v. Delito, Falta
Gen 44:10 será mi siervo, y vosotros seréis sin c
Lev 7:1 esta es la ley del sacrificio por la c
Deu 21:9 tú quitarás la c de la sangre inocente
Jos 2:19 será sobre su cabeza, y nosotros sin c
Pro 28:20 el que se apresura a .. no será sin c
Mat 12:5 en el templo profanan .. y son sin c?
(heb., †™asham, culpabilidad, ofrenda por el pecado; gr. paraptoma, falta, ofensa, pecado). En el AT con referencia a los derechos de otros, ya sea de Dios o de otra persona. En la ley judía la violación reconocida de los derechos de una persona requería la indemnización de más de un quinto de la cantidad o valor de la cosa involucrada y la presentación de una ofrenda o sacrificio por la culpa.
Una falta no intencional contra Dios, cuando la persona culpable se daba cuenta de haberla cometido requería una ofrenda por la culpa para ser quitada.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
(falta mortal o venial).
– Todos somos culpables, Rom 3:19-23.
– Faltas graves y leves, 1Jn 5:16.
– Confesión de culpas: Ver «Arrepentimiento».
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
tip, DOCT
ver, ARREPENTIMIENTO, CONVERSIí“N
vet, Infracción de la ley por la que se merece castigo. Uno es culpable aun de los pecados que comete inconscientemente (Lv. 5:17). Una colectividad puede sufrir las consecuencias del pecado de uno de sus miembros (Jos. 7:10-15). Hay grados de culpa (Lc. 12:47, 48; Hch. 17:30), pero ante Dios la humanidad entera es culpable de pecado (Ro. 3:19). (Véase ARREPENTIMIENTO, CONVERSIí“N).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
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Responsabilidad moral y espiritual de haber realizado una acción contraria a la ley divina o humana. Hay una culpa legal que se contrae por la violación de la ley humana. Pero la culpa moral y espiritual, es una mancha en el alma; y se contrae cuando se actúa con conciencia y libertad y se viola la ley divina.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
La culpa puede ser de orden jurídico y se adquiere por quebrantamiento de la ley; en este caso el culpable se constituye en reo, sujeto a la pena correspondiente. En el orden moral, la culpa es igual al pecado. Para que el hombre sea culpable en el orden moral se requiere que haya cometido un acto pecaminoso, que haya quebrantado una ley a ciencia y conciencia; es decir, que tenga conocimiento de que la transgresión de esa ley es un pecado; que advierta claramente la transgresión y que lo haga voluntariamente, con consentimiento pleno; sólo así es plenamente responsable del acto. El mismo Jesucristo señala diversos grados de responsabilidad (Mt 11,22-24; Lc 12,48; Jn 19, 11); la falta de conocimiento o de advertencia exime de toda responsabilidad (Act 3,17; 17,30). El hombre culpable es un enfermo (Mc 2,17), que debe reconocer su enfermedad, es decir, su pecado (Lc 7,37; 15,18.21; 18,13), y ponerse en manos de Jesucristo, el único que le puede curar, perdonar sus pecados (Mt 9,6; Lc 7, 47), y que de hecho le perdonará por su sangre derramada en la cruz (Mt 26,28). > perdón; conversión.
E. M. N.
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret
En la rica terminología bíblica encontramos expresiones que se refieren no solamente al pecado como acto, sino también a las consecuencias del mismo y a la actitud interior del pecador, y que expresan la esencia de la culpa. La culpa se configura entonces como un daño objetivo y como un sentimiento que experimenta el hombre por su acción deliberada pecaminosa que, por tanto, ha de ser expiada y satisfecha.
El concepto de culpa está presente en el pensamiento griego, en el que indica una perturbación del orden existente (que hay que restaurar con sufrimiento y expiación) y la conciencia subjetiva de haber faltado. Sin embargo, el contexto que liga a la transgresión humana con el error (ignorancia) y con el instinto, junto con la concepción griega del hado, lo encuadran en unas coordenadas bastante distintas de las bíblicas.
La culpa (que es la ofensa hecha a Dios y al prójimo) va ligada al pecado y debe interpretarse a la luz de la responsabilidad del hombre por una acción ofensiva y pecaminosa: por tanto, no debe identificarse de forma reductiva con el sentimiento interior. El «sentido de culpa » que sigue a un pecado no tiene nada que ver con el «sentimiento de culpa» del lenguaje psicológico, que puede deberse a diversas causas, muchas veces relacionadas con la debilidad de la personalidad.
El sentido de culpa surge de la conciencia de la responsabilidad efectiva del hombre. El sentido de culpa tiene un aspecto psíquico que se advierte también en la vida espiritual, va que por un lado hace referencia a la culpa objetiva, al pecado, del que se requiere un alejamiento gradual en el proceso de la vida virtuosa, y por otro lado hace presente el debilitamiento de la relación con Dios. La conciencia de haber cometido el mal se puede expresar, por tanto, con un sentimiento (estado interior), dado que el pecador arrepentido experimenta dolor por el pecado; sin embargo, el reconocimiento de haber pecado -y de ser, por tanto, culpable- es eminentemente un acto de la inteligencia y de la voluntad, no un sentimiento. La aportación de la psicología en esta dirección puede resultar útil, pero distinguiendo lo que tiene de específicamente distinto la culpa moral, ligada a la revelación del pecado.
En la apropiación de la culpabilidad por la acción pecaminosa por parte del pecador, es importante el papel que juega la conciencia, para la que se exige una formación y – un crecimiento dirigidos a un discernimiento cada vez más exacto y definido del pecado en la vida del hombre, a la luz de la relación con Dios y por tanto de la vida de gracia.
En la vida moral se constata en la actualidad una tendencia difusa a considerar la culpa o el sentido de culpabilidad como una actitud infantil, motivado por un autoritarismo insensato, como una especie de autolimitación injustificada impuesta a la libertad humana. En esta línea parecen situarse algunos estudios modernos psico-sociales sobre el sentido de culpa colectivo (y de reflejo, sobre la responsabilidad colectiva), que tiene raíces históricas, pero que inhibe la actividad o el sentido de identidad colectivo o nacional de las modernas generaciones. Por otra parte, la tendencia a excusar, a justificar desde el punto de vista de las motivaciones las acciones culpables, demuestra en definitiva una desconfianza en la libertad y en el sentido de responsabilidad del hombre.
T Rossi
Bibl.: P. Ricoeur Finitud y cuipabilidad Taurus, Madrid i969: B. b, Marlingeas, Culpabilidad, pecado, perdón, Sal Terrae, Santander 1983; C. Castilla del Pino, La culpa, Alianza, Madrid 1981.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico
Véase CAUSA JUDICIAL.
Fuente: Diccionario de la Biblia
Palabras como «culpa», «sin culpa», «culpable» aparecen unas treinta veces en la Biblia. «Culpa» o «culpable» generalmente es la traducción de la palabra hebrea ʾāšām que es una palabra común para referirse a la «ofrenda por el pecado» y frecuentemente designa la transgresión por la cual se da la ofrenda. En el NT, «culpa» es la traducción de hupodikos «bajo el juicio» en Ro. 3:19 y enochos «digno de castigo» o culpado» en el juicio de Cristo y en 1 Co. 11:27; Stg. 2:10.
En relación con las ofrendas por los pecados y por yerro, Lv. 4:13; 5:2 dice que el quebrantamiento de cualquier mandamiento de Dios, sea ceremonial o moral, produce culpa. Stg. 2:10 afirma enfáticamente que ofender en un punto de la ley hace que uno sea culpable de toda ella.
No se puede establecer que hubiera progreso en el desarrollo del concepto de culpa. Caín fue tan culpable como David. Las primeras leyes distinguían los motivos (Ex. 21:12–14). La culpa era tanto individual como colectiva (Dn. 9:5). El siervo sufriente era el ʾāšām profetizado, u ofrenda por la culpa (Is. 53:10).
- Laird Harris
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (151). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología