AMORREOS/AS

Amorreos/as (heb. ‘emôrî, «montañeses», «alpinistas»; ac. Amurru). Pueblo mencionado con frecuencia en los primeros libros de la Biblia. La historia de los amorreos es algo oscura, puesto que no nos dejaron registros históricos en su propio idioma, y lo que nos han legado en acadio sólo cubre breves perí­odos, como los reinados de unos pocos gobernantes individuales: Hamurabi de Babilonia o Zimri- Lim de Mari. La primera mención de los amorreos procede de la Mesopotamia, donde Shu-Sin, uno de los últimos reyes de la 3ª dinastí­a de Ur, dice que construyó un muro contra los amorreos. Esto indica que una migración de este pueblo constituí­a una amenaza para la Mesopotamia. En ese tiempo, los babilonios llamaban Amurru a toda Siria y Palestina, lo que indicarí­a que el invasor procedí­a de allí­ al ir a Mesopotamia. Durante el perí­odo de las dinastí­as de Isin y Larsa, 2 reyes de Larsa aparecen con nombres amorreos. Aunque el gobierno de estos reyes fue breve, constituyó un anticipo de las cosas que vendrí­an, y hacia el fin del s XIX a.C. encontramos a los amorreos establecidos como reyes y gobernantes por toda Mesopotamia. Por ejemplo, fundaron la 1ª dinastí­a de Babilonia, cuyo famoso rey, Hamurabi, edificó un imperio que se extendió desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Mediterráneo. También de origen amorreo fue el poderoso reino de Mari. Las recientes excavaciones francesas descubrieron un gran archivo palaciego en la ciudad de este nombre. El reino fue conquistado por Hamurabi en el 33er, año de su reinado. La hegemoní­a amorrea en Mesopotamia llegó a su fin, en parte, por la intervención de los hititas en el s XVI a.C. (cuando Mursilis 1 capturó y destruyó Babilonia), y en parte por la invasión de los casitas, quienes asumieron la administración de la mayor parte del paí­s más o menos al mismo tiempo. Aún antes de invadir Mesopotamia, tal vez procedentes de los desiertos de Arabia o de Siria, los amorreos ya habí­an penetrado en Palestina y Siria; tal es así­ que, durante poderosa dinastí­a 12ª de Egipto, la mayorí­a de las ciudades de esas regiones estaba en manos de gobernantes amorreos. Muchos de sus nombres aparecen en los textos de execración* que los egipcios usaban en su intento por frenar el poder de estos reyezuelos peligrosos. En el perí­odo de Amarna (s XIV a.C.), Amurru -un reino en el interior de Siria (Mapa III, C-4) y estado vasallo de los egipcios- aprovechó la debilidad de Egipto bajo el reinado de Amenhotep III e Iknatón para aliarse con los hititas y conquistar muchas ciudades sirias y fenicias, cuyos gobernantes, como los reyes de Amurru, eran vasallos de Egipto. La mayor parte de nuestras informaciones acerca de los amorreos en Palestina nos viene de la Biblia. Aparentemente, estaban en posesión 49 de una considerable región del paí­s durante el tiempo de los patriarcas y antes de la invasión israelita. Se menciona que viví­an en Hebrón y como confederados de Abrahán (Gen 14:13), y a veces se usaba su nombre para representar a toda la población del paí­s (15:16). Jacob dijo que habí­a tomado cierta sección de Canaán de los amorreos con su espada y su arco (48:22). También se los menciona generalmente en las listas de las naciones a quienes los israelitas debí­an destruir (Gen 15:21; Exo 3:8; Deu 7:1, 2; etc.). Durante el tiempo del éxodo todaví­a estaban en posesión de la región montañosa de Palestina occidental, y asimismo dominaban ciertas áreas de Transjordania (Num 13:29; 21:26-30; Deu 1:7, 19, 20, 44). Los israelitas los derrotaron en diversas ocasiones y tomaron mucho de su territorio (Num 21:25, 31, 32, Jos 10:5, 6, 28-43); sin embargo, quedaron fuertes remanentes de este pueblo (Jdg 1:35; 3:5). En tiempos de Samuel vivieron en paz con los israelitas y no se pusieron del lado de los filisteos hostiles (1Sa 7:14). Salomón incorporó en los grupos de trabajos forzados de su reino a todos los amorreos que quedaban (1Ki 9:20, 21; 2Ch 8:7, 8). Un problema más se debe mencionar, y tiene que ver con su afinidad racial. Poco se sabe de la lengua amorrea. Las pocas frases que se encuentran en los textos acadios y los nombres personales de esta gente muestran que hablaban una lengua semí­tica. En consecuencia, muchos eruditos los clasifican entre esta raza. Sin embargo, la Biblia incluye a los amorreos con los hititas y los fenicios, con respecto a los cuales existe el mismo problema, como si fueran descendientes de Cam mediante Canaán. La única solución razonable a este problema es suponer que los amorreos camitas adoptaron, en una etapa muy temprana de su historia, una lengua semí­tica por su relación estrecha con los semitas; y mediante casamientos mixtos frecuentes perdieron algunos de sus rasgos camí­ticos, y por tanto, llegaron a tener la apariencia y la lengua principalmente semí­ticas. Bib.: G. Buccellati, The Amorites of the Ur III Period [Los amorreos del perí­odo III de Ur] (Nápoles, 1966); A. Haldar, Who Where the Amorites? [¿Quiénes fueron los amorreos?] (Londres, 1971); K. M. Kenyon, Amorites and Canaanites [Amorreos y cananeos] (Londres, 1966).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico