ETIOLOGIA

griego aití­a, causa, logos, palabra. Ciencia de las causas.

Explicación del origen o la causa de un ser de una cosa o de un nombre.

Es común en el A. T. la explicación de los nombres por ejemplo, Moisés, †œde las aguas lo he sacado†, Ex 2, 10.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

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Rama de la metafí­sica que estudia las causas de los seres (ethios, causa; logos, tratado). Por extensión se aplica el término a la búsqueda y explicación de los elementos originantes de todas las realidades (médicas, sociales, económicas, etc.)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La etiologí­a (en griego: explicación de la causa) es un relato, oral o escrito, por medio del cual se pretende explicar una tradición, una institución, un nombre, un rito, un fenómeno de la naturaleza, etc., cuyo significado original se ha perdido (L. Alonso SchOkel). Por tanto, es la explicación refleja para fundamentar la existencia de una realidad que se experimenta históricamente. El punto de partida de la etiologí­a es siempre el presente y – su camino se dirige a recorrer hacia atrás el desarrollo del suceso del que se está hablando, Las modalidades expresivas de la etiologí­a pueden ser sumamente variadas y, como tales, pueden afectar al patrimonio expresivo cultural intemacional, incluida la forma del mito, que tiene como caracterí­stica propia ilustrar el suceso realmente ocurrido que dio origen, en un tiempo no cuantificable, a la situación que ahora se vive. En substancia, la etiologí­a, como codificación lingüí­stica, intenta ofrecer unas coordenadas históricas a las primeras causas que produjeron las consecuencias que llevan a la situación del presente que hoy se vive. Esta forma de relatos se ha descubierto, en épocas recientes, en no pocos relatos bí­blicos relativos a Dios, al cosmos y a la condición humana (Gn 1-1 1 es el ejemplo más palpable, junto con los relatos del éxodo), y se ha intentado una interpretación no siempre fácil de los mismos. En efecto, en el caso de la Biblia, la etiologí­a encuentra su explicación en una afirmación ulterior y previa, a saber: que se ofrecen unas etiologí­as al oyente o al lector en cuanto que se ha experimentado va la presencia de unos sucesos y unas Situaciones en la historia presente que tienen la dimensión intrí­nseca de la salvación o de la perdici6n. Partiendo de la condición actual de experimentación de Dios que salva y actúa, en cuya aceptación o rechazo se provoca la plenitud o el vaciamiento del hombre, es como se comprende que se han desarrollado siempre entre Dios y los hombres las mismas relaciones que hoy se desarrollan, proyectándolas a los orí­genes. De esta manera la etiologí­a es capaz de llegar al principio. A partir de la experiencia del Dios que salva al hombre se comprende cómo en Dios se configura la identidad del Dios Creador, reconociendo el origen del hombre en la acción plasmadora de Dios, incluidas las distinciones más evidentes: la distinción de sexos, el estado de felicidad, las condiciones de bondad, etc. Todo de pende de un principio, de unos hechos que ocurrieron en los orí­genes. La etiologí­a hace comprender que el estado original del hombre era de signo totalmente positivo Y cómo luego lo perdió él por causa del pecado. Todo esto pone sobre todo a Dios en primer plano, su acción como Creador y artí­fice primero de la realidad, su obra de salvación, con el don de su gracia al hombre caí­do. Por eso mismo, la bí­blica es una etiologí­a totalmente especial, que desmitifica substancialmente cualquier precomprensión literaria precedente, utilizada como esquema literario, sobre la base de una experiencia real de Dios como sujeto de la relación interpersonal de fe por parte del hombre. En las etiologí­as bí­blicas no se encuentran precomprensiones mitológicas puras ni principios filosóficos ni excesos de aspecto fantástico, sino una fuerte consideración de la fe histórica del pueblo de Dios y el dato, absolutamente decisivo, de la misma inspiración divina, que se sirve de esas modalidades del lenguaje humano para transmitir unas verdades que tienen un significado sobrenatural.

En este sentido la teologí­a asume la historicidad de fondo de estas narraciones, especialmente por lo que se refiere a la historia de los orí­genes del cosmos y del hombre, y las inserta en la proposición refleja del misterio mismo de la creación Y de la redención del hombre por parte de Dios como puntos únicos, irrepetibles, de donde partió la condición humana y toda la historia de la salvación.
T Stancati

Bibl.: L. Duch, Ciencia de la religión y mito, Abadí­a Monserrat 1973; M, Eliade, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Cristiandad, Madrid 1978; L. Alonso SchOkel, La palabra inspirada, Cristiandad, Madrid 1986; A. Ibáñez Arana, La narración etiológica como género literario bí­blico, en Scriptorium Victoriense 10 (1963) 161-176.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico