Primer libro del †¢Pentateuco. El título viene de la palabra griega geneseos, que significa †œorigen† o †œfuente†. En diversos lugares del libro aparecen las siguientes expresiones: †œestos son los orígenes de…† (Gen 2:4); †œeste es el libro de las generaciones de…† (Gen 5:1); †œestas son las generaciones de…† (Gen 6:9; Gen 10:1; Gen 11:10, Gen 11:27; Gen 36:1); †œestos son los descendientes de…† (Gen 25:12, Gen 25:19); †œestos son los linajes de…† (Gen 36:9); †œesta es la historia de la familia de…† (Gen 37:2). Por esta razón la †¢Septuaginta le aplicó el nombre de G. Los hebreos lo llaman Bere†™shit (†œen el principio†), porque así comienza el libro.
Autor. Se atribuye a Moisés, según la tradición judía y cristiana, aunque el libro no lo dice así. Los judíos se referían al Pentateuco, como †œlos libros de Moisés†. Cuando leemos en Luc 24:27 que el Señor Jesús †œcomenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían†, se entiende claramente que ese †œdesde Moisés† es una referencia al Pentateuco y, por lo tanto, también al G. Lo mismo puede decirse de citas como Jua 5:46 (†œPorque si creyéseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él†). Algunos señalan, sin embargo, que esa forma en que se hacía referencia a los libros del Pentateuco no implica necesariamente la autoría del líder hebreo. No obstante, la mayoría de los creyentes opinan que el origen del libro de G. está en los tiempos de Moisés, aunque no puede descartarse que en el devenir de las edades se hicieran modificaciones hasta llegar a la forma actual. †¢Pentateuco.
Propósito. G. relata la historia de cómo Dios crea el universo, sus relaciones con el hombre, la caída de éste y la forma en que comienzan a desarrollarse los planes redentores de Dios a través de la elección de una persona, Abraham, que vendría a ser bendición para toda la humanidad por medio de su descendencia. La narración histórica termina cuando Jacob y sus hijos están ya viviendo en Egipto, lo que continuará expuesto en el libro de éxodo. Si no se tiene esto en cuenta y se pretenden para este libro otros propósitos, será fácil caer en contradicciones y confusiones. Muchos críticos de G. dan la apariencia de que vinieron a buscar en él cosas que se encuentran totalmente fuera del propósito del libro. G. no es una cosmogonía, ni una historia geológica de la tierra. No intenta describir la creación del universo. Toca ese asunto solamente para enmarcar su tema y colocarlo en una perspectiva histórica muy general ( †¢Creación). Pero tiene que hacer una grandiosa síntesis de éste y otros aspectos para centrarse luego en su trama. No narra la historia de los inicios de la creación, sino de los comienzos de la redención. Las grandes síntesis de G., sin embargo, no son mitos, ni fábulas, ni parábolas; son historia expresada en pocas palabras. En efecto, una de las cosas admirables de G. es lo bien logradas que resultan sus síntesis históricas, puesto que han servido por miles de años a generaciones diferentes en conocimiento y cultura.
Desarrollo. Algunos comentan que el primer capítulo de G. parece haber sido escrito con un estilo litúrgico, pues presenta unas fórmulas solemnes en las cuales se expresan las acciones de Dios en la creación. Dios habla y las cosas son. Luego hace al hombre, varón y hembra, lo coloca en el huerto de Edén y le da mandamientos. La serpiente engaña a los seres humanos, que pecan y son expulsados del paraíso. Pero en ese mismo momento de la †¢caída reciben la promesa de una simiente que heriría en la cabeza a la serpiente. Adán y Eva tienen dos hijos: Caín y Abel. Pero lo que se ve es que uno de ellos hiere al otro, no a la serpiente. Caín se aleja de Dios (†œ… de tu presencia me esconderé…†). Pero Adán y Eva tienen un tercer hijo, a quien llaman Set, con el cual hay un comienzo de búsqueda del retorno a la relación con Dios (Gn. 1 al 4).
humanidad se desarrolla así con el paralelismo de una mayoría que se aleja de Dios y unos pocos que lo buscan (Enoc). La narración va reduciendo su enfoque de la humanidad en general hacia un grupo de personas que se presentan como antepasados de Noé. Como la mayoría de los hombres viven en violencia, Dios decide enviar su juicio ( †¢diluvio), pero salva a Noé y a sus familiares. Dios renueva su pacto con el hombre. Los hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, pueblan la tierra. Las naciones surgen de ellos (Gn. 5 al 10).
enfoque se reduce más y se fija en Sem y su descendencia. Dentro de ella nace Abraham. Se describe el llamamiento que Dios le hace para que vaya a Canaán, y las vicisitudes de su estancia allí y en Egipto. Dios promete a Abraham un hijo a pesar de que su esposa era estéril. Abraham tiene un hijo, Ismael, con la egipcia Agar, pero ese no es el hijo prometido por Dios. Dios hace juicio contra Sodoma y Gomorra, y salva a Lot, sobrino de Abraham. Finalmente Sara concibe y da a luz a Isaac. Dios prueba a Abraham pidiéndole la vida de su hijo, y al ver que obedece, le hace sacrificar un cordero en su lugar (Gn. 11 al 22).
busca esposa para su hijo. Isaac se casa con Rebeca. Rebeca tiene dos hijos, Esaú y Jacob. El primero menosprecia su primogenitura y la cede a Jacob. Isaac emigra a Egipto y vuelve a Canaán. Al querer disponer de la bendición paterna para Esaú antes de morir, Isaac es engañado por su hijo Jacob, que luego tiene que huir. Viaja a Mesopotamia a casa de Labán, pariente de su madre. Dios se le revela en el camino. En Padam-aram se enamora de Raquel y pide su mano. Es engañado y se casa con Lea, pero se queda trabajando para conseguir a Raquel por esposa. Tiene hijos con Lea, con Bilha la sierva de Raquel, con Zilpa la sierva de Lea y finalmente con Raquel. Un total de doce varones y una hembra. Jacob enriquece pero, al mismo tiempo, es engañado varias veces por Labán. Finalmente decide regresar a Canaán. Teme el encuentro con Esaú, pero Dios de nuevo se le revela. Esaú le recibe bien. Muere Isaac (Gn. 23 al 35).
narra entonces la historia de José. éste era amado por su padre y envidiado por sus hermanos, que le venden como esclavo. Es llevado a Egipto, donde la bendición de Dios le acompaña y llega a ser primer ministro de Faraón, y organiza el país para un período de abundancia y otro de hambre. En medio del segundo, sus hermanos tienen que venir dos veces a comprar alimento a Egipto. José les atiende pero no se revela a ellos sino en el segundo viaje. Manda a buscar a su padre Jacob y sus familiares, que descienden así a vivir en Egipto, donde Faraón les asigna tierras. Se ofrece la lista de las doce familias de los hijos de Jacob. éste muere tras bendecirlos. José le entierra en Canaán, en la cueva de Macpela. José ratifica su perdón a sus hermanos y les dice: †œDios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y Jacob†. Muere José y es †œpuesto en un ataúd en Egipto†. (Gn. 36 al 50).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
Primer libro del Pentateuco (voz griega que significa †œcinco rollos† o †œvolumen quíntuplo†). †œGénesis† (cuyo significado es †œOrigen; Nacimiento†) es el nombre que recibe el primero de estos cinco libros en la Versión de los Setenta, mientras que su título hebreo Bere´·schíth (En el Principio) se toma de la primera palabra de la frase de apertura.
Cuándo y dónde se escribió. El libro de Génesis era parte de un único escrito original (la Torá), y Moisés posiblemente lo terminó en el desierto del Sinaí en el año 1513 a. E.C. Después de Génesis 1:1, 2 (que refiere la creación de los cielos y la Tierra), el libro cubre un período de miles de años, que abarcan la preparación de la Tierra para ser habitada por el ser humano (véanse CREACIí“N; DíA), y a partir de ahí narra la historia desde la creación del hombre hasta la muerte de José, en 1657 a. E.C. (Véase CRONOLOGíA [Desde la creación del hombre hasta el presente].)
Escritor. En la actualidad por lo general se descarta la objeción que levantaron algunos escépticos, que decían que en la época de Moisés no se conocía la escritura. P. J. Wiseman indica en su libro New Discoveries in Babylonia About Genesis (1949, pág. 35) que la investigación arqueológica prueba exhaustivamente que †œel arte de la escritura empezó en los albores de la historia conocida†. Prácticamente todos los doctos modernos reconocen que ya existía la escritura mucho antes del tiempo de Moisés, que vivió en el II milenio a. E.C. Expresiones como las que se hallan en Exodo 17:14 —†œEscribe esto como memoria en el libro†—, demuestran con claridad que la escritura era común en los días de Moisés. Como Dios le dio al hombre perfecto Adán un idioma, que él sería capaz de dominar a la perfección y con el que hasta compondría poesía, cabe pensar que Adán ideara algún medio de ponerlo por escrito. (Gé 2:19, 23.)
¿De dónde obtuvo Moisés la información que incluyó en el Génesis?
Toda la información contenida en el libro de Génesis narra acontecimientos que ocurrieron antes del nacimiento de Moisés. Pudo recibirla directamente por revelación divina. Es obvio que alguien tenía que recibir de esa manera todos los datos relacionados con lo que sucedió antes de la creación del hombre, ya fuera Moisés o alguien anterior a él. (Gé 1:1-27; 2:7, 8.) Sin embargo, tanto esta información como la restante pudo haberle llegado a Moisés por tradición oral. Debido a la longevidad de los hombres de aquel tiempo, la transmisión pudo haberse efectuado desde Adán hasta Moisés mediante solo cinco eslabones humanos: Matusalén, Sem, Isaac, Leví y Amram. Una tercera posibilidad es que Moisés obtuviese mucha de la información para escribir Génesis de documentos o escritos ya existentes. Ya en el siglo XVIII de nuestra era, el docto holandés Campegius (Kempe) Vitringa sostuvo este mismo punto de vista, apoyándose en el hecho de que en el texto de Génesis aparece unas diez veces la expresión †œestas son las generaciones de† (Mod), y una vez, †œeste es el libro de las generaciones de†. (Gé 2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11:10, 27; 25:12, 19; 36:1, 9; 37:2.) La palabra hebrea que en estas dos expresiones se traduce por †œgeneraciones† es toh·le·dhóhth, un término que se traduciría mejor por †œhistorias† u †œorígenes†. Por ejemplo, no parece propio hablar de las †œgeneraciones de los cielos y la tierra†, pero sí de la †œhistoria de los cielos y la tierra†. (Gé 2:4.) Por esa razón, varias traducciones modernas emplean la palabra †œhistoria† en todos los versículos citados anteriormente (NM), o al menos en algunos de ellos (BC; CI; Ga; MK; NBE; Str; Val, 1989; VP). En cualquier caso, no cabe duda de que tal como el hombre hoy está interesado en guardar un registro histórico exacto de los acontecimientos, también lo estuvo desde un principio.
Apoyándose en las razones expuestas, tanto Vitringa como otros estudiosos posteriores han entendido que cada vez que en el texto de Génesis se emplea toh·le·dhóhth, se hace referencia a documentos escritos diferentes que obraban en poder de Moisés y en los que se basó para escribir gran parte del libro. Han entendido que los nombres a los que se refiere la expresión †œhistoria de† (Adán, Noé, los hijos de Noé, Sem, Taré, Ismael, Isaac, Esaú y Jacob) fueron los autores del documento o bien sus depositarios. Claro que esta explicación deja sin aclarar cómo llegaron estos documentos a las manos de Moisés y por qué tuvo que valerse de información que procedía de hombres que no se distinguieron por ser adoradores fieles de Jehová (como Ismael y Esaú) para escribir una buena parte de Génesis. Por otra parte, es del todo posible que la expresión †œesta es la historia de† sea tan solo una frase introductoria para dividir convenientemente en secciones un relato que en conjunto resulta largo. Mateo hace en su evangelio un uso similar de este recurso. (Mt 1:1; véase ESCRITURA.)
Por lo tanto, no se pueden ofrecer conclusiones categóricas respecto a las fuentes de información que Moisés tuvo a su alcance. En lugar de suponer que fue solo por una de las tres vías comentadas, cabe pensar que la información pudo haberle llegado por las tres: revelación directa, transmisión oral y documentos escritos. Lo realmente importante es que Jehová Dios guió al profeta Moisés de manera que escribiera por inspiración divina. (2Pe 1:21.)
El contenido tenía que servir de guía inspirada para las generaciones futuras. Había que leerlo con regularidad al pueblo (Dt 31:10-12; 2Re 23:2, 3; Ne 8:2, 3, 18), y los reyes de Israel tenían que seguir sus instrucciones. (Dt 17:18, 19.)
La †œhipótesis documental† de la crítica. Un grupo moderno de críticos de la Biblia ha cuestionado que una sola persona, Moisés, hubiese escrito o compilado Génesis. Afirman que el libro tuvo varios escritores, algunos de los cuales vivieron mucho después de Moisés. Aduciendo variaciones estilísticas y léxicas, han formulado la llamada †œhipótesis documental†, según la cual el primer libro de la Biblia se nutrió de tres fuentes principales, que se designan así: †œJ† (Jahvista o Yavista), †œE† (Elohísta) y †œP† (Priesterkodex o sacerdotal). Como algunos acontecimientos narrados en Génesis parecen estar repetidos o son similares a otros que figuran en el mismo libro, hay quienes van aún más lejos y creen distinguir hasta catorce fuentes de información distintas. Afirman que estas varias fuentes o escritores sostenían puntos de vista y enfoques teológicos diferentes y que, pese a esa amalgama, Génesis guarda cierta coherencia como un todo. Con el objeto de defender su hipótesis, recurren a muchas explicaciones absurdas, algunas de las cuales se mencionan a continuación.
El soporte principal de la hipótesis documental es el empleo de títulos diferentes para referirse a Dios; según su punto de vista, esto indica que hubo distintos escritores. Sin embargo, lo irrazonable de ese criterio se puede demostrar con solo una pequeña porción de Génesis, en la que figuran los títulos siguientes: †œDios Altísimo† (´El `El·yóhn, Gé 14:18), †œProductor de cielo y tierra† (14:19), †œSeñor Soberano† (´Adho·nái, 15:2), †œDios de la vista† (16:13), †œDios Todopoderoso† (´El Schad·dái, 17:1), †œDios† (´Elo·hím, 17:3), †œDios verdadero† (ha·´Elo·hím, 17:18) y †œJuez de toda la tierra† (18:25). Si se intentase aplicar este criterio para atribuir cada una de estas secciones a escritores diferentes, las dificultades que se originarían serían insalvables y se rayaría en el absurdo. La verdad del caso es que la variedad de títulos que en el libro de Génesis se aplican a Dios se emplean debido a su significado y revelan a Jehová en sus diferentes atributos, obras y tratos con su pueblo.
Aún hay otros ejemplos: debido al uso que recibe la palabra hebrea ba·rá´ en Génesis 1:1, se ha dicho que esta sección debió proceder de la fuente †œP†. Sin embargo, la misma palabra se emplea en Génesis 6:7, una sección atribuida a la fuente †œJ†. Se ha afirmado que la expresión †œla tierra de Canaán†, que figura en varios pasajes del texto de Génesis (por ejemplo, en Gé 12:5; 13:12a; 16:3; 17:8), es una peculiaridad de un escritor que pertenece a la fuente †œP†, por lo que los críticos que defienden la hipótesis documental sostienen que esos pasajes los escribió un autor vinculado a esa fuente. Pero la misma expresión aparece en los capítulos 42, 44, 47 y 50, capítulos que los mismos críticos atribuyen a las fuentes †œJ† y †œE†. Por consiguiente, hay que reconocer que, aunque los críticos aducen que las aparentes incoherencias del texto solo se pueden entender tomando en cuenta su hipótesis, un estudio detenido de sus explicaciones demuestra que la hipótesis documental misma está plagada de incoherencias.
Si las secciones que se atribuyen a cada una de las hipotéticas fuentes del texto se entresacasen parte por parte y oración por oración, y luego se recompusiesen, tendríamos un conjunto de narraciones ilógicas e incoherentes. Si aceptásemos que más tarde un compilador las tomó de sus supuestas fuentes y las entremezcló en un solo libro, nos veríamos obligados a creer que esas narraciones, de por sí incoherentes, fueron aceptadas como históricas y utilizadas en Israel durante siglos, antes de ser compiladas en un solo texto. ¿Pero qué escritor —en particular, qué historiador— pretendería siquiera hilvanar relatos tan inconexos? Y aun en el caso de que lo hiciese, ¿qué nación aceptaría el producto como la historia de su pueblo?
El siguiente comentario del egiptólogo K. A. Kitchen pone de manifiesto la insensatez de quienes abogan a favor de la †œhipótesis documental†. Dice: †œEn la crítica del Pentateuco se ha tenido por costumbre dividir el todo en documentos separados o †˜manos†™. […] Pero la costumbre de los críticos del Antiguo Testamento de atribuir estas características a †˜manos†™ o documentos diferentes cae en el absurdo cuando se aplica a otros manuscritos orientales antiguos en los que se da un fenómeno muy similar†. Luego, K. A. Kitchen pone como ejemplo una biografía egipcia. Si se aplicara el mismo método de la hipótesis documental que han seguido los críticos de Génesis, podría atribuirse a †˜manos†™ diferentes, si bien esto no sería posible, pues se ha podido probar que la biografía †œfue ideada, compuesta, escrita y grabada en muy pocos meses, semanas o, tal vez, hasta en menos tiempo. Las diferencias de estilo no pueden deberse a la intervención de varias †˜manos†™, pues las variaciones de estilo dependen del tema y de su tratamiento†. (The New Bible Dictionary, edición de J. Douglas, 1980, pág. 349.) La propia debilidad de la hipótesis de los críticos refuerza la idea de que fue un solo hombre, Moisés, quien escribió el bien trabado y coherente registro de Génesis por inspiración divina.
Carácter histórico de Génesis. Génesis es la única fuente que el ser humano conoce que provee una historia lógica y coherente de los sucesos, remontándose hasta el mismo principio. Sin esta historia real del primer hombre y la primera mujer, solo quedarían las narraciones fantásticas o explicaciones alegóricas de los orígenes del hombre que se hallan en los relatos de la creación de las naciones paganas. Una comparación del libro de Génesis con los relatos paganos de la creación muestra claramente la superioridad del relato bíblico.
Por ejemplo, el principal mito babilonio dice que el dios Marduk —el dios principal de Babilonia— mató a la diosa Tiamat, luego tomó su cadáver y †œla partió, como a un marisco, en dos: La mitad erigió y techó por firmamento†. Así llegaron a existir la tierra y su firmamento. En cuanto a la creación de la vida humana, este mito declara que los dioses capturaron al dios Kingu y †œle impusieron la condena y sajaron sus (vasos) de sangre. De su sangre formaron la humanidad†. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, págs. 40, 43.) Del mismo modo, los mitos egipcios de la creación registran las actividades de varios dioses, y no concuerdan en cuanto al dios de qué ciudad (Menfis o Tebas) concibió la creación. Un mito egipcio relata que Ra —el dios-sol— creó a la humanidad a partir de sus lágrimas. Los mitos griegos son comparables a los de los babilonios. Los registros chinos antiguos son ante todo calendarios y cálculos cronológicos, o tratan sobre asuntos de interés meramente local o temporal.
Ninguna de esas fuentes antiguas contienen un registro histórico, genealógico y cronológico como el que se encuentra en el libro de Génesis. Los escritos de las naciones de la antigüedad por lo general reflejan incertidumbre y hasta confusión al intentar explicar quiénes fueron los padres fundadores de sus respectivos pueblos. La precisión y el detalle que se aprecia en la narración de la historia primitiva de Israel difiere notablemente de otros escritos. Lo cierto es que cuando se tiene en cuenta lo que Dios tenía previsto para su pueblo, no podía ser de otro modo. La Biblia explica que Dios gobernó directamente sobre la nación de Israel y que trató con sus antepasados, muy en particular, con Abrahán, Isaac y Jacob. Más tarde, Jehová utilizó a Moisés de un modo muy especial: por medio de él le dio a Israel la Ley que los constituía en nación. La historia de la nación israelita se halla en forma escrita no solo para el beneficio de ese pueblo, sino para el de todos aquellos que adquieran conocimiento de los caminos y tratos del Dios verdadero con el fin de servirle.
Respondiendo a aquellos que rechazan muchas porciones del Génesis como fábulas o folclor, Wilhelm Möller dice: †œNo me parece admisible que en alguna raza las fábulas y los mitos con el transcurso del tiempo lleguen a tener cada vez más aceptación como hechos reales, a menos que ahora queramos aceptar como verdades históricas el Cantar de los Nibelungos o Caperucita Roja. Pero según los críticos, esto es lo que debe haber sucedido en Israel†. (The International Standard Bible Encyclopaedia, edición de J. Orr, 1960, vol. 2, pág. 1209.) Después continúa señalando que los profetas aceptaron el relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra como verdadero (Isa 1:9; Am 4:11), y que tomaron a Abrahán, Isaac, Jacob y José como personas reales. (Isa 29:22; Miq 7:20.) A este respecto, Salo W. Baron menciona lo siguiente en su libro Historia social y religiosa del pueblo judío (vol. 1, págs. 48 y 49): †œEs más probable que la vívida descripción de las virtudes y debilidades humanas de Abraham, Isaac, Jacob y José, que encontramos en el libro del Génesis, refleje auténticas individualidades históricas y no simples personificaciones de tribus hebreas posteriores. Pocos historiadores bíblicos se confesarían turbados por una afirmación tan extrema como la siguiente: †˜Ya no se puede discutir que detrás del Abraham bíblico se manifiesta una eminente personalidad histórica†™†. No solo eso, sino que en muchos lugares de las Escrituras Griegas Cristianas se hace referencia a Abrahán, incluso el mismo Jesucristo lo menciona al argumentar sobre la resurrección en Mateo 22:32. Si Abrahán, Isaac y Jacob no hubiesen vivido realmente, Jesús, que era un maestro consumado, habría usado otra ilustración. (Mt 22:31-33.)
Valor del libro. El libro de Génesis nos informa acerca de cómo llegó a existir el universo. Describe en términos realistas el milagro de la creación, sin que esto oscurezca el propósito principal del libro. En ello difiere de los relatos de la creación de pueblos paganos, que hacen del milagro creativo el tema central de la explicación, cayendo en el absurdo y en obvias mentiras a fin de realzarlo. En Génesis se explican los diversos aspectos de la creación y el propósito de Dios al crear al hombre, así como la relación del hombre con Dios y con la creación animal. Explica el porqué de la muerte y de los problemas posteriores que experimentaría el género humano, así como la esperanza de liberación. Muestra que la humanidad desciende de un hombre, Adán, quien por su pecado sacrificó el derecho a la vida para su posteridad, y, en consecuencia, nos permite entender cómo el rescate sacrificatorio de un solo hombre, Jesucristo, podía tener valor expiatorio por los pecados de toda la humanidad. Además, nos muestra cómo la simbólica serpiente, Satanás el Diablo, puso en tela de juicio la legitimidad de la soberanía de Dios. También garantiza que Satanás será destruido y la humanidad liberada de su opresión. Ya en el período postdiluviano, explica el origen de Babilonia y, por ende, de la religión falsa, una explicación que contribuye al esclarecimiento de la identidad de Babilonia la Grande, mencionada en el libro de Revelación. (Véase BABILONIA LA GRANDE.)
Jesús dijo que todo el que sirviese a Dios tenía que hacerlo con espíritu y verdad. (Jn 4:24.) El relato de Génesis expone la verdad en cuanto a los orígenes del hombre y los tratos de Dios con él. Puesto que todo lo que está registrado en Génesis es cierto y no mítico, es posible conocer la verdad acerca de la historia del hombre. Podemos ver que hasta el tiempo del Diluvio los hombres conocían la verdad del relato bíblico acerca de Edén, puesto que el jardín estaba allí, con la espada llameante en su puerta. (Gé 3:24.) Pero aquellos que deseaban seguir sus propios deseos pasaban por alto los hechos que estaban delante de ellos. Noé, en cambio, sirvió a Dios de acuerdo con el propósito original del Creador, según aprendió de la historia verdadera. Después del Diluvio, los patriarcas de la línea de Sem se apegaron al verdadero modo de vivir, a pesar de que Nemrod dirigió una rebelión contra Dios en la Torre de Babel. Cuando llegó el tiempo fijado por Dios para organizar a Israel como nación y darles la Ley, no les llegó como algo completamente desconocido o como si se tratase de un cambio drástico en su manera de vivir. No, pues en la sociedad patriarcal habían hecho muchas de las cosas registradas en la Ley. Tal como declara la Cyclopædia de M†™Clintock y Strong (1881, vol. 3, pág. 782) bajo †œGénesis†, †œesta teocracia no pudo haber entrado en la historia sin acontecimientos preparatorios. Los hechos que llevaron a la introducción de la teocracia están contenidos en los relatos de Génesis†.
Esto, a su vez, preparó el camino para el Mesías y la introducción del cristianismo. Cuando llegó Jesucristo, aquellos que habían estado viviendo de acuerdo con la Ley hasta el grado que les era posible pudieron identificarlo rápidamente. No apareció de improviso ni se anunció como un gran salvador y líder sin antecedentes o credenciales históricos. Los antecedentes provistos desde Génesis en adelante permitieron a las personas de buen corazón reconocerle y seguirle. Por lo tanto, pudo crearse una organización estable de cristianos de origen judío a modo de núcleo preparado para llevar a las naciones un mensaje evangélico convincente. Los miembros de estas naciones se habían desviado de la verdad por causa de sus antepasados. Estaban †œalejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo†. (Ef 2:12.) Por lo tanto, tuvieron que aprender los principios de Dios desde el comienzo antes de que pudiesen llegar a ser cristianos.
De esta forma, Génesis proporciona una base valiosa para entender todos los otros libros de la Biblia y resulta indispensable para el cristianismo. Expone el tema de la Biblia: la vindicación de la soberanía de Jehová y el cumplimiento definitivo de su propósito para la Tierra por medio de su Reino bajo la prometida Descendencia. Además de la primera y básica profecía de Génesis 3:15, contiene numerosas profecías, gran parte de las cuales ya se han cumplido.
[Recuadro en la página 1015]
PUNTOS SOBRESALIENTES DE GENESIS
Registro de la creación y preparación de la Tierra para la habitación del hombre, así como del papel de la humanidad en el propósito divino y de la relación de Dios con los hombres de fe en el transcurso de unos dos mil trescientos años de la historia humana primitiva
Abarca el período que transcurre desde la creación material hasta la muerte de José en Egipto (1657 a. E.C.)
Creación de los cielos físicos y de la Tierra, y preparación de esta para que la habite el hombre (1:1–2:25)
El pecado y la muerte entran en el mundo; se predice que una †œdescendencia† traerá liberación (3:1–5:5)
La serpiente engaña a la mujer; ella y Adán toman del fruto prohibido
Se sentencia a la serpiente, a la mujer y a Adán; la descendencia de la mujer aplastará a la serpiente
Caín, el primogénito de Adán y Eva, asesina a su hermano Abel
Adán muere a la edad de novecientos treinta años, en cumplimiento de la sentencia divina
íngeles y hombres inicuos arruinan la Tierra; Dios trae el Diluvio universal (5:6–11:9)
Nace Noé en el linaje de Set, hijo de Adán; en sus días, ángeles desobedientes se casan con mujeres, de cuya unión nacen los nefilim, quienes generan un clima de violencia
Jehová decreta la destrucción mediante las aguas de un diluvio, pero da instrucciones a Noé para que construya un arca, en la que se salven tanto él como su familia y los géneros básicos de la vida animal
El Diluvio inunda toda la Tierra; perecen todos los seres humanos, aves y fauna terrestre que se hallan fuera del arca
Terminado el Diluvio, Jehová prohíbe que se coma carne con su sangre, autoriza la pena de muerte por asesinato y hace el pacto del arco iris con la promesa de no traer jamás otro Diluvio
Durante la segunda generación postdiluviana, la gente empieza a edificar una torre en abierto desafío al propósito de Dios de dispersarlos; Jehová confunde sus lenguas y los dispersa
Jehová se relaciona con Abrahán (11:10–25:26)
Abrán, descendiente de Sem, abandona Ur en obediencia a la llamada de Dios
Abrán recibe en Canaán la promesa de que su descendencia heredará aquella tierra
Lot se separa de su tío Abrán y fija su residencia cerca de Sodoma; es llevado cautivo, y luego Abrán lo libera; Melquisedec bendice a Abrán
Abrán toma a Agar por concubina y ella le da a luz a Ismael
Jehová cambia el nombre de Abrán por el de Abrahán y el de Sarai, por el de Sara; celebra el pacto de la circuncisión
El ángel de Jehová le comunica a Abrahán que Sara le dará a luz un hijo: Isaac
Abrahán es informado del juicio sobre Sodoma e intercede ante Jehová por alguna persona justa
Los ángeles instan a Lot y a su familia a abandonar Sodoma; la esposa de Lot perece por su desobediencia
Nace Isaac; se despide a Ismael por burlarse de Isaac cuando este era destetado
En obediencia al mandato de Jehová, Abrahán se dispone a sacrificar a Isaac, y como resultado recibe la confirmación de las promesas del pacto
Después de la muerte de Sara, Abrahán hace los preparativos para buscarle esposa a Isaac
Rebeca, la esposa de Isaac, da a luz a Esaú y a Jacob
Jacob (Israel) y sus doce hijos; traslado a Egipto con el fin de conservar la vida (25:27–50:26)
Jacob parte hacia Padán-aram en busca de una esposa después de haberle comprado a Esaú el derecho a la primogenitura por un plato de lentejas y de, más tarde, a instancias de Rebeca, haber obtenido la bendición de Isaac que le estaba reservada a Esaú
Labán, el hermano de Rebeca, consigue con engaño que Jacob se case con Lea; luego Jacob se casa con Raquel; antes de abandonar Padán-aram con su familia, Jacob llega a tener once hijos y una hija, Dina, de sus dos esposas y de las dos siervas de estas
Jacob lucha con un ángel y este le saca el hueso de la coyuntura del muslo; se ase desesperadamente del ángel con el fin de conseguir que lo bendiga, y se le cambia el nombre a Israel
Después de un pacífico encuentro con Esaú, Jacob reside en Sucot y, más tarde, en Siquem, donde violan a su hija Dina
Raquel muere al dar a luz al duodécimo hijo de Jacob, Benjamín
Movidos por el odio que sentían hacia su medio hermano José, el primogénito de Raquel, lo venden a unos mercaderes; José llega a ser esclavo de Potifar en Egipto
Después de que José es encarcelado por falsos cargos, Faraón llega a conocer su facultad de interpretar sueños
José interpreta los sueños de Faraón respecto a un hambre que le sobrevendría al país, y se convierte en el segundo gobernante de Egipto
El hambre en Canaán obliga a los hijos de Jacob a buscar alimentos en Egipto; con el tiempo, José revela su identidad a sus hermanos
Jacob y su casa se trasladan a Egipto; José se encarga de su cuidado
Jacob muere en Egipto después de pronunciar bendiciones proféticas sobre los dos hijos de José, Efraín y Manasés, y sobre sus propios doce hijos
Fuente: Diccionario de la Biblia
I. Bosquejo del contenido
a. Prehistoria: el relato de la creación (1.1–2.3)
b. La historia del hombre (2.4–11.26)
Su creación y caída (2.4–3.24); su multiplicación (4.1–6.8); el juicio del diluvio (6.9–9.29); la formación de las naciones (10.1–11.26).
c. La historia de Abraham (11.27–23.20)
Su entrada en la tierra prometida (11.27–14.24); el pacto y la promesa (15.1–18.15); Sodoma y Gomorra (18.16–19.38); Sara, Isaac, e Ismael (20.1–23.20).
d. La historia de Isaac (24.1–26.35)
Su casamiento con Rebeca (24.1–67); muerte de su padre y nacimiento de sus hijos (25.1–34); la promesa renovada en Gerar (26.1–35).
e. La historia de Jacob (27.1–36.43)
Su obtención de la bendición paterna por engaño (27.1–46); su huida a Padan-aram y renovación de la promesa en Bet-el (28.1–22); su vida y casamientos en Padan-aram (29.1–31.16) ; su retorno a la tierra prometida y renovación de la promesa en Bet-el (31.17–35.29); la línea de Esaú (36.1–43).
f. La historia de José (37.1–50.26)
José vendido a Egipto (37.1–36); Judá y su nuera (38.1–30); José en Egipto (39.1–45.28); el padre los hermanos de José en Egipto (46.1–47.31); las bendiciones de Jacob conceden prioridad a Efraín y a Judá (48.1–49.28); muerte de Jacob y José (49.29–50.26).
Al final del libro de Génesis el pueblo de Israel ya está establecido en Egipto. Fue la familia elegida, entre toda la humanidad, en la que Dios se había propuesto mostrar los grandes actos de redención que bosqueja el libro de Éxodo. De ese pueblo la tribu de Judá ya había adquirido significación especial (49.9–12).
Un análisis técnico también podría basarse en las diez veces que aparece la frase (o sus equivalentes) “estas son las generaciones *“Generaciones” (heb. tôledôt) significa “engendraciones” o “registros genealógicos”. Esta expresión se emplea con referencia a los cielos y la tierra (2.4); Adán (5.1); Noé (6.9); los hijos de Noé (10.1); Sem (11.10); Taré (11.27); Ismael (25.12); Isaac (25.19); Esaú (36.1); Jacob (37.2).
II. Paternidad
Para una discusión de la paternidad del Pentateuco, véase * Pentateuco. Con respecto a la paternidad de Génesis en particular, no hay nada en el libro mismo que lo indique. Hay dos opiniones, aunque hay variantes de las mismas: (a) paternidad mosaica, (b) paternidad no mosaica.
a. Paternidad mosaica
La educación que recibió Moisés en la corte del faraón le permitió aprender a leer y escribir (Ex. 24.4; Dt. 31.9, etc.), y naturalmente debe haber deseado preservar las memorias que le habían llegado. Esto significa que Moisés fue, más que el autor, el editor y compilador de Génesis. Hasta entonces los registros de familia se habían trasmitido oralmente o por escrito, y Moisés los reunió, editándolos y traduciéndolos cuando fue necesario. La historia de la creación en Gn. 1 puede haberse recibido como revelación directa de Dios, ya que Moisés por cierto tuvo la experiencia de un contacto inmediato con él (p. ej. Ex. 33.11; Dt. 34.10). En consecuencia, bien podemos buscar documentos o historias trasmitidas oralmente en Génesis, y si adoptamos terminología reciente, podemos decir que Moisés fue quien fielmente dio forma escrita a lo que había recibido de generaciones anteriores.
Si aceptamos que posteriormente los copistas agregaron algunas “notas” hasta la época de la monarquía, a fin de explicar algunos puntos a los lectores contemporáneos (p. ej. 12.6; 13.7; 14.17, y partes de 36.9–43), no hay nada que necesariamente tenga que ser posterior a la época en que vivió Moisés. Si bien una correcta interpretación de Ex. 6.3 no excluye cierto uso del nombre Yahvéh en Génesis, sería perfectamente comprensible que a veces Moisés hubiera sustituido el nombre divino que se usaba en su época por el de los tiempos patriarcales, Él Shaddai (Dios Todopoderoso), a fin de recordar a sus lectores que este era el mismo Dios que el Dios del Sinaí.
Para esta sección véase E. J. Young,
b. Paternidad no mosaica
Aquí no hay ninguna teoría que tenga aceptación general. Desde la época de Jean Astruc, en el ss. II, los eruditos vienen procurando descubrir diversos “documentos” en el Pentateuco. Los correspondientes a Génesis son:
En épocas más recientes la teoría “documental” ha sido abandonada por algunos, que niegan que hayan existido documentos formales. Los especialistas de esta escuela hablan de “ciclos de tradición” que surgieron en diferentes zonas, principalmente con interés religioso, p. ej. Ex. 1–12 se menciona como un “ciclo de tradición” cuyo punto central es la pascua. En algún momento editores posteriores reunieron este material y le dieron su forma actual. En su mayor parte el material se encontraba en forma oral antes de su recopilación. En este caso tampoco se niega necesariamente la historicidad, aunque algunos escritores niegan una historicidad precisa, si bien admiten una “historicidad general”. Esta escuela, dedicada a la “historia de las tradiciones”, opera en función del desarrollo de las tradiciones en torno a acontecimientos centrales que tuvieron significancia en la vida religiosa de Israel, y que encontraron expresión en sus ritos y liturgias religiosos.
No es posible afirmar, como conclusión general, que alguna de estas escuelas sea aceptada por todos los eruditos actuales. El origen preciso de Génesis sigue siendo algo así como un misterio.
III. El lugar de Génesis en la Biblia
Génesis es el libro de los comienzos, la gran introducción al drama de la redención. Gn. 1–11 puede considerarse como el prólogo del drama, cuyo primer acto comienza en el
El prólogo está expresado en términos universales. Dios creó todas las cosas (cap.1). En particular, creó al hombre, que se volvió rebelde y pecador (caps. 2–3). El pecado se hizo universal (cap. 4), y como se trata de rebelión contra Dios esta siempre sujeto al juicio divino, ejemplificado en la historia del diluvio (caps. 6–9). Aun cuando Dios había mostrado su desagrado mediante el acto de juicio representado en el diluvio, el hombre volvió a rebelarse (cap. 11). Y sin embargo, Dios siempre dio pruebas de su gracia y misericordia. Adán y Eva fueron expulsados, pero no destruidos (cap. 3); Caín fue expulsado, pero “marcado” por Dios (cap. 4) ; la humanidad sufrió el diluvio, pero no fue destruida del todo, por cuanto un remanente se salvó (caps. 6–9); el hombre fue esparcido, pero se le permitió seguir viviendo (cap.11).
Este es el prólogo que describe el fondo del drama que se va a desenvolver. ¿Cuál fue la respuesta de Dios al pecado, persistente y universal, del hombre? Cuando comienza el drama propiamente dicho en Gn. 12, vemos a Abraham, primera escena de la respuesta de Dios. Dios se proponía apartar a un pueblo elegido, del cual, a su debido tiempo, saldría el Redentor. Ese pueblo habría de proclamar a todos los hombres del mundo el mensaje de redención. Génesis sólo narra el comienzo de esa historia hasta la época de José, proveyendo el contexto en el cual se va a desenvolver el gran acto de Dios de liberar a su pueblo de Egipto, modelo de la liberación todavía mayor que tendría lugar más adelante.
IV. Génesis y su historicidad
Es extremadamente difícil obtener pruebas independientes sobre la historicidad de Génesis, debido a que muchas de las narraciones no tienen paralelo en la literatura no bíblica. Se torna especialmente difícil en cuanto hace a Gn. 1–11, aunque algo más fácil en lo que hace a 12–50. Siempre es necesario recordar que mucho de lo narrado en la Biblia está más allá de la investigación científica, especialmente todo lo que se refiere a la fe y a las relaciones personales. Los aspectos de Génesis sobre los que se podría pedir pruebas pueden resumirse de la siguiente forma:
a. La creación (* Creación )
b. El origen del hombre
La Biblia afirma que Dios creó al hombre. No admite la posibilidad de otro origen para el hombre. Sin embargo, no es posible descubrir, tomando como base el libro de Génesis, exactamente cómo fue que Dios hizo al hombre. Científicamente hablando, el origen del hombre sigue oscuro; ni la arqueología ni la antropología pueden darnos una respuesta final con respecto al momento, el lugar, o los medios empleados para ese fin. Lo mejor para el cristiano es ser prudente al respecto, y contentarse con afirmar, como lo hace Génesis, que, cualquiera haya sido la forma en que se procedió, Dios estaba detrás, y conformarse con esperar más pruebas antes de apresurarse a formular conclusiones (* Hombre).
c. El diluvio
Tampoco existen pruebas concluyentes con respecto a la época, la magnitud, o la causa. Indudablemente hubo grandes inundaciones en la zona de donde procedían los patriarcas, y los antiguos sumerios prepararon un informe detallado de una gran inundación o diluvio en el mundo antiguo. No existen razones serias, sin embargo, para aceptar la sugerencia de Sir Leonard Woolley de que la inundación de Ur, que dejó una gruesa capa aluvional revelada por la excavación dirigida por él, fue resultado del *diluvio bíblico.
d. Relatos patriarcales
Actualmente es posible leer las narraciones patriarcales con el trasfondo del estado social, político, y cultural del antiguo Cercano Oriente en el período 2000–1500 a.C. Si bien no podemos fijar fecha a los acontecimientos narrados en Génesis, podemos afirmar que la Biblia refleja la vida de ciertas zonas de la Mesopotamia durante dichos siglos (* Patriarcal, Era). H. H. Rowley, “Recent Discoveries in the Patriarchal Age”,
V. Génesis y la teología
Nunca se insistirá demasiado en que el valor primario de Génesis, como en realidad de toda la Escritura, es teológico. Es posible dedicar mucho tiempo y energías a toda tipo de detalles incidentales, y perder de vista las grandes cuestiones teológicas. Por ejemplo, la historia del diluvio nos habla de pecado, juicio, redención, y nueva vida. Ocuparse de detalles como el tamaño del arca, de problemas tales como los alimentos o el destino de los residuos, es emplear el tiempo en asuntos secundarios. Aunque la revelación de Dios se dio principalmente a través de acontecimientos históricos, y si bien la historia es tremendamente importante para la revelación bíblica, el significado teológico de los acontecimientos es lo que realmente reviste importancia. En los casos en los que faltan pruebas que corroboren las narraciones de Génesis, todavía puede discernirse su significación teológica.
Bibliografía. °G. von Rad, El libro de Génesis, 1977; id., “El problema teológico de la fe en la creación en el Antiguo Testamento”, Estudios sobre el Antiguo Testamento, 1976, pp. 129ss; M. G. Kine, “Génesis”, °NCBR; °D. Kidner, Génesis, 1985; J. Schreiner, “Los orígenes del pueblo de Dios”, Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, 1972, pp. 72–98; J. B. Bauer, “La visión de la proto historia en la Biblia”,
U. Cassuto, A Commentary on the Book of Genesis, 1, (1944), 2 (1949); S. R. Driver, The Book of Genesis, 1948; D. Kidner, Genesis,
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico