La perfección de Dios por la cual él está exento de cualquier cambio en esencia, atributos, conciencia, voluntad y promesas. Ningún cambio es posible en Dios, porque cualquier cambio debe ser para lo mejor o lo peor, y Dios es absolutamente perfecto. No hay ninguna razón para que Dios cambie, ya sea en él mismo o fuera de él. La inmutabilidad de Dios (Psa 102:26; Mal 3:6; Jam 1:17) no debe confundirse con inmovilidad. El hecho de que Dios se arrepienta (p. ej., Jon 3:10) sólo es un antropomorfismo.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano