v. Castigo, Disciplina
Job 5:17 no menosprecies la c del Todopoderoso
Job 36:10 despierta .. el oído de ellos para la c
Psa 50:17 tú aborreces la c, y echas a tu espalda
Jer 2:30; 5:3
(heb., musar, del verbo yasar, disciplinar, corregir, amonestar, corregir; gr., paideia, entrenamiento de niños, la formación de la naturaleza humana). Ambas palabras se traducen con varios términos en español, mostrando distintos matices de significado: castigo (Isa 53:5; Jer 30:14); disciplina (Deu 11:2; Pro 3:11-13; Heb 12:8); musar se traduce corrección, pero significa más bien disciplina que castigo (Job 5:17). La instrucción en la sabiduría es prominente en Proverbios. La palabra gr. en Act 7:22 y 2Ti 3:16 (aprender, enseñar, instruir) se refiere a la educación. La palabra heb. yakah significa entrenamiento de niños (2Sa 7:14) y el significado y valor del sufrimiento (Job 33:19; Psa 73:14). La corrección es el proceso por el cual Dios proporciona un sustituto para llevar nuestros pecados, conduce a la gente a poner su confianza en él y entrena a aquellos a quienes él ha recibido hasta que alcancen madurez.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Educar no significa concederlo siempre todo. Hay que tener el valor de hacer que la persona que es educada afronte sufrimientos. Educar no significa aprobar siempre, hacer la vista gorda, alentar solamente. Hay que tener el valor de decir la verdad, con el debido respeto. Una educación realista de la persona exige también la corrección, precisamente porque nadie nace perfecto. Todos somos un poco egoístas y ávidos desde que nacemos. El terreno tiene que ser roturado y trabajado, y el administrador, controlado y corregido. Educar a veces significa también «contrariar». Permitir o, peor aún, favorecer el crecimiento incondicional de los instintos negativos de la persona, no frenar sus caprichos, su agresividad destructiva y los vicios que la deshumanizan, no corregir los defectos y las pulsiones egoístas, significa renunciar a su educación. Hay que encontrar la manera adecuada para hacerlo, pero no hay que renunciar a la corrección. La verdad que no procede del amor no educa, exaspera. Sólo de un gran amor paterno y materno nace también la sabiduría de reprender en el momento adecuado y de la forma correcta. Corregir no es solamente decir «te has equivocado», sino explicar las razones («confutar», «convencer»), Esto nace de un amor inteligente que piensa y reflexiona antes de reprender, que no pierde de vista la meta que pretende alcanzar, que recurre a la discreción del diálogo de tú a tú antes de hacerlo públicamente.
Carlo María Martini, Diccionario Espiritual, PPC, Madrid, 1997
Fuente: Diccionario Espiritual
«Corrección» debe considerarse junto con los términos «castigo, instrucción», todos ellos para traducir mûsār y su equivalente en la LXX y en el NT, paideia. También otro término hebreo que da la idea de corrección es tôḵaḥaṯ (Pr. 3:11). Generalmente se deduce una idea de disciplina y desarrollo a través de la corrección, y esto representa el concepto hebreo de la educación del niño. De ahí que el «castigo» de Jehová sobre su propio pueblo: era correctivo, e interesado en su bienestar (Pr. 3:11, 12). En Is. 53:5, sin embargo, mûsār no lleva la idea de corrección, sino de un castigo recibido vicariamente.
En el NT, paideia siempre implica una disciplina correctiva, llevando la idea de castigo. La corrección se logra a veces por medio de circunstancias adversas (1 Co. 11:30–32; Heb. 12:5, 6, 11). Pero en 2 Ti. 3:16 paideia y epanorzōsis, que se encuentra únicamente aquí en el NT y que también significa corrección o enmienda, deben recibirse por medio de la Escritura, según el propósito de Dios.
- Colin Craston
LXX Septuagint
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (129). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología