términos que se refieren a la pareja humana, a la atracción y unión de los dos sexos, †˜is, hombre, †˜issah, mujer, en hebreo.
Creado el hombre Dios dijo: †œNo es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada†, Gn 2, 18; y viene luego el sueño profundo en que Yahvéh hizo caer al hombre, para sacarle una costilla, de la que salió la mujer, Gn 2, 21-22; Dios le presentó al varón a la mujer, y aquél dijo lo que pudiera llamarse el primer canto de un e. a una e.: †œEsta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada†, Gn 2, 23. Para llegar al concepto de la unidad e indisolubilidad de la relación entre los esposos: †œPor eso deja el hombre a su padre a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne†, Gn 2, 24.
En los textos poéticos y sapienciales encontramos alegorías referentes a los esposos. Salomón dice que desde su juventud amó la Sabiduría y se empeñó en hacerla su e., enamorado de su belleza, Sb 8, 2. En el libro del profeta Oseas, encontramos la alegoría de los esposos, en la cual Yahvéh es el e. fiel e Israel la e. infiel, adúltera, por su idolatría, a la que Dios castiga y prueba para atraerla de nuevo, y la recibe en unos nuevos desposorios, imagen de la nueva y eterna Alianza, Os 2, 4-25; en Jr 2, 2, Yahvéh recuerda los amores juveniles con su e., el pueblo israelita, que le fue infiel.
En el N. T. se recurre también a la imagen de los esposos, en donde Cristo es el e. y la Iglesia la e., Ef 5, 29-33. En el Apocalipsis, las bodas del Cordero y su Esposa, la Iglesia, simbolizan el establecimiento definitivo del Reino celestial, Ap 19, 7; 21, 9.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital