Movimiento religioso. El universalismo se remonta a la Iglesia Antigua, ya que en Alejandría se presentó como apocatástasis o restauración. Numerosos teólogos de la época fueron influidos por la idea de que Dios, al fin, salvaría a todos.
Estas creencias tomaron diversas formas, pero no se definen bien hasta épocas más recientes, sobre todo a partir del siglo XIX. En Estados Unidos surgió hasta una iglesia universalista que se unió al ® UNITARISMO para formar la Asociación Universalista y Unitaria. John Murray y Hosea Ballou fueron los pioneros del movimiento que se dividió para dar paso a los «restauracionistas» que rechazan la salvación universal inmediata.
El universalismo adoptó una filosofía humanista; además, rechaza lo sobrenatural.
A pesar de eso hay que distinguir entre quienes sostienen el universalismo de época antiguas y los universalistas liberales o radicales de hoy, ya que aquellos creían en milagros, lo sobrenatural, la redención, etc. Además, una persona puede ser «universalista» en cuanto a la salvación y no en otros aspectos del universalismo moderno.
Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas
(v. evangelización, misión «ad gentes», redención, salvación)
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización
En el pueblo de Israel se dio un proceso progresivo del particularismo al universalismo. La unicidad de Yahvé, como único Dios del mundo, y la promesa hecha a Abrahán de que en su posteridad se gloriarían todas las naciones de la tierra (Gén 22,18), son las dos bases fundamentales del universalismo en el A. T. A pesar de todo ello, y muchas veces empujado por las circunstancias históricas, se descubre y se vive un nacionalismo furioso (Is 56,1-7;63,6; Esd 10,10; Neh 13,23-25). Hubo profetas (Is 2,2-4; Miq 4,1-3) y salmistas (Sal 67,4; 87) que proclamaron un universalismo sin discriminación. En el N. T. observamos los mismos contrastes. Jesucristo no quiere ejercer su ministerio en tierra de paganos (Mt 10,5; 15,24; Mc 7,27). El Evangelio, sin embargo, es universalista: adoración de los magos (Mt 2,1-12), acto de fe del centurión pagano (Mc 15,39), el Cántico de Simeón —›Nunc dimittis (Lc 2,32); y aunque la salvación viene de los judíos (Jn 4,24), Jesucristo ha venido a quitar el pecado del mundo entero y a reunir a todos los hijos de Dios dispersos (Jn 1,29; 4,42; 11,52). Jesucristo encomienda a sus discípulos una misión universalista (Mt 28,19; Mc 16,15; Act 1,8). Pero este universalismo sólo lentamente se abre paso definitivo en la Iglesia primitiva; buena prueba de ello es el concilio de Jerusalén (Act 15,1-29).
E. M. N.
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret
El universalismo es la doctrina del bienestar final de cada persona. La doctrina tiene una conformación pagana y cristiana. De acuerdo a la primera, finalmente todos serán felices porque todos son, por naturaleza, criaturas e hijos de Dios. La herejía universalista (es rechazada por la tradición general de la iglesia—oriental, romana y protestante) en el cristianismo, enseña que aunque todos los seres humanos han caído en pecado y están perdidos, todos serán salvos a través de la redención universal de Cristo.
El universalismo cristiano ha existido en dos formas históricas: restauración en la muerte y restauración después del castigo futuro. Se puede decir que la última es la teoría clásica del universalismo cristiano enseñado por algunos desde los tiempos de Clemente de Alejandría hasta la denominación universalista de hoy.
Probablemente, el adherente más celebrado de esta posición fue Orígenes (254 d.C.). Él rechazaba la noción de castigo, enseñando que los malos, incluso los demonios, después de soportar los sufrimientos del infierno por un tiempo saldrían purificados para el cielo (Peri Archōn i, 18s.) Ésta es la doctrina de la apokatastasis pantōn. El movimiento universalista en América fue dividido por la aparición de aquellos que afirmaban la perfección de todos en la muerte sin castigo purgatorial ulterior; pero en 1878, en Winchester N.H., se hizo una declaración adoptando la posición «ortodoxa» del castigo antes de la perfección. Después de insistir en la posibilidad de arrepentimiento y salvación en el mundo venidero, la sentencia conciliatoria continúa afirmando que, «Cualesquiera que sean las diferencias que puedan existir entre nosotros, en mirar hacia el futuro, ninguno de nosotros cree que el horizonte de la eternidad será o relativa o temporalmente o por mucho tiempo eclipsado por las nubes del pecado y el castigo, y que en el advenimiento del goce de la salvación, cuando quiera que sea, están envueltos todos los elementos de penitencia, perdón y regeneración. La justicia y la misericordia serán entonces vistas para que sean las dos en una, y Dios sea todo en todo».
James Edwin Odgers nota que los argumentos bíblicos del universalismo giran en torno a tres puntos: (1) El propósito de Dios: la restauración de todas las cosas a su excelencia original (Hch. 3:21); (2) El medio de la restauración: a través de Cristo (Ro. 5:18; Heb. 2:9); (3) La naturaleza de la restauración: la unión de toda alma con Dios (1 Co. 15:24–28). La Iglesia Católica interpreta estos versículos refiriéndose no a todo hombre, sino a todo hombre que está unido con Cristo, y siente que sólo una interpretación como tal es compatible con la enseñanza bíblica de los diversos destinos del justo y del malo (Mt. 25:46; Jn. 3:16; 5:29; Ro. 2:8–10; 9:22–23).
La denominación unitaria ha estado, desde el principio, estrechamente relacionada a los universalistas en sentimiento y acción. Las otras denominaciones de la cristiandad han sustentado la doctrina del futuro, el castigo eterno e irremediable del malo. Sin embargo, el fermento universalista ha sido poderoso en cuanto a trabajo, en especial entre los protestantes. Edwyn Bevan (Christianity, H. Holt & Co., New York, 1932, p. 224) dice que los católicos romanos modernos—y es más real en los protestantes—«Algunos … enseñan que el castigo envuelve un dolor real, pero que no es un tormento como se pintaba en el pasado».
BIBLIOGRAFÍA
- Eddy, History of Universalism; H. Ballou, The Ancient History of Universalism; J.E. Odgers, article en HERE.
John H. Gerstner
HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (627). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología