ELEFANTINOS PAPIROS, LOS

Elefantina, conocida por los egipcios como Yeb, es una isla situada en la primera catarata del Nilo, opuesta a *Asuán. Durante enero y febrero de 1893, Charles Edwin Wilbour, un americano, estudiante de antigüedades egipcias adquirió algunos papiros de una mujer árabe en la isla Elefantina. Examinó los papiros y los envió a un erudito semí­tico no conocido, para su evaluación. En 1896, sin embargo, Wilbour murió y los papiros fueron olvidados. Fueron enviados a Nueva York junto con sus posesiones y permanecieron en depósito allí­ hasta la muerte de su hija, quien legó dichos papiros al Departamento Egipcio del Museo de Brooklyn. Otros papiros de Elefantina se añadieron al Museo de El Cairo y al Museo Bodlein en Oxford. Expediciones arqueológicas tanto alemanas como francesas trabajaron en los papiros de Elefantina; pero el descubrimiento principal fue la correspondencia de la colonia judí­a de soldados mercenarios estacionados en Elefantina. Los documentos comprados por Wilbour, junto con otros descubiertos por los arqueólogos que lo siguieron, nos dan nuevas perspectivas de la comunidad judí­a en Egipto durante el siglo V a. de J.C.
La colonia judí­a en Elefantina parece haber estado compuesta especialmente de soldados mercenarios, aunque los papiros indican que algunos miembros eran comerciantes. Evidentemente se radicaron en Egipto durante el reinado del faraón Hofra (588–569 a. de J.C. ) o Amasis (569–525 a. de J.C. ). La colonia de Elefantina habí­a construido un templo a Jehová, a quien el los llamaban Yahu, que aún permanecí­a cuando Cambises tomó a Egipto en el 525 a. de J.C. Cuando Judá cayó ante Nabucodonosor (587 a. de J.C. ) y el templo de Jerusalén fue destruido, Egipto pareció un refugio apropiado para aquellos judí­os que habí­an sido proegipcios y antibabilonios. Aunque Jeremí­as habí­a aconsejado a los judí­os que no fueran a Egipto (Jer. 42:18–22), muchos rechazaron su consejo y aun el profeta mismo fue llevado a Egipto (Jer. 43). Los egipcios evidentemente dieron la bienvenida a los judí­os durante los años posteriores a su derrota a manos de Nabucodonosor.
Después que Cambises conquistó Egipto y la incorporó al imperio persa (525 a. de J.C. ) la suerte de los judí­os cambió. Los persas favorecieron a los judí­os y los usaron como soldados mercenaries, un hecho que los egipcios nativos resistieron. Los papiros cuentan que los sacerdotes de Khnum, un dios egipcio, habí­an destruido el templo de Yahu en Elefantina ca. 410 a. de J.C. En el 408 a. de J.C. , los judí­os egipcios enviaron cartas a Palestina pidiendo que los oficiales allí­ les ayudaran a reconstruir el templo. Se sabe que el templo fue reconstruido por el papiro No. 12 fechado en diciembre 402 a. de J.C. , el cual registra el hecho de que †œYahu† habita en †œYeb, la fortaleza† en su santuario.
Es digno de notarse que la comunidad en Elefantina envió cartas tanto a Jerusalén como a Samaria, lo que sugiere que no limitaron sus asociaciones a sus compatriotas en Jerusalén. Un memorandum sin fecha, firmado por cinco judí­os, prometí­a al gobernador persa que no se ofrecerí­a ningún sacrificio animal si fuera concedido el permiso para reconstruir el templo. Esto parece haber sido una concesión a los judí­os de Jerusalén que se opondrí­an a los sacrificios ofrecidos en cualquier otra parte excepto en el templo de Jerusalén. Habí­a evidentemente un comisionado judí­o en la corte del gobernador persa. Anteriormente (419 a. de J.C. ) tal comisionado se dirigió a los judí­os en Elefantina afirmando que el gobernador habí­a ordenado que la pascua fuera celebrada de acuerdo con las prácticas del templo de Jerusalén (véase Ex. 12:1–20).
Entre los papiros que mencionan contribuciones al templo egipcio, leemos una porción dedicada a la adoración de Yahu, una segunda porción para Ishumbethel y una tercera para Anathbethel. Otro texto menciona a Herembethel. Estos nombres, compuestos de Bethel, †œcasa de Dios†, pueden interpretarse como un intento de personalizar o dar una existencia separada a ciertas cualidades o aspectos de Yahweh. Herembethel, que significa †œlo sagrado de la casa de Dios† e Ishumbethel, que significa †œnombre de la casa de Dios†, podrí­an ser identificados con Yahweh o Yahu. Aun esta misma tendencia fue un paso que alejaba del rí­gido monoteí­smo del Antiguo Testamento, y la misma existencia de un templo judí­o en Egipto indica que los judí­os de Elefantina se estaban alejando de la ortodoxia que habí­a caracterizado a los judí­os de Jerusalén en los dí­as de Esdras y Nehemí­as.
Entre los papiros ha venido a luz una copia de un contrato de matrimonio judí­o, así­ como una copia de la *Inscripción de Bisitun de Darí­o. El arameo era el idioma de los textos y era el idioma de los judí­os palestinenses después de su regreso del exilio en Babilonia. El arameo fue el idioma oficial del imperio persa y el libro de Esdras cita documentos oficiales en arameo del gobierno persa (véase Esd. 4:8-6:18; 7:12-26).
La colonia en Elefantina llegó a su fin durante el reinado del faraón Neferites I (399–393 a. de J.C. ). Sin embargo, el judaí­smo en *Egipto continuó ejerciendo una influencia cultural y después de la conquista de Alejandro, *Alejandrí­a llegó a ser uno de los mayores centros judí­os.
BIBLIOGRAFIA: A. E. Cowley, Aramaic Papyri of the Fifth Century B. C., Clarendon Press, Oxford, 1923. E. G. Kraeling, The Brooklyn Museum Aramaic Papyri, Yale University Press, New Haven, 1953. G. R. Driver, Aramaic Documents of the Fifth Century B. C., Clarendon Press, Oxford, 1957. E. G. Kraeling, †œNew Light on the Elephantine Colony†, BA , XV, 1952, págs. 50–67.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico