(convertir).
En el A . T. era traer un gentil al judaísmo, Mt.23.
15, Hec 2:10, Hec 6:5, Hec 13:43.
Cada «cristiano» tiene el honor y sagrado deber de ser «proselitista», de traer almas a Cristo. Ver «Apóstol», «Evangelista», «Profeta».
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
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Tendencia o procedimiento que busca, mediante la persuasión, que otros participen en las mismas ideas o creencias que uno tiene o se que vincule a los grupos o relaciones a los que pertenece el proselitista.
Se denominaban «prosélitos» (proselitos, el que se acerca a) entre los judíos a los no israelitas que se adherían al judaísmo como religión, se sometían a la circuncisión y demás prácticas judaicas y se ofrecían para realizar actos de culto o cumplir las leyes mosaicas. Desde tiempos precristianos en el judaísmo hubo prosélitos. Y en los escritos del Nuevo Testamento cuatro veces se habla de ellos (Mt. 23.15; Hech. 2. 11, 6.5 y 13. 43) en el mismo sentido judaico.
El término pasó a los primeros cristianos para definir al que había sido «convertido» o «cautivado» para el Evangelio siendo gentil.
Se empleó el término en escritos patrísticos con relativa frecuencia en los primeros siglos, pero pronto se sustituyó por el de «neófitos», si ya habían sido bautizados, o el de «catecúmenos», si se preparaban para el Bautismo.
También se aplicó en el mahometismo para definir a los adeptos de otras religiones pasados al credo mahometano.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
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En He 2,10 encontramos la palabra «prosélitos» (en griego prosélytoi), es decir, convertidos al judaísmo. La palabra puede seguir usándose referida a cualquier nuevo convertido a la fe. Todo intento organizado de inducir a la gente a cambiar de creencias podría llamarse «proselitismo». Pero la palabra ha adquirido en nuestros días un sentido exclusivamente negativo: se usa sólo para designar la perversión del verdadero testimonio, convertido en «persuasión inadecuada, abierta o encubierta, por medio del engaño, la intimidación o la coacción externa».
A menudo cuando un número importante de personas pasan de una Iglesia a otra se lanzan acusaciones de proselitismo; es la acusación que suelen lanzar las Iglesias ortodoxas contra la Iglesia católica, resentidas por la presencia de las >Iglesias uniatas en medio de ellas. Aunque el proselitismo extremo es fácil de detectar, hay un buen número de zonas intermedias en las que es difícil distinguir el testimonio enteramente legítimo, o evangelización, de las malas artes del proselitismo. Las obras de caridad son buenas y legítimas, pero a veces encierran en su seno un núcleo de corrupción.
La sensibilidad ante el proselitismo no surgió hasta mediados del siglo, aunque en todas las épocas, cuando una Iglesia perdía algunos de sus miembros en favor de otra, aquella denunciaba siempre el hecho. La reunión de Nueva Delhi del Consejo Mundial de las Iglesias (Ecumenismo y Consejo Mundial de las Iglesias), celebrada en 1961, aceptó y aprobó el documento Testimonio cristiano, proselitismo y libertad religiosa. Poco después el Vaticano II condenó implícitamente el proselitismo en la Declaración sobre la libertad religiosa (DH) de 1965: «Las comunidades religiosas tienen también el derecho a no ser impedidas en la enseñanza y en la profesión pública, de palabra y por escrito, de su fe. Pero en la difusión de la fe religiosa y en la introducción de costumbres es necesario abstenerse siempre de toda clase de actos que puedan tener sabor a coacción o a persuasión inhonesta o menos recta, sobre todo cuando se trata de personas rudas o necesitadas. Tal modo de obrar debe considerarse como abuso del derecho propio y lesión del derecho ajeno» (DH 4). Y también: «La Iglesia prohibe severamente que a nadie se obligue, o se induzca, o se atraiga por medios indiscretos a abrazar la fe» (AG 13). En 1970 el Grupo de trabajo conjunto de la Iglesia católica y del Consejo Mundial de las Iglesias publicó un documento titulado Testimonio común y proselitismo.
Aunque todas las Iglesias importantes lo rechazan, el proselitismo sigue siendo un problema acuciante en ciertas áreas de actuación de las sectas. Apenas hay ninguna Iglesia que en el pasado no haya incurrido hasta cierto punto en el proselitismo; la prudencia y la honradez en este terreno serán siempre imprescindibles.
Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiología, San Pablo, Madrid 1987
Fuente: Diccionario de Eclesiología
(v. apostolado, conversión, sectas)
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización