I. Fondo históricoZacarías fue el nieto de Ido, cabeza de una de las familias sacerdotales que regresaron del exilio (Neh 12:4, Neh 12:16). Veinte años después del retorno, el templo era todavía una ruina ennegrecida y el pueblo desalentado no veía cómo podía ser restaurado. En este momento crítico Dios levantó a los profetas Hageo y Zacarías para animar al pueblo a reconstruir el templo. Las profecías de los dos hombres fueron dadas casi al mismo tiempo: Hageo en agosto del año 520 a. de J.C. y, pronto después, Zacarías (Zec 1:1-6). Hageo terminó sus profecías registradas el mismo año. Al año siguiente Zacarías dio un mensaje que consistía de ocho visiones simbólicas, con un apéndice (Zec 1:7—Zec 6:15). Dos años más tarde dio un tercer mensaje en respuesta a una consulta de los hombres de Betel respecto a la observancia de un ayuno. Las dos profecías que se hallan en los caps. 9—14 no están fechadas, y fueron dadas probablemente en un período mucho más tarde.
II. Contenido
A. Zacarías 1—8. Mensajes dados en tres ocasiones separadas.
1. Zec 1:1-6 : Introducción general.
2. Zec 1:7—Zec 6:15 : Una serie de ocho visiones nocturnas simbólicas, seguidas por una escena de coronación. Estas visiones tenían el propósito de animar a los israelitas a completar el templo.
3. Zacarías 7 y 8 fueron dadas dos años después de las series de visiones descritas arriba, y representan las respuestas de Zacarías a las preguntas que le hicieron ciertos visitante sobre si los ayunos observados en memoria de la destrucción de Jerusalén debían ser observados aún. La respuesta es no, porque Dios no demanda ayunos, sino la observancia de las leyes morales.
Dios ha venido a morar con su pueblo; y hasta los paganos desearán adorar a Dios en Jerusalén.
B. Zacarías 9—14. Está compuesto de dos profecías distintas, sin fechas.
1. Zacarías 9—11. Dios visitará las naciones en juicio y a su pueblo en misericordia. El Príncipe de Paz vendrá y confundirá a los malos pastores, pero será rechazado por el rebaño, y ellos consecuentemente experimentarán sufrimientos otra vez.
2. Zacarías 12—14. Una profecía que describe las victorias de la nueva era y la venida del día del Señor. Se presentan tres figuras apocalípticas:
( 1 ) Jerusalén será librada de un sitio de sus enemigos mediante la intervención del Señor;
( 2 ) un remanente de Israel será salvo;
( 3 ) las naciones vendrán a Jerusalén a participar en la gozosa fiesta de los tabernáculos, y todos gozarán las bendiciones del reino de Dios.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Libro de las Escrituras Hebreas que identifica a su escritor como †œZacarías hijo de Berekías hijo de Idó el profeta†. (Zac 1:1.) Su contenido también permite determinar el período de tiempo que abarca y la fecha aproximada de su redacción. La última referencia cronológica que se halla en el libro de Zacarías es el cuarto día de Kislev del cuarto año del reinado de Darío (alrededor del 1 de diciembre del año 518 a. E.C.) (7:1). Tomando como base esta fecha, el libro no podría haberse puesto por escrito antes de finalizar el año 518 a. E.C. Puesto que la †œpalabra de Jehová le ocurrió a Zacarías† (1:1) en el †œoctavo mes del segundo año de Darío† (octubre-noviembre de 520 a. E.C.), el libro abarca un período de por lo menos dos años.
A partir del capítulo 9, el tema del libro de Zacarías parece diferir considerablemente de la sección anterior. No se habla más de ángeles ni de visiones, ni se vuelve a hacer referencia al gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué. Tampoco se menciona la obra de reedificación del templo, y ni siquiera aparece el nombre de Zacarías. En vista de lo antedicho y de la naturaleza de las profecías que contienen los últimos capítulos del libro, varios críticos sostienen que Zacarías no pudo haber escrito esta sección. Sin embargo, debe notarse que Zacarías, así como otros profetas, escribió por inspiración divina y no recibió todas las revelaciones al mismo tiempo ni de la misma manera. (2Pe 1:20, 21.) Además, para que un libro se atribuyera en su totalidad a un profeta, las profecías no tenían que estar relacionadas forzosamente con la historia de la época ni mencionar el nombre de ese profeta o de sus contemporáneos. El contenido mismo del libro de Zacarías es la mejor prueba de que no está compuesto de partes heterogéneas registradas por diferentes escritores, sino que forma un todo armonioso. Desde el principio hasta el final pone de relieve la restauración de Jerusalén y que Jehová defendería la ciudad. (Zac 1:13-21; 2:4, 5; 8:14-23; 9:11-17; 12:2-6; 14:3-21.)
Antecedentes históricos. Hacia el 9 de febrero del año 519 a. E.C., el profeta Zacarías oyó las palabras: †œLa tierra entera está sentada en quietud y no tiene disturbio†. (Zac 1:7, 11.) En aquel tiempo Jerusalén no era causa alguna de disturbio para las naciones; en realidad, parecía que Jehová la había abandonado. Aunque el fundamento del templo se había colocado en 536 a. E.C., las obras de reconstrucción avanzaban lentamente debido a la oposición de los enemigos, y, finalmente, en el año 522 a. E.C., se proscribieron oficialmente. (Esd 4:4, 5, 24.) Los judíos repatriados, además, pasaron muchos apuros debido a las sequías y las pérdidas de cosechas que se produjeron por haber abandonado la reedificación del templo. (Ag 1:6, 10, 11.) Necesitaban estímulo para continuar las obras de construcción a pesar de obstáculos de tal magnitud.
Por lo tanto, las palabras de Jehová por medio de Zacarías deben haber sido una verdadera fuente de consuelo e inspiración para ellos. Las visiones que Zacarías recibió evidenciaron que la voluntad de Dios era que se reedificasen Jerusalén y su templo. (Zac 1:16; cap. 2.) El poder de las naciones que habían dispersado a Judá sería quebrantado (1:18-21). El sumo sacerdote Josué se ganaría el favor de Jehová (3:3-7), y el gobernador Zorobabel terminaría la reconstrucción del templo con la ayuda del espíritu de Dios (4:6-9).
Armonía con otros libros de la Biblia. El libro de Zacarías está en completa armonía con el resto de las Escrituras al identificar a Jehová como el Protector de su pueblo. (Zac 2:5; compárese con Dt 33:27; Sl 46:11; 125:2.) El recompensa o castiga a las personas o naciones según su manera de actuar y acepta a los que vuelven a él arrepentidos. (Zac 1:2-6; 7:11-14; compárese con Isa 55:6, 7; Jer 25:4-11; Eze 33:11; Mal 3:7; 2Pe 3:9.) Jehová requiere que los que desean su favor hablen la verdad y manifiesten obediencia, justicia, bondad y misericordia. (Zac 7:7-10; 8:16, 17; compárese con Dt 24:17; Sl 15:1, 2; 82:3, 4; Pr 12:19; Jer 7:5, 6; Ef 4:25.) No responde a las peticiones de ayuda de los que no le obedecen. (Zac 7:13; compárese con Isa 1:15; Lam 3:42-44.)
Además, cuando se comparan diversos pasajes de Zacarías con otras porciones de la Biblia, se advierten similitudes notables. (Compárese Zac 3:2 con Jud 9; Zac 4:3, 11-14 con Rev 11:4; Zac 4:10 con Rev 5:6; Zac 8:8 con Rev 21:3; Zac 14:5 con Jud 14; Zac 14:7 con Rev 21:25; Zac 14:8 con Rev 22:1, 17.)
Cumplimiento de profecía. El cumplimiento de profecías registradas en el libro de Zacarías atestigua su autenticidad. Lo que se sabe sobre la campaña de Alejandro Magno en Siria, Fenicia y Filistea, incluida la conquista de Tiro y Gaza, encaja con las palabras de Zacarías 9:1-8, y por lo tanto puede entenderse como un cumplimiento de esta profecía. Muchas profecías más del libro de Zacarías se cumplen en Cristo Jesús: su entrada en Jerusalén como rey †˜humilde que cabalgaba sobre un asno†™ (Zac 9:9; Mt 21:5; Jn 12:15), su traición por †œtreinta piezas de plata† (Zac 11:12, 13; Mt 26:15; 27:9), la posterior dispersión de sus discípulos (Zac 13:7; Mt 26:31; Mr 14:27), el que le traspasasen con una lanza cuando estaba en el madero (Zac 12:10; Jn 19:34, 37) y su papel como Rey-Sacerdote (Zac 6:12, 13; Heb 6:20; 8:1; 10:21).
[Recuadro en la página 1223]
PUNTOS SOBRESALIENTES DE ZACARíAS
Mensajes proféticos que animaban a los judíos a reanudar la reconstrucción del templo y presentaban vislumbres de la venida del Mesías y su gobernación como Rey-Sacerdote
Escrito por Zacarías durante la gobernación del rey persa Darío I, unos diecinueve años después del regreso de los primeros judíos de Babilonia en 537 a. E.C.
Una llamada al arrepentimiento seguida de ocho visiones y una profecía concerniente al †œBrote† (1:1–6:15)
Primera visión: un jinete que monta un caballo rojo está parado entre los mirtos junto con otros tres jinetes más; la visión concluye asegurando que se mostrará misericordia a Jerusalén y se reedificará el templo
Segunda visión: cuatro artífices echan abajo los cuatro cuernos que dispersaron a JudáTercera visión: un joven que lleva un cordel de medir se prepara para medir Jerusalén, pero un ángel predice que la ciudad crecerá más y tendrá la protección de JehováCuarta visión: las vestiduras sucias del sumo sacerdote Josué son reemplazadas por vestidos de ceremonia
Quinta visión: Zacarías ve un candelabro de oro cuyas siete lámparas obtienen su aceite de dos olivos; Zorobabel terminará la reconstrucción del templo con la ayuda del espíritu de Dios
Sexta visión: un rollo que vuela representa la maldición que saldrá debido a todos los que hurtan y todos los que juran falsamente en el nombre de JehováSéptima visión: se lleva a una mujer llamada Iniquidad a Sinar en una medida de efáOctava visión: cuatro carros salen de entre dos montañas de cobre para andar por la tierra
El hombre llamado Brote edificará el templo de Jehová y servirá en calidad de Rey-Sacerdote
Cuestiones relacionadas con la observancia de ayunos en conmemoración de las aflicciones que le acaecieron a Jerusalén (7:1–8:23)
Aquellas calamidades fueron el castigo por desobedecer; el ayuno para conmemorarlas no se observaba en realidad para JehováJerusalén disfrutará del favor divino; los días anteriores de ayuno se transformarán en †œun alborozo y un regocijo y buenos períodos de fiesta†; muchas personas de las naciones acudirán a ella para buscar el favor de JehováJuicio sobre las naciones, profecías mesiánicas y restablecimiento del pueblo de Dios (9:1–14:21)
Muchas ciudades y naciones sufrirán el juicio adverso de JehováEl rey justo y humilde de Sión entrará en la ciudad a lomos de un asno
Jehová expresa su cólera contra los falsos pastores
Se recogerá de Egipto y Asiria al pueblo esparcido de Dios
Se designa a Zacarías para que sirva de pastor; el pueblo tiene la oportunidad de pagarle por su trabajo y lo valoran en 30 piezas de plata
Jerusalén se convertirá en una piedra pesada que producirá severos rasguños a cualquiera que se interponga en su camino
Se abrirá un pozo para limpiar los pecados; se herirá al pastor y las ovejas serán esparcidas
Jerusalén será atacada, pero Jehová guerreará contra los enemigos
Los que queden de las naciones agresoras celebrarán la fiesta de las cabañas todos los años y se inclinarán ante Jehová como Rey
Fuente: Diccionario de la Biblia
I. Bosquejo de su contenido
a. Profecías fechadas entre el 520 y el 518 a.C., durante la reconstrucción del templo, 1.1–8.23
(i) Introducción. Zacarías en la línea de los verdaderos profetas (1.1–6).
(ii) Primera visión. A los jinetes angélicos se les informa que Dios ha de restaurar Jerusalén (1.7–17).
(iii) Segunda visión. Cuatro cuernos destructores son destruidos por cuatro carpinteros (1.18–21).
(iv) Tercera visión. La nueva Jerusalén no puede ser encerrada entre muros, sino que será morada tanto para judíos como para gentiles (2.1–13).
(v) Cuarta visión. Josué el sumo sacerdote, acusado por Satanás, es reivindicado por Dios, tiene acceso a su misma presencia, y se convierte en tipo del Mesías-Renuevo (3.1–10).
(vi) Quinta visión. Un candelabro o lámpara de siete brazos, alimentado por dos brazos (probablemente Josué y Zorobabel) desde dos olivos. Palabras especiales de aliento para Zorobabel (4.1–14).
(vii) Sexta visión. Un inmenso rollo volador lleva las palabras por las cuales Dios condena el pecado (5.1–4).
(viii) Séptima visión. Una mujer en una efa de medir, que simboliza el pecado, es trasladada a la tierra impura de Babilonia, el lugar de exilio (5.5–11).
(ix) Octava visión. Cuatro carros salen a recorrer la tierra como ejecutores enviados por Dios (6.1–8).
(x) Josué es coronado como símbolo del Mesías-Renuevo que edifica el templo, y que reina como Rey-Sacerdote (6.9–15).
(xi) Consulta sobre la observancia de ayunos que se habían instituido para conmemorar la caída de Jerusalén en el 587 a.C. Los ayunos se convertirán en fiestas, y todas las naciones compartirán la bendición (7.1–8.23).
b. Profecías sin fecha, que podrían pertenecer a un período posterior del ministerio de Zacarías, 9.1–14.21
(i) El juzgamiento de los enemigos de Israel es visto a la luz del Príncipe de paz que ha de venir (9.1–17).
(ii) Los pastores malvados ceden el lugar al Líder de Dios, que reúne a su pueblo (10.1–12).
(iii) El buen pastor confunde a los pastores malvados, pero es rechazado por las ovejas, que en consecuencia sufren bajo otro pastor malvado (11.1–17).
(iv) Jerusalén en su angustia vuelve la mirada hacia aquel a quien sus habitantes han traspasado, y se arrepiente con verdadero dolor (12.1–14).
(v) La profecía judía cesa cuando el Buen pastor es herido y abre la fuente que limpia del pecado (13.1–9).
(vi) A la angustia de Jerusalén siguen las bendiciones y juicios del reino de Dios (14.1–21).
II. Paternidad y unidad
En los
El problema de los cap(s). 9–14 es más complejo, y muchos sostienen que estos capítulos no deben atribuirse a Zacarías y que tampoco constituyen una unidad en sí mismos. Un punto de vista moderado, adoptado por, p. ej., H. L. Ellison en Men Spake from God, 1952, es que se han agregado al final de los profetas menores tres profecías anónimas, cada una de las cuales comienza con la frase, “Carga (así
Los argumentos principales en contra de la paternidad de Zacarías son: (i) La diferencia en cuanto a atmósfera entre 1–8 y 9–14. Los primeros ocho cap(s). están llenos de esperanza y promesa; los restantes evidencian liderazgo pobre y amenazas de ataque. No hay ninguna referencia a la reciente reconstrucción del templo. (ii) Hay una referencia en 9.13 a Grecia como la potencia dominante, no a Persia como en los días de Zacarías. (iii) La referencia negativa a la profecía en el cap(s). 13 y los cuadros apocalípticos en el cap(s). 14 constituyen indicaciones de una fecha posterior.
Los dos primeros argumentos suponen que, si los capítulos pertenecen a *Zacarías, tienen que pertenecer aproximadamente al mismo período que 1–8. No tenemos forma de averiguar la duración del ministerio profético de Zacarías, pero hay indicaciones de que era joven cuando fue llamado a profetizar en el 520 a.C. Jeremías profetizó durante más de 40 años, e Isaías por más de 50. Si estos capítulos fueron pronunciados durante la ancianidad de Zacarías, no estarían lejos de la época de Malaquías, Esdras, y Nehemías, y tal vez Joel, cuando la atmósfera del primer entusiasmo había cedido su lugar a la frialdad, la formalidad, el liderazgo débil, y el temor al ataque.
Por lo tanto, la referencia a Grecia no constituye una objeción seria, aun cuando no se le de mayor peso a la creencia en la predicción divina, cosa que por cierto está presente en las referencias al Rey y al Pastor en estos capítulos. Grecia, o Javán, se menciona en Ez. 27.13, 19, y también Is. 66.19, como uno de los lugares a donde irán misioneros a declarar la gloria de Dios. Vale la pena mencionar el hecho de que para muchos comentaristas el “Trito-Isaías” (Is. 56–66) es contemporáneo del Zacarías que escribió los cap(s). 1–8. Es probable que Zacarías haya visto la visión de los carros que salen hacia el país de occidente” (6.6,
Desde alrededor del 520 a.C. los griegos de Asia Menor constituyeron fuente de problemas para Darío, y en el 500 a.C. hubo una gran rebelión jónica. En el 499 a.C. los atenienses quemaron la plaza fuerte persa de Sardis, y en el 490 y el 480 a.C. los persas, en una invasión total a Grecia, fueron derrotados en Maratón y Salamina. Desde una perspectiva puramente humana, Zacarías puede haber considerado a Grecia como una potencia que podía hostilizar a los países en el imperio persa cuyo litoral miraba hacia el O. Más todavía, es posible que hubiera habido incursiones en las costas de Palestina. Corresponde notar, sin embargo, que Javán es sólo una de varias potencias a las que se refiere el cap(s). 9.
El argumento acerca de la referencia negativa a la profecía en el cap(s). 13 ve más de lo que realmente hay en el pasaje. No es posible que el escritor se haya propuesto desmerecer la profecía, ya que él mismo afirma que también es profeta. En el contexto el pensamiento se relaciona con el Pastor traspasado, cuya muerte abre la fuente para el pecado, como punto culminante de la profecía, de manera que la verdadera profecía cesa, y toda pretendida profecía posterior tiene que ser falsa.
El argumento acerca de las imágenes apocalípticas posteriores del cap(s). 14 es opinión subjetiva. Debe entenderse que el fechamiento de pasajes escatológicos y apocalípticos en el
Desde el punto de vista positivo, existen ciertos vínculos concretos entre 1–8 y 9–14; p. ej. la necesidad del arrepentimiento y la purificación (1.4; 3.3–4, 9; 5.1–11; 7.5–9; 9.7; 12.10; 13.1, 9); Jerusalén como la cabeza (1.16–17; 2.11–12; 12.6; 14.9s); el regreso de la nación (2.6, 10; 8.7–8; 9.12; 10.6–12); los enemigos de Israel han de ser subyugados (1.21; 12; 14) y convertidos (2.11; 8.20–23; 9.7; 14.16–19). También existen algunas semejanzas en cuanto a estilo: p. ej. la predilección por el número “dos” (4.3; 5.9; 6.1; 11.7; 13.8); el discurso vocativo (2.7, 10; 3.2, 8; 4.7; 9.9, 13; 11.1–2; 13.7); la frase “fuese ni viniese” (
No es posible probar la unidad de este libro, pero no se debe abandonar el concepto con demasiada facilidad. No es necesario buscar figuras contemporáneas en 9.8, 16–17 y 12.10, aun cuando los que sostienen la fecha tardía sugieren diversas figuras sacerdotales de la época macabea. Si se necesitaran identificaciones contemporáneas, el comentarista conservador tendría que decir que no sabemos nada acerca de los dirigentes en Judea entre el 516 y el 458 a.C., y que las intrigas personales y los asesinatos eran tan probables en esa época como en la de los macabeos.
Bibliografía. L. Alonso Schökel, Los profetas, 1980, t(t). II; F. Buck, “Zacarías”, La Sagrada Escritura, t(t). VI, pp. 433ss; M. García Cordero, “Introducción y comentario al libro de Zacarías”, Biblia comentada, 1967, t(t). III; C. Stuhlmueller, “Zacarías”, Comentario bíblico “San Jerónimo”, 1971, t(t). II, pp. 137ss; J. L. Sicre, Los dioses olvidados, 1979, pp. 85–88;
H. G. Mitchell,
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Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico