UGARIT

Ras Shamra. Importante puerto fenicio de la edad de bronce, que según excavaciones realizadas allí­, estuvo habitada por semitas principalmente, desde 1500-1200 a. C. Fue destruida después del 1200 a. C. por el pueblo filisteo. Esas las excavaciones descubrieron el alfabeto de U., y denotó que alcanzó su florecimiento máximo hacia los siglos XVI y XIII a. C., cuando la ciudad tuvo grandes mansiones y un importante sistema de alcantarillado. Fue en esa época, centro internacional de comercio, pues el cobre de Chipre pasaba por allí­ hacia Mesopotamia.

Las deidades mencionadas en los textos descubiertos en otras excavaciones de U. pertenecen en su mayorí­a al panteón cananeo: Baal, Anat, Aserá y Dagón, entre otros.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Lugar en el N de Siria, hoy conocido como Ras Shamra, donde se hicieron grandes hallazgos arqueológicos de extraordinaria importancia para el estudio de las Escrituras y la historia del Oriente Medio. Se trataba de un puerto de mar frente a la isla de Chipre. El cobre que provení­a de esta isla pasaba por U. en camino a Mesopotamia, lo cual hizo muy rica a la ciudad, hasta la aparición del hierro. La cultura de U. fue descubierta accidentalmente en el año 1928, y se han realizado a partir de esa fecha numerosas expediciones arqueológicas. Gran cantidad de edificaciones, objetos, pinturas, esculturas, etcétera, han sido encontrados, pero lo más importante fue una abundante biblioteca, que incluye un alfabeto de un idioma de origen semí­tico que se desconocí­a. Hoy se le llama el ugarí­tico. Este alfabeto está í­ntimamente relacionado con el hebreo. Son de mucho interés para los estudios bí­blicos el tratamiento a los dioses cananeos y sus cultos, especialmente †¢Baal. Algunas historias narradas en ugarí­tico arrojan luz sobre ciertos pasajes de la Biblia. Por ejemplo, fue en U. donde se descubrió la existencia de un famoso justo y sabio llamado Daniel, quizá el que se menciona en Eze 14:14-20.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD ARQU

ver, HURRITAS, HOREOS, AMARNA, CRONOLOGíA, EGIPTO, EXODO TOFET

sit, a4, 193, 98

vet, Este lugar, conocido en la actualidad como Ras Shamra, se halla en la costa mediterránea de Siria, a unos 16 Km. al norte de Lataquia y a 40 Km. al suroeste de Antioquí­a, y frente a la extremidad oriental de Chipre. I. El descubrimiento. Como tantos otros descubrimientos, éste también fue accidental. En la primavera de 1928 un labrador alauita descubrió una losa mientras araba en Minet el-Beida (el «Puerto Blanco»), cerca de la actual Ras Shamra. Levantada, resultó ser una cámara sepulcral. Una investigación posterior y el examen de cerámica hallada en la tumba, así­ como de la misma estructura de la tumba, llevaron a los investigadores a establecer significativos paralelismos con la cerámica micénica y las tumbas cretenses. Estos indicios arqueológicos llevaron allí­ a una expedición arqueológica francesa, dirigida por Claude Schaeffer. Después de pocos dí­as de excavaciones en la necrópolis de Minet el-Beida hallaron una imagen de una diosa de la fertilidad. La consciencia de que estaban excavando una necrópolis llevó a Schaeffer a plantear la cuestión de dónde habí­a estado su ciudad correspondiente. No lejos de allí­, a unos pocos cientos de metros al este, se hallaba un promontorio cubierto de hinojo, y que era conocido localmente como «la colina del hinojo», Ras Shamra. Schaeffer decidió que era el lugar más lógico para albergar las ruinas de una ciudad desaparecida. Pronto empezaron a aparecer restos. El 14 de mayo de 1929 se descubrió una gran cantidad de tabletas escritas en cuneiforme. Entre ellas resultó haber tabletas grandes con tratados gubernamentales, otras pequeñas, con correspondencia personal de reyes. De gran importancia, sin embargo, fue el descubrimiento de que la mayorí­a de aquellas tabletas estaban escritas con unos sí­mbolos cuneiformes evidentemente no silábicos, sino alfabéticos, al aparecer sólo 27 caracteres distintos (más tarde se apreciarí­a que en realidad eran 30). Tras arduas investigaciones estadí­sticas y criptoanalí­ticas, Hans Bauer logró asignar su valor fonético a 20 de los sí­mbolos cuneiformes; otros investigadores acabaron de ajustar este trabajo, que fue coronado por Edouard Dhorme y Charles Virolleaud. El lenguaje de estas tabletas resultó estar estrechamente emparentado con el hebreo bí­blico, tanto en su gramática como en sus figuras literarias, estructura poética y otros aspectos que se tratarán más adelante. Los lenguajes de las otras tabletas eran el sumerio, el acádico y el khar, convencionalmente identificado con el «hurrita», pero que debe identificarse con el cario (véanse HURRITAS, HOREOS.) La identificación de Ras Shamra con Ugarit fue ya propuesta en 1932 por E. Forrer, identificación que quedó confirmada por el descubrimiento, pocos años después, de unas tabletas que llevaban el nombre de la ciudad. Otros objetos que se descubrieron en el curso de las excavaciones fueron herramientas, joyas, restos de cerámica, objetos cúlticos, etc. En 1956 se descubrió otra colección de tabletas; sin embargo, cuando se desencadenó la crisis de Suez en 1956, con la invasión de Egipto por parte de los franceses, británicos e israelí­es, los investigadores franceses fueron invitados a abandonar Siria. Las tabletas pasaron al mercado negro, pudiendo ser localizadas muchos años después por Schaeffer en las cámaras de seguridad de un banco suizo. Finalmente fueron adquiridas por el Institute of Antiquity and Christianity en Claremont. Esta colección fue publicada por el Pontificio Instituto Bí­blico. En 1973 hubo un nuevo descubrimiento accidental de tabletas, esta vez como resultado de unas construcciones militares sirias en la zona. Muchas de ellas quedaron ilegibles debido a una errónea manipulación. Las que se pudieron preservar fueron publicadas por Schaeffer en «Ugarí­tica VII» en 1978 (la serie Ugarí­tica, grandes volúmenes de estudios, fue iniciada en 1939; su último volumen, el VIII, fue finalizado por Schaeffer poco antes de su muerte, y trata de los sellos cilí­ndricos). II. Cronologí­a. En base a la aplicación de la cronologí­a convencional, las tabletas han sido asignadas a los siglos XIV / XIII a.C. El yacimiento está formado por cinco capas, desde la más superficial (capa I) hasta la más profunda (capa V). La capa II rindió unos pocos objetos de origen egipcio de la época del Imperio Medio. En aquellos tiempos la influencia egipcia llegaba hasta la costa norte de Siria. A mayores profundidades se hallan restos de anteriores civilizaciones. La capa de mayor interés es, sin embargo, la superior. Tanto en la necrópolis de Minet el-Beida como en la acrópolis de Ras Shamra, se descubrieron en ellas cerámica de origen chipriota y micénico, lo que llevó a asignar esta capa y las tabletas a los siglos XV, XIV y parte del XIII a.C. El descubrimiento de algunos objetos egipcios hallados en esta capa, de las dinastí­as XVIII y XIX, fue considerado como confirmatorio de la determinación cronológica hecha en base a la cerámica; así­, Schaeffer y otros investigadores situaron el perí­odo próspero de Ugarit en el siglo XV, en tanto que situaban en el XIV la rápida decadencia de la ciudad. III. La cronologí­a revisada. En base a la cronologí­a revisada, Velikovsky e Isaacson sitúan los restos de Ugarit I, junto con las tabletas, en los siglos X, IX y VIII a.C. Para ello se apoyan en las siguientes evidencias: (A) Las cámaras sepulcrales de Ugarit tienen una forma idéntica y siguen el mismo desarrollo a lo largo del tiempo que una numerosa serie de tumbas en Chipre, con una fecha asignada de a partir del año 950 a.C. en adelante. Otras tumbas del mismo estilo se hallan en Urartu, Jerusalén y Asia Menor, datadas también entre los siglos IX y VII a.C. (B) El hallazgo de un cuenco y un plato de oro que pertenecen estratigráficamente al perí­odo de la destrucción de Ugarit durante el perí­odo de el-Amarna (y por ello fechados convencionalmente entre 1450-1365 a.C.; véase AMARNA). Tienen escenas sugerentes de finales de la dinastí­a XVIII de Egipto, pero también intensas afinidades con la artesaní­a fenicia de los siglos IX a VII a.C. Estas afinidades son tales que sólo se explican por la revisión de la cronologí­a egipcia (véanse CRONOLOGíA, EGIPTO, EXODO, etc.), y por la consiguiente asignación de la dinastí­a XVIII a los siglos X. IX y VIII. (C) Elementos lingüí­sticos griegos hallados en tabletas acádicas, incluyendo evidentes alusiones a los jonios, y a una divinidad griega, Apolos Didimeo, así­ como el nombre del rey Nikmed, evidentemente la transcripción acádica de Nicomedes, un nombre jónico; ello es también indicador de una fecha situada en el siglo VIII a.C. (D) Señales de lectura en las tabletas, que indican el final de cada palabra, en exacto paralelo con la práctica chipriota del siglo VI a.C. (E) El sincronismo histórico que se aprecia en base al poema de Keret, uno de los poemas épicos hallados en Ras Shamra, con el relato bí­blico de 2 Cr. 14 de la invasión de Zera el etí­ope y la estela de Menfis que revela la derrota de Amenhotep (Amenofis) II. En el poema de Keret se mencionan a Terah el invasor (evidentemente Zerah), las tribus de Aser y Zabulón (vecinas de Sidón), Edom y algunas de sus ciudades. La traducción de Virolleaud fue posteriormente rechazada y modificada por otros eruditos, que transformaron la épica guerrera en un romance de amor de una manera muy ingeniosa, pero no convincente. Evidencia circunstancial que apoya también la contemporaneidad del poema de Keret con 2 Crónicas es la campaña posterior contra Edom, por el apoyo prestado a Zera, en tanto que la estela de Menfis revela que Amenhotep II se habí­a instalado en Shamash Edom; la común descripción de las armas de Terah (Zera) en el poema de Keret con las propias armas de Amenhotep II en la estela de Menfis es también otro punto de gran valor en esta identificación. (F) No se puede aducir que la cronologí­a convencional esté apoyada en Ugarit por dos sincronismos independientes, el micénico y el egipcio; en efecto, toda la serie arqueológica micénica depende de su correlación con la egipcia, y es precisamente la cronologí­a convencional de Egipto la que ha sido desafiada por la esmerada reconstrucción de Velikovsky y otros. IV. El final de Ugarit. Ugarit era una gran ciudad. Las excavaciones han revelado dos grandes templos, uno dedicado a Baal y el otro a Dagón. Muchas casas han salido a la luz, desde las humildes a las lujosas, así­ como el plan general de la ciudad, con sus grandes edificios y sus casas particulares, callejuelas y avenidas, fortificaciones y puertas. En Minet el-Beida se han hallado santuarios, cercanos a la necrópolis, y que parece que eran usados en ritos de fertilidad. La evidencia arqueológica señala que la destrucción de esta gran ciudad tuvo lugar en los últimos dí­as de Amenhotep III o en los primeros de Akenatón, durante la era de el-Amarna (véase AMARNA), en la época del rey Nikmed. Velikovsky identifica al destructor de Ugarit como el temible Salmansar III. V. Consecuencias de la revisión cronológica Antes de los descubrimientos de Ras Shamra se sostení­a que los israelitas no podí­an tener documentos escritos anteriores a la época de los Reyes, esto es, antes del año 1000 a.C., y que grandes porciones de las Escrituras habí­an sido redactadas mucho más tarde de lo que habí­a sido aceptado en la tradición judeo-cristiana. La situación cambió drásticamente al exhumarse las tabletas de Ugarit y al aplicárseles la cronologí­a convencional de Egipto. Entonces se popularizó la noción de que el hebreo ya se escribí­a en el siglo XV a.C. en forma alfabética, y que las formas literarias, los modismos, y mucho vocabulario, así­ como los nombres de los sacrificios, formas de adoración y poesí­a religiosa, existí­an ya en la civilización cananea. Ahora parecí­a que todo era al revés de lo supuesto anteriormente por los profesores de la llamada «alta crí­tica». Ahora se aceptaba la idea de que prácticamente todo el lenguaje de los hebreos, incluyendo términos técnicos, vocabulario religioso, formas poéticas, etc., habí­a sido copiado de la civilización cananea. Al asignar una fecha tan temprana a la civilización de Ugarit, se llegó a tener una base para afirmar, entre otras cosas, que «el salmo 29 era un himno fenicio que habí­a llegado a ser incluido en el Salterio», y que simplemente se habí­a cambiado el nombre del dios Baal por el de Yahweh.» Este y muchos otros aspectos cambian radicalmente con la adopción de la cronologí­a revisada. La verdadera situación viene a ser que Ugarit fue contemporánea de la Monarquí­a israelita; como es de esperar, en lugar de haber evidencia de copia por parte de los hebreos de la anterior civilización cananea, aparece una fuerte influencia mutua. No se puede negar la originalidad hebrea de la peculiar concepción sacrificial; los términos técnicos fueron registrados por Moisés en una época bien anterior a Ugarit I, y el fuerte influjo cultural de Salomón pudo llevar a muchos paí­ses vecinos a adoptar algunas formas del culto salomónico. Es bien posible asimismo que el camino que siguiera el salmo 29 fuera al revés del propuesto por los defensores del «panugaritismo «, y que más bien fuera sacado del Salterio para adaptarlo a la adoración de Baal. De hecho, hay un caso bien demostrado, posterior, de ello: la adaptación del salmo 20 para su uso en el seno del paganismo (Biblical Archeaelogical Review, ene./feb. 1985, PP. 20-23). Otro de los poemas hallados en Ugarit parece referirse a la gran hazaña de El de partir el mar de Jam-Suf. Los defensores de la cronologí­a convencional ven en este poema una leyenda precursora del relato del cruce del mar Rojo por los israelitas; en la cronologí­a revisada, sin embargo, queda como un eco del paso del mar Rojo; el relato de Moisés es anterior a éste. Todo ello evidentemente no quita valor al uso de los materiales de Ugarit, con toda su riqueza lingüí­stica, para arrojar una esclarecedora luz sobre pasajes oscuros de la Biblia hebrea. Pero precisamente por su contemporaneidad con la época de la Monarquí­a y de los reinos de Israel y Judá, no por haber supuestamente precedido a la redacción de los escritos de los Salmos o de los profetas en 500 / 600 años. Esta reducción de 500-600 años de la cronologí­a revisada a la convencional tampoco resta valor al testimonio de Ugarit con respecto a la antigüedad del uso del alfabeto cananeo / fenicio / hebreo en la lengua. En palabras de Schaeffer: «El alfabeto de Ras Shamra está ya tan avanzado que implica la existencia de un alfabeto aún anterior todaví­a por descubrir» («Cuneiform Texts», p. 36). Ello evidentemente nos retrotrae a la época de Moisés y bien posiblemente algo anterior a él. La literatura de Ras Shamra también arroja una intensa luz sobre las costumbres cananeas. A este respecto, es evidente que muchos mandatos bí­blicos fueron dirigidos contra sus abominables prácticas rituales, entre las que se contaban los sacrificios de recién nacidos e incluso de hijos crecidos (véase TOFET, etc.), el ayuntamiento carnal con toros y vacas, y otras prácticas similarmente degradantes que atrajeron sobre ellos la condena y la ira de Dios, y que dan muestra de la extraordinaria depravación en que habí­an caí­do las naciones cananeas, y por lo cual Dios las desposeyó de su tierra frente a los conquistadores israelitas (cp. Lv. 18, especialmente Lv. 18:24- 30). Bibliografí­a: BAR: «Bible’s Psalm 20 Adapted for Pagan Use», Biblical Archaeology Review, ene./feb. 1985; Craigie, P. C., Robinson, J. M. y Schaeffer, C. F. A.: «Remembering Ugarit», Biblical Archaeology Review, PP. 54-57; Isaacson, I. M.: «Applying the Revised Chronology – Mycenae, Tiryns, Troy, Ugarit, Alalakh», Pensée, vol. 4, nº. 4, otoño 1974, PP. 5-20, 33; Velikovsky, I.: «Astronomy and Chronology», Pensée, vol. 3, n 2, primavera/ verano 1973; Velikovsky, I.: «The Scandal of Enkomi», Pensée, vol. 4, n. 5, invierno 1974/ 75, PP. 21-23; Velikovsky, I.: «The Lion Gate at Mycenae», Pensée, vol. 3, n. 1, invierno 1973, p. 31; Velikovsky, I.: «Metallurgy and Chronology», Pensée, vol. 3, n. 3, otoño 1973, PP. 5-9; Velikovsky, I.: «Ages in Chaos» (Doubleday, Garden City, N.Y., 1950); Velikovsky, I.: «Oedipus and Akhnaton» (Abacus, Londres, 1982).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Ciudad fenicia de la costa de Siria, en la actual localidad de Ras-Smara. En las excavaciones de 1929 se descubrieron en sus ruinas determinados documentos de los siglos XVI a XII a. de C. que denotan la influencia egipcia e hitita.

Es ciudad que no se cita en la Biblia, pero sí­ en los documentos profanos, que se han encontrado de diversas épocas y con variados contenidos, escrituras y estilos. Por eso es lugar arqueológico importante y orientador.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa