nombre de tres reyes asirios, de los cuales sólo se menciona en la Biblia a T. III. Subió al trono en 746 a. C., tras una rebelión. Comenzó vigorosamente a convertir a Asiria en un imperio mundial. En un principio reafirmó la autoridad del trono y redujo el poder de los nobles problemáticos de la corte. Fundó un Ejército permanente, compuesto principalmente por tropas extranjeras, y realizó sus campañas para anexar territorios enemigos. Los pueblos que conquistó fueron deportados y situados dentro del dominio de Asiria para romper su conciencia y cohesión nacionales. Liberó a Asiria de la presión de las tribus arameas que amenazaban el valle del Tigris central, expulsó a los urarteos de Siria, anexionó los estados arameos de Arpad y Damasco, capital del reino arameo, sojuzgó las ciudades de Palestina y se convirtió en el gobernante de Babilonia tomando el nombre de Pulu o Pul, 2 R 15, 19.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
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Soberano asirio del siglo VIII a. J.C. Reinó entre el 745 y el 727. Su nombre, también transcrito Tigglat-Pil’eser en hebreo, coincidió con otro soberano anterior (1116-1090).
El que destruyó el Reino de Israel y es importante en la Biblia (2 Rey. 15.19); 1 Cron. 5 6 y 26), reforzó el centralismo, dividió las provincias de su imperio, debilitó las que podrían rebelarse desplazando grandes masas de habitantes hacia otras regiones. A los israelitas del norte los desplazó a ciudades del Alto Eufrates cuando el 721 arrasó Samaria, la capital del reino. Al territorio desvastado lo surtió con habitantes traídos de otros lugares de su reino, que fueron el origen de los samaritanos.
No hizo lo mismo con Jerusalén, por que el rey de Judá, Ajaz, se le sometió y le pagó tributo (2 Rey. 6. 7-10). Ello retrasó un siglo y medio la ruptura de Judá, la marcha a la Cautividad de Babilonia y la destrucción de Jerusalén.
Realizó numerosas expediciones militares. Dominó todo el territorio de los montes Zagros, el reino arameo de Arpad y luego el reino arameo de Damasco en 732 a.J.C. En Babilonia se cambió de nombre y tomó el de Pulu el 728 a. J.C. inaugurando un imperio bien organizado y que luego asumirían los persas.
Quedan muchos restos de los adornos de sus palacios y parece que fue el primer rey que mandó hacer crónicas o anales para perpetuar sus hazañas.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa