ODRE

v. Cántaro, Tinaja, Vasija
Gen 21:14 pan, y un o de agua, y lo dio a Agar
Psa 119:83 porque estoy como el o al humo; pero
Mat 9:17; Mar 2:22; Luk 5:37 vino .. en o viejos


recipiente hecho de cuero de cabra u oveja; algunas veces con cuero de camello o de buey. Se curtí­a el cuero cosiéndole la piel correspondiente a las patas, dejando abierto el extremo de cuello para introducir o vaciar el lí­quido. Era útil para cargar agua, Gn 21, 14, y vino, Jos 9, 4 y 13.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Recipiente para lí­quidos que se lograba curtiendo pieles de animales, generalmente ovejas o cabras. Se hací­an también de piel de buey o de camello. El método más corriente era extraer la carne y los huesos del animal dejando intacta la piel. Luego se volteaba ésta de manera que quedara hacia afuera su parte interior. Las extremidades se amarraban bien, sellándolas. La parte del cuello se arreglaba para que sirviera de vertedero. Los habí­a para guardar agua (Gen 21:14), leche (Jue 4:19), o aceite. Pero su mayor uso era para el vino (Jos 9:4, Jos 9:13; Mat 9:17). El o. para guardar vino recién fermentado debí­a ser nuevo y resistente, pues de lo contrario se dañarí­a, derramándose el lí­quido (Mat 9:17; Mar 2:22; Luc 5:37). En lenguaje poético se dice en Job 38:37 : †œ… los o. de los cielos ¿quién los hace inclinar?†, haciendo comparación entre la lluvia y el acto de verter agua de un o.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, UTEN

vet, Recipiente hondo, de cuero o piel de un animal, cosida en forma de saco, para recibir lí­quidos: agua (Gn. 21:14), vino (Jos. 9:4), aceite y, especialmente, leche (Jue. 4:19; cfr. Jb. 32:19; Mt. 9:17). En el Sal. 119:83 se menciona «odre al humo», que se refiere probablemente al deterioro de un odre expuesto al humo de una chimenea. El vino nuevo, que está pasando aún por un proceso de fermentación, debe ponerse en odres nuevos, que podrán resistir este proceso, en tanto que los cueros viejos reventarí­an (Mt. 9:17; Mr. 2:22; Lc. 5:37, 38).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Piel cosida y pegada que se utiliza para contener lí­quidos, como agua, aceite, leche y vino, y otras sustancias, como mantequilla y queso. Era el recipiente más generalizado en la antigüedad.
El odre (gr. a·skós) solí­a hacerse de la siguiente manera: se mataba un animal, al que se cortaban la cabeza y las patas, para luego desollar el pellejo cuidadosamente, de modo que no fuese preciso abrirlo en canal. Se curtí­a la piel y se cosí­an todas las aberturas excepto una. Esta abertura, que podí­a ser el cuello o una de las patas, se dejaba sin coser y se cerraba con un tapón o cordel. Las pieles que se usaban para hacer odres eran de oveja, cabra y a veces de buey. En algunas ocasiones se conservaba el pelo del animal en los odres destinados a contener leche, mantequilla, queso y agua. Sin embargo, se requerí­a un proceso más completo de curtido en los odres utilizados para aceite y vino. Incluso en tiempos más recientes se han hecho en el Oriente Medio muchos odres de manera muy similar a la ya mencionada. Si los pellejos para agua no están bien curtidos, el agua adquiere un sabor desagradable.
Cuando Abrahán despidió a Agar, le dio †œun odre de agua [heb. jé·meth]†. (Gé 21:14, 15, 19.) Los gabaonitas le dijeron a Josué: †œEstos son los odres de vino [heb. no´·dhóhth] que llenamos nuevos, y, ¡miren!, se han reventado† (Jos 9:13), lo que podí­a suceder con el tiempo debido a la presión creada por la fermentación activa del vino. Elihú dijo lo siguiente: †œÂ¡Miren! Mi vientre es como vino que no tiene respiradero; como odres [heb. ´o·vóhth] nuevos, quiere reventar†. (Job 32:19.) Por regla general, los odres nuevos de vino podí­an resistir la presión interna del anhí­drido carbónico generado por la fermentación del vino, a diferencia de los odres viejos, que con el tiempo se endurecí­an, perdí­an su elasticidad y podí­an reventar con facilidad. Jesucristo dijo apropiadamente: †œTampoco ponen vino nuevo en odres [una forma plural de a·skós; †œcueros†, NBE; †œpellejos†, BJ] viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y ambas cosas se conservan†. (Mt 9:17; Mr 2:22; Lu 5:37, 38.) Esta ilustración era parte de la respuesta de Jesús en cuanto a por qué sus discí­pulos no se sometí­an a todas las costumbres y prácticas antiguas de los fariseos. Es evidente que Jesús quiso decir que la verdad del cristianismo era demasiado poderosa y enérgica para que la retuviese el viejo sistema del judaí­smo, que ya no tení­a vitalidad ni elasticidad y que estaba desvaneciéndose rápidamente. (Mt 9:14-16.)
David, un fugitivo asediado por sus enemigos, se refirió al odre de manera figurada al rogar a Dios, en quien habí­a puesto su confianza, que no olvidase sus lágrimas: †œPon mis lágrimas, sí­, en tu odre†. (Sl 56:8.)
En ocasiones los odres llenos de vino probablemente se colgaban en un lugar donde pudieran ahumarse, con el fin de protegerlos de los insectos o para que el vino adquiriese rápidamente las propiedades deseadas. Por otra parte, cuando los odres no se usaban, puede que se colgaran en habitaciones sin chimenea, donde se oscurecerí­an por el humo del fuego que allí­ se hací­a. Estos odres de vino pronto perderí­an su elasticidad y se acartonarí­an. Tal vez este sea el fondo de las palabras que pronunció el salmista acosado por las dificultades: †œPorque me he hecho como un odre en el humo†. (Sl 119:83; véanse ALFARERO; RECIPIENTES.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

askos (ajskov», 779), odre de cuero, para vino. Se utiliza en Mat 9:17, cuatro veces; Mc 2.22, cuatro veces; Luk 5:37, tres veces, 38. La RV traduce «cueros» y «odres». Se podí­a utilizar una piel entera de cabra, p.ej., atando las aperturas y, una vez lleno, atando la parte del cuello. Eran curtidas con corteza de acacia, y se dejaba el pelo en el exterior. El vino nuevo, al fermentar, reventarí­a los odres viejos (cf. Jos 9:13; Job 32:19). Colgados al humo para secarlos, los odres quedaban arrugados (cf. Psa 119:83).¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento