ABRAHAN, SENO DE

Abrahán, Seno de (gr. kólpon Abraám). Expresión figurada basada posiblemente en la imagen de una madre que acaricia y amamanta a su niño (cf Joh 1:18); un sí­mbolo de la amistosa comunión que se pensaba que existí­a entre Abrahán y sus benditos descendientes en el Hades; en la antigua costumbre de reclinarse en las comidas, ocasión en que la cabeza de uno de los huéspedes se podí­a apoyar en el pecho del que estaba a su lado (véase 13: 23); o en la suposición de que los benditos tendrí­an el privilegio de estar junto a Abrahán en el otro mundo (véase Mat 8:11). La figura aparece pocas veces en la literatura judí­a. Una referencia (2 Mac. 7, BJ; cf 4 Mac. 13:17) habla de 7 hermanos que esperaban ser recibidos, cuando murieran, por Abrahán, Isaac y Jacob. El Talmud habla de Addab. Ahaba, quien se sentaba «en el regazo de Abrahán». En el Discourse to the Greeks Concerning Hades [Discurso a los griegos en cuanto al Hades], que algunos atribuyen a Josefo, pero que más probablemente sea de Hipólito, «el seno de Abrahán» se describe así­: «A este lugar hay una sola manera de bajar, a cuya puerta creemos que hay un arcángel con una hueste. Y cuando los que son conducidos hacia las almas por los ángeles designados han pasado por esta puerta, no siguen por el mismo camino; sino que los justos, guiados por la luz hacia la derecha, y a quienes cantan los ángeles que hay en el lugar, son llevados a un sitio lleno de luz. Allí­ los justos desde el comienzo habitan, no gobernados por la necesidad sino gozando siempre de la contemplación de las bendiciones que hay ante su vista, y alegrándose con la expectativa de otras siempre nuevas y evaluándolas como mejores que éstas. Ese lugar no les acarrea ningún trabajo. Allí­ no hace mucho calor ni frí­o, ni hay espinas; sino que se ve el rostro de los padres y de los justos siempre sonriente, mientras esperan el descanso y el eterno reavivamiento en el cielo que seguirá a este lugar. Lo llamamos con el nombre de seno de Abrahán». El uso que Jesús hace de la expresión «seno de Abrahán» en la parábola del rico y Lázaro (Luk 16:22, 23) no se debe utilizar como su aprobación de los conceptos escatológicos judí­os con respecto a la recompensa de los justos. Hacerlo serí­a contradecir sus declaraciones literales con respecto a la condición del hombre en la muerte. Sencillamente utilizaba los conceptos contemporáneos como una ilustración. Véase Muerte. Bib.: Talmud, Kiddushin 72a, p 369; ANF 5: 221,222.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico