SACERDOTE, SACERDOCIO

La palabra «sacerdocio» tiene que ver con «santo»: – «Hecho santo», consagrado a Dios.

– La palabra hebrea, es más bien «veedor», de los asuntos divinos.

– Siempre es un «ministro», en cualquier religión, pagana: (Gen 41:45, Hec 14:13), o bí­blica: (1Pe 2:5, 1Pe 2:9, Mat 8:3).

– Lo esencial de todo sacerdote, en todas religiones, paganas o cristianas, es una persona ante un altar que ofrece sacrificios a Dios por los hombres, es un «mediador» entre Dios y los hombres. ¡y es lo esencial de cualquier religión! «un altar, un sacerdote y una ví­ctima»: (Hec 14:13, Ex.25-40, Lev.l-7). Es lo reverso a ser «profeta», que comunica lo de Dios a los hombres; el sacerdote habla a Dios de los hombres. para ser buen profeta, hay que ser buen sacerdote, porque antes de hablar a los hombres de Dios hay que hablar a Dios de los hombres.

En el Antiguo Testamento: – Los individuos eran sacerdotes, Gen 4:3-4 : (Abel y Caí­n los primeros sacerdotes que describe la Biblia).

– Después eran los cabezas de familia, Gen 12:7, Gen 13:18.

– En el Sinaí­, Dios designó a Aarón y sus descendientes, por medio de Moisés, Exo 28:1.

– El Rey David dividió a los hijos en 24 familias, porque se habí­an multiplicado mucho; y cada familia atendí­a el templo por una semana, y ofrecí­a los sacrificios, 1Cr 24:1-18, Luc 1:5-9. Es tan importantí­simo el sacerdocio en el A.T., que solo los 5 primeros libros: (el Tora), dedican ¡26 capí­tulos enteros! a cómo debe vestirse el sacerdote, arreglar el altar y preparar las ví­ctimas: (Ex.25-40, Lev.l-6, 23-25, Num.28-29). aparte de que Abraham, Isaac y Jacob siempre estaban haciendo «altares» y ofreciendo sacrificios, y aparte de las disposiciones de Dios a Moisés en Sinaí­, y de las actividades de Aarón y levitas en el sacerdocio. Porque los «levitas» serví­an como asistentes a los sacerdotes aarónicos: (Num.3).

Su «misión» era especí­ficamente, ofrecer sacrificios a Dios en el altar, para adorarlo, alabarlo, darle gracias, pedir perdon por el pueblo, y pedir gracias y beneficios para el pueblo .Ver abajo otras funciones.

No trabajaban en otra cosa, ni tení­an posesiones. viví­an de los «diezmos» que le daban las otras 11 tribus judí­as: (Lev.l, Num.l y 18, Deu 18:3-4, Jos.3,4: (ver «Diezmos y Primicias»).

El Sacerdocio de Melquisedec o Melchisedec se nombra sólo 2 veces: (Gen 14:18 y Sal 110:4), pero es muy importante, porque Cristo y los cristianos serán sacerdotes según la «orden de Melquisedec», ya que el sacerdocio aarónico será abolido cuando venga el Mesí­as, según habí­an predicho varios profetas: (Ma12Cr 1:10; Isa 1:11, Ose 3:4, Dan 8:11, Dan 9:27).

– Su consagración, Ex.29, Lev.8.

– Rentas, Num.18, Deu 18:3.

– Residencia, Num 35:1-8, 1Cr 6:57-60.

– Castigo a los que se hací­an pasar por sacerdotes, Num 16:1-35, 2Cr 26:16-21.

– Malos sacerdotes, Ma1.2-3, Jer 1:18, Jer 5:31, Os.S-6, Miq 3:11, Sof 3:4.

Funciones: Además de ofrecer sacrificios, arriba indicados, tení­an el deber de cuidar del Arca, del Templo, de predicar, de ser oráculos de Dios: (profetas), de bendecir los nacimientos, ungir a los reyes, asistir a los entierros: (Lev.l, Num.3, Deu 31:9, Jos.3-4, 1Re 8:3, Esd 2:63, Neh 7:65, Isa 61:6).

Sumo Sacerdote: Tení­a una vestidura y unción especiales: (Ex.28, 39, Lev.B).

– Supervisaba al resto de los sacerdotes, y presentaba ofrendas por los pecados: (Lev.4, 16, Ex.28, 39).

– Sólo el Sumo Sacerdote podí­a manipular el Urim y Tumim, para consultar la voluntad de Dios: (Deu 33:8, 1Sa 26:6, Exo 28:30, Neh 7:65).

En el Nuevo Testamento: Jesús es el Sumo Sacerdote, según el «orden de Melquesidec»: (Heb 5:10, Heb 6:20Heb 7:17, Ge,Heb 14:18, Sal 110:4).

– El sacrificio aarónico quedó abolido,: (Jua 14:6, 1Ti 2:5-6, Heb 5:7-10), tal como habí­an profetizado Ma12Cr 1:10, Is. l:ll, 0s.3:4, Dan 8:11, Dan 9:27. así­ las «sinagogas», sin pretenderlo, están cumpliendo ahora esas profecí­as: En ellas no hay sacrificio, ni altar, ni sacerdote, ¡sólo maestros: (rabí­s)!, y el «sacrificio» se ha sustituí­do por la «oración».

– El sacrificio de Cristo en la Cruz fue total y completo; pagó de una sola vez por los pecados de todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. ahora, lo único que tenemos que hacer, es «apropiarnos» ese rescate, cambiar el cheque en blanco que firmó Jesús en el Calvario con su Sangre, y lo tenemos que «cambiar» en su único Banco, en su única Iglesia, por el Bautismo y Confesión, apropiándonos en la Misa de todos los méritos y beneficios del sacrificio de la Cruz: (Heb 7:27, Heb 9:26, Heb 10:10, Heb 10:14, Ro.6, Jua 6:49-58, Jua 20:23). Ver «Misa», Eucaristí­a», «Arrepentimiento».

El Sacerdocio Ministeria: En la Iglesia hay sacerdotes ordenados, ¡con la orden del mismo Cristo!, para celebrar y revivir el mismo Sacrificio de la Cruz en el altar, ofreciendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Misa; si el Cuerpo está separado de la Sangre, es que ahí­ hay «sacrificio», ¡y sólo un sacerdote puede ofrecer un sacrificio!: – Fue instituí­do por Cristo, Luc 21:19, 1Co 11:24-25 : (dos veces).

– Es el «pan nuestro de cada dí­a» de Mat 6:11. participa «cada dí­a» de este sacrificio, el centro del cristianismo, para tener vida abundante: (Jua 6:48-58, I Cor.11:29-30). Ver «Misa», «Eucaristí­a».

– También reciben la «orden» de perdonar pecados, de Jua 20:23. y de dispensar los otros Sacramentos, así­ como el mandato de «predicar», guiar, bautizar, atender el templo, ayudar y consolar en la hora de la muerte. y, en fin, ser ministros y pastores del rebano de Cristo. Ver «Ministros».

– Su «sacerdocio» es participación del de Cristo, del «orden de Melquisedec», único, no hereditario, y para siempre, ¡eterno!. El sacerdocio perfecto de Cristo es el fundamento y motivo de la dignidad del sacerdocio humano, Heb 5:1-10, Heb 5:7 y 8.

Sacerdocio de los Laicos: Cada cristiano es un «sacerdote»: (1Pe 2:5, 1Pe 2:9, Rev 1:6, Rev 5:10, Rev 20:6).

– En la Iglesia Católica, siguiendo estas ensenanzas de la Biblia, cada cristiano, al bautizarlo, es ordenado oficialmente, por la Iglesia, ser «sacerdote», y es confirmado sacerdote, oficialmente por el Obispo, en el Sacramento de la Confirmación.

– Nuestra misión como «sacerdotes» es múltiple.

1- Ofrecer nuestros cuerpos como hostia viva, santa, grata a Dios, Rom 12:1.

2- Participar activamente en el Sacrificio de la Misa, uniéndonos al Sacerdote Ordenado, y recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo. y esto debemos hacerlo «cada dí­a»: (Mat 6:11), porque si no lo hacemos, no tendremos vida en nosotros mismos, y si lo hacemos tendremos vida eterna: (Jua 6:5354, 1Co 11:29-30).

3- Compartir la actividad sacerdotal de Cristo llevando hombres a Cristo, con la Palabra de Dios, y, sobre todo, con nuestra vida, ofreciendo nuestras cruces para la salvación del familiar, del vecino, del africano.

(Col 1:24, Mar 16:17-18).

Continuación de la misión de Cristo: El sacerdocio de la Iglesia es la continuación de la misión de Cristo, de su sacrificio redentor, de sus ensenanzas y vida: (Luc 22:19, Mat 28:19-20, Jua 10:11-15, Jua 10:17, Jua 10:20-21, Jua 20:23, Lc.10.

16-17,Jua 15:5-6).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

A. Nombre kohen (ºheKo , 3548), «sacerdote». Este vocablo se encuentra unas 741 veces en el Antiguo Testamento. Más de un tercio de las menciones de «sacerdote» se hallan en el Pentateuco. Leví­tico, que contiene unas 185 citas, se ha llamado el «manual del sacerdocio». Además del sacerdocio hebreo, el término kohen se usaba también con relación a los «sacerdotes» y al «sacerdocio» egipcio (Gen 41:50; 46.20; 47.26), a los «sacerdotes» filisteos (1Sa 6:2) y los de Dagón (1Sa 5:5), los «sacerdotes» de Baal (2Ki 10:19), de Quemos (Jer 48:7), así­ como los «sacerdotes» de los Baal y Asera (2Ch 34:5). José se casó con la hija del «sacerdote» de On (Gen 41:45), quien le dio dos hijos, Efraí­n y Manases (Gen 46:20). José no compró las tierras de los «sacerdotes» egipcios porque estos recibí­an su sustento diario del Faraón (Gen 47:22). Un «sacerdote» es un ministro reconocido de una divinidad que oficia ante un altar y en otros ritos cúlticos. Un «sacerdote» realiza sacrificios, ritos y tareas de mediación; representa al pueblo delante de Dios y de su pueblo, a diferencia de un profeta que es un intermediario entre Dios y el pueblo. Dios estableció el oficio sacerdotal judí­o en los tiempos de Moisés. Pero antes de la institución del sumo sacerdote y del oficio sacerdotal, encontramos el sacerdocio de Melquisedec (Gen 14:18) y a «sacerdotes» madianitas (Exo 2:16; 3.1; 18.11). En Exo 19:24, se habla de otros «sacerdotes», que quizás fueron «sacerdotes» y «sacerdotisas» madianitas en Israel antes de que se estableciera oficialmente el sacerdocio leví­tico. No cabe duda de que las funciones sacerdotales se realizaban en tiempos premosaicos por el cabeza de familia, como Noé, Abraham y Job.Por ejemplo, después del diluvio, Noé construyó un altar a Dios (Gen 8:20-21). En Be-tel, Mamre y Moriah Abraham construyó altares. En Gen 22:12-13, leemos que el patriarca estuvo anuente a ofrecer a su hijo en sacrificio. Job ofreció sacrificios por los pecados de sus hijos. El sacerdocio fue una de las instituciones fundamentales de la religión veterotestamentaria. En Num 16:5-7 explica la importancia del sacerdocio: «Y habló a Coré y a todo su grupo, diciendo: Jehová dará a conocer mañana por la mañana a los que son suyos. A quien sea santo lo hará que se acerque a El, y a quien escoja lo hará que se acerque a El. Haced esto, Coré y todo tu grupo: Tomad incensarios. Mañana poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehovah. El hombre a quien Jehovah escoja, aquel será santo» (rva). Dios estableció a Moisés, Aarón y sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar como «sacerdotes» en Israel (Exo 28:1, 41; 29.9, 29–30). Cuando Nadab y Abiú fueron fulminados porque «ofrecieron a Jehová fuego extraño», el sacerdocio quedó limitado a los descendientes de Eleazar e Itamar (Lev 10:1-2; Num 3:4; 1Ch 24:2). Sin embargo, no todos los que nací­an en la familia de Aarón pudieron ejercer el «sacerdocio». Ciertas deformaciones fí­sicas excluí­an a algunas personas de esa perfección de santidad que un «sacerdote» debí­a manifestar en la presencia del Señor (Lev 21:17-23). A un sacerdote ritualmente impuro no se le permití­a cumplir con sus funciones sacerdotales. En Lev 21:1-15 hay una lista de prohibiciones cúlticas que impedí­an que un «sacerdote» cumpliera con sus funciones. En Exo 29:1-37 y Lev_8 se describen los siete dí­as de la ceremonia de consagración de Aarón y sus hijos. El sumo sacerdote (kohen haggadol) y sus hijos fueron lavados con agua (Exo 29:4). Entonces Aarón, el sumo pontí­fice, se puso sus vestimentas sagradas, con un pectoral sobre su corazón y sobre su cabeza se colocó una corona santa: mitra o turbante (Exo 29:5-6). Después Aarón fue ungido con aceite sobre su cabeza (Exo 29:7; cf. Psa 133:2). Finalmente, la sangre del sacrificio se untó en varias partes del cuerpo de Aarón y de sus hijos (Exo 29:20-21). La marca de sangre se colocaba sobre el lóbulo de la oreja derecha y los pulgares de la mano y el pie derecho. Los deberes del sacerdocio se definieron claramente en La Ley Mosaica. Estos deberes se asumí­an en el octavo dí­a de la ceremonia de consagración (Lev 9:1). El Señor dijo a Aarón: «Más tú y tus hijos contigo guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo adentro, y ministraréis» (Num 18:7). Los «sacerdotes» tení­an que fungir como maestros de la ley (Lev 10:10-11; Deu 33:10; 2Ch 5:3; 17.7–9; Eze 44:23; Mal 2:6-9). No siempre cumplieron con esta responsabilidad (Mic 3:11; Mal 2:8). En algunos casos de salud y de jurisprudencia, los «sacerdotes» serví­an de intérpretes parciales de la voluntad de Dios. Por ejemplo, el «sacerdote» debí­a discernir la existencia de lepra y realizar los ritos de purificación (Lev_13-14). Además, fijaban los castigos en casos de asesinato y en otros asuntos civiles (Deu 21:5; 2Ch 19:8-11). B. Verbo kahan (ºh’K; , 3547), «ejercer el sacerdocio». Este verbo, que se encuentra 23 veces en hebreo bí­blico, se deriva del sustantivo kohen. Solo se usa en el modo intensivo. Un caso se encuentra en Exo 28:1 (rva): «Harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aarón y sus hijos con él, para que †¦ me sirvan como sacerdotes».

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

  1. Antiguo Testamento. En los tiempos patriarcales, las funciones sacerdotales fueron cumplidas por los jefes de familias o tribus (Gn. 8:20; 22:13; 26:25; 33:20). Desde el período mosaico existió una clase sacerdotal especial en Israel. Los sacerdotes israelitas pertenecían a la familia de Aarón, el primer sumo sacerdote en Israel. El sacerdote era un mediador entre Dios y los hombres, un ministro en cosas sagradas en representación de los hombres, especialmente en la expiación.

Por lo tanto, naturalmente los sacerdotes eran separados para Dios. Su consagración al sacerdocio consistía en un ritual bien elaborado (Ex. 29; Lv. 8). Usaban también vestimentas especiales (Ex. 28). La función especial del sumo sacerdote era oficiar en las ceremonias del Día de la Expiación (Lv. 16), aunque también ofrecía ofrendas por el pecado (Lv. 4:13–21), y la ofrenda vegetal diaria (Lv. 6:19s.). Los sacerdotes comunes oficiaban en todos los sacrificios (Lv. 1–6), declaraban lo inmundo limpio después del examen (Lv. 13–14), y realizaban otras tareas menores (Nm. 10:10; Lv. 23:24; 25:9). Ellos se mantenían de los diezmos, primeros frutos, primogénitos de animales y de los varios sacrificios (Nm. 18).

  1. Nuevo Testamento. Aarón y Melquisedec (véase) forman la conexión entre los Testamentos. Ellos son distintivos porque fueron los primeros en sus órdenes, y porque ambos tipificaron el sacerdocio de Cristo: él lo resumió y completó. El sacerdocio de Cristo es tratado únicamente en Hebreos: véase especialmente 2:14–18; 4:14–16; 5:1–10; 7.

En cuanto a la orden, el sacerdocio de Cristo corresponde al de Melquisedec (Heb. 7). Sus requisitos son haber sido nombrado (5:1) y preparado (5:2–9) por Dios. Su sacerdocio es real (7:1–3), único (7:8–12) e indisoluble (7:16–24). Pero en lo que respecta a los deberes sacerdotales de Cristo, éstos siguen el patrón del sacerdocio de Aarón. Habiéndose ofrecido a sí mismo como sacrificio por el pecado (7:27), presentó su sangre más allá del velo (6:20; 8:3; 9:7, 24). Habiendo de esta manera obtenido la redención eterna (9:12) y establecido el nuevo pacto (9:15–22), ahora es posible ser limpio del pecado (9:23), es posible la santificación (10:14), el libre acceso al trono de la gracia (10:19–22) y un servicio dedicado (10:23–25).

El sacerdocio se aplica también a los cristianos en el NT (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:5s.) Esto es natural puesto que nuestro Sumo Sacerdote nos ha dado acceso al trono (Heb. 10:19–22). Nuestro sacerdocio delante de Dios es una función de nuestra calidad de Hijos de Dios. Además, dado que este acceso es a través de Cristo (13:15), no se requiere ninguna ordenanza sacerdotal.

Por tanto, surgen cuatro grandes principios del sacerdocio bíblico: Dios el Padre siempre tomaba la iniciativa al nombrar sacerdotes (5:4–6); los sacerdotes eran nombrados para representar a los pecadores delante de Dios y mediar entre ellos y Dios (5:1); esto se realizaba a través del sacrificio expiatorio (8:3); la intercesión sacerdotal se basaba en la expiación sacerdotal.

James G.S.S. Thomson

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (548). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología