ELECCION Y PREDESTINACION

La predestinación de Dios (gr., proorizo) es su decreto o predeterminación de las circunstancias y el destino de las personas según su perfecta voluntad (Rom 8:29-30; Eph 1:11), un aspecto especí­fico de la providencia general de Dios. La elección de Dios (heb., bachar; gr., eklegomai) es su selección de un pueblo o una persona para la salvación y/o el servicio; la selección se basa no en el mérito sino en su su amor libre y soberano (Deu 4:37; Deu 7:7; Deu 14:2; Act 13:17; Act 15:7; 1Th 1:4).

Además, ya que se presentan tanto la predestinación como la elección como actos de Dios, la elección no puede basarse en el conocimiento previo de Dios de las reacciones de las personas a su voluntad. La elección debe ser la selección que fluye únicamente de la iniciativa de Dios. Los creyentes fueron escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo (Eph 1:4).

La elección es un tema destacado en el AT. Está la selección de Abraham y su simiente para que las naciones del mundo fueran benditas en él (Gen 12:1 ss.; Gen 22:17-18); y está la selección de (pacto con) el pueblo de Israel (Exo 3:6-10; Deu 6:21, Deu 6:23). Esta nación fue escogida por Dios como aquella por la cual se podí­a revelar a sí­ mismo y su voluntad, y por medio de la cual podí­a exhibir y declarar sus propósitos y salvación al mundo (Deu 28:1-14; Isa 43:10, Isa 43:12, Isa 43:20-21). Además, estaba la selección, dentro del pueblo escogido, de individuos especí­ficos para papeles y tareas especí­ficos; p. ej., Aarón y David (Deu 18:5; 1Sa 10:24; Psa 105:26; Psa 106:23).

En el NT, Jesús es el elegido (Luk 9:35), en quien la elección de Israel y de la iglesia de Dios en el nuevo pacto encuentran su significado y su centro.

Jesús es la piedra angular escogida del nuevo edificio que Dios está construyendo, compuesto por creyentes tanto judí­os como gentiles (1Pe 2:4-6). Dios nos destinó en su amor para ser sus hijos por Jesucristo (Eph 1:5). Así­ que la iglesia de Dios es un linaje escogido (1Pe 2:9). Nunca se presenta la elección de Dios como motivo de especulación y controversia, sino de celebración de la gracia libre de Dios que otorga la salvación y también mueve a los creyentes a la adoración constante y a llevar vidas de santidad y bondad. Al igual que en el AT, en el NT existe la elección de individuos para el servicio (p. ej. Act 6:5; Act 15:22, Act 15:25). Como pueblo, los judí­os siguen siendo los elegidos de Dios (Romanos 9—11).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano