JOSUE, LIBRO DE

Este libro describe cómo el sucesor de Moisés conquistó Canaán (Jos 1:1; Jos 24:31; ver JOSUE). Mientras Josué encabeza la lista de †œlos libros históricos† en castellano (y en gr.), en el canon heb. de Ley, Profetas y Hagiógrafos, introduce la sección de los Profetas. Estos libros proféticos incluyen los profetas anteriores: Josué, Jueces, Samuel y Reyes.

El autor profético de Josué no está nombrado, pero sus declaraciones acerca de la muerte de Josué y sus colegas (Jos 24:29-31), además de sus alusiones de Otoniel, la inmigración de los hijos de Dan (Jos 15:17; Jos 19:47) y el nombre Horma (Jos 12:14; Jos 15:30; 19:Jos 19:4), todas indican que vivió después del comienzo del perí­odo de los jueces de Israel cerca de 1380 a. de J.C. (Jdg 1:12-13, Jdg 1:17). Al mismo tiempo, su designación de Jerusalén como jebusea (Jos 15:8, Jos 15:63; Jos 18:16, Jos 18:28) y sus referencias antes de ser elegida como lugar para el templo de Dios (Jos 9:27) indican que él escribió antes de la era de David, 1000 (1Ch 11:4-6; 1Ch 22:1).

Además, el hecho de que se refiere a Sidón y no a Tiro como la ciudad principal de Fenicia (Jos 11:8; Jos 13:4-6; Jos 19:28) sugiere una fecha anterior a 1200. En verdad, el autor debe haber sido un testigo durante los acontecimientos que describe (Jos 5:1, Jos 5:6; Jos 6:25; Jos 15:4; ver 2:3-22; 7:16-26; 15:9, 49, 54). Entonces alguien compuso el libro de Josué alrededor de 1375 a. de J.C.

El libro de Josué se compone de dos partes: conquistas (capí­tulos 1—12) y establecimiento (capí­tulos 13—24).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Libro del AT. En el canon hebreo es el primero entre †œLos Profetas† ( Nevi†™im).

Autor y fecha. No se tiene una certeza sobre la autorí­a. Por mucho tiempo se pensaba que Josué fue el autor del libro, pero a partir del siglo XV algunos señalan que lo más probable es que quien lo escribió fue †¢Samuel. Otros hablan de un autor desconocido que fue testigo de la conquista. Pero el libro ofrece detalles que difí­cilmente hubieran sido conocidos por otra persona que no fuera Josué. Las evidencias internas hacen más probable que a lo menos el material básico fuera escrito en su época. No hay razones válidas para desechar la posibilidad, entonces, de que el autor básico fuera Josué. Se sugiere una fecha probable de composición entre los años 1400-1370 a.C. Pero algunos eruditos opinan que los libros de Josué, †¢Jueces, †¢Samuel y †¢Reyes formaban parte de una misma colección de obras históricas, lo cual harí­a variar la fecha de composición o compilación final.

Caracterí­sticas. Es una obra de carácter histórico, en la cual se trata de describir la forma en que se llevó a cabo la conquista de la tierra de Canaán. Es una continuación de los eventos descritos en el Pentateuco. La obra está escrita con bastante coherencia en cuanto a estilo. Debe notarse que aunque J. es el protagonista de los relatos, en realidad el énfasis está sobre la historia del pueblo.

Bosquejo. El libro se compone de las siguientes partes:

La entrada a Canaán

1:1-18 í“rdenes de Dios a Josué y al pueblo.

:1-24 Enví­o de espí­as a Jericó. Historia de Rahab.

:1-4:24 Se cruza el rí­o Jordán y se levanta un monumento conmemorativo.

:1-15 El pueblo es circuncidado. Encuentro milagroso de Josué con el †œPrí­ncipe del ejército de Jehovᆝ.

Conquistas en el centro

6:1-27 Toma de Jericó.

:1-26 Derrota en Hai. El pecado de †¢Acán.

:1-35 Toma de Hai. Adoración en el Monte Ebal.

Conquistas hacia el sur

9:1-27 Alianza con los gabaonitas.

:1-43 Victorias sobre los reyes de †¢Jerusalén, †¢Hebrón, †¢Jarmut, †¢Laquis y †¢Eglón. Toma de sus ciudades, con excepción de Jerusalén. Toma de †¢Maceda, †¢Libna. Todo el Neguev es conquistado.

Conquistas hacia el norte

11:11-15 Batalla en las aguas de Merom. Derrota de los reyes de †¢Hazor, †¢Madón, †¢Acsaf y otros cananeos. Se toman sus ciudades. Lista de los reyes que fueron derrotados en toda la tierra.

Repartición de la tierra

13:8-33 La Transjordania se otorga a las tribus de Rubén y Gad y a parte de la media tribu de Manasés.

:1-15 Caleb recibe Hebrón.

:1-63 Heredad correspondiente a la tribu de Judá.

:1-10 Heredad correspondiente a la tribu de Efraí­n.

:1-18 Heredad correspondiente a la media tribu de Manasés.

:1-10 Josué anima a la repartición.

:11-28 Heredad correspondiente a la tribu de Benjamí­n.

:1-9 Heredad correspondiente a la tribu de Simeón.

:10-16 Heredad correspondiente a la tribu de Zabulón.

:17-23 Heredad correspondiente a la tribu de Isacar.

:24-31 Heredad correspondiente a la tribu de Aser.

:32-39 Heredad correspondiente a la tribu de Neftalí­.

:40-48 Heredad correspondiente a la tribu de Dan.

:49-51 Heredad para Josué.

:1-9 Se establecen las ciudades de refugio.

:1-45 Se señalan ciudades donde vivirí­an los levitas.

Despedida y muerte de Josué

22:1-34 Exhortación de Josué a las tribus de Rubén y Gad y a la media tribu de Manasés. Se aclara el propósito de un monumento que éstas levantaron junto al Jordán.

:1-24:28 Discursos de Josué a todo el pueblo.

:29-33 Muerte de Josué.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Este libro de la Biblia es un eslabón fundamental en la historia de los israelitas, pues muestra cómo se cumplieron las promesas de Dios a los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob. Es probable que el libro abarque un perí­odo de más de veinte años (1473-c.1450 a. E.C.). En él se habla de la conquista de Canaán, a la que siguió la distribución de la tierra, y concluye con los discursos que Josué dirigió a los israelitas para animarlos a que se mantuviesen fieles a Jehová.
El hecho de que el libro contenga nombres antiguos de algunas ciudades (Jos 14:15; 15:15), instrucciones detalladas y cómo se llevaron a cabo, indica que el escritor vivió al tiempo de producirse los acontecimientos que se registran. (Véanse como ejemplos Jos 1:11-18; 2:14-22; 3:2–4:24; 6:22, 23.) Asimismo, el escritor se presenta como contemporáneo de Rahab de Jericó, y por lo tanto como testigo ocular. (Jos 6:25.)

Autenticidad. Sin embargo, hay quien opina que los hechos narrados en el libro no son verí­dicos. Este punto de vista está basado principalmente en la suposición de que como los milagros mencionados en el libro son ajenos a la experiencia humana reciente, no podrí­an haber ocurrido. Esta opinión pone en duda el poder de Dios para efectuar milagros —o incluso su propia existencia—, así­ como la veracidad del escritor. Si este adornara su relato con hechos ficticios y además se presentara a sí­ mismo como un testigo ocular, serí­a culpable de engaño deliberado. Serí­a totalmente ilógico pensar que un testigo falso escribiese un libro que honra a Dios como Aquel que cumple su Palabra (Jos 21:43-45), que anima a mantenerse fieles a El (Jos 23:6-16; 24:14, 15, 19, 20, 23) y reconoce abiertamente los fallos de Israel. (Jos 7:1-5; 18:3.)
Nadie puede negar que la nación israelita existió y ocupó la tierra de la que se habla en el libro de Josué. De igual manera, no hay ninguna base válida para cuestionar la veracidad de dicho relato concerniente a cómo ocuparon la tierra de Canaán los israelitas. Ni los salmistas (Sl 44:1-3; 78:54, 55; 105:42-45; 135:10-12; 136:17-22); ni Nehemí­as (Ne 9:22-25); ni Esteban, el primer mártir cristiano (Hch 7:45); ni el discí­pulo Santiago (Snt 2:25); ni el apóstol Pablo, una persona instruida (Hch 13:19; Heb 4:8; 11:30, 31), dudaron de su autenticidad. Además, en 1 Reyes 16:34 se registra el cumplimiento de la maldición profética anunciada por Josué unos quinientos años antes, al tiempo de la destrucción de Jericó. (Jos 6:26.)

Su escritor. Algunos eruditos rechazan el punto de vista judí­o tradicional, según el cual Josué mismo escribió el libro, aunque reconocen que se escribió en el tiempo de Josué o en una fecha cercana. Su principal objeción es que algunos de los acontecimientos registrados en el libro de Josué también aparecen en el libro de Jueces, que comienza con las palabras: †œY después de la muerte de Josu醝. (Jue 1:1.) Sin embargo, esta declaración de apertura no determina necesariamente el tiempo en el que ocurrieron todos los acontecimientos que se hallan en el relato de Jueces. Este libro no sigue un orden cronológico estricto, pues recoge un acontecimiento que claramente sucedió antes de la muerte de Josué. (Jue 2:6-9.) Por consiguiente, algunos sucesos, como la toma de Hebrón por Caleb (Jos 15:13, 14; Jue 1:9, 10), la de Debir por Otniel (Jos 15:15-19; Jue 1:11-15) y la de Lésem o Lais (Dan) por los danitas (Jos 19:47, 48; Jue 18:27-29), de igual manera pudieron haber ocurrido antes de la muerte de Josué. Incluso la acción de los danitas de levantar una imagen idolátrica en Lais podrí­a encajar razonablemente en el tiempo de Josué. (Jue 18:30, 31.) En su exhortación final, Josué les dijo a los israelitas: †œQuiten los dioses a quienes sus antepasados sirvieron al otro lado del Rí­o y en Egipto, y sirvan a Jehovᆝ. (Jos 24:14.) Si la idolatrí­a no hubiese hecho ya acto de presencia, estas palabras habrí­an tenido poco sentido.
Lógicamente, pues, con la excepción de la conclusión, en la que se habla de su muerte, el libro puede atribuirse a Josué. Así­ como Moisés habí­a registrado los acontecimientos de su vida, era lo propio que Josué hiciera lo mismo. Por eso, el libro que lleva su nombre dice: †œEntonces Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios†. (Jos 24:26.)

No se contradice. Hay quien tiene la impresión de que el libro se contradice cuando por una parte dice que Josué sojuzgó toda la tierra, mientras que por otra menciona que quedaba una buena parte por conquistar. (Compárese con Jos 11:16, 17, 23; 13:1.) Pero estas discrepancias aparentes se resuelven fácilmente cuando se considera la conquista bajo dos aspectos diferentes. Primero, la guerra nacional dirigida por Josué, que acabó con el poder de los cananeos, y, segundo, la acción individual y tribal necesaria para alcanzar una ocupación completa de la tierra. (Jos 17:14-18; 18:3.) Es probable que mientras Israel guerreaba en otras partes, los cananeos volvieran a establecerse en ciudades como Debir y Hebrón, de manera que fuese necesario recuperarlas, bien por medio de una acción individual o por la intervención de una tribu. (Compárese Jos 11:21-23 con Jos 14:6, 12; 15:13-17.)

[Recuadro en la página 133]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE JOSUE
Registro de cómo Jehová dio la tierra de Canaán a Israel, en cumplimiento del juramento que habí­a hecho a sus antepasados
Acontecimientos de las primeras dos décadas siguientes a la muerte de Moisés al final del perí­odo que pasó Israel vagando por el desierto

Josué prepara a Israel para entrar en Canaán, enví­a espí­as (1:1–2:24)
Jehová comisiona a Josué para que introduzca a los israelitas en la tierra
Josué manda que el pueblo se prepare para cruzar el Jordán
Enví­a espí­as para que inspeccionen la tierra y la ciudad de Jericó
Cuando están en Jericó, Rahab los esconde, y se le promete que a ella y a todos los de su casa que obedezcan las instrucciones que se les den, se les salvará de la venidera destrucción de Jericó

Israel cruza el rí­o Jordán sobre suelo seco (3:1–5:12)
El pueblo se santifica en preparación para cruzar el Jordán
Los sacerdotes que llevan el Arca pisan el agua primero; se represa el rí­o milagrosamente un poco más arriba y los israelitas cruzan sobre suelo seco
Se toman doce piedras del rí­o y se erigen en Guilgal en memoria del acontecimiento; se levantan otras doce piedras donde los sacerdotes habí­an plantado los pies en el rí­o
Se circuncida a los varones israelitas nacidos en el desierto; se celebra la Pascua; cesa la provisión del maná e Israel empieza a comer el producto de la tierra

A la conquista de Jericó le sigue la derrota de Hai (5:13–8:35)
El prí­ncipe angélico del ejército de Jehová se le aparece a Josué; Jehová le dice a Josué cómo tiene que luchar contra Jericó
Durante seis dí­as seguidos los israelitas marchan una vez al dí­a alrededor de la ciudad; el séptimo dí­a marchan alrededor de ella siete veces; a la séptima vez el pueblo profiere un fuerte grito, los muros de Jericó caen y la ciudad es dada por entero a la destrucción
Acán toma para sí­ algo de lo que ha sido dado por entero a la destrucción
Debido a este pecado, Jehová retira su ayuda e Israel es derrotado en Hai; se descubre el pecado de Acán y tanto él como su casa son lapidados
El segundo ataque a Hai tiene éxito con la bendición de JehováJosué edifica un altar en el monte Ebal y lee la Ley al pueblo

Los gabaonitas piden la paz, mientras que otros pueblos sufren destrucción (9:1–12:24)
Cuando los habitantes de Gabaón se enteran de las victorias de Israel, se valen de una treta para que Josué celebre un pacto con ellos
Se alí­an cinco reyes para atacar a los gabaonitas, pero Israel acude en defensa de Gabaón; Jehová arroja grandes piedras de granizo, alarga milagrosamente las horas del dí­a e Israel consigue una victoria completa
Los israelitas, mandados por Josué, toman ciudades en el SO. y el S.
Derrotan a una coalición de reyes en el N.

Reparto de la tierra entre las tribus de Israel (13:1–22:34)
Rubén, Gad y media tribu de Manasés reciben territorios al E. del Jordán
Caleb recibe Hebrón; las tribus de Judá y Efraí­n y la otra media tribu de Manasés reciben sus herencias por suerte
Se levanta el tabernáculo en Siló y se echan suertes para determinar las herencias de las demás tribus
Los levitas reciben cuarenta y ocho ciudades, trece de las cuales son sacerdotales; se apartan seis ciudades de refugio
Hombres de Rubén, Gad y media tribu de Manasés edifican un altar en el Jordán; su propósito es malentendido hasta que explican que se trata de un monumento en recuerdo de la fidelidad que le deben a JehováJosué insta a Israel a servir a Jehová fielmente (23:1–24:33)
Cuando Josué está avanzado en años, convoca una asamblea de los lí­deres de Israel y los exhorta a permanecer fieles a JehováEn una asamblea en Siquem repasa la manera de actuar de Dios, anima a Israel a temer a Jehová y a servirle solo a El; el pueblo expresa su determinación de ser fiel y reitera su compromiso pactado
Josué muere

Fuente: Diccionario de la Biblia

El libro de Josué registra la invasión de Canaán por Israel y su reparto entre las tribus. Informa en detalle sobre cómo cruzaron el Jordán y se aseguraron una cabeza de puente, describe más brevemente dos campañas que terminaron con el poder de los cananeos, y resume la carrera militar posterior de Israel. El relato del reparto incluye una completa descripción del territorio judaíta, y notas sobre la ciudad cenea de Hebrón y las dificultades experimentadas en el N de Manasés. Después de referirse a los asentamientos levíticos y el problema de las tribus transjordanas, el libro termina con una narración del testamento espiritual de Josué, punto culminante del cual es el pacto nacional en Siquem.

Pasajes en Números y Deuteronomio repetidos en Josué

I. Bosquejo del contenido

a. La invasión de Canaán (1.1–11.23)

(i) Cambio de mando (1.1–4.24). Comisión; reconocimiento; cruce del río.

(ii) La cabeza de puente (5.1–8.35). Gilgal a Hai.

(iii) Campaña en el sur (9.1–10.43). Las ciudades heveas; derrota de la confederación de Jerusalén; ciudades capturadas.

(iv) Campaña en el norte, y progresos posteriores (11.1–23).

b. El asentamiento en Canaán (12.1–24.33)

(i) Lista de los enemigos derrotados (12.1–24).

(ii) Los primeros asentamientos (13.1–17.18). Tareas inconclusas; Transjordania; Caleb; la tierra de Judá; territorios asignados a Efraín y Manasés.

(iii) Asentamientos posteriores (18.1–21.45). La conferencia en Silo; ciudades de refugio; ciudades levíticas.

(iv) Hacia adelante (22.1–24.33). El altar del testimonio; el cometido de Josué; el pacto en Siquem.

II. Composición y propósito

En la Biblia heb. Jos. está al principio de los “Profetas anteriores”, que cubren la historia de Israel desde la invasión hasta el exilio. Como secuencia inmediata y natural de Deuteronomio, se extiende desde la toma del mando por Josué hasta su muerte y la de Eleazar. Los cap(s). 1 a 11 forman un relato continuo, aunque el tratamiento se hace progresivamente sintético, y termina con una evaluación general de los logros de Josué (11.15–23). Cualquiera sea la forma en que el autor encontró este material, hizo de él una historia de la más elevada calidad dramática, tanto en el tratamiento del tema como en la técnica de la narración. No se trata simplemente de la adaptación de un trabajo preexistente; pero mucho se omite o generaliza para lograr el cuadro general, en su proporción adecuada, en un espacio limitado.

Se llega a una culminación al final del cap(s). 11, pero la historia no termina. El libro se relaciona con la obra de Josué, y el cumplimiento de las promesas de Dios en el sentido de que Israel tomó posesión de la tierra “de la cual juró a sus padres que la daría a ellos” (1.6; cf. 23.14; 24.13). Para el logro de ambos propósitos es necesario narrar el asentamiento y mostrar la vigorosa posición en que Josué dejó a la nación. En esta parte hay mucho uso de fuentes, algunas de las cuales vuelven a aparecer en otras partes (Nm., Jue., Cr.). El autor mantiene un firme control de su material, reelaborando profusamente en algunas partes (p. ej. el cap(s). 20, y probablemente en la mayor parte de las listas de fronteras). La “despedida a la nación” está registrada en el cap(s). 23; pero desde el punto de vista profético la obra queda realmente coronada por el pacto de Siquem, aunque puede haberse producido mucho antes (24.28; el “finalmente” del vv. 1 (°sba) es un agregado).

III. Paternidad, fuentes, fecha

En el libro de Jos. hay claros ecos de Dt., tanto en lo que hace a su propósito como a su lenguaje. También hay (especialmente en la segunda parte) mucho material escrito en un estilo completamente diferente. Por lo tanto, era natural que el análisis de las fuentes del Pentateuco se proyectase a Jos., y que se haya promovido el concepto de un “Hexateuco”. En general, esta teoría no ha prosperado debido a que (a) criterios inseguros han provocado desacuerdos y una creciente confusión y en el análisis; (b) la “fuente sacerdotal” (P) es particularmente difícil de identificar, y Jos. plantea en forma aguda la discutida cuestión de si esa fuente fue alguna vez un relato independiente (véase C. R. North, The Old Testament and Modern Study, 1951; (c) en su forma y concepto general, Jos. pertenece mucho más a los Profetas anteriores que a la Ley.

M. Noth ofreció un nuevo enfoque, en el que hace resaltar la importancia de las tradiciones, y trata de ver cómo evolucionaron. Noth llega a la conclusión de que un autor perteneciente a la “escuela deuterocanónica” editó antiguas compilaciones de tradiciones del santuario, y registros de la época del asentamiento, para formar la parte correspondiente a “Josué” de una historia deuterocanónica completa, que posteriormente fue retocada por P. Esta orientación ha sido ampliamente seguida, y ha sido aceptada en lo fundamental por Gray y Soggin (comentarios más recientes en inglés). Las deducciones para la determinación de la fecha dependen del punto de vista sobre Dt. mismo. El término “deuteronomístico” se asimila a “profético”, y la teoría no explica por qué hay tan poco “estilo deuteronómico en Jue. (cf. S. R. Driver, LOT9, pp. 112, 126ss; C. F. Burney, Judges, 1920, pp. xliss).

Noth destacó el grado de etiología (relatos que explican los nombres y los monumentos) en las tradiciones, y adoptó un punto de vista extremadamente escéptico acerca de su valor (criticado por J. Bright, Early Israel in Recent History Writing, 1956). Otros han explorado el papel de los festivales religiosos en la historia-tradición, pero las reconstrucciones son en buena parte especulativas.

IV. Evaluación histórica

A menudo se ha dicho que la crónica de la invasión es “poco realista”, que ofrece una “total reducción” de Canaán, en contraste con el “relato más sobrio” de Jue. 1 (Gray, pp. 43). Esta es una interpretación equivocada de ambos libros. Jos. no dice que todo terminó con dos campañas (11.18), y preserva indicios de problemas posteriores (15.63; 17.12–18) que fácilmente podrían haberse omitido; pero se ocupa principalmente del elevado grado de éxito de la invasión, y de sus causas. Por otra parte, Jue. 1 no es una narración de la invasión; más bien destaca los comienzos del fracaso, pero el libro en su conjunto carecería de sentido si no hubiera habido grandes éxitos.

Muchos eruditos han imaginado una invasión por tribus independientes (véase H. H. Rowley, From Joseph to Joshua, 1948). Noth llegó a decir que Israel se había organizado en Canaán como una “anfictionía” (santa alianza, por la analogía gr.); cf. Bright, op. cit., pp. 83ss, para una crítica; y B. D. Rathjen, JNES 24, 1965, pp. 190–104. Todavía es muy incompleta la información arqueológica, y su interpretación a veces es incierta, pero tenemos suficientes pruebas de la destrucción de la sociedad cananea (p. ej. Hazor, Tell Beit Mirsim) como para insistir en que se tome en serio la invasión. Las teorías de una invasión por pequeñas etapas limitan a Josué al papel de jefe local, o a lo sumo al de árbitro (Soggin, pp. 14–18). La base para esas teorías no se encuentra tanto en un análisis de Josué-Jueces como en la desvalorización de la obra de Moisés.

El punto clave del relato bíblico es que la “tradición sinaítica” es la base auténtica de la fe de Israel y, en consecuencia, de su existencia política (véase Jos. 24). G. E. Mendenhall (BA 25, 1962, pp. 66–87) la ve como el impulso de un movimiento de liberación en Canaan, pero ha exagerado la cuestión. Las pruebas bíblicas de la absorción de elementos no israelitas en el sistema tribal presuponen el sistema mismo, basado finalmente en la relación de parentesco.

V. Contenido espiritual

La importancia de Josué para los cristianos se encuentra principalmente en que (a) muestra la fidelidad de Dios a su pacto (cf. Dt. 7.7; 9.5s); (b) registra el desenvolvimiento de sus propósitos para la nación; (c) da razones para su ya pronosticado (17.13; 18.3) fracaso en el cumplimiento del plan divino; (d) ofrece analogías para el discipulado, ya que las cuestiones espirituales de la fe, la obediencia y la pureza estaban evidentemente en juego en la invasión.

Bajo Josué Israel demostró tener mejor espíritu que el que tuvieron sus padres, pero no fueron menos susceptibles al politeísmo y al culto a la naturaleza (Nm. 25; Dt. 4.3, 23). Por lo tanto, la decisión de extirpar a los cananeos y su religión era de primordial importancia (cf. Gn. 15.16; Ex. 20.2–6; 23.23–33; 34.10–17; Nm. 31.15ss; Dt. 7). Los israelitas no podían comprender o dar cabida a un enfoque redentor, mientras que el contacto diario con la cultura cananea pondría en peligro su propia fe en un Dios único y todopoderoso, como también sus normas morales, como lo demostró la historia posterior. Además, no podía hacerse un ofrecimiento general de salvación por gracia (como en el caso del NT) antes de haberse establecido públicamente su base judicial en la muerte de Cristo; pero vemos un reflejo de ello en la forma en que Dios trató a Rahab (cf. He. 11.31). En ese momento el propósito de Dios no era el de enseñar el cristianismo, sino preparar el camino para Cristo por medio de Israel.

Las experiencias de Israel en Canaán, como en los desiertos, “están escritas para amonestarnos” (1 Co. 10.11). El tema principal de este libro es el descanso que da Dios a Israel, descanso que sus incrédulos padres no habían podido obtener (Sal. 95.11). En He. 4.1–11 se demuestra que se trata de un “tipo”; el principio, que el Salmista aplicó en su propia generación, es igualmente válido para el cristianismo, mientras que la promesa se cumple completamente (v. 8) sólo en el descanso que Dios ha provisto para nosotros en Cristo (cf. J; N. Darby, Synopsis, 1, pp. 328). Si esta es la aplicación primaria de la historia de la invasión, también tenemos mucho que aprender de los éxitos y fracasos, como así también del liderazgo de Josué.

VI. Texto y traducciones

Aparte de los problemas topográficos, el texto heb. contiene pocos puntos oscuros. La LXX mantiene un buen nivel término medio; su original heb. no parece materialmente diferente del TM.

Bibliografía. L. Alonso Schökel, Josué y Jueces, 1973; G. Auzou, El don de la conquista, 1967; I. Jenzen, Josué, 1980; W. F. Albright, De la edad de piedra al cristianismo, 1959; A Rolla, La conquista de Canaán, 1962; R. de Vaux, Historia antigua de Israel, 1975, t(t). II, pp. 18–199; G. E. Wright, Arqueología de Palestina, 1975, pp. 99–123; W. F. Albright, Arqueología de Palestina, 1962, pp. 83–112.

Texto: Benjamin, Variations between the Hebrew and Greek texts of Joshua, 1921. Comentarios: J.A. Soggin, Joshua, trad. ing., 1972; J. Gray, Joshua, Judgess and Ruth, 1967; J. Brigt, Joshua, IB, 2, 1953; M. Noth, Joshua² (aleman), 1953. Históricas: S. Yeivin, Israelite Conquest of Canaán, 1971; LOB; W. F. Albright, Archaeology and the Religion of Israel, 1956; y partes pertinentes de obras generales.

J.P.U.L.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico