Los cuatro del Apocalipsis. Los cuatro primeros Sellos: Rev 6:1-8.
El caballo blanco que montará Jesús en la Batalla de Armagedon, y cada persona que está en el cielo: Rev 19:11-16.
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
-> violencia, guerra). Son signo de poderes primordiales en muchas culturas antiguas y así aparecen tanto en las pinturas de los hombres prehistóricos (Altamira), como en los mitos y representaciones de tiempos históricos antiguos, en Asia (India, Persia) y en Europa (por ejemplo, entre vascos y celtas, griegos y germanos). En la Biblia son famosos los caballos y jinetes de Egipto, que parecen invencibles, pero que han sido vencidos por Dios en las aguas del mar Rojo (Ex 15,1; Sal 76,6). Los caballos son signo de poder propios de los reyes e imperios que los representantes del yahvismo han visto como peligrosos o, por lo menos, como ambiguo, pues representan un tipo de poder que puede imponerse por la fuerza: caballos y carros de combate son propios de guerreros e invasores (cf. 1 Sm 8,11). En esa línea, los profetas han condenado a los israelitas que han puesto su confianza en los carros y caballos, porque ellos no pueden sal var (cf. Sal 33,17; 147,10). Isaías condena a los israelitas porque su tierra está llena de caballos, a los que toman como dioses y signos de protección (cf. Is 2,7): «Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y ponen su esperanza en los carros de combate, porque son muchos, y en los jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Yahvé… Pero los egipcios son hombres, y no Dios; y sus caballos son carne, y no espíritu…» (Is 31,1-3). Los caballos de Egipto perecieron una vez (en el paso por el mar Rojo); no pueden tomarse como salvadores. Dios no necesita caballos ni ejércitos para proteger a los israelitas. Así deben comprenderlo, renunciando a buscar la defensa en los caballos de los grandes imperios: «Â¡No nos librarán los asirios; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: son nuestros dioses» (Os 14,3; cf. 1,7). En el Nuevo Testamento (a no ser en Sant 3,3, donde aparecen como animales que deben domarse) sólo encontramos caballos en el Apocalipsis: los caballos y jinetes* de Ap 6,1-8 simbolizan la violencia progresiva de la historia. En otros lugares son también signo de guerra y miedo (cf. Ap 9,7.9.17.19; cf. 19,18). De manera sorprendente, Ap 19,11.19 presenta a Jesús como guerrero vencedor, montado sobre un caballo blanco, acompañado de jinetes que cabalgan también sobre caballos blancos (Ap 19,14). De esa manera, al final de la Biblia cristiana, el signo del caballo toma un sentido positivo.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra