En tiempos antiguos la ubicación ideal de una nueva ciudad estaba basada primordialmente en dos factores importantes: fácil de fortificar y abundante fuente de agua en la vecindad. El lugar de *Jerusalén gozó de tan magnífica inexpugnabilidad natural que sus primeros habitantes gustosamente soportaron la inconveniencia de traer el agua por diversos métodos desde la única fuente natural importante en la vecindad inmediata de la ciudad. La fuente misma está ubicada en el valle del Cedrón, frente al lado oriental de la colina Ofel y, aunque ésta descarga sus agues intermitentemente a causa de un arreglo desifón peculiar de cavernas subterráneas, ofreció una amplia suministración para los primeros colonizadores, aun en su estado de subdesarrollo. Aludida en el Antiguo Testamento como †œGihón† (véase v.g., 1 R. 1:33), la fuente es hoy generalmente llamada la †œFuente de la Virgen† por los cristianos y †œla fuente de las escaleras† por los musulmanes.
Aunque ahora se dice que las aguas del Gihón son altamente desagradables, siendo más y más salobres con el correr de los años, es indudable que originalmente eran puras y potables. Anterior a la ocupación israelita de la tierra de Palestina, los cananeos habían cavado un túnel desde dentro de la ciudad hasta un punto desde el cual era posible bajar las vasijas hasta el estanque formado por el Gihón, hacienda así más eficiente el uso del agua disponible. No se sabe si Joab y su cohorte penetraron la Jerusalén jebusita por este conducto (véanse 2 S. 5:8; 1 Cr. 11:6), porque la palabra traducida †œcanal† en 2 Samuel †œconducto de agua†, ha sido recientemente interpretada con el significado de †œgancho para escalar†. De todas maneras, un tiempo después de la captura de Jerusalén por los israelitas se excavó una zanja en la falda de Ofel que conducía desde el estanque de Gihón (el cual, en el curso del tiempo, vino a ser conocido como †œestanque superior†) a un estanque (más tarde Ilamado el †œestanque inferior†) en el extreme sur de la ciudad. Siendo que este canal corría al aire libre fuera de las murallas de la ciudad en la mayoría de su curso, podía ser fácilmente bloqueado en tiempos de sitio. Por lo tanto, no es de sorprender que un segundo conducto feura descubierto en 1886 por Conrad Schick, un arquitecto alemán entonces radicado en Jerusalén. Este último conducto había sido edificado para Ileva las aguas de Gihón desde el lado occidental del valle del Cedrón hasta el estanque inferior. Pero el conducto estaba cortado sólo parcialmente a través de la roca Ofel, siendo la otra parte escasamente una zanja cubierta con piedras planas. Siendo que aún estaba fuera de las murallas, este acueducto, como el anterior, podía ser bloqueado con relative facilidad. Fue en un extreme de este †œacueducto del estanque de arriba en el camino de la heredad del lavador† (Is. 7:3) que Isaías entrevistó a Acaz y es probable también que a estas †œaguas de Siloé, que corren mansamente† (8:6) se refiriera Isaías cuando las compara metafóricamente con las destructivas †œaguas de ríos impetuosos y muchas† (8:7), las que pronto inundarían virtualmente el pequeño reino de Judá en las personas del rey asirio, Senaquerib y sus ejércitos.
El valor de la conquista asiria de Damasco (732 a. de J.C. ) y Samaria, la capital del reino del norte de Israel (722–721 a. de J.C. ) no fue perdido con Ezequías, quien sucedió a Acaz como el único gobernador del reino sureño de Judá, ca. 715 a. de J.C. Por un tiempo, Ezequías se comportó como un fiel vasallo de Asiria, pero, a medida que Judá empezó a hacerse más fuerte y más próspera bajo su benevolente liderazgo, †œél se rebeló contra el rey de Asiria y no le sirvió† (2 R. 18:7). Anticipando la represalia asiria en forma de invasión, Ezequías se dedicó a mejorar las fortificaciones de Jerusalén (2 Cr. 32:5). A la vez †œtuvo consejo con sus principes y con sus hombres valientes, para cegar las Fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad† (32:3). Un gran grupo de gente †œcegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuado vengan
Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico