MILENIO

ver REINO DE DIOS

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(mil años).

Sólo se nombra en la Biblia en Ap.20.

1-7, ¡y lo nombra 6 veces! Se refiere a un perí­odo cuando Cristo gobernará en la tierra y Satanás estará atado.

Este término, ha tenido las interpretaciones más diversas y controversiales.

1- Milenistas: Es lo que sostiene la Iglesia Católica, con Origenes y San Agustí­n: Dice que ya estamos en el «milenio», que es un perí­odo de «muchos años»: («milenio» es un sí­mbolo, de muchos años, no exactamente «mil»).

Empezó con el Calvario, donde Satanás fue derrotado y «atado»: (Col 2:1415, Col 1:13, 1Jn 3:8-10, Mar 3:27, Lc.10.

18,Mar 11:22, Jua 12:31, Jua 16:11, Rom 6:8-11, Efe 2:6). Durará hasta que venga el Anticristo. basado todo en el mismo Cap.20 del Apocalipsis.

1- Versos 1-6: Satanás es «atado», y muchos santos «ya» están en el Cielo. los mártires. los que han muerto en Cristo, y reinarán con El durante todos estos años de la Iglesia en la tierra; y sobre ellos no tendrá lugar la «segunda muerte», la de los que son enviados al Infierno, de 20:10.

2- Versos 7-9: La venida del Anticristo por tres años y medio, con la abominable desolacion de Mat 24:15, en la que el campamento de los santos y la ciudad amada serán rodeadas.

3- Verso 9-b: El fuego del cielo consume a los del Anticristo, ¡es la segunda venida de Cristo!, en la que el diablo y los enganados irán al Infierno del verso 10.

4- El Juicio Final, de los versos 11-15. 5- E1 «cielo nuevo y la tierra nueva», de los caps. 21 y 22 del Ap., que corresponden al «cielo nuevo y la tierra nueva» de 2 Ped.3. porque mi reino no es de este mundo: (Jua 18:36). es mucho más grande que todo esto, es el «cielo nuevo y la tierra nueva» de los que tantas veces habla la Biblia.

2- Pre-milenistas: Opinan que será primero la segunda venida de Cristo, y luego vendrá literalmente un «milenio» de felicidad y paz aquí­, en esta tierra. Basan esto en Mat 19:28, Luc 20:35, Flp 3:10, 2Ti 2:12, Isa 11:9, Miq 4:3.

3- Post-milenistas: Dicen que vendrá el «milenio», y luego será la segunda venida de Cristo, basados en las parábolas de la levadura, del grano de mostaza, del labrador, de la luz que despunta hasta hacerse el dí­a: (Mt.13, Mc.4, Lc.8), y Isa 11:9, Miq 4:3, Jer 31:34.

La Iglesia Católica desaprobó categóricamente estas dos últimas opciones: (Santo Oficio, 21 de Julio de 1944).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

†¢Escatologí­a.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, ESCA

ver, LEVADURA, ISRAEL, APOCALIPSIS, DANIEL, RESURRECCIí“N

vet, (lat. «mil años», expresión surgida de Ap. 20:1-7). Era de esta duración en la que Cristo, después de su retorno, hará reinar la justicia y la paz sobre la tierra. El AT no cesa de anunciar el reino glorioso que el Mesí­as instaurará aquí­ en la tierra. De la misma manera que creemos en el cumplimiento literal de las profecí­as que tratan de los sufrimientos del Señor, no hay razón objetiva alguna para rechazar las promesas concernientes a Israel, los grandes juicios del fin, y el triunfo visible de Jesucristo sobre la tierra. En efecto, el reino de Cristo ha de llenar «toda la tierra», es decir, el mismo espacio ocupado por los imperios de las naciones (Dn. 2:35; 38-39; 7:27; Sal. 72:8-11). A Jesucristo le ha sido prometido «el trono de David su padre», que jamás ha estado situado en el cielo (Lc. 1:32; cfr. Hch. 1:6). Los elegidos reinarán al principio con El «sobre la tierra» (Ap. 5:10; 20;4 b, 6), antes de ser transportados a los nuevos cielos y la nueva tierra. Con respecto al milenio, hay tres puntos de vista principales: (a) Los postmilenialistas. Los postmilenialistas enseñan que la Primera Venida de Cristo y las conquistas del Evangelio han atado a Satanás de tal manera, que la humanidad está lentamente introduciéndose en su Edad de Oro mediante la actuación de la Iglesia. El Señor sólo tendrá que venir para introducirla en la eternidad. Esta es la concepción sostenida por la Iglesia de Roma y por una buena cantidad de iglesias protestantes, para las que el término «mil años» presenta simbólicamente un perí­odo largo de duración indeterminada, que cubre algo más de la era de la iglesia militante. Después de las dos Guerras Mundiales, de los campos de exterminio y del terror atómico, parece bien difí­cil admitir esta interpretación; más bien parecerí­a que si Satanás ya está atado en la actualidad, como proponen los postmilenialistas, su cadena es realmente muy larga. En todo caso, el optimismo de esta postura, que mantiene una mejora de la humanidad en constante progresión, por la que la Iglesia introduce el reino de Dios sobre la tierra, está reñida con toda la enseñanza del NT, que proclama la caí­da en una apostasí­a general del cristianismo profesante, y una intervención cataclí­smica de Cristo, con tremendos juicios, antes de la violenta instauración de su reinado (cfr. Lc. 17:20-27; 18:8; Mt. 13 y cfr. LEVADURA con respecto a la interpretación de esta parábola; Ro. 11 :11-24 ss.; 2 Ts. 2:1-12, esp. v. 7; 1 Ti, 4:1-4; 2 Ti. 3:1-14; 4:1-7; 2 P. 2:3; Judas); todo el libro de Apocalipsis es evidencia de que la humanidad no será ganada a Cristo por el Evangelio; de hecho, sólo será en la era futura que grandes masas serán alcanzadas por el Evangelio (cfr. también Hch. 20:28-32). El cuadro que presenta el NT es, no el de un avance triunfante de la Iglesia hasta que el mundo quede listo para la venida del Señor Jesucristo, sino un deslizamiento más y más acusado hacia la apostasí­a, y una venida del Señor para reinar introducida por juicios (cfr. Is. 26:9; «luego que hay juicios justos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia»). (b) Los amilenialistas. Los amilenialistas creen que no se debe esperar ningún reino visible del Señor. Todas las promesas del AT acerca del Reino son espiritualizadas en favor de la Iglesia, y «Sión» representa simplemente a la Jerusalén celestial. Según esta postura, no hay porvenir nacional alguno para Israel: el retorno de los judí­os a Palestina no tiene relación alguna con las profecí­as, y su restauración y conversión a nivel nacional no son nada más que una vana esperanza (cfr. sin embargo Ro. 11:11-15, 25-26; Jer. caps. 30, 31, 32, 33; Ez. caps. 36-48; Zac. 12:10; 13:8-9; véase asimismo ISRAEL). En la teorí­a amilenialista las seis menciones de los mil años en Ap. 20:2-7 son reducidas a un simbolismo del actual perí­odo de la Iglesia. Sin embargo, esta teorí­a afronta dificultades exegéticas serias para explicar el significado de las resurrecciones en este pasaje. La mayorí­a de expositores amilenialistas «espiritualiza» la Primera Resurrección antes de los mil años, manteniendo, sin embargo, que en el v. 5 sí­ se trata de un verdadero «volver a la vida» (Berkhof: «Teologí­a Sistemática», p. 871). Esta es la postura general, de la que sin embargo difiere Hoekema, que espiritualiza todo el pasaje, y sitúa la resurrección general sólo en Ap. 20:11-13 (Hoekema: «Amillenialism», en «The Meaning of the Millenium», editor R. G. Clouse, PP. 167-172, véase Bibliografí­a). Tampoco queda explicado de manera satisfactoria, con esta teorí­a, el encadenamiento de Satanás. Además, en tanto que en el AT los anuncios de juicio sobre la nación de Israel como nación van seguidos de maravillosas promesas de redención y de salvación asimismo a nivel nacional (cfr. Jer. 7-25 y 27-29 con 30-33; Ez. 11:1-13 con 14-25, etc.), en cambio en el amilenialismo se aplican a Israel sólo los juicios, en tanto que las promesas de bendición a Judá e Israel se aplican a la Iglesia. Finalmente, el reinado de Cristo con sus santos, que el postmilenialismo aplica a esta edad de la Iglesia sobre la tierra, el amilenialismo, según uno de sus más destacados exponentes, lo aplica a un reinado de las almas de los santos en la era presente, con Cristo, en los cielos (Hoekema, obra cit., p. 150). Pero esta postura se basa en la espiritualización de la «Primera Resurrección». Si esta espiritualización se puede mostrar carente de una verdadera base exegética, la teorí­a amilenialista se enfrenta entonces a una dificultad básica fatal. (c) Los premilenialistas. Los premilenialistas admiten que Jesucristo vendrá antes del milenio. Es patente que la humanidad ha fracasado; ningún esfuerzo de las naciones ni de las iglesias puede conseguir el establecimiento del reino de Dios (o era de oro) en el mundo (cfr. Dn. 2:34, 44). Su venida cumplirá el plan divino aparentemente frustrado por la caí­da del hombre en el Edén. El Señor vindicará su nombre no sólo en juicio con la perdición de los impí­os, sino también convirtiendo la tierra en un vergel. La oposición que muchos presentan al premilenialismo nace sobre todo de la idea de que un reino en el que Israel tenga un papel que jugar significarí­a un retroceso en cuanto a la salvación espiritual conseguida por la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Pero no hay razón para mantener tal posición. No hay tal retroceso. El Rey. está ahora rechazado por los suyos y por el mundo (Jn. 1:10, 11; Ro. 11:25-36). Sin embargo, su obra en la cruz es la base para el perdón y aceptación de todos los que a El se allegan. Los que lo aceptan ahora en el tiempo de su humillación, reinarán con El en el dí­a de su exaltación (2 Ti. 2:12). En su venida, el Señor rechazado será reconocido (Zac. 12:10; cfr. Fil. 2:5-11), y reinará desde Sión (Zac. 14). La actual situación, con Israel rechazado y el cristianismo verdadero siguiendo a un Señor rechazado, y por ello rechazado con El (Jn. 15:20), es anómala. Se puede asimilar a la figura profética de David, rechazado y perseguido por el Israel oficial de su época. Su situación de proscrito por Saúl, acompañado en su rechazamiento por un puñado de fieles, que a su accesión al trono reinaron con él, puede asimilarse a la del Señor Jesucristo, proscrito por el Israel oficial de su época y que, mientras espera que el Padre ponga sus enemigos por estrado de sus pies, es seguido por una compañí­a de fieles que sufren con El, y que reinarán con El. Esta situación no es ni puede ser la definitiva, como marcan las Escrituras, sino que Cristo ha de reinar todaví­a, y ha de ser aceptado, así­ como han de ser reconocidos y vindicados aquellos que han sufrido con El, en un reinado de paz y de justicia universales, en el que se cumplirán todas las promesas de restauración y de regeneración, así­ como se cumplieron las anteriores amenazas de juicio y de desolación sobre Israel y tantas naciones. Para un examen exegético de la literalidad de las resurrecciones en Ap. 20:1-7 y del milenio interpuesto entre la primera resurrección y la resurrección de condenación, véase Ryrie, C.C.: «Las bases de la fe premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1984, PP. 189-204) y especialmente el libro «The Meaning of the Millenium», ed. por Clouse (ver Bibliografí­a), en el que se debate esta cuestión. Se puede indicar, sin embargo, que, como bien dice Ladd, la expresión «volvieron a vivir» (Ap. 20:45 gr. «ezêsan») sólo se usa en todo el resto del NT de resurrección («The Meaning…», p. 190). Caracterí­sticas del milenio: (a) Satanás estará entonces atado e impedido de seducir a las naciones (Ap. 20:1-3) (b) Un juicio determinará quiénes serán los súbditos del reino (Ap. 20:4 cfr. Mt. 25:31-34). (c) Los que han tenido parte en la primera resurrección (los «jueces» y los mártires de la tribulación), reinarán con el Señor (Ap. 20:4, 6; 2:26-27; Dn. 7:27; 1 Co. 6:23) (d) Este reino dura mil años (en base a la cifra seis veces repetida en Ap. 20:2-7) (e) Por fin se establece la paz en esta escena (Is. 2:2, 4; 9:5-6) junto con la justicia y la igualdad (Is. 11:1-9). (f) La presencia del Señor es manifestada de una manera gloriosa (Is. 11:10; 24:21-23) (g) Los súbditos del reino conocen una gran longevidad y una inmensa prosperidad (Is. 65:18-25). (h) Con todo, el Señor rige con cetro de hierro, el mal no es ya más pasado por alto en paciencia y los que pecan abiertamente mueren, alcanzados por la maldición (Is. 11:4; 65:20). (i) Los judí­os convertidos vienen a ser los misioneros en toda la tierra (Is. 66:18-20). (j) El final del milenio es frustrante, ¿A qué se debe que Satanás sea desatado? (Ap. 20:3, 7-9): Es para que los súbditos de este reino de bendición, pero autoritario, puedan decidirse libremente por o en contra de Dios (de la misma manera que todas las criaturas, humanas y celestiales, han sido tentadas antes que ellos). La lamentable elección de muchos de ellos muestra que el malvado corazón del hombre caí­do no se mejora en mil años de bendición, de prosperidad y paz. Después de esta exhibición de rebelión y del castigo divino, la tierra y los cielos actuales son destruidos para dar lugar al estado eterno (Ap. 20:11; 21:1). (Véanse APOCALIPSIS, DANIEL, RESURRECCIí“N.) Bibliografí­a: Clouse, R., editor: «The Meaning of the Millenium-Four Views», con contribuciones de George Eldon Ladd, Herman A. Hoyt, Loraine Boettner, Anthony A. Hoekema (Intervarsity Press, Downers Grove, Illinois, 1977; hay versión en castellano: «El milenio», Ed. Mundo Hispano; Chatter, E. H. «The Coming and Reign of our Lord Jesus Chrí­st» (Ralph E. Welch Foundation, Orange, Calif., 1963); Feinberg, C. L.: «Millenialism-The Two Major Views» (Moody Press, Chicago, 1936/1980); Lacueva, F.: «Escatologí­a» II (Clí­e, Terrassa, 1983); Payne, J. B.: «Encyclopedia of Biblical Prophecy» (Harper and Row, Publishers, New York, 1973); Pentecost, J. D.: «Eventos del Porvenir» (Editorial Libertador, Maracaibo, 1977); Peters, G. H. N. «The Theocratic Kingdom» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1978, reimpr. 1884); Ryrie, C. C.: «Las bases de la fe premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, Michigan, 1984); Tan, P. L.: «The interpretation of Prophecy» (BMH Books, Winona Lake, Indiana, 1974); Trotter, W.: «Plain Papers on Prophetic and other Subjects» (Bible Truth Pub., Oak Park, Illinois, s/f); Walvoord, J. F.: «The Millenial Kingdom» (Zondervan Pub. House, Grand Rapids, Michigan, 1959); West, N.: «The Thousand Years in Both Testaments» (Kregel Publications, reimpres. edición 1889, s/f).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(-> juicio, gracia, Apocalipsis). El tema cristiano del milenio (Ap 20,1-6) está en la lí­nea de los dos momentos clásicos de la escatologí­a del entorno de Jesús, que distingue y vincula (y a veces identifica) dos tipos de plenitud final: (a) Hay una plenitud o culminación histórica, que suele identificarse con el reino mesiánico de Israel, que un dí­a se extenderá sobre la tierra, (b) Hay una plenitud o culminación suprahistórica, que suele identificarse con el reino de Dios, abierto por igual a todos los hombres, más allá de la historia actual.

(1) Texto básico. El tiempo y tema del milenio del Apocalipsis se identifica con el primer tipo (o momento) de la escatologí­a: «Y vi un ángel que bajaba del cielo llevando en la mano la llave del Abismo y una gran cadena. Apresó al Dragón, la antigua serpiente -que es el Diablo y Satanás-, y lo encadenó por mil años… Después vi unos tronos, y a quienes se sentaron en ellos se les dio poder para juzgar. Y vi a los que habí­an sido degollados por el Testimonio de Jesús y la Palabra de Dios: los que no habí­an adorado a la Bestia ni a su estatua, los que no se habí­an dejado marcar ni en su frente ni en sus manos. Todos ellos vivieron y reinaron con Cristo mil años. Los demás muertos no vivieron hasta pasados los mil años. Esta es la primera resurrección. ¡Bienaventurados y santos quienes participen en esta resurrección primera! La segunda muerte no tendrá poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él los mil años» (Ap 20,1-6). Externamente, es un texto sencillo: hacia el final de la historia (pero todaví­a dentro de ella), una vez que las estructuras de la vieja opresión resulten inviables y queden superadas por la Palabra de gracia, agotados ya los poderes de la Prostituta* y de la Bestia* con sus reyes, cuando podrí­a parecer que todo se ha vuelto destrucción, vendrá a revelarse el triunfo gratuito de la gracia, de tal forma que reinarán para siempre los justos (antes encarcelados y expulsados), sin tener que apelar para ello a la violencia. Se abre así­ la utopí­a de la humanidad reconciliada, que eleva su apuesta y deseo de paz, de gratuidad y de no violencia, por encima de la violencia anterior de la historia, pero dentro todaví­a de la misma historia.

(2) Utopí­a de la humanidad reconciliada. El milenio forma parte de este mundo, de esta historia, de tal forma que en este campo podemos hablar de una «escatologí­a material», de una utopí­a histórica. Para que pueda llegar este «milenio» se exigen muchos cambios de tipo militar y policial, polí­tico y económico, social y personal, pero se exige (se supone) sobre todo el cambio de vida de los hombres, en una lí­nea económica y social, que transformará las condiciones de vida que ahora existen. Pablo y Juan parecen mucho más reservados en este campo, de manera que en su lí­nea podrí­a hablarse más bien de dos reinos que existen desde ahora, al mismo tiempo: por un lado vivimos bajo el viejo orden del mundo, dominados por su violencia; pero internamente, en el nivel de la experiencia creyente, sabemos que ha llegado el reino de Dios; por eso, en su visión no harí­a falta el despliegue de un tiempo fí­sico distinto, de un milenio de triunfo externo de los fieles. En contra de eso, el Apocalipsis supone que, tras una etapa de violencia desatada, podrá darse y extenderse en este mismo mundo un tiempo (mil años) de gracia, en la lí­nea de las grandes utopí­as de Israel: Is 2,2-4 (de las espadas forjarán arados) e Is 11,1-9 (habitará el lobo con el cordero). El Ap retoma así­ un tema clave de la profecí­a israelita, pero introduce una novedad cristiana, diciendo que ese reino estará dirigido por los «degollados», es decir, por los mártires y las ví­ctimas (como el Cris to). Este será el reino de los sacrificados y encarcelados de la historia anterior, que no se elevarán para vengarse de los opresores, sino para abrir sobre el mundo un despliegue gozoso de vida en gratuidad. Será el reino de los antes expulsados, de los que no podí­an comprar ni vender (Ap 13,17), será la victoria de los siempre perdedores, que ahora triunfan por gracia de Dios y no por algún tipo de méritos sociales o personales; el reino de la abolición completa de las opresiones y violencias: no serán necesarias las armas, ni las estructuras de opresión o represión, pues todos los hombres y mujeres podrán vivir por gracia, dándose la vida unos a otros, para compartirla de un modo gozoso. Imaginemos un mundo sin Bestias* ni Prostituta*, sin imposiciones de sistema ni violencias de tipo económico-polí­tico o militar: habrá llegado el tiempo final de la gracia, la victoria sin violencia de los antes derrotados, el reino de las ví­ctimas que triunfan sin imponerse y que crean un mundo sin lucha ni dominación. Así­ lo ha querido mostrar el autor del Apocalipsis, diciendo que volverán a la vida los que han muerto por Jesús: se elevarán los derrotados y triunfarán en la misma historia, no para oprimir a los antiguos opresores (en gesto de venganza), sino para gozar la felicidad del reino mesiánico.

(3) Interpretaciones. Ese milenio se ha interpretado de dos formas básicas, (a) La lectura más antigua ha destacado su carácter social, conforme a la tradición del judaismo mesiánico. Se puede discutir el modo y alcance de la resurrección de estos justos (¿sólo los mártires?, ¿todos los cristianos?). Se discuten igualmente las formas externas del milenio (¿vivirán todos los triunfadores a lo largo de los mil años o seguirán muriendo en paz, ante el Dios de la vida?, ¿tendrán hijos e hijas, casándose de nuevo, o mantendrán una existencia desligada de la forma actual del sexo?). Pero hay una cosa indiscutible: al fin se eleva y triunfa la esperanza de los pobres y expulsados de la tierra, que podrán ser y serán sobre el mundo principio de Reino, de manera que la humanidad alcanzará al fin su tiempo de gracia, como ha puesto de relieve todaví­a en la Edad Media Joaquí­n de Fiore, uno de los intérpretes más lúcidos y apasionados del Apocalipsis. (b) Desde san Agustí­n ha dominado una interpretación espiritualista. El Apocalipsis no habrí­a anunciado un cambio de vida social, sino sólo un tipo de transformación interior, vinculada a la experiencia individual de fe y a la celebración del misterio cristiano, en una lí­nea más cercana a Pablo (cf. Rom 13,1-7) y a Juan (escatologí­a* realizada) que al ritmo de conjunto del Apocalipsis. Externamente, seguiremos dominados por las bestias de Ap 13, de manera que no habrá tiempo sin ellas. Pero en el fondo de su corazón los creyentes podrán vivir ya el jubileo de la dicha plena, en el tiempo del milenio, que es propio de la experiencia espiritual de la Iglesia, (c) Las dos interpretaciones pueden y deben completarse, de manera que el milenio interior de la fe no sustituya ni niegue la esperanza del milenio exterior de la reconciliación futura y de la victoria de los crucificados de la historia. Pero esa reconciliación y victoria no puede fijarse de antemano con ningún tipo de teorí­a, pues el futuro del milenio depende también del compromiso creyente de los fieles, es decir, de su capacidad de martirio (dejarse matar por el Reino), y de la forma en que puedan y quieran desplegarse las iglesias, entendidas como instituciones sociales de gracia.

Cf. A. J. Bravo (ed.), Apocalipsis: ¿Fin de la historia o utopí­a cristiana?, Iberoamericana, México 1999; N. Cohn, En pos del Milenio, Alianza, Madrid 1997; El cosmos, el caos y el mundo venidero. Las antiguas raí­ces de la fe apocalí­ptica, Crí­tica, Barcelona 1995; H. DE Lubac, La posteridad espiritual de Joaquí­n de Fiore I-II, Encuentro, Madrid 1989; X. PikaZA, Apocalipsis, Verbo Divino, Estella 1999.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

La enseñanza bíblica sobre el milenio se encuentra en Ap. 20:1–10, y largo ha sido el debate sobre el significado del pasaje. Las diferentes interpretaciones del milenio se distinguen en dos maneras; a veces por la relación que se le da al milenio en conexión con la segunda venida de Cristo, y a veces en términos del significado del milenio mismo. Los dos conceptos que consideraremos primero son los conocidos como premilenarismo y postmilenarismo respectivamente, teorías que se distinguen por la relación que el milenio tiene con el regreso del Señor.

  1. Premilenarismo. Este término apunta al punto de vista que cree que el Señor volverá antes del milenio, y ha sido representado en dos formas principales.
  2. La forma antigua de premilenarismo. Este punto de vista se basaba en una correspondencia entre los seis días de la creación seguidos por un día de descanso. De manera que se pensaba que la historia del mundo se extendería por un período de seis mill años, y que esto, a su vez, sería seguido por una especie de «sábado» milenario. Con frecuencia, este punto de vista tenía ideas del todo materialistas, y el término «quilialista» ha sido ampliamente usado para expresar esta forma de concebir las bendiciones milenarias. Se sostenía, además, que después del descanso sabático de los mil años habría un juicio final y una nueva creación.
  3. Una forma reciente de premilenarismo. Bajo este encabezamiento viene la posición llamada a veces «dispensacionalista», aunque hay muchos expositores que sostienen una venida premilenaria de nuestro Señor pero que no se suscriben a las ideas de aquellos como Darby, Bullinger y Scofield. Es imposible dar una breve exposición que abarque todas las variedades de interpretación que vienen a estar bajo este encabezamiento, pero un cuadro que cubra todo el panorama sería algo como esto:
  4. Antes que cualquiera de los acontecimientos finales de la parousia acontezca, los creyentes que estén con vida serán «raptados», lo que con frecuencia se llama el rapto (véase) secreto. No obstante, hay muchos premilenaristas que rechazan la teoría de un rapto secreto, sosteniendo que los santos serán tomados en la pública manifestación de la segunda venida de Cristo. Esta divergencia de opinión se indica a veces por los términos rapto pretribulacionista y rapto postribulacionista. La primera opinión enseña que los santos no pasan por la tribulación, mientras que el último implica que no.
  5. Cuando Cristo vuelva, el mundo estará bajo el dominio del mal y el Anticristo estará en el poder.
  6. En su venida, nuestro Señor tendrá una gran victoria en la que el Anticristo será destruido.
  7. La resurrección de los creyentes—«la primera resurrección»—se llevará a cabo sea antes de la tribulación o inmediatamente al principio del milenio.
  8. Al introducirse el milenio, habrá un juicio preliminar de las naciones. Los santos resucitados reinarán con Cristo mil años.
  9. Al término del milenio, aparecerá una grosera inmoralidad, la que será ocasionada porque Satanás será suelto de su atadura.
  10. Después de este triste y corto período, se llevará a cabo la resurrección de los impíos, la que será seguida por el juicio final en el gran trono blanco.

Uno de los puntos decisivos de la enseñanza dispensacionalista es su idea del «reino». Se sostiene que los profetas del AT predijeron el restablecimiento del reino de David, y que Cristo mismo trató de llevarlo a cabo. No obstante, se dice que debido a que los judíos rechazaron su persona y obra, él pospuso el establecimiento de su reino hasta el tiempo de su venida. Mientras tanto, se dice, el Señor está juntado «su iglesia» como una especie de medida interina.

Algunas de las objeciones surgidas contra el premilenarismo son:

  1. Implica un literalismo insostenible en la interpretación de la profecía.
  2. La teoría del «reino pospuesto» no tiene ningún apoyo escritural, y no puede haber tal cosa como dos evangelios, uno de «fe» y otro de «vista».
  3. Esta posición hace una separación entre la venida de Cristo, la resurrección, el juicio y el fin del mundo. Esto es considerado por muchos como contrario a la Escritura, la que más bien sincroniza estos acontecimientos. El dispensacionalismo también hace una separación entre la parousia, la epifaneia, el apocalupsis y «el día del Señor» en una forma que no tiene apoyo escritural.
  4. El NT no conecta la segunda venida con un reino terrenal que tendrá su centro de administración en Jerusalén.
  5. Hay algo incongruente en la situación que supone que los santos resucitados vivirán en el mundo con otros que todavía están en un estado terrenal.
  6. El premilenarismo sólo se basa en Ap. 20, después de haber forzado algunas profecías del AT dentro del texto mencionado. Esto produce un punto de vista que es contradicho por el resto de la Escritura.
  7. La «primera resurrección» posiblemente indica a la regeneración del Espíritu Santo, un acontecimiento que se liga a una resurrección en los escritos de Pablo y Juan.
  8. Posmilenarismo. Tal como el nombre lo indica, esto sugiere una posición en la que se coloca la segunda venida de Cristo después del milenio. Ha habido dos formas de posmilenarismo que, otra vez, pueden distinguirse como antiguo y más reciente.
  9. La forma antigua de posmilenarismo. Agustín concibió los mil años como una época en que la iglesia gobernaría sobre la tierra. Según esto, el reino milenario de los santos representa el reinado del reino de los cielos, mientras que la primera resurrección representa la participación espiritual que los creyentes tuvieron en la resurrección del Señor.

Entre otros que sostuvieron el punto de vista del posmilenarismo antiguo, algunos concibieron el milenio como algo del pasado, mientras que otros creyeron que pertenecía al futuro, posiblemente justo antes de la segunda venida. Hay muchos creyentes evangélicos que sostienen estos conceptos postmilenarios, y que creen que el milenio es un período en los últimos días de la iglesia, cuando, por el poder especial del Espíritu Santo, la obra de Dios será enormemente reavivada y los creyentes llegarán a estar tan conscientes de su fuerza espiritual que triunfarán sobre los poderes del mal en una forma jamás antes conocida. Esta «época de oro» de la iglesia será seguida por una breve apostasía—un conflicto terrible entre las fuerzas del bien y el mal—lo que, a su vez, será eclipsado por el acontecimiento simultáneo de la venida de Cristo, la resurrección y el juicio final.

  1. Forma reciente del posmilenarismo. En general, esta forma se puede describir como humanista y evolucionaria en principio. Se representa en las filosofías optimistas y largamente seculares de los últimos años, las que consideran que el mundo está en un proceso de mejoramiento.

Algunas de las objeciones a la posición postmilenaria son las siguientes:

  1. No hay base en la Escritura para la esperanza de una prosperidad espiritual sin par justo antes de la venida del Señor, aunque se sugiere algo de avivamiento espiritual que todavía falta conocer antes del regreso del Señor.
  2. La idea de un paso casi imperceptible desde la era presente a una gloriosa en el futuro la contradice la representación catastrófica que la Escritura da en cuanto al asunto.
  3. Las opiniones humanistas y evolucionarias son contrarias a todo lo que la Biblia dice en cuanto al hombre y el pecado.

Antes de pasar a otros aspectos de este estudio, sería bueno tomar atención a un comentario de Geerhardus Vos sobre el premilenarismo y el posmilenarismo: «en cuanto a un libro (Apocalipsis) tan enigmático, sería presuntuoso hablar con cualquier grado de dogmatismo, pero la ausencia uniforme de la idea del milenio de la enseñanza escatológica del Nuevo Testamento debería hacer que el exégeta sea muy cuidadoso antes de afirmar que está presente aquí».

III. La naturaleza del milenio. Los dos puntos de vista descritos tienen ciertas ideas en común en que los dos consideran el milenio como un periodo de tiempo en el que el Reino de Dios, de un modo u otro, prosperará. Pero antes de considerar el tercer punto de vista en cuanto al asunto, es necesario examinar las ideas que han sido sostenidas acrca de la naturaleza del milenio. Éstas pueden ser provisionalmente ordenadas bajo los siguientes encabezamientos:

  1. Judía. Ésta consiste en creer que el milenio será el tiempo en que se restaurará la prosperidad nacional de Israel. Considera que Israel será el centro del gobierno divino del mundo y Jerusalén, como su gloriosa capital. Se arguye en contra que este punto de vista involucra muchas suposiciones sin base y que viola muchas normas básicas de la interpretación bíblica. Trata de demostrar sus puntos en forma exagerada, y si tuviera que llevar a la práctica sus argumentos en forma consistente, se vería obligado a reanudar cultos en el templo de Jerusalén, además de restaurar los sacrificios de animales y reponer el sacerdocio de Aarón. El premilenarismo se hace aliado de esta interpretación.
  2. Eclesiástica. Por este término se indica que el milenio es el dominio victorioso y exitoso de la iglesia sobre el mundo. La iglesia de Roma ha tratado de llevar a cabo esta dominación, lo que ha probado ser desastrosa para la iglesia y el mundo. Es un concepto puramente externo de la función de la iglesia y la historia muestra que es utópico. Algunas formas de postmilenarismo se asocian con esta interpretación eclesiástica.
  3. Escatológica. Este punto de vista del milenio representa los conceptos que lo relacionan con el estado intermedio de los creyentes. Es posible que éste sea el milenio, pero en el caso que se adopte este sentido, mucho del contexto de Ap. 20 quedaría sin significado.
  4. Evangélica. Bajo este título podrían colocarse aquellos conceptos del milenio que lo consideran como representando los triunfos espirituales que los creyentes tienen ahora, tanto en sus vidas personales como en la obra del evangelio. Se llega a esta idea en un esfuerzo por reconocer la naturaleza apocalíptica de la literatura en la que el concepto del milenio se presenta.

Este repaso acerca de los diferentes puntos de vista en cuanto al milenio mismo nos prepara para examinar lo que se conoce como:

  1. Amilenarismo. El prefijo negativo de esta palabra no niega de ninguna manera la idea del milenio, como parecería a primera vista. Con todo, lo que se niega es que haya suficiente base como para esperar un milenio en el sentido de un periodo de mil años, tal como el premilenarismo y el posmilenarismo afirman. El amilenarismo no encuentra ningún lugar en la enseñanza del NT para la creencia que un milenio vendrá después de la venida del Señor, ya que la segunda venida aparece seguida de inmediato por el juicio final y el estado eterno. En forma similar, el amilenarismo no encuentra ninguna base en la Biblia para esperar un mejoramiento moral del mundo, ni tampoco de la conversión del mundo antes de la venida del Señor.

Hasta donde tienen que ver los acontecimientos escatológicos del tiempo, el entendimiento amilenario del NT tiene la siguiente forma:

  1. El fin del mundo estará marcado por una creciente maldad y desobediencia.
  2. La impiedad llegará a su clímax con el Anticristo.
  3. Cristo volverá en gloria, acompañado de los santos resucitados que durmieron en Cristo, y aquellos que «estarán vivos que habrán quedado» serán tomados para juntarse con las huestes redimidas.
  4. La segunda venida de Cristo destruirá al mundo pecador.
  5. La resurrección de los injustos y el juicio final sincronizan con la venida del Señor.
  6. La tierra presente pasará y dará lugar a los nuevos cielos y nueva tierra.

Naturalmente que ha habido un número de diferencias en cuanto a los detalles entre amilenaristas. Algunos han sostenido que el milenio es un símbolo del completo descanso que el Señor da a sus santos, y según este punto de vista, el milenio ha sido entendido como una referencia al estado intermedio de los creyentes después de la muerte. La interpretación más dominante entre amilenaristas del presente tiempo es que el milenio representa la bendición de la presente experiencia cristiana. Los creyentes ya están en lugares celestiales en Cristo Jesús y reinan en vida con él; Satanás es un enemigo derrotado, y en Cristo, los creyentes triunfan sobre Satanás.

El amilenarismo descansa sobre una interpretación simbólica de Apocalipsis 20 y ofrece plena justicia a la naturaleza apocalíptica del libro. La expresión «mil años» se entiende consistentemente con el uso simbólico de los números en el lenguaje apocalíptico. En semejante contexto, las figuras no representan valores aritméticos sino ideas. De este modo, la figura de mil se considera como simbolizando la idea de plenitud y calidad de completo. W.W. Milligan escribe, «Los mil años mencionados en el pasaje no expresan período de tiempo alguno. No son una figura de la era cristiana, que ahora se extiende casi a los mil novecientos años, ni tampoco se refieren a cierto espacio de tiempo al fin de la presente dispensación … Más bien contienen una idea; y esta idea, sea que se aplique a la subyugación de Satanás o al triunfo de los santos, es la idea de perfección y de un estado completo. Satanás está atado por cerca de mil años; esto es, está del todo atado. Los santos reinan por mil años; esto es, son introducidos a un estado de perfección y victoria gloriosa» (W.W. Milligan, en The Expositor’s Bible, The Book of Revelation, p. 337). Los acontecimientos subsecuentes del «poco de tiempo» no son una secuencia temporal, sino que indican nada más que, a pesar de que ya se le dio al diablo el golpe decisivo, todavía tiene una medida limitada de poder y en una dirección claramente especificada. En la era cristiana la actividad del diablo no es más que una pequeña liberación de su lugar de destrucción: es una actividad que se le permite y su limitación se simboliza por las palabras «poco de tiempo». Citando otra vez a Milligan: «Que no se crea que el diablo fue derrotado para beneficio de los santos sino que fue dejado suelto en el mundo». Desde el punto de vista de los santos, Satanás está totalmente atado; pero su poder todavía ejerce influencia sobre los impíos.

Los argumentos que se esgrimen en contra del amilenarismo son muchos, pero todos surgen de la misma raíz, esto es, que para muchos expositores es difícil aceptar la interpretación completamente simbólica de Ap. 20.

Véase también Escatología, Reino de Dios.

BIBLIOGRAFÍA

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Ernest Frederick Kevan

HDB Hastings’ Dictionary of the Bible

ISBE International Standard Bible Encyclopaedia

HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (391). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología