Las catacumbas eran cementerios subterráneos que consistían en pasajes y pequeños cuartos con nichos o huecos en sus paredes en los cuales eran colocados los ataúdes. Las catacumbas fueron usadas por los cristianos en Roma desde el siglo II hasta 412 cuando Alarico asoló el territorio alrededor de la ciudad y las catacumbas —ubicadas 2 kms. fuera de las murallas de Roma— fueron inaccesibles de allí en adelante. Algunos de los primeros ejemplos del arte cristiano provienen de las catacumbas. Allí se encuentra el Buen Pastor, Cristo a la manera de Orfeo, el sol radiante; la alimentación de los cinco mil, y figuras del Antiguo Testamento tales como los tres jóvenes hebreos en el horno ardiente (Dn. 3).
Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico