lamentaciones. Los gritos de dolor ante una desgracia y los l., en el A. T., son comunes, Is 30, 19; Jb 9, 27.
En el N. T. se rechazaba el l. dando el ejemplo de Jesús quien ante el dolor no hacía ningún l., Is 53, 7; Hch 8, 32. El que se lamentaba o gemía se hacía hereje; las personas deben callarse y humillarse, Judit invitaba a tener más confianza que Job, Jdt 8-16-17.
En A. T. las lamentaciones litúrgicas dan origen a la práctica a el culto sin ser lamentos plañideros de difuntos.
Los cantos del libro de las Lamentaciones atribuido al profeta Isaías, se son un intento de superación de la crisis de fe que padecía Israel como consecuencia de la destrucción del Templo de Jerusalén el año 587 a. C.
No se trata de un ciego l. sino de una constatación triste del juicio de Yahvéh sobre Israel y Judá, que reconocen haber fracasado ante él. Pese a todo se advierten también algunas ideas de carácter vengativo, pidiendo que llegue el día para que los enemigos de Israel sean tratados como a ellos cuando cometieron delitos, Lm 1, 21 ss.
Los Salmos también son en gran parte lamentaciones litúrgicas que presentan quejas ante Yahvéh. Lo mismo sucede con el mensaje de los profetas. El l. siempre va dirigido contra Dios, puesto que él provee todo, El es quien permite todo lo que sucede; la omnipotencia de Dios da motivo para dirigirse a El y contra El recurriendo al l. en este sentido de queja, Ha 1, 2 ss.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Véase DUELO.
Fuente: Diccionario de la Biblia