LUCHA

v. Batalla, Conflicto
Eph 6:12 no tenemos l contra sangre y carne, sino
Col 2:1 quiero que sepáis cuán gran l sostengo


La palabra heb. pathal, con una raí­z que significa torsión (Gen 30:8) es utilizada para describir la lucha o contienda (emocional y vocal más bien que lit.) de Raquel con Lea, que llevó a Raquel a dar al hijo de su sierva el nombre Neftalí­, mi conflicto. Hebreos †™avaq, cubrirse de polvo, luchar (Gen 32:24-25) describe la lucha de Jacob con el ángel (efecto fí­sico:
la dislocación del muslo de Jacob). Gr. pale, lucha, es usada más tarde para cualquier clase de pelea; para describir el conflicto espiritual del creyente con los poderes del mal (Eph 6:12).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

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Concepto bí­blico hondamente enraizado en la cultura de Oriente y en el dualismo cosmológico y antropológico que late en todas las religiones, tradiciones y documentos literarios. En la Biblia el concepto de lucha ética, entre el bien y el mal, late en todos los libros y en todos los personajes bí­blicos. Responde al dualismo radical que se extiende en todas las mitologí­as y leyendas del Oriente. La «teorí­a de los dos caminos, el del bien y el del mal», cuyo mejor reflejo se averigua en el libro de Job y que tantas veces es recogido por los sapienciales (Prov. 2.19 y 6.23; y por los proféticos (Sal. 102.24; Sal. 1.6; Is. 59.8; Jer. 23.12), se halla también reflejada en los Evangelistas aludiendo a las enseñanzas de Jesús: Mt. 7. 13-14 y Lc. 1.79). Incluso llega a los primeros cristianos, como se ve en el capí­tulo I de la Didajé, el más tempranero de los escritos paleocristianos.

Es San Pablo el que más refleja esa idea militante del cristiano: el atleta como metáfora, 1 Cor. 9.25; el combate como destino: 1 Cor. 9.25; la esperanza como apoyo: 1 Tim. 4.10; la firmeza como estilo: Fil. 1.27; la recompensa del final como alegrí­a: 2 Tim 4.7; y la corona como sí­mbolo: 2 Tim. 2.5.

En las interpretaciones polémicas de la vida, de la sociedad y de la historia hay mucho de natural y radical en la conciencia colectiva de los hombres. Pero hay también fuerte carga religiosa que se trasmite a los planteamientos éticos del cristianismo. Por eso, en la ascética y en la antropologí­a cristianas el concepto de lucha entre el bien y el mal constituye un eje radical e insustituible para una buena educación cristiana.

Job decí­a en el Antiguo Testamento: «Lucha es la vida del hombre sobre la tierra» (Job. 7.1) Y Jesús mismo advertí­a lealmente: «No penséis que he venido a traer la paz sino la lucha» (Lc.12.51), pues el «Reino de los cielos padece violencia y sólo quienes se la hacen lo conquistan.» (Mt.11.12)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa