Aunque la palabra astronomía no aparece en la Biblia, muchos pasajes se refieren a algún aspecto del tema. Dios hizo las estrellas (Gen 1:16), sabe cuántas son y sus nombres (Psa 147:4) y es glorificado por ellas (Salmo 19).
Existen cientos de referencias bíblicas a las estrellas, el sol, la luna y los planetas. Es evidente que los antiguos escritores bíblicos conocían mejor el tema de la astronomía que mucha gente moderna. Cuando Dios quiso decirle a Abraham lo numerosos que serían sus descendientes, lo llevó afuera y le mostró las estrellas (Gen 15:5). Más adelante Dios comparó el número de los descendientes de Abraham no sólo con las estrellas sino también con la arena a la orilla del mar (Gen 22:17). Los descubrimientos modernos han probado que la cantidad total de estrellas es aprox. igual a la cantidad de granos de arena junto al mar, un número tan grande que es imposible que la mente humana lo comprenda.
La Biblia se refiere en una manera sorprendente a la altura de las estrellas, es decir su distancia desde la tierra: ¿Acaso no está Dios en lo alto de los cielos? ¡Observa la totalidad de las estrellas! ¡Cuán altas están! (Job 22:12). Sucede que las distancias a las estrellas más distantes conocidas son de un diámetro cien mil veces mayor que nuestro sistema solar.
Los escritores bíblicos sabían que las estrellas son muy distintas unas de otras (p. ej. 1Co 15:41). Los astrónomos han verificado que las estrellas son de distintos colores, tamaño, densidad, temperatura y en el total de la cantidad de luz que emiten. A Israel se le advirtió que no adorara al sol, la luna y las estrellas (Deu 4:19). A pesar de tales advertencias el culto al sol frecuentemente prevalecía. Asa y Josías, reyes de Judá, creyeron necesario quitar las imágenes del sol que había a la entrada del templo.
Aunque hay poca evidencia en la Biblia de que el pueblo hebreo se hubiera dedicado mucho al estudio de la astronomía, resulta claro que reconocían el orden sublime en los movimientos de los cuerpos celestiales. Observaban cuidadosamente la salida diaria del sol, su majestuoso movimiento cruzando el cielo y su puesta final en el oeste. Esto se ve vívidamente en el relato de la batalla con los amorreos registrada en Josué 10, cuando el sol se detuvo en el medio del cielo. Existen muchas teorías que tratan de dar una explicación científica a este día largo de Josué. Ninguna es totalmente satisfactoria y no las discutiremos aquí. Basta con agregar que éste es uno de muchos milagros registrados en la Biblia para mostrarnos que Dios es quien gobierna y sostiene el universo.
Más sorprendente que el día largo de Josué cuando aparentemente el sol se detuvo, es el relato del atraso de la sombra en el reloj de sol de Acaz. En este caso el Señor le dio a Ezequías una señal diciendo: Yo haré retroceder diez gradas la sombra que ha descendido hacia atrás a causa del sol, en la gradería de Acaz (Isa 38:8). Este es, por cierto un milagro asombroso.
Si se considera lit., esto significa no sólo que la tierra dejó de rotar sobre su eje, sino que rotó al revés por un rato. Para esto tampoco tienen los científicos una explicación.
Hay cantidad de referencias en la Biblia a eclipses de sol y de la luna (Isa 13:10; Joe 2:31; Amo 8:9). Los eclipses de sol que se han calculado para Palestina en la época del AT son: 31 de julio, 1063 a. de J.C.; 15 de agosto, 831; 15 de junio, 763; 18 de mayo, 603; 28 de mayo, 585. Es muy posible que los profetas Amós y Joel hayan visto el eclipse del 15 de agosto, 831. Un eclipse como ese es descrito por Amós: Haré que el sol se oculte al medio día, y en pleno día haré que la tierra sea cubierta de tinieblas (Amo 8:9).
El tema de la astrología ha sido conectado con la astronomía desde los primeros tiempos. La referencia en Jdg 5:20 se refiere sin duda a la influencia de las estrellas en la vida de las personas. El escritor declara: Desde los cielos combatieron las estrellas, desde sus órbitas combatieron contra Sísara. Sin embargo, el pueblo hebreo parece haberse ocupado poco del tema. En el libro de Daniel hay varias referencias a los astrólogos. Pero hay que notar que a Daniel y sus tres amigos, aunque íntimamente asociados con astrólogos, siempre se los menciona como guardándose separados y puros.
Una y otra vez cuando los magos y astrólogos no podían realizar una tarea, era Daniel quien podía hacer cosas importantes para el rey. Así, resulta claro que la Biblia condena la seudociencia de la astrología.
Quizá la parte más fascinante de la astronomía bíblica tiene que ver con la estrella de Belén (Mateo 2). Esta aparición milagrosa, que se llama estrella, despertó la curiosidad de los hombres sabios a tal punto que la siguieron por muchas km. hasta que finalmente señaló el lugar exacto a donde deseaban ir.
Aunque se han propuesto una variedad de teorías, ningún intento de la ciencia moderna ha podido explicar este milagro.
Hay abundante evidencia en la Biblia de que muchas de las constelaciones eran conocidas por los escritores. Kesil (Orión) es mencionada en Job 9:9; Isa 13:10; Amo 5:8. Ash o Ayish aparece en Job 9:9; Job 38:32.
También en Job 38:32 se encuentra el término Mazzarot.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Ciencia que estudia los astros, con las leyes de sus movimientos. La Biblia se refiere al sol y a la luna como †œlas dos grandes lumbreras† (Gen 1:14-19). De las estrellas se realza su enorme número (†œMira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar† [Gen 15:5; Deu 1:10]), que sólo Dios conoce (Sal 147:4). Los israelitas no se dedicaron mucho a estudiar los cuerpos celestes, sin duda por el temor a caer en la idolatría, como lo hicieron los caldeos, de donde vino Abraham, y los egipcios, donde el pueblo de Israel vivió mucho tiempo. Dios le advirtió al pueblo: †œNo os corrompáis…. no sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas† (Deu 4:16, Deu 4:19). Esto está corroborado en los profetas (†œAsí dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman† [Jer 10:1-2]).
Sin embargo, la necesidad de medir el tiempo llevó a los israelitas a algunos conocimientos básicos de †œlas leyes de la luna y de las estrellas† (Jer 31:35-36) y †œlas leyes del cielo y la tierra† (Jer 33:25). En Jue 5:20 se habla de la órbita o curso de las estrellas. Y en Job 38:33 de †œlas ordenanzas de los cielos†. Por lo tanto, se tenía la idea de que existía cierto orden en los movimientos de los astros. Importante entre las observaciones que fueron capaces de hacer fueron aquellas relacionadas con los ciclos de la †¢luna, lo que les permitió hacer su calendario.
las Escrituras se mencionan específicamente, además del sol, la luna y las estrellas, a †œla †¢Osa, el †¢Orión y las †¢Pléyades† (Job 9:9; Job 38:31; Amo 5:8). La deidad caldea †¢Quiún (Amo 5:26) se identificaba con Saturno. Y el †œLucero hijo de la mañana† (Isa 14:12), con †¢Venus. †¢Calendario. †¢Cielo. †¢Estrellas. †¢Luna. †¢Quiún. †¢Sol. †¢Zodíaco.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano