ORADOR

Isa 3:3 el consejero, el artífice excelente y el hábil o
Act 24:1 ancianos y un cierto o llamado Tértulo


1. En Isa 3:3, la RVR-1960 traduce hábil orador; mientras que otras versiones, con más exactitud, traducen hábil encantador (BJ, BA), o experto encantador (RVA) o brujo (DHH).
2. Persona que habla en público, especialmente un abogado (Act 24:1 [RVR-1960, RVA, VHA:
orador; BA, BJ y VHA: abogado]).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

tip, OFIC

vet, (gr. «rheteur»). Tí­tulo que se da a Tértulo, que actuaba como abogado de los judí­os en acusación particular contra Pablo ante Félix (Hch. 24:1). Se trataba de un orador público, admitido ante los tribunales; era una profesión muy extendida en Roma.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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El que se dedica a la oratoria o a la proclamación de un mensaje mediante la exposición artí­stica y solemne de algo ante un público. La oratoria fue desde los griegos y romanos un arte, más que una ciencia, muy cultivada por sus efectos persuasivos en las asambleas.

Se practicaba en los consejos de las ciudades (boulés) o en los Senados urbanos. Y por ello fue especialmente cultivada más como arte que como ciencia, por parte de los oradores. Demóstenes entre los griegos y Cicerón entre los romanos representaron la cumbre de la oratoria polí­tica y legal.

En el Nuevo Testamento encontramos algunas piezas intencionadamente oratorias, como la autodefensa de Pablo ante el Gobernador Félix (Hech. 22.1-22) en determinados viajes misionales (Hech. 12. 17-41). Incluso los discursos de Esteban (Hech. 7. 2-52) y de Pedro (Hech. 1. 14-36 y 3. 12-26).

Sin embargo es interesante la ironí­a con la que el Autor del libro de los Hechos recogió el mejor discurso oratorio en el corazón de Atenas: el que pronunció Pablo ante los atenienses del Areópago, que terminó en el más sonado fracaso, a pesar de la perfecta hechura literaria y las referencias filosóficas del enardecido Apóstol. (Hech. 17. 22-32).

En cierto sentido la oratoria sagrada se presentó siempre como aliada de la predicación del mensaje en el mundo helení­stico del siglo I, sobre todo en el ambiente culto del siglo III y IV (Juan Crisóstomo, Basilio, Cirilo de Jerusalén) y en los finales del imperio romano antiguo (S. Ambrosio y S. Agustí­n).

Luego continuarí­a a lo largo de la Historia de la Iglesia con diversas formas y alcances según los tiempos, los ambientes y los paí­ses.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

jretor (rJhvtwr, 4489), de un tiempo presente obsoleto, reo, decir (cf. el término castellano retórica), denota un orador público (Act 24:1), aplicado a Tértulo. Este tipo de personas, diferentes de los abogados profesionales, eran contratados, como oradores profesionales, para que hicieran hábiles alegatos ante los tribunales. Su instrucción no era legal, sino retórica.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

El rhētōr era un profesional que enseñaba retórica, o, como Tértulo (Hch. 24.1), la persona que escribía discursos y que podía él mismo cumplir la función de abogado (véase °bj). El gran refinamiento del arte de la retórica, que constituía el signo máximo de la educación superior, y las dificultades que ofrecía una vista ante un tribunal extranjero, hacían que sus servicios resultaran indispensables para los judíos. Recibían como recompensa un excelente discurso, que se destacaba por su exordio, destinado a ganarse las simpatías. Pablo, maestro del arte él mismo, pudo responder personalmente. En otras partes (1 Co. 2.4) evidenció desprecio por esta capacidad profesional.

Bibliografía. G. A. Kennedy, The Art of Rhetoric in the Roman World, 1972.

E.A.J.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico