Abundancia en posesiones (materiales, sociales o espirituales). En la civilización nómada de los hebreos primitivos, la riqueza consistía mayormente de rebaños y ganados, plata y oro, bronce, hierro y ropas (Jos 22:8). En la época de Job, sus hijos tenían casas, pero sus riquezas consistían principalmente en camellos, asnos, ovejas, bueyes y siervos (Job 1:3). Había riquezas provenientes de empeños pecaminosos (Act 19:25). Desde los comienzos de Israel Dios enseñó a su pueblo que él era el dador de su riqueza (Deu 8:18). Les enseñó a ser liberales (Pro 11:24). La enseñanza del NT va aún más allá (1Co 10:24). Algunos pasajes del AT dan la impresión de que las riquezas siempre provenían de la piedad (Psa 112:3) y que la pobreza era para los malvados (Pro 13:18), pero este aspecto puede ser debatido.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Abundantes posesiones materiales, sociales o espirituales.
– Las da Dios, Deu 8:18, Deu 8:1 52Cr 2:7. para que las demos, Pro 11:24, Luc 6:38, Mat 10:30, Mar 10:21.
Se describen en la Biblia como: – Transitorias, Pro 27:24.
– Inciertas, 1Ti 6:17.
– Corruptibles, Stg 5:2, 1Pe 1:18.
– Fugaces, Pro 23:5, Rev 18:16-17.
– Enganosas, Mat 13:22.
– No satisfacen, Ec12Cr 4:8, 2Cr 5:10.
– Pueden ser robadas, Mat 13:22.
– Espeso lodo, Hab 2:6, Mar 10:21.
Su codicia puede conducir.
– a orgullo, Eze 25:8, Ose 12:8, Pro 28:11.
– a olvidarse de Dios, Deu 8:13-14.
– a negar a Dios, Deu 23:15.
– a rebelarse contra Dios, Neh 9:25-26.
– a rechazar a Cristo, Mat 19:22.
– a ansiedad, Ec12Cr 5:12.
– a violencia, Miq 6:12.
– a opresión y fraude, Stg 2:6, Stg 5:4.
– a sensualidad, Stg 5:5.
Los que las poseen deben.
– atribuirlas a Dios, 1Cr 29:12, Deu 8:18.
– no confiar en ellas, job 31:24, 1Ti 6:10, 1Ti 6:17.
– No poner el corazón en ellas, Sal 62:10.
– no acumularlas, Mat 6:9.
– darlas a los pobres, Mat 19:21, Mat 19:29, 1Jn 3:17.
– darlas al servicio de Dios, 1Cr 29:3
– emplearlas para promover la salvacion del projimo, Luc 16:9.
– ser generosos en todo, 1Ti 6:18.
– considerar un privilegio tener la oportunidad de dar, 1Cr 29:14.
– no ser altivos, 1Ti 6:17.
– son «necios» los que confían en ellas y están en peligro, Luc 12:16-21.
Ejemplos de santos ricos: – Abram, Gen 13:2.
– Lot, Gen 13:5-6.
– Isaac, Gen 26:13-14.
– Jacob, Gen 32:5-10.
– José, Gen 45:8-12.
– David, 1Cr 29:28.
– Ezequías, 2Cr 32:27-29.
– Job,2Cr 1:3.
– José de Arimatea, Mat 27:57.
– Zaqueo, Luc 19:2.
– Dorcas, Hec 9:36.
Ejemplos de malos ricos: – Judas, Mat 26:6-13.
– el joven rico, Mat 19:22.
– el «necio» de Luc 12:16-21.
– Laban, Gen 30:30.
– Esaú, Gen 36:7.
– Nabal, 1 52Cr 25:2.
– Amán, Est 5:11.
– Los Amonitas, Jer 49:4.
– Jezabel, 1 R.18.
– Los tirios, Eze 28:5.
– Salomón: (?), 1 R.
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
La abundancia de bienes materiales puede representar una bendición de Dios, cuando viene como consecuencia de la sabiduría y es manejada con moderación, o traer grandes problemas si no se las trata así. El sentimiento general de los hebreos en el AT era que recibir r. era de por sí una demostración del favor divino (†œBienaventurado el hombre que teme a Jehová…. bienes y riquezas hay en su casa…† [Sal 112:1-3]; †œLa bendición de Jehová es la que enriquece† [Pro 10:22]). †œLa humildad y el temor de Jehovᆠtraen †œr., honra y vida† (Pro 22:4). Pero pueden traer el peligro del sentimiento de autosuficiencia, y perderse el sentido de dependencia de Dios. Por eso al rey se le advertía: †œ… ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia† (Deu 17:17). †œEl que se apresura a enriquecerse no será sin culpa† (Pro 28:20). El que recibe muchas r. corre el peligro de decir: †œCiertamente he enriquecido, he hallado r. para mí; nadie hallará iniquidad en mí† (Ose 12:8). Además, se aconseja el no afanarse para hacerse rico, pues las r. †œse harán alas como alas de águila, y volarán al cielo† (Pro 23:4-5). No se puede confiar en ellas para comprar la salvación (†œ… porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás† [Sal 49:6-9]).
El NT pone énfasis en los peligros que las r. traen, aunque no condena su posesión. Se nos advierte contra †œel engaño de las r.†, porque †œahogan la palabra† (Mat 13:22). A los †œricos de este siglo† se les manda que no †œpongan la esperanza en las r., las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo…. que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos† (1Ti 6:17). †¢Santiago habla de las injusticias que cometen algunos ricos y el castigo que recibirán (†œÂ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán† [Stg 5:1]).
término griego ploutos, equivalente a r., se usa también en sentido espiritual, señalando a la abundancia de la benignidad de Dios (Rom 2:4), su gloria (Rom 9:23), su gracia (Efe 1:7), etcétera.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
Abundancia de bienes materiales o de cualidades espirituales, privilegios de servicio y del favor de Dios.
Las Escrituras no ponen el énfasis en la posesión de riquezas materiales, sino en tener una buena posición ante Jehová Dios, que se mantiene cumpliendo con la voluntad divina por fe. Cristo Jesús animó a otros a ser †œ[ricos] para con Dios† (Lu 12:21) y a almacenar †œtesoros en el cielo†. (Mt 6:20; Lu 12:33.) El proceder de obras excelentes de una persona es comparable a riquezas depositadas en el cielo en manos del Creador, que garantizan bendiciones duraderas al implicado. Los seguidores de Jesucristo ungidos por espíritu pueden esperar las †œgloriosas riquezas† de una herencia celestial (Ef 1:18), y durante su †˜residencia como forasteros†™ en la Tierra, son ricos en el sentido de abundar en fe, amor, bondad y otras cualidades divinas. (Compárese con Gál 5:22, 23; Snt 2:5; 1Pe 2:11, 12; 2Pe 1:5-8.)
Los patriarcas ricos. A los siervos fieles de Jehová Dios, como los patriarcas Abrahán y Job, no se les dio la comisión de ayudar a los extraños a adoptar la adoración verdadera. Por esta razón, parece que principalmente ocupaban su tiempo en cuidar de las necesidades físicas y espirituales de sus respectivas casas. Jehová bendijo los esfuerzos diligentes de estos siervos suyos, de manera que llegaron a tener en abundancia ganado, siervos, oro y plata. (Gé 12:16; 13:2; 14:14; 30:43; 32:10; Job 1:2, 3; 42:10-12.)
Eran ricos, pero no materialistas. Entendían que su prosperidad se debía a la bendición de Jehová y no codiciaban riquezas. Abrahán podría haber aumentado en gran manera su riqueza después de derrotar a cuatro reyes aliados y recuperar todos los bienes que habían saqueado de Sodoma. Sin embargo, rechazó la oferta del rey de Sodoma de quedarse con los bienes recuperados, diciendo: †œDe veras alzo la mano en juramento a Jehová el Dios Altísimo, Productor de cielo y tierra, y juro que, desde un hilo hasta una correa de sandalia, no, no tomaré nada de lo que es tuyo, para que no digas: †˜Yo fui quien enriqueció a Abrán†™. ¡Nada para mí!†. (Gé 14:22-24.) Cuando Job perdió todo su ganado y sus hijos, exclamó: †œJehová mismo ha dado, y Jehová mismo ha quitado. Continúe siendo bendito el nombre de Jehová†. (Job 1:21.)
Abrahán, Job y otras personas demostraron que se les podían confiar riquezas. Eran industriosos y daban buen uso a sus posesiones materiales. Por ejemplo, Job siempre estaba dispuesto a ayudar a los pobres y a los afligidos. (Job 29:12-16.) En vista de la actitud correcta de esos siervos suyos, había buena razón para que Jehová Dios los protegiera de los hombres egoístas y codiciosos que querían defraudarlos. (Gé 31:5-12; Job 1:10; Sl 105:14.)
Si Israel era obediente, prosperaría. Como en el caso de los fieles patriarcas, la prosperidad material de los israelitas dependía de que mantuvieran una buena relación con Jehová Dios. Moisés les aconsejó enérgicamente que recordasen que era Jehová su Dios quien les daba †œpoder para hacer riqueza†. (Dt 8:18.) Sí, Jehová dio una herencia de tierra a aquella nación que estaba en relación de pacto con El. (Nú 34:2-12.) También se encargaba de que recibieran la lluvia en su estación y no experimentaran pérdida debido a malas cosechas o invasiones de fuerzas enemigas. (Le 26:4-7.)
El propósito de Dios era que si Israel era obediente, se convirtiera en una nación próspera. Moisés dijo: †œJehová te abrirá su buen almacén, los cielos, para dar la lluvia sobre tu tierra en su temporada y para bendecir todo hecho de tu mano; y ciertamente prestarás a muchas naciones, mientras que tú mismo no tomarás prestado. Y Jehová realmente te pondrá a la cabeza y no a la cola; y tienes que llegar a estar solamente arriba y no llegarás a estar abajo, porque sigues obedeciendo los mandamientos de Jehová tu Dios†. (Dt 28:12, 13.) La prosperidad de la nación daría honra a Jehová y sería una prueba irrefutable ante las naciones vecinas de que El es †œUno que enriquece† (1Sa 2:7) a su pueblo y de que la Ley que les había dado garantizaba de manera incomparable el bienestar para todos.
El caso del rey Salomón ilustra que la prosperidad de Israel movió a otros pueblos a glorificar a Jehová. En el comienzo de su reinado, cuando se le concedió la oportunidad de solicitar a Jehová lo que desease, no pidió grandes riquezas, sino sabiduría y conocimiento para juzgar a la nación. Jehová le concedió su solicitud y también le dio †œriquezas y posesiones materiales y honra†. (2Cr 1:7-12; 9:22-27.) Como resultado, los informes de la sabiduría y la riqueza de Salomón se asociaron al nombre de Jehová. Por ejemplo, cuando la reina de Seba recibió informes acerca de Salomón y, por consiguiente, acerca de Jehová, viajó desde un país distante para ver si era cierto lo que le habían dicho en cuanto a su sabiduría y prosperidad. (1Re 10:1, 2.) Lo que vio la impulsó a reconocer el amor de Jehová a Israel. Dijo: †œVerdad ha resultado ser la palabra que oí en mi propio país acerca de tus asuntos y acerca de tu sabiduría. Y no puse fe en las palabras hasta que yo hubiera venido para que mis propios ojos vieran; y, ¡mira!, no se me había referido ni la mitad. Has superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché. ¡Felices son tus hombres!; ¡felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría! Llegue a ser bendito Jehová tu Dios, que se ha deleitado en ti al ponerte sobre el trono de Israel; porque Jehová ama a Israel hasta tiempo indefinido, de modo que te ha nombrado rey para que ejecutes decisión judicial y justicia†. (1Re 10:6-9.)
Como una nación próspera, los israelitas podían disfrutar de comer y beber (1Re 4:20; Ec 5:18, 19), y sus riquezas servían para protegerlos de los problemas de la pobreza. (Pr 10:15; Ec 7:12.) Sin embargo, aunque el propósito de Jehová era que los israelitas disfrutaran de prosperidad por su duro trabajo (compárese con Pr 6:6-11; 20:13; 24:33, 34), también se encargó de advertirles del peligro que suponía olvidarse de que El era la Fuente de su prosperidad y ponerse a confiar en las riquezas. (Dt 8:7-17; Sl 49:6-9; Pr 11:4; 18:10, 11; Jer 9:23, 24.) Se les recordó que las riquezas eran transitorias (Pr 23:4, 5); no podían entregarlas a Dios como un rescate para librar a alguien de la muerte (Sl 49:6, 7) y no eran de ningún valor para los muertos. (Sl 49:16, 17; Ec 5:15.) Se les mostró que el dar indebida importancia a las riquezas les conduciría a prácticas fraudulentas y al disfavor de Jehová. (Pr 28:20; compárese con Jer 5:26-28; 17:9-11.) También se les estimuló a †œ[honrar] a Jehová con [sus] cosas valiosas†. (Pr 3:9.)
Naturalmente, la prosperidad de la nación no significaba que todos sus ciudadanos fueran ricos o que los que carecían de recursos tuvieran la desaprobación de Dios. Un suceso imprevisto podía hundir a alguien en la pobreza. (Ec 9:11, 12.) La muerte podía dejar tras sí huérfanos y viudas. Un accidente o una enfermedad podía entorpecer temporal o permanentemente el que una persona realizase el trabajo necesario. Por consiguiente, se animó a los israelitas a ser generosos con sus riquezas al ayudar a los pobres y a los afligidos que hubiera entre ellos. (Le 25:35; Dt 15:7, 8; Sl 112:5, 9; Pr 19:17; véanse DíDIVAS DE MISERICORDIA; POBRES.)
Las riquezas entre los seguidores de Cristo Jesús. A diferencia de los patriarcas y de la nación de Israel, los seguidores de Jesucristo tenían la comisión de †œ[hacer] discípulos de gente de todas las naciones†. (Mt 28:19, 20.) Llevar a cabo esta comisión requirió tiempo y esfuerzo, que normalmente se hubiera empleado en ocupaciones seglares. Por lo tanto, el que se aferrara a la riqueza, en vez de aligerar las cargas lo suficiente para poder emplear el tiempo y recursos en esa comisión, no podía ser un discípulo de Jesús ni tener la perspectiva de vida celestial. Por esta razón, el Hijo de Dios declaró: †œÂ¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero abrirse camino al reino de Dios! Más fácil es, de hecho, que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que el que un rico entre en el reino de Dios†. (Lu 18:24, 25.) Jesús se sintió impulsado a decir estas palabras ante la reacción que tuvo un joven gobernante rico cuando él le dijo: †œVende todas las cosas que tienes y distribuye entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé mi seguidor†. (Lu 18:22, 23.) Aquel joven tenía la obligación de ayudar a sus compañeros israelitas necesitados. (Pr 14:21; 28:27; Isa 58:6, 7; Eze 18:7-9.) Pero el que no estuviese dispuesto a desprenderse de los bienes materiales para ayudar a otros y hacerse seguidor de Jesucristo le impidió entrar en el reino de los cielos.
Ahora bien, los seguidores de Cristo no tenían que quedar reducidos a la miseria y luego depender de otros para que los ayudasen. Más bien, debían trabajar arduamente a fin de atender a sus familias y también tener †œalgo que distribuir a alguien que tenga necesidad†. (Ef 4:28; 1Te 4:10-12; 2Te 3:10-12; 1Ti 5:8.) Debían estar satisfechos con tener sustento y con qué cubrirse y no procurar hacerse ricos. La persona que considerase las metas materiales como de primera importancia estaba en peligro de actuar de manera fraudulenta y perder la fe al descuidar las cosas espirituales. De hecho, esto es lo que les sucedió a algunos, como lo muestran las palabras de Pablo a Timoteo: †œLos que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores†. (1Ti 6:9, 10.)
Naturalmente, lo que Jesús dijo al joven gobernante rico no significa que un cristiano no pueda tener riquezas materiales. Por ejemplo, en el siglo I E.C. había cristianos ricos en la congregación de Efeso. El apóstol Pablo no le dijo a Timoteo que aconsejara específicamente a estos hermanos ricos que se despojaran de toda posesión material, sino que escribió: †œA los que son ricos en el presente sistema de cosas da órdenes de que no sean altaneros, y de que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es†. (1Ti 6:17-19.) De modo que lo que estos cristianos ricos tenían que hacer era vigilar su actitud: mantener las riquezas en su debido lugar y utilizarlas de manera generosa para ayudar a otros.
Mammón. Normalmente se entiende que el término griego ma·mo·nás (castellanizado como Mammón, Mammona y de otras formas) significa dinero o riquezas. (Mt 6:24; Lu 16:9, 11, 13; compárese con Besson; BM; CR; Ga; NM; PIB; Rule; Sd; Val, 1909.) No hay ningún indicio de que alguna vez fuese el nombre de una deidad. Jesús utilizó este término cuando mostró que una persona no puede ser esclava de Dios si es esclava de las Riquezas (Mt 6:24), e instó a sus oyentes: †œHáganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fallen, se los reciba en los lugares de habitación eternos†. (Lu 16:9.) Como la posesión o el deseo de tener riquezas materiales puede llevar a cometer actos desaforados, es posible que esta sea la razón por la que se las llama †œriquezas injustas†, en contraste con las riquezas espirituales. Además, las riquezas materiales, en particular el dinero, en realidad pertenecen a †œCésar† y están bajo su control, pues él pone en circulación el dinero y le asigna su valor. Tales riquezas son transitorias, y pueden perderse debido a reveses económicos u otras circunstancias. Por consiguiente, el que tenga estas riquezas no debería cifrar su confianza en ellas, ni utilizarlas, como hace el mundo en general, para propósitos egoístas, como acumular aún más riquezas. (1Co 7:31.) Más bien, debería esforzarse por hacerse amigo de los que poseen los lugares de habitación eternos.
Los que poseen †œlos lugares de habitación eternos† son Jehová Dios y su Hijo Cristo Jesús. (Compárese con Jn 6:37-40, 44.) Las personas que no utilizan sus †œriquezas injustas† de una manera apropiada (para ayudar a los necesitados y fomentar las †œbuenas nuevas†; Gál 2:10; Flp 4:15) nunca podrán ser amigos de Dios y de su Hijo Cristo Jesús. Como no son fieles en su uso de las riquezas injustas, no se les pueden confiar riquezas espirituales (Lu 16:10-12), pues nunca podrían ser excelentes mayordomos de la bondad inmerecida de Dios que distribuyen riquezas espirituales a otros. (1Pe 4:10, 11.)
Fuente: Diccionario de la Biblia