El pueblo de Israel generalmente pidió prestado de los egipcios (Exo 3:22; Exo 11:2; Exo 12:35). Los egipcios, completamente acobardados por los rigores de las diez plagas, estaban dispuestos a dar generosamente para deshacerse de sus conflictivos invitados.
Dios permitió que Israel despojara a los egipcios (Exo 12:36) para proporcionarles oro y plata para el tabernáculo que iban a construir.
La ley de Moisés legislaba sobre aquellos que pedían prestado, guardaban propiedad en custodia o descuidaban criminalmente la propiedad de otro (Exo 22:1-15). Jesús instruyó a sus seguidores a no despedir a quienes quisieran tomar prestado de ellos (Mat 5:42). Generalmente, el que pide es el siervo del que presta (Pro 22:7), pero el juicio de Dios puede borrar las diferencias (Isa 24:2).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano