AMON, AMONITAS

El origen del pueblo amonita se atribuye en la Escritura a la relación incestuosa de Lot con su hija menor (Gn. 19:36-38). Los amonitas habitaron el área norte y este de Moab en la región entre el Amón y el Jaboc. Su ciudad capital se conoció como Rabá o Rabat-Amón, el Ammán moderno.
Amón fue frecuentemente hostil hacia Israel (véanse Dt. 23:3, 4; Jue. 8:13; 2 S. 10:1–19; Neh. 4:3). El rey asirio Senaquerib conquistó Amón durante su campaña en Asia occidental (705 a. de J.C. ) y Pudiel de Amón pagó tributo a Asarhadón (690 a. de J.C. ). Un amonita, Tobí­as, obstaculizó la reconstrucción de Jerusalén por los judí­os que habí­an regresado del exilio (Neh. 2:10, 19; 4:3, 7). Los amonitas se incorporaron al imperio romano y sobreviven hoy como una de las muchas estirpes que forman los antepasados de los árabes palestinos.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

Amón (heb. ˓ammôn) se llamaban los descendientes de Ben-ammi, el hijo menor de Lot, que tuvo de su hija, nacido en una cueva cerca de Zoar (Gn. 19.38). Se los consideraba parientes de los israelitas, quienes tenían orden de tratarlos con bondad (Dt. 2.19).

En épocas primitvas los amonitas ocuparon el territorio de los zomzomeos, entre los ríos Arnón y Jaboc (Dt. 2.20–21, 37; 3.11). Más tarde los amorreos se apoderaron de parte de ese territorio, y los amonitas se vieron reducidos a una zona al E del río Jaboc (Nm. 21.24; Dt. 2.37; Jos. 12.2; 13.10, 25; Jue. 11.13, 22). La arqueología muestra que los amonitas, al igual que otros, rodeaban sus territorios con pequeñas fortalezas (Nm. 21.24).

Israel no conquistó Amón en la época del éxodo (Dt. 2.19, 37; Jue. 11.15). No obstante, los amonitas fueron condenados por haberse unido a los moabitas en la contratación de Balaam, y se les prohibió entrar en la congregación de Israel hasta la 10ª generación (Dt. 23.3–6).

Su ciudad principal fue Rabá, la mod. Ammán (* Rabá), donde se encontraba el sarcófago de mineral de hierro (“cama de hierro”) perteneciente a Og, el rey de Basaán (Dt. 3.11).

En la época de los jueces, los amonitas ayudaron a Eglón de Moab a capturar territorio israelita (Jue. 3.13). Además, en el período de Jefté, invadieron tierras israelitas al E del Jordán (Jue. 11) pero fueron expulsados. Su religión influyó sobre algunos israelitas (Jue. 10.6), lo que provocó la opresión amonita en Galaad, resultado de lo cual fue la campaña de Jefté (Jue. 10). Posteriormente Nahas, rey de los amonitas, rodeó Jabes de Galaad poco antes de la coronación de Saúl, quien reunió a Israel y lo derrotó (1 S. 11.1–11; 12.12; 14.47). Algunos años más tarde Nahas se hizo amigo de David (2 S. 10.1–2), pero su hijo Hanún rechazó una visita amistosa de los embajadores de David y los insultó. Contrató mercenarios sir. y marchó a la guerra, pero Joab y Abisai, generales de David, los vencieron (2 S. 10; 1 Cr. 19). Un año después los israelitas capturaron Rabá, la capital amonita (2 S. 12.26–31; 1 Cr. 20.1–3) y pusieron a trabajar al pueblo. Algunos amonitas se hicieron amigos de David, sin embargo, p. ej. Sobi hijo de Nahas, que se preocupó por él cuando huía de Absalón (2 S. 17.27, 29), y Selec, que fue uno de sus 30 valientes (2 S. 23.37; 1 Cr. 11.39).

Salomón incluyó mujeres amonitas en su harén, y adoró a *Milcom (*Milcom), su dios (1 R. 11.1, 5, 7, 33). Un amonita, Naama, fue la madre de Roboam (1 R. 14.21, 31; 2 Cr. 12.13).

En los días de Josafat los amonitas se unieron a los moabitas y edomitas en una incursión contra Judá (2 Cr. 20.1–30). Alrededor del año 800 a.C. Zabad y Jozabad, hijos de una mujer amonita, conspiraron para asesinar a Joás rey de Judá (2 Cr. 24.26). Posteriormente Uzías y Jotam de Judá recibieron tributo de los amonitas (2 Cr. 26.8; 27.5). Josías profanó el lugar alto que había erigido Salomón (2 R. 23.13). Los amonitas se unieron a otros para hostilizar a Joacim (2 R. 24.2) y, después de la caída de Jerusalén en el año 586 a.C., su rey Baalis provocó más problemas (2 R. 25.25; Jer. 40.11–14). Fueron violentamente atacados por los profetas como enemigos inveterados de Israel (Jer. 49.1–6; Ez. 21.20; 25.1–7; Am. 1.13–15; Sof. 2.8–11).

Después del retorno del exilio Tobías, gobernador de Amón, dificultó la construcción de los muros dirigida por Nehemías (Neh. 2.10, 19; 4.3, 7). Esdras y Nehemías censuraron el casamiento entre judíos y amonitas (Esd. 9.1–2; Neh. 13.1, 23–31). Los amonitas sobrevivieron hasta el ss. II a.C. por lo menos, ya que Judas Macabeo luchó contra ellos (1 Mc. 5.6).

Nuevamente se produjo la ocupación sedentaria de la zona a principios del s. XIII a.C., después de una interrupción casi completa durante varios siglos. Algunas tumbas de la edad de bronce media del s. XVII al XVI a.C., un santuario cerca de Ammán, y los niveles de ocupación en la ciudad de la edad del bronce tardía, sugieren una limitada ocupación antes del s. XIII. Hubo un gran resurgimiento de la vida urbana a principio de la edad del hierro, evidenciado por un conjunto de pequeñas torres-fortalezas circulares construidas con grandes piedras. Otras estructuras del período eran cuadradas o rectangulares. Se han investigado varios asentamientos, cada uno de los cuales se componía de varias casas de bloques de pedernal junto a una o más torres, p. ej. Jirbet Morbat Bedrán. Evidentemente la ocupación amonita fue intensa durante el período del hierro II (840–580 a.C.). Durante el s. VII .C. Amón floreció bajo control as., como lo demuestran numerosas referencias en documentos asirios. Amón pagó tributo a Asiria en medida considerable. Las tumbas encontradas en la región de Ammán evidencian una elevada cultura material, a juzgar por la alfarería, los ataúdes de antropoides, los sellos, las estatuas, los figurines, etc. Un reciente volumen de material escrito, que incluye sellos (s. VII a.C.), una botella de cobre con inscripciones procedente de Sirán (ca. 600 a.C.) y una inscripción fragmentaria de ocho líneas en la ciudadela de Ammán (s. IX a.C.), muestran un lenguaje similar al heb., pero con una escritura con influencia arm. La botella de cobre contenía semillas de trigo escanda, trigo de panificación, cebada descascarada de seis hileras, y tres tipos de hierbas cultivadas que usaban los amonitas en el s. VI a.C. Por lo menos once reyes amonitas pueden citarse actualmente sobre la base de datos suministrados por diversas fuentes.

Los trabajos arqueológicos sugieren que la ocupación sedentaria fue interrumpida por las campañas babilónicas del s. VI a.C., y que no volvió a producirse hasta el siglo III. Grupos beduinos ocuparon la zona hasta la llegada de los Tobíadas (ss. IV a II a.C.), los nabateos (s. I a.C.), y los romanos (s. I a.C. – s. III d.C.).

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J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico