Cusan-risataim rey de Mesopotamia. Dios levantó a †¢Otoniel como salvador (Jue 3:8-11).
†¢Aod. Los moabitas, al mando de †¢Eglón, oprimieron a Israel. †œJehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera†. éste mata a Eglón con un largo puñal y luego se pone al frente de los efraimitas, y derrotó a los moabitas (Jue 3:12-29).
†¢Samgar. Fue utilizado por Dios para liberar a Israel de la amenaza filistea (Jue 3:31).
†¢Débora. †¢Jabín, rey de Hazor, extendió su influencia sobre Israel. El capitán de su ejército se llamaba Sísara. †œGobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora…† (Jue 4:4). ésta llama a †¢Barac, de la tribu de Neftalí. Juntos atacan a Sísara, que es derrotado. Al huir Sísara, es muerto por una mujer llamada †¢Jael. Se destruye el poderío de Jabín. Débora emite un cántico en el cual celebra la victoria (Jue 4:1-24; Jue 5:1-31).
†¢Gedeón. Israel vuelve a pecar y ahora el opresor son los madianitas. Dios envía un profeta que reprende al pueblo. El ángel de Jehová aparece a †¢Gedeón y le encomienda liberar al pueblo. Gedeón vence a los amalecitas con un reducido número de soldados. Los israelitas ofrecen a Gedeón hacerlo rey, pero éste rehúsa (†œJehová señoreará sobre vosotros†) (Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-32).
†¢Abimelec. Este hijo de Gedeón mata a sus hermanos. Sólo se salva †¢Jotam. Abimelec ejerce autoridad en Israel, pero una guerra civil se levanta. Abimelec destruye a Siquem, centro de la rebelión y luego ataca a Tebes. En el ataque pierde la vida (Jue 8:33-35; Jue 9:1-57).
†¢Tola. Después de Abimelec, Tola, varón de Isacar, †œjuzgó a Israel veintitrés años† (Jue 10:1-2).
†¢Jair. †œJuzgó a Israel veintidós años†, desde la región de †¢Galaad (Jue 10:3-5).
†¢Jefté. Tras un nuevo período de caída, Israel estaba bajo la opresión de los amonitas. Para dirigir una guerra contra ellos fue elegido †¢Jefté, quien los derrota. Hace, sin embargo, la ofrenda de su hija por la victoria. Los efraimitas se pelean con Jefté por no haberle dado participación en la guerra, pero son derrotados también (Jue 10:6-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-7).
†¢Ibzán. Este personaje era de Belén. Juzga a Israel siete años (Jue 12:8-10).
†¢Elón. Fue un zabulonita que juzgó a Israel diez años (Jue 12:11-12).
†¢Abdón. Personaje de †¢Piratón, en Efraín, juzgó a Israel unos ocho años (Jue 12:13-15).
†¢Sansón. Este líder israelita era de la tribu de Dan. Su conflicto es mayormente con los filisteos. Es engañado por Dalila y muere en el templo de Dagón, derribándolo al presionar sobre sus columnas principales (Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31).
és de esta serie de jueces de Israel, se ofrecen varios relatos que señalan el grado de decadencia en el cual había caído el pueblo. Se comienza con la historia de †¢Micaía, un levita que se convierte en sacerdote de una casa de dioses. Miembros de la tribu de Dan roban la casa y al sacerdote, llevándoselo para ellos (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31).
levita, que regresaba de Belén, adonde había ido a buscar a su concubina, fue maltratado por benjamitas, que tomaron a su mujer, abusaron de ella y la mataron. Como consecuencia de esto se levanta una guerra civil contra Benjamín, de parte de las demás tribus. Mueren casi todos los varones de Benjamín. Luego éstos tienen que robarse mujeres, porque los demás israelitas habían jurado no dárselas voluntariamente (Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
Jueces es la continuación cronológica del Pentateuco y de Josué, y describe la historia de Israel desde la muerte de Josué hasta la aparición de Samuel. Recibe su nombre de los principales protagonistas, los šôfeṭı̂m (Jue. 2.16). Estos “jueces”, sin embargo, eran algo más que árbitros judiciales; eran “libertadores” (“salvadores” °vrv1) (3.9), carismáticamente dotados por el Espíritu Santo de Dios para la liberación y preservación de Israel (6.34) hasta el establecimiento de la monarquía (cf. el uso de este mismo término por los magistrados principales de Cartago, y como sinónimo de “rey” en la antigua Ugarit cananea, Anat 5.40). Yahvéh mismo es el principal šôfēt (Jue. 11.27).
I. Bosquejo del contenido
a. Acontecimientos posteriores a la muerte de Josué (1.1–2.5)
Con obediencia inicial, las tribus de Judá y Simeón avanzaron hacia el
b. La historia de Israel bajo los jueces (2.6–16.31)
(i) El discernimiento profético de la historia por el autor (2.6–3.6). Este libro enseña la retribución divina: que Dios en su providencia recompensa a la nación en relación directa con la fidelidad de su pueblo. En esta época Israel sufrió la constante tentación de adoptar los ritos de fertilidad de sus vecinos cananeos, junto con su agricultura supuestamente superior. Muchos reconocían que Yahvéh había guiado a Israel en el desierto, pero Baal parecía tener mayor capacidad para hacer crecer las cosechas (!). Es así como Jue. muestra la repetición de ciclos de pecado (culto de Baal), servidumbre (a agresores extrajeros), súplica (de ayuda al misericordioso Dios), y salvación (por medio de jueces divinamente nombrados).
(ii) Seis períodos sucesivos de opresión y las actividades de doce jueces salvadores (3.7–16.31).
1. Invasiones de Cusan-risataim (3.7–11). Después de adoptar las costumbres de Canaán, Israel sufrió durante ocho años las depredaciones de Cusan-risataim, invasor proveniente de la Mesopotamia, controlada por Ios hititas (Jue. 3.8). La causa, sin embargo, radicaba en los pecados de Israel (3.7) (véase
2. Opresión bajo Eglón (3.12–31). Justo antes de los días de confusión internacional que coincidieron con la aparición de la agresiva dinastía egipcia 19ª; “volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel” (3.12). “Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita” (3.15), y les dio 80 años de paz, quizás desde la época del tratado de 1315, entre Seti y Mursil, cf. su renovación en 1284 por Ramsés II. Aparentemente ni Egipto ni los hititas comprendieron su función providencial, pero los años en que cada uno de ellos aportó paz a Palestina parecerían corresponder a los períodos que Dios había determinado para que su pueblo gozara de “paz” (cf. J. Garstang, Joshua-Judges, 1931, pp. 51–66). Posteriormente Samgar consiguió un éxito limitado contra los primitivos filisteos, que estaban mejor equipados que él (3.31).
3. Liberación por mano de Débora (4.1–5.31). Cuando decayeron los imperios y aumentó la opresión cananea local bajo Jabín II de Hazor (4.2–3), Dios levantó a Débora, una mujer, como cuarto juez. Su comandante militar, Barac, reunió a las tribus centrales del
4. Liberación por Gedeón (6.1–8.32). Posteriormente aparecieron por el desierto oriental madianitas y amalecitas, con la intención de saquear a la pecadora Israel (Jue. 6.2–6; cf. Rt. 1.1). Pero Israel se libró de los nómadas incursionadores (7.19–25; 8.10–12; cf. el fondo pacífico de Rt. 2–4, unos 20 años más tarde).
5. Ascenso y caída de Abimelec (8.33–10.5). La conmoción provocada por el intento del hijo de Gedeón, Abimelec, de convertirse en rey de Israel (Jue. 9) fue rectificada por los jueces Tola y Jair (10.1–5).
6. Opresión bajo Amón y los filisteos (10.6–16.31). Pero a causa de la apostasía que siguió, Dios dejó que su tierra fuera oprimida simultáneamente por los amonitas en el
c. Apéndice (17.1–21.25)
Ofrece detalles de dos hechos del primer período de apostasía de Israel (antes de Otoniel; cf. la aparición de Finees en 20.28, y la mención de los acontecimientos del
II. Paternidad y fecha
En el libro de los Jue. no hay referencia directa a la fecha en que fue escrito. Cierto es que el cántico de Débora (5.2–31) afirma que fue compuesto en esa época (5.1), y generalmente se acepta su autenticidad. Pero el libro en su conjunto no pudo haberse compilado hasta dos siglos más tarde. Menciona la destrucción y el cautiverio de Silo (18.30–31) durante la adolescencia de Samuel (1 S. 4; ca. 1080 a.C.); y el último acontecimiento que se registra es la muerte de Sansón (Jue. 16.30–31), lo que se produjo unos años antes de ser nombrado juez Samuel (ca. 1063). Además, la repetida explicación de que “en aquellos días no había rey en Israel” (17.6; 18.1; 21.25) sugiere que el libro fue escrito después de haber sido coronado rey Saúl en 1043 a.C. Con todo, el aprecio popular por la monarquía todavía está resco; y parecería que el libro fue compuesto antes del saqueo de Gezer en 970 a.C. (1 R. 9.16; cf. Jue. 1.29) o la captura de Jerusalén por David en 1003 (2 S. 5.6–7; cf. Jue. 1.21).
En consecuencia, el autor de Jue. debe de haber sido un hombre que estuvo en actividad durante los primeros años del reinado de Saúl (antes de 1020 a.C.). También debe de haber sido profeta, desde el momento en que en la Biblia hebrea Jue. ha sido colocado en la división profética del canon (los profetas “anteriores”: en
III. Fuentes del libro
El autor de Jue. puede haberse servido de fuentes orales y escritas que se han perdido,
El texto heb. de Jue. está mejor conservado que cualquiera de los otros “profetas anteriores”, y en general está libre de errores de transmisión por los escribas. Sin embargo, la antigua traducción
IV. Fondo histórico
El fondo histórico del período de Jue. se relaciona, localmente, con la presencia de los cananeos. Antes de la conquista hebrea, Moisés había ordenado su “destrucción” (Dt. 7.2; cf. Jos. 6.17), causa de su arraigada inmoralidad (Dt. 9.5; cf. Gn. 9.22, 25; 15.16), y debido a su perniciosa influencia religiosa sobre el pueblo de Dios Dt. 7.4); porque en innumerables “lugares altos los cananeos adoraban dioses locales de la fertilidad, los baales, con ritos que incluían la prostitución sagrada y aun el sacrificio de niños (11.31). Josué había subyugado así a toda Canaán (Jos. 11.16; cf. 21.43). Pero sus habitantes originales todavía no habían perdido su capacidad de resistir. Por cierto que el mismo Moisés había anticipado una ocupación gradual de la tierra (Ex. 23.28–30; Dt. 7.22); y todavía quedaba mucho que ocupar (Jos. 13.1). Con respecto al escenario internacional, podemos bosquejar de la siguiente forma los hechos pertinentes: (1) En la época de la muerte de Josué, quizás poco después de 1400 a.C., el control imperial de Palestina por parte de la dinastía egipcia 18ª se había vuelto efímero: Amenhotep III se contentaba con gobernar en medio de un lujo decadente, y su sucesor, Amenhotep IV (Akenatón ca. 1379–1362 a.C.; CAH, 2.2, pp. 1088), dedicó su atención exclusivamente a las reformas religiosas monoteistas. Las cartas de *Amarna contemporáneas de las ciudades-estados cananeas contienen fútiles llamados de ayuda contra los saqueadores habiru. Esta designación comprende a los *hebreos bíblicos, aunque también se empleaba para diferentes agresores hurritas (?) deI N (descendientes de Heber, Gn. 10.21, 25; cf. M. G. Kline,
(2) Pero Egipto, bajo la nueva dinastía 19ª (1320–1200 a.C.) ; a su vez empezó a resurgir. Seti I volvió a tomar Galilea y Fenicia en 1318, derrotó a los hititas, y tres años más tarde concluyó un tratado con Mursil, por medio del cual Siria quedaba bajo control hitita, y Palestina y Fenicia bajo dominación egipcia. El joven Ramsés II (1304–1237) rompió el tratado e invadió territorio hitita. Pero después de años de costosa lucha se volvió a establecer la antigua división del poder por el tratado de 1284; y se mantuvo la paz hasta la declinación del imperio hitita, debido a las invasiones bárbaras en las postrimerías del siglo.
(3) Con la caída de Creta ante los bárbaros en 1200 a.C., los desplazados filisteos, “el resto de la costa de Caftor” (Jer. 47.4), huyeron hacia el E a fin de reforzar sus colonias más antiguas sobre la costa de Palestina (cf. Gn. 21.32; Dt. 2.23). Al ser rechazadas de Egipto alrededor de 1191 a.C. por Ramsés III, de la dinastía 20ª, procedieron a consolidar su posición en Canaán. Antes de fines del siglo pudieron así montar la primera de sus grandes ofensivas contra Israel, acontecimiento con el que se cierra el libro de los Jueces.
V. Cronología
La cronología general de Jue. está indicada por la declaración de Jefté, cerca del final del período, de que para esa época Israel venía ocupando territorio palestino por alrededor de 300 años (Jue. 11.26; cf. la cifra similar que se obtiene de 1 R. 6.1). El cálculo de una cronología más precisa, sin embargo, depende de otros dos hechos que aparecen en el registro bíblico. Primero, como no se dice cuánto tiempo pasó desde la terminación de la conquista hasta el principio de la primera opresión (mesopotámica), debemos contar hacia atrás desde que Samuel asumió el cargo, ca. 1063 a.C. (calculando, desde la fecha probable de 930 para la división del reino, 113 años para Salomón, David [sobre todo Israel], y Saúl y sus sucesores [1 R. 11.42; 2.11; Hch. 18.21], más veinte años para Samuel [1 S. 7.2; cf.
Ahora hay confirmación de la victoria de Débora en 1216 por los tipos de cerámica encontrados en la última ciudad cananea en Hazor, de modo que “debemos fechar a Barac en la segunda mitad del
VI. Enseñanzas
Sobre la base de los principios que se enumeran en Jue. 2.6–3.6, y los ejemplos históricos concretos que obtenemos del resto de este libro, podemos resumir sus enseñanzas de la siguiente forma.
a. La ira de Dios ante el Pecado (2.11, 14). La esperanza de Israel de sobrevivir dependía de la unidad entre sus tribus; sin embargo, ese tipo de esfuerzo cooperativo surgía solamente de una común dedicación a su Dios (cf. 5.8–9, 16–18). Perder la fe significaba la extinción.
b. La misericordia de Dios ante el arrepentimiento (2.16). Hasta la opresión extranjera servía como medio de la gracia divina para la edificación de Israel (3.1–4).
c. La depravación total del hombre. Porque después de cada liberación, al “morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres” (2.19). La sociedad individualista había demostrado su inherente insuficiencia, porque el hombre cuando está solo inevitablemente se desvía (17.6). Israel necesitaba un rey, aunque debía ser un rey que en definitiva cumpliera la voluntad de Dios (cf. 8.23; 9.6, 56). Resulta así que el autor de Jue. es uno de los primeros historiadores verdaderos de la civilización, que no registra simplemente los hechos, sino que interpreta los hechos sobre la base de una explícita filosofía de la historia. En cuanto a la validez permanente de su Filosofia deuteronómica de la retribución, debemos admitir que en esos días primitivos, cuando la revelación era más limitada, la mano de la providencia era más evidente que en la actualidad. Pero sus principios básicos permanecen eternamente válidos: la nación que peca será castigada, los arrepentidos serán salvados, y en última instancia todos los sistemas creados por el hombre fracasarán. La única esperanza válida de la historia se apoya en la venida de Cristo, el Rey.
Bibliografía. L. Alonso Schökel, Josué-Jueces, 1973; G. Auzou, La fuerza del Espíritu. Estudio del libro de Jueces, 1968; H. Cazelles, Introducción crítica al Antiguo Testamento, 1981; W. H. Schmidt, Introducción al Antiguo Testamento, 1983; E. J. Young, Una introducción al Antiguo Testamento, 1981.
G. L. Archer (h), A Survey of Old Testament Introduction, 1974, pp. 274–279; A. E. Cundall y L. Morris, Judges-Ruth,
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico