HABLAR EN LENGUAS

don del Espí­ritu Santo lo mismo que la glosolalia, del griego, glossa, lengua, lalein, hablar. La glosolalia se refiere a hablar en un estado de éxtasis o trance, con un lenguaje incomprensible para otras personas, bajo la acción del Espí­ritu Santo. Este carisma de expresarse en lenguas es común en la Iglesia primitiva y ya Cristo lo habí­a anunciado cuando envió a los apóstoles a anunciar el Evangelio, como uno de †œlos signos que acompañarán a los que crean†, Mc 16, 17. Esto se cumplió por primera vez el dí­a de Pentecostés, en Jerusalén, cuando los apóstoles †œse llenaron todos de Espí­ritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas†, y los presentes, de diferentes nacionalidades, les oí­an hablar cada uno en su lengua nativa, Hch 2, 1-12; aquí­ se trata de expresarse en lenguas inteligibles, xenoglasia, a fin de transmitir el mensaje evangélico. Igual ocurrió, posteriormente, en Cesarea, cuando Pedro decí­a su discurso en casa de centurión romano Cornelio: †œel Espí­ritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la palabra† y les fue concedido el don de lenguas a los gentiles; Pedro mandó que fueran bautizados, Hch 10, 44-48. Este episodio de Cesarea es llamado el †œPentecostés de los gentiles†, y Pedro lo confirma en otros pasajes, Hch 11, 15; 15, 8. En Efeso, Pablo encontró unos discí­pulos que sólo habí­an recibido el bautismo de Juan, los cuales, unos doce hombres, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús y, habiéndoles impuesto las manos el Apóstol, recibieron la efusión del Espí­ritu Santo y el don de lenguas, Hch 19, 1-6. La glosolalia tiene antecedentes en el A. T., como se lee en 1 S 191, 20-21; 1 R 18, 28-29. Esta era un habla ininteligible, tenida por Pablo como un don del Espí­ritu Santo, 1 Co 12, 10; pero que de nada valí­a si no se tení­a la virtud de la caridad, 1 Co 13, 1 y 8.

Pablo dice que se debe aspirar a los dones espirituales pero especialmente al de la profecí­a, pues †œEl que habla en lenguas, se edifica a sí­ mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea†, porque, dice el Apóstol, †œ¿Qué os aprovecharí­a yo, si mi palabra no os trajese ni revelación ni ciencia ni profecí­a ni enseñanza?†, †œprefiero decir cinco palabras con sentido, para instruir a los demás, que diez mil en lenguas†, 1 Co 14, 1-19. Por otra parte, Pablo, cuando da algunas reglas sobre los carismas y el orden en las asambleas, dice sobre la glosolalia que en las reuniones de los fieles donde se habla en lenguas, debe haber un intérprete, de lo contrario se es mejor guardar silencio, y que cada uno hable consigo mismo y con Dios, 1 Co 14, 27-28; es decir, quien tiene el don de lenguas habla a Dios, mas no a los hombres. Habasiní­as ® Jabasiní­as.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Véase Dones Espirituales.

Fuente: Diccionario de Teología