AMARNA, CARTAS DE

En Tell el-Amarna, aproximadamente a mitad del camino entre El Cairo y Luxor, en Egipto, una mujer campesina descubrió, accidentalmente, un depósito de tabletas cuneiformes en 1887. Las tabletas son de forma rectangular y miden de 5 por 6 cms. hasta 9 por 23 cms. Son de arcilla, inscritas en ambas caras y algunas veces en los lados. La calidad de la arcilla y el estilo de escritura varí­an, dependiendo de su lugar de origen. La lengua es uniforme, el idioma asirio-babilónico que ahora se conoce como el *acadio. En las cartas de las ciudades-estados cananeas, frecuentemente aparecen palabras cananeas como glosas que explican palabras acadias. Estas constituyen los ejemplos más antiguos del idioma de Palestina.
Las tabletas pasaron de mano en mano hasta que la mayorí­a estuvo en posesión de los mercaderes en El Cairo. E. A. Wallis Budge, representando el Museo Británico, se dio cuenta del valor de las tabletas y adquirió 82 para el Museo. Otro grupo de 160 se llevó al Museo de Berlí­n y 60 quedaron en el Museo de El Cairo.
Las tabletas contienen la correspondencia diplomática entre los faraones egipcios Amenofis III y Amenofis IV (Akhenatón) y los reyes de las ciudades-estados en Asia occidental, incluyendo Siria y Palestina. La Amarna moderna era el sitio de Akhenatón, la ciudad captial establecida por Akhenatón después de su ruptura con el sacerdocio tebano.
Akhenatón descuidó los intereses de su imperio y las cartas de Amarna indican que Canaán estaba en un estado de caos. La autoridad egipcia se estaba desintegrando y cada reyezuelo defendí­a sus propios intereses. Para añadir a la confusión, un pueblo conocido como *habiru estaba invadiendo el paí­s.
El rey de Jerusalén, Abdi-Heba, escribió un número de cartas a Akhenatón. En una de ellas ruega:
†¦ Permita el rey su atención a los arqueros para que los arqueros del rey, mi señor, puedan salir adelante. No quedan tierras del rey. El Habiru pilla en todas las tierras del rey. Si los arqueros están aquí­ este año, entonces las tierras del rey, el señor, serán salvadas, pero si los arqueros no están aquí­, entonces las tierras del rey, mi señor, estarán perdidas †¦ Todas las tierras del rey, mi señor, se están arruinando.
Carta sobre carta fue dirigida a Akhenatón, pero no hay evidencias de que el ruego de Abdi-Heba fuera escuchado. Las cartas de Amarna ofrecen la primera referencia no bí­blica de *Jerusalén. Aparte del caos polí­tico que éstas exhiben, muestran que Canaán gozaba de un alto nivel cultural. Estas mencionan cobre, estaño, oro y plata. Moras, olivas y granos aparecen como productos comestibles, y el ágata parece haber sido altamente valorada. Barcos y carros se mencionan, así­ como ciudades capitales, ciudades provinciales, fortalezas, pueblos y villas.
La correspondencia de Amarna, además de Canaán, incluye cartas de reyes de Babilonia, Mitani y de la tierra de los heteos. Mucho parece trivial, tratando asuntos como intercambio de regalos y matrimonies reales.
Las cartas de Amarna presentan un cuadro de primera mano en cuanto a las condiciones de Canaán durante el siglo XIV a. de J.C. Se sabe que la tierra estaba nominalmente sujeta a Egipto, pero que el control egipcio habí­a sido completamente destrozado. La palabra habiru, usada en referencia a las bandas proscritas que estaban amenazando las ciudades de Canaán, puede estar relacionada con la palabra bí­blica hebreo, pero los dos pueblos no son idénticos. En la Biblia, los hebreos, o hijos de Heber (Gn. 11:15, 16), son un grupo más antiguo y más inclusivo que el grupo de los israelitas o hijos de Jacob (Gn. 32:28; 35:10, 11).
La comunicación entre territorios tales como Egipto y Babilonia, documentada en la correspondencia de Amarna, está de acuerdo con la movilidad que es evidente en los registros bí­blicos de la era patriarcal. Abraham viajó libremente por toda la fértil media luna. La penetración hetea tan al sur como Hebrón se ve en el hecho de que Abraham compró el terreno para sepultura de Sara de †œEfrón el heteo† (Gn. 23). Abdi-Heba, de Jerusalén, el rey de la era amarna, tení­a un nombre que sugiere homenaje a una diosa hetea. Hepa era conocida como †œreina en el cielo y reina del paí­s de Hatti†.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico