UR-NAMMU

Ur-Nammu fue el fundador de la tercera dinastí­a de *Ur y reinó desde ca. 2044 hasta 2007 a. de J.C. Las ciudades del sur de Mesopotamia habí­an quedado en ruinas bajo los gutianos; pero Ur-Nammu inició la tarea de reconstrucción. C. Leonard Woolley desenterró el ziggurat de Ur durante su campaña de 1922–23. Aunque parte del ziggurat data de un perí­odo anterior a Ur-Nammu y otras secciones fueron construidas más tarde por *Nabonido, el grueso de la construcción fue el trabajo de Ur-Nammu mismo como es evidente por los ladrillos sellados con su nombre y tí­tulo. El ziggurat era una mole de ladrillo de 61 mts. de largo, 46 mts. de ancho y 21 mts. de alto. Originalmente, el altar de Nanna (o Nannar), el dios luna, estaba en la parte más alta del ziggurat.
La estela de Ur-Nammu presenta un informe contemporáneo de cómo el ziggurat fue edificado. La estela es una plancha de piedra caliza blanca, de ca. 1, 5 mts. de largo y 3 mts. de alto. En la parte superior, el rey está en pie en actitud de oración. Arriba de él hay figuras de ángeles con jarrones de los que fluyen torrentes de vida. Esta es la más antigua representación de ángeles que se conoce.
Tres tableros de la estela están dedicados a la edificación del ziggurat. En el primero, Ur-Nammu está en pie delante de la diosa Ningal y el dios Nanna, recibiendo la orden de construir el ziggurat. En el siguiente tablero, el rey está preparado con compases, baldes de mezcla, pico y pala, y en el tercero muy poco ha sido conservado, excepto una parte de una de las escaleras usadas por los trabajadores cuando la estructura se estaba levantando.
Entre los textos sumerios que se encuentran en el Museo del Antiguo Oriente en Estambul, está un código legal promulgado por Ur-Nammu. Este código, tres siglos más antiguo que el de Hamurabi, es el código más antiguo conocido al presente. Está registrado en tabletas cuneiformes de 20 por 12 cms. con cinco párrafos legibles.
El texto afirma que el dios Nanna escogió a Ur-Nammu para gobernar sobre Ur y Sumer como su representante terrenal. El rey debí­a quitar aquellos que se apropiaran del ganado de los ciudadanos y establecer medidas y pesas honestas. El tendrí­a que defender a los huérfanos y a las viudas de aquellos que quisieran despojarlos en épocas de necesidad. El código establece, además, castigos contra aquellos que hirieran a otro. Un hombre que hubiera cortado la nariz de otro podí­a compensarle pagándole dos terceras partes de una mina de plata.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico