La historia del viaje de Wenamon a Fenicia fue encontrada en dos páginas de papiro que se hallan actualmente en el Museo de Moscú. La primera página está parcialmente conservada en tres pedazos que quedan en la actualidad. El resto de la primera página y toda la página tercera, que originalmente contenían la conclusión de la historia, están perdidas. El texto mismo data de los principios de la vigésimoprimera dinastía de Egipto ( ca. 1075 a. de J.C. ) un poco después de los eventos descritos allí.
Como es normal en los papiros egipcios, el texto está escrito en escritura hierática o sacerdotal. Es de gran importancia para el estudiante del lenguaje del antiguo Egipto el hecho de que está escrito en un estilo coloquial natural, casi libre de los estilismos literarios que por lo general se encuentran en los textos egipcios de épocas posteriores.
Tal vez la característica más sobresaliente de la historia es el sentido de humor y de ironía del escritor. Los grandes discursos de Wenamon son descritos como †œun gran testimonio en palabras† (II, 60). El humor de la posición de Wenamon es evidente a pesar de que este humor está hecho a costa de Egipto. Sin embargo, Wenamon nunca se convierte en un mero bufón.
Por la época del viaje de Wenamon ( ca. 1100 a. de J.C. ) la unidad egipcia se había derrumbado. En el alto Egipto Heri-Hor gobernaba como rey independiente a pesar de que nominalmente estaba sujeto a Ramesés XI, el último rey de la vigésima dinastía, por un tiempo. En el Delta, Smendes (Ne-su-Ba-neb-Ded) gobernaba con igual independencia.
La mención de otros dos eventos ayudará a ubicar a Wenamon en un marco histórico significativo para los estudiantes bíblicos. Cerca de cien años antes ( ca. 1192) Ramesés III había rechazado una gran ola de gentes del mar que habían emigrado de Egipto. A dos de estos pueblos, los filisteos y los teucrianos (Tjeker), les fue permitido más tarde establecerse en la costa del sur de Palestina, lo cual fue un evento de gran significado para la historia bíblica así como para Wenamon.
Algo más de 100 años más tarde, Sisac I de Egipto invadió a Palestina en un ataque de pillaje y regresó con un botín del templo de Jerusalén (1 R. 14:25, 26).
El viaje de Wenamon se realizó a pocas décadas del reinado de Saúl sobre el antiguo Israel. Es así como la historia describe el estado de cosas en Palestina durante el tiempo de los últimos jueces y los principios de la monarquía hebrea. Debido a la decadencia de Egipto y a sus divisiones, su influencia en Palestina había terminado hacía mucho tiempo, aunque mucho de su prestigio tradicional continuaba. Siendo que los otros grandes poderíos habían sido destruidos o debilitados en las migraciones de finales del siglo XIII, no había ninguna fuerza política externa capaz de interferir en la evolución independiente de Palestina.
La historia habla de Wenamon, un oficial del templo de Amon-Re en el alto Egipto, quien fue enviado a Biblos a comprar madera para el barco sagrado de Amón. Se le dieron cinco deben de oro y treinta y un deben de plata para una tarea que previamente había costado mil deben de plata, además de otras mercancías, si los archivos de Zakar-Baal no mienten (II, 29). El dinero de Wenamon se ha calculado ser equivalente a 450 g. de oro y 2.8 kg. de plata. Después de obtener garantía de asistencia por parte de Smendes, él viajó por barco hasta Dor, en el territorio de los teucrianos, donde fue robado por uno de los miembros de la tripulación. Al principio, el prestigio del mensajero de Egipto se evidenció por la manera en que Beder, el gobernador de Dor, envió provisiones a Wenamon. Una falta de respeto por Egipto se demostró cuando Beder rehusó restituir a Wenamon el dinero que le fue robado cuando estaba bajo la jurisdicción del gobernador de Dor. El argumento de Beder para no hacerlo fue que el ladrón era un miembro de la tripulación del barco, y por lo tanto no era uno de los súbditos de Beder; la verdadera razón fue que Egipto ya no era suficientemente fuerte para demandar los privilegios ordinarios hacia los representantes mercantiles extranjeros.
Después de alguna discusión con Beder sobre este asunto, Wenamon viajó hacia Biblos donde aparentemente tuvo éxito en robar treinta deben de oro de un barco teucriano en Biblos en desquite por haber sido robado en Dor. Todo esto es evidente a pesar de la falta de claridad del texto en este punto. Los teucrianos evidentemente dejaron a Wenamon en paz por algún tiempo después de este incidente.
En este punto es mencionado por primera vez Amon-del camino. Este era un ídolo portátil que podía ser transportado y usado para la práctica del culto mientras se viajaba. Por veintinueve días Zakar-Baal, gobernador de Biblos, se negó a ver a Wenamon. Diariamente él envió instrucciones a Wenamon para que abandonara su puerto. Sin embargo, en esta parte de la historia uno de los sirvientes de Zakar-Baal sufrió un trance profético durante el cual indicó a Zakar-Baal que concediera una audiencia a Amón-del camino y a Wenamon.
Zakar-Baal hizo venir entonces a Wenamon para concederle una audiencia; pero lo trató de una manera grosera a pesar de las instrucciones divinas. De esta manera, cuando Wenamon saludó a Zakar-Baal de una manera cortés, en lugar de devolver el saludo, Zakar-Baal inmediatamente comenzó a discutir de negocios. ¡Tal conducta es aún considerada una mala costumbre en el Cercano Oriente!
Después de señalar varias debilidades en la posición de Wenamon, tales como su falta de documentos adecuados, falta de suficiente dinero y la conducta dudosa por parte de Smendes, Zakar-Baal envió varias piezas de madera seleccionada a Egipto. En el viaje de regreso trajo un pago, tal vez solamente parcial, en plata, oro, géneros, cueros, papiros, cuerdas, lentejas y pescado. Después de recibir este pago, Zakar-Baal procedió con diligencia a surtir a Wenamon con la madera.
Finalmente, la madera fue cortada, asentada y apilada en la playa para ser embarcada. Para este tiempo Heri-Hor había provisto a Wenamon de una buena transportación. Sin embargo, las dificultades de Wenamon aún no habían terminado. En este momento, 11 barcos teucrianos aparecieron y demandaron que Wenamon se rindiera. Zakar-Baal no estuvo dispuesto a violar la costumbre de proteger a los huéspedes, de modo que al mismo tiempo que mantuvo su honor y satisfizo las demandas de los teucrianos, expulsó a Wenamon de sus playas, entregándolo así a merced de los teucrianos.
Wenamon de alguna manera logró escapar a Alashiya (Chipre) donde pidió refugio al gobernador. El texto termina aquí; pero evidentemente Wenamon regresó bien a Egipto, ya que la historia está narrada en primera persona.
La decadencia del poder de Egipto y la desintegración del mismo Egipto se pueden ver claramente en el curso de esta historia. Un Egipto fuerte nunca hubiera tolerado el levantamiento de una monarquía hebrea. De la manera en que sucedió, la significativa oposición a la monarquía hebrea fue ofrecida por los filisteos y los reinados arameos de Siria. La debilidad egipcia fue la responsable por la falta de respeto en el tratamiento dado a Wenamon tanto por los teucrianos como por Zakar-Baal.
La historia refleja la división del poder entre las ciudades estados de la costa. Un mayor poder político, así como un control mayor del comercio, estaban en las manos de los filisteos y de sus aliados teucrianos. De esta manera, cuando los teucrianos demandaron que Wenamon les fuera entregado, Zakar-Baal tuvo que ceder por medio de un subterfugio que salvara su posición. Este balance de poder fue alterado con el surgimiento de Israel bajo David. La debilidad de los filisteos coincidió también con el levantamiento de Tiro y Sidón a un liderazgo mercantil. El temor de un enemigo común, los filisteos, tal vez contribuyó a la alianza hebreo-tiria.
La historia de Wenamon demuestra la fragmentación política de la costa de Palestina en ciudades estados mercantiles independientes. Ligas locales, tales como la alianza filistea, podían surgir; pero la ciudad estado independiente era la regla. Cada ciudad estaba gobernada por su propio rey, siendo esta la razón por qué el libro de Jueces menciona un gran número de reyes conquistados. Estos reyes eran frecuentemente asistidos en sus responsabilidades por una asamblea de ancianos. Cada ciudad estado estaba orgullosa de su independencia, de tal manera que cada gobernador podía compartir la protesta de Zakar-Baal de independizarse de Egipto.
La influencia de Egipto sobre Palestina y Fenicia es evidente a través de la historia. La †œartesanía† y la †œcultura† vinieron de Egipto. Un cantante egipcio llegó para entretener a Wenamon. El mayordomo de Zakar-Baal tenía un nombre egipcio, Pen-Amón. La supremacía de Amón es abiertamente reconocida, aunque esta afirmación debe ser interpretada a la luz de la internacionalización de las deidades.
El uso de la palabra semítica hbr para las transacciones comerciales muestra la influencia que podía venir también de Palestina hacia Egipto.
El carácter de la vida comercial está señalado. Las negociaciones podían hacerse en dinero efectivo o por trueque de mercancías. Wenamon llevó originalmente con él metales preciosos; pero el pago de Egipto que verificó la transacción consistió de mercancías así como de metales preciosos. Los mercaderes podían contar con protección para ellos, así como para sus mercancías. De esta manera, Wenamon pedía ser restituido por el gobernador de Dor y Zakar-Baal vaciló en entregar a Wenamon directamente a los teucrianos.
Los tratos comerciales eran frecuentemente considerados como una relación de gobernador a gobernador, una condición que se refleja en las alianzas comerciales de Salomón con Hiram de Tiro (1 R. 5; también 1 R. 10:1-13). Cuando se discuten las relaciones comerciales del bajo Egipto, quiere decir las relaciones con Smendes mismo. También se hace referencia a los tratados comerciales con Weket-El, rey de Sidón.
En este contexto debería mencionarse que los documentos antiguos no eran precisos en términos tales como †œtributo†, †œregalos† y †œtratos comerciales†. En los archivos egipcios, a todas las importaciones comerciales se les llama tributos para la gloria de faraón, sin importar su origen. De igual manera, los †œregalos† entre Salomón y la reina de Saba deben considerarse como transacciones comerciales de bienes.
El †œtrance profético† del sirviente de Zakar-Baal es el mismo fenómeno que le sucedió a Saúl (1 S. 10:11, 12).
Un último punto de interés para el estudiante de la Biblia es la manera en que se muestra la internacionalización de los dioses que antes eran nacionales. Amón y Set eran dioses nacionales de Egipto; El y Baal eran los dioses nacionales correspondientes de los fenicios. Estos dioses habían sido internacionalizados al ser identificados con sus iguales de otras tierras. En la historia se mencionan los dioses como †œAmón† y †œSet† aun cuando estaba hablando Zakar-Baal. Si Zakar-Baal usó estos nombres o los nombres de los dioses fenicios, realmente no es de mucha importancia. Las deidades fueron de tal manera identificadas que la conversación tenía significado y era entendida por ambas partes a pesar de los nombres usados. Este mismo fenómeno está probablemente envuelto en el uso que Necao le da al término elohim (2 Cr. 35:21).
BIBLIOGRAFIA: Alan Gardiner, Late-Egyptian Stories, Brussels, Edition de la Fondation Egyptologique Reine Elisabeth, 1932, págs. xi–xii. John Wilson, The Culture of Ancient Egypt, Chicago, University of Chicago Press, 1951, págs. 289–292; †œThe Journey of Wen-Amon to Phoenician†, ANET , págs. 25–29.
Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico