El desarrollo de la lengua griega alcanzó un cenit que quedó plasmado en las grandes obras de la filosofía y la literatura que son conocidas como escritas en el g. †œclásico† o ático, que fue el que llegó hasta nosotros a través, precisamente, de aquellas grandes obras. Los escritos del NT, sin embargo, se muestran disímiles en relación con ese tipo de g. Muchos eruditos cristianos notaron la diferencia, que es de tal magnitud que llevó a algunos a pensar que Dios había casi inventado un griego †œespecial† para comunicar su revelación. En el NT existen palabras que no eran de común uso en la literatura griega. Sin embargo, a fines del siglo XIX se encontraron en Oxyrhynchus, Egipto, una gran cantidad de papiros y documentos que contienen textos de cartas, asuntos domésticos y de otro tipo, escritos en los tiempos cercanos a los del NT. El lenguaje que usan no es el g. clásico, pero cuando se los comparó con los libros del NT se comprobó que eran idénticos. Fue así que se llegó al entendimiento de que el NT fue escrito en la lengua que se hablaba comúnmente entre la gente del pueblo, el g. llamado koiné. Era la lingua franca en todo el Mediterráneo, no necesariamente para las cosas de todos los días, pues para ello cada país usaba su propio idioma o dialecto, sino para las comunicaciones escritas formales e informales, para que personas de diferentes culturas pudieran entenderse mutuamente.
El g. clásico sufrió modificaciones lingüísticas en el devenir de los siglos, según la cultura helénica se iba expandiendo por toda Asia, especialmente después de las conquistas de †¢Alejandro Magno. El idioma que se hablaba en los días neotestamentarios era una mezcla de dialectos de los muchos pueblos que componían la †¢Grecia original, más el enriquecimiento natural surgido por el contacto con otras culturas y otras lenguas. Los escritores del NT, salvo Pablo y Lucas, no eran hombres de letras. Las personas para las cuales escribían tampoco lo eran. De ahí que se expresaran con el lenguaje llano, popular, conocido por todos. De todos los libros del NT, el mejor escrito es †¢Hebreos, donde la claridad de los conceptos se acompaña de fluidez y elegancia en la exposición. Naturalmente, el koiné utilizado por los escritores del NT está marcado también por la influencia del idioma nativo de éstos, por lo cual se encuentran hebraísmos, arameísmos, etcétera. Incluso el latín influyó en el koiné, especialmente mediante la introducción transliterada de algunas palabras. Estas influencias deben ser tenidas muy en cuenta en los estudios bíblicos, sobre todo por los hebraísmos. El lenguaje del NT está también muy marcado por la relación que tenían los autores con la Septuaginta. Muchos conceptos neotestamentarios, aunque expresados en koiné, tienen un trasfondo hebreo sin cuyo conocimiento se hace difícil entender el texto.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano