v. Chacal
Neh 2:13 salí de noche .. hacía la fuente del D
Psa 91:13 hollarás al cachorro del león y al d
Isa 51:9 ¿no eres tú el que cortó .. hirió al d?
Eze 29:3 el gran d que yace en medio de sus ríos
Eze 32:2 como el d en los mares; pues secabas
Rev 12:3 un gran d .. que tenía siete cabezas
Rev 12:9 fue lanzado fuera el gran d, la serpiente
Rev 13:2 el d le dio su poder y su trono, y grande
Rev 16:13 vi salir de la boca del d, y de la boca
Rev 20:2 y prendió al d .. y lo ató por mil años
griego drakon, latín draco, serpiente. Monstruo fabuloso de las mitologías antiguas.
Tanto en la mitología fenicia como babilónica se trata de un monstruo del caos primitivo, a quien Yahvéh mantiene sometido, según las leyendas populares, en el mar. El d. en Jb 7, 12, es el mismo Leviatán, Jb 3, 8; la serpiente huidiza, Jb 26, 13; Is 27, 1; 51, 9; Jr 51, 34. Es decir, con d. se traduce el término hebreo tannin, un monstruo marino temible.
En la época intertestamentaria el d. es un ser apocalíptico, enemigo de Dios, es Satanás, y en tal sentido lo encontramos en Ap 12; 13, 2; 16, 13.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Las palabras heb. tannim y tannin, que aparecen 13 y 14 veces respectivamente en el AT, se traducen en diferentes pasajes y versiones como dragón, chacal, monstruo marino, serpiente, ballena y lobo. Evidentemente eran criaturas grandes y de aspecto espantoso. En el NT se hace referencia a Satanás como dragón (Rev 12:3-4, Rev 12:7, Rev 12:9, Rev 12:13, Rev 12:16-17; Rev 13:2, Rev 13:4, Rev 13:11; Rev 16:13; Rev 20:2).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Palabra utilizada para traducir el término hebreo tannin, que hace referencia a un monstruo acuático. Así, en el día quinto †œcreó Dios los grandes monstruos marinos [tannin], y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron† (Gen 1:21). Es un animal enorme que puede tragar a una persona. †œFaraón, rey de Egipto, el gran d. que yace en medio de sus ríos† (Eze 29:3) es una expresión que usa la figura del gran cocodrilo del Nilo para simbolizar el poder egipcio. El protegido de Dios hollará †œal cachorro del león y al d.† (Sal 91:13). En Apocalipsis, Satanás es descrito como un d. con †œsiete cabezas† (Apo 12:3-17; Apo 13:2; Apo 16:13; Apo 20:2), idea que está relacionada con el Sal 74:14, donde aparece Dios magullando las †œcabezas† del †¢leviatán, que es la personificación del caos, al cual Dios vence. No debe confundirse el d. mencionado en la Biblia con el animal de la mitología china del mismo nombre. †¢Animales de la Biblia.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, ESCA FAUN TIPO CUAD DIAB
ver, DIABLO
vet, (heb. «Tannin»; gr. «drakõn»). Puede significar cualquier gran reptil, serpiente, o monstruo marino, símbolo de una gran criatura destructora. Las naciones condenadas a la destrucción y desolación, incluyendo Jerusalén, son descritas como moradas de dragones (Is. 34:13; 35:7; Jer. 9:11; 10:22; 51:37). A Faraón, rey de Egipto, se le llama el gran dragón (Ez. 29:3). Como una de las criaturas de Dios, el dragón es llamado a alabar a Jehová (Sal. 148:7). En el NT el dragón es un tipo de Satanás y de aquellos movidos por él. En Ap. 12:3 el «gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos» es símbolo del poder de Satanás en la forma del Imperio Romano: intentó, en la persona de Herodes, destruir a Cristo al nacer. En Ap. 13:2, 4 es Satanás quien da al Imperio Romano redivivo del futuro su trono y gran autoridad. En Ap. 13:11 el Anticristo, que tiene dos cuernos como un cordero, habla como un dragón. En Ap. 16:13 es Satanás, y en Ap. 20:2 es descrito como «la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás». (Véase DIABLO).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
[015]
Monstruo mitológico que suele representarse con aspecto de saurio con alas y capaz de expelir fuego abrasador.
En el Antiguo Testamento se le considera como enemigo del bien y como luchador contra la divinidad. Los LXX tradujeron con la palabra griega drako, la idea hebrea de Ráhab. La idea está tomada de la mitología babilónica, de la asiria y de la fenicia: Salm. 74.13; Is. 51.9; Job. 7. 12; Job. 26.13; Dan 7.3.
En el Nuevo Testamento aparece sólo en el Apocalipsis 13 veces. El mito se identifica con el Demonio enemigo de Dios, siendo capítulo 12 (3-7) el texto más descriptivo por sus rasgos y afanes violentos. La iconografía cristiana conservó esta figura en multitud de figuras diabólica sobre todo en el Renacimiento y siempre en escenas relacionadas con los castigos eternos
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
(-> serpiente, Diablo, mujer, batalla contra el Diablo, Leviatdn). Figura mitológica, mezcla de serpiente y pájaro, que habita por tanto en las aguas y bajo la tierra, pero, al mismo tiempo, vuela sobre el cielo, vomitando fuego. Así aparece como símbolo abarcador de todos los poderes cósmicos. En mu chos pueblos euroasiáticos, el dragón ha empezado siendo un símbolo ambivalente, vinculado a las aguas del caos primero, que, siendo por un lado creadoras (buenas), son por otro lado el signo de la destrucción (en ellas se confunde cielo y tierra, agua y fuego). Se le representa como ser híbrido: serpiente alada de muchas cabezas, bestia de rasgos mezclados.
(1) Biblia hebrea. En principio, el Dragón puede ser figura ambivalente o positiva (cf. Est 11,2-12). Pero en su conjunto, dentro de la Biblia, representa al enemigo de Dios, Serpiente Tehom*, Leviatán o Rahab, monstruo de las aguas, hidra de siete cabezas, que Yahvé derrotó para fundar la historia buena: «Tú machacaste las cabezas del Leviatán, y lo diste por comida a los moradores del desierto» (Sal 74,13); «El aquietó el mar con su poder, y con su entendimiento aniquiló a Rahab» (Job 26,12-13; cf. Is 27,1; Sal 91,13; Job 7,12). También en muchos otros pueblos aparece como enemigo mitológico de Dios. De todas formas, en el Antiguo Testamento puede hallarse la memoria de dragones buenos, que actúan como amigos de Dios y servidores suyos. Entre éstos podemos citar a los serafines, serpientes aladas de fuego, de Is 6,2.6.
(2) Bel, el Dragón de Babilonia (Dn 14,23-30). Aparece en un relato ejemplar de crítica antiidolátrica, entre los añadidos deuteocanónicos griegos del libro de Daniel (en su versión de los LXX). Este relato está vinculado estructuralmente a la historia del dios Bel (Baal*), en la que se dice que el sabio Daniel descubrió el engaño de los sacerdotes de Bel, que fingían que su Dios-ídolo necesitaba comida. Ahora se nos habla de un Dragón vivo, que puede entenderse como animal mitológico o como un tipo de serpiente o cocodrilo sagrado, al que veneraban algunos babilonios. Ciertamente, este dragón come, necesita el alimento de los fieles. Pero Daniel muestra que no es divino, pues le ofrece una comida indigesta que le hace reventar, manifestando así su fragilidad. El tema de un Dios perverso al que se engaña y mata dándole una comida venenosa o indigesta aparece en otras culturas de Oriente. Así se dice en Grecia que Zeus dio de comer a Kronos una piedra que destruyó su vientre.
(3) El Dragón del Apocalipsis. «Entonces apareció en el cielo otra señal: un enorme Dragón de color rojo con siete cabezas y diez cuernos y una diadema en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el Dragón se puso al acecho delante de la Mujer que iba a dar a luz, con ánimo de devorar al hijo en cuanto naciera» (Ap 12,3-4). Tiene siete cabezas (siete es perfección, aquí en línea perversa). Tiene diez cuernos, que expresan el poder, en signo que parece tomado de Dn 7,7.24, donde los cuernos son la fuerza destructora de la Bestia que se opone a los santos de Israel. Las diademas simbolizan gloria en sus cabezas. ¿De dónde brota? Conforme al mito antiguo, existía por sí mismo desde siempre. Estaba ahí, no debía explicarse su origen. Para el Apocalipsis, en cambio, su figura plantea problemas: ¿Lo ha creado Dios ya como perverso? ¿Es ángel caído? Más adelante, le identificará con el Diablo, serpiente antigua de Gn 3 (cf. Ap 12,9). Por ahora se dice que el Dragón «mueve la cola y barre con ella una tercera parte de las estrellas del cielo, arrojándolas a la tierra» (Ap 12,4). El Dragón es el ángel más potente de los cielos que no ha querido servir a la mujer (humanidad) y de esa forma ha arrojado del cielo a una tercera parte de los astros, ángeles perversos que le siguen, como suponen, de formas distintas, algunos apócrifos apocalípticos (1 Hen; Jub; Vita Adam). (4) Dragón y mujer. El Dragón de Ap 12,1-5 aparece vinculado a la mujer, de manera que ambos forman la pareja primigenia. Tenemos una Mujer sin marido, que representa a la humanidad (¿su verdadero marido es Dios?); y tenemos un Dragón que se opone a la mujer porque desea el fruto de su vida (el Dragón es el falso amante de la mujer, como en muchos mitos). Ella es generación, dar vida. El es envidia hecha asesinato: devorar la vida ajena. En el origen, no hay varón y mujer (Adán y Eva, como en Gn 2), sino Mujer y Dragón. La Mujer es positiva: simboliza la humanidad (Eva como madre de vivientes: cf. Gn 3,20); no es persona diferenciada, sino maternidad que incluye a varón y mujer, no en cuanto personas individuales, sino en cuanto portadores de vida. El Dragón, en cambio, es principio de muerte, signo del asesina to: vive de matar; quizá podamos identificarlo con un tipo de varón que crece (encuentra su identidad) en la violencia, devorando la vida que otros engendraron, el Hijo de la Mujer. Para decir estas cosas, Ap 12 tiene que acudir al mito, pues sólo así puede expresar lo indecible, mostrar lo indemostrable: el origen positivo de la vida (Mujer), el riesgo envidioso, violento, de la muerte (Dragón). Entendido así, el Dragón forma parte de la misma estructura de violencia de la historia. Antes que realidad externa, el Dragón es un elemento de nuestra conflictividad individual (envidia) y/o social (deseo de matar, asesinato). Evidentemente, el Dragón vuela, dominando el amplio espacio del horizonte. Es un poder hambriento y así quiere devorar en el cielo al Hijo de la Mujer, para perseguirla luego a ella sobre la tierra (Ap 12.1-7), siendo al fin derrotado por Miguel, el ángel bueno (12,8). Así aparece en su verdad mentirosa como la Serpiente antigua de Gn 3, como Satanás, el Diablo (12,9; 20,2). Pues bien, ese Dragón, expulsado del cielo, donde ya sólo reina Dios con sus ángeles buenos, lucha en la tierra contra la mujeriglesia, queriendo ahogarla con el agua caótica que brota de sus fauces. Antes era dragón del fuego en el cielo (Ap 12.1-3); después aparece como dragón del agua en la tierra (12,16-17); finalmente se muestra como dragón político, que actúa a través de las Bestias del imperio (Ap 13), dirigiendo la batalla contra la Mujer, para ser derrotado por el Cordero y sus seguidores, primero en el Milenio* (20,2) y luego para siempre (20,7-10). La derrota del Dragón es triunfo de Dios y su Cordero.
Cf. O. Bí“CHER, Die Johannesapokalypse, Wiss. Buchgesellschaft, Darmstadt 1988; R. H. CHARLES, The Revelation of St. John I-II, ICC, Clark, Edimburgo 1971.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra
Del griego drá·kon, que representa un monstruo terrorífico, un devorador en forma de serpiente. Aparece trece veces en la Biblia, pero solo en el libro de Revelación —de contenido totalmente simbólico—, y representa a Satanás el Diablo. El es el †œdragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos†, que tiene una cola que arrastra †œla tercera parte de las estrellas del cielo† tras sí. Estas †œestrellas† son ángeles que antes del Diluvio fueron inducidos a materializarse en forma humana y así se convirtieron en demonios. (Rev 12:3, 4; Jud 6.) A Satanás el dragón y a estos demonios se les arrojó del cielo, abajo, a las inmediaciones de la Tierra. †œDe modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás.† (Rev 12:7-9.) En esta condición degradada persigue al resto de la †œmujer† de Dios, los que tienen †œla obra de dar testimonio†. (Rev 12:13-17.)
Este Satanás, de aspecto de dragón, es el que da poder y gran autoridad a la simbólica bestia salvaje que tiene siete cabezas y diez cuernos, y, a su vez, recibe adoración de los pueblos de †œtoda la tierra†. (Rev 13:2-4.) Juan ve también en visión que las †œexpresiones inspiradas por demonios† parecidas a ranas que croan, que salen a †œlos reyes de toda la tierra habitada†, proceden de la boca del dragón, o Satanás, así como de la boca de la †œbestia salvaje† y del †œfalso profeta†. Tienen el efecto de reunir a estos gobernantes y sus apoyadores †œa la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso […] en el lugar que en hebreo se llama Har-Magedón [Armagedón]†. (Rev 16:13-16.) A continuación de esta guerra, la mayor de todas las habidas, el †œángel† que desciende del cielo prenderá †œal dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás†, y lo atará y arrojará al abismo por mil años. (Rev 20:1-3; véase SATANíS.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
drakon (dravkwn, 1404), denotaba un monstruo mítico, un dragón; también una gran serpiente, así denominada debido a su agudeza visual (de una raíz derk–, que significa ver). Se usa en doce ocasiones en el libro de Apocalipsis para denominar al diablo (12.3,4,7,9,13,16,17; 13.2,4,11; 16.13; 20.2).¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
En el AT dos vocablos hebreos se traducen a veces de esta manera en °vrv1.
1. tan, “chacal” (así °vrv2). Siempre aparece en plural, generalmente masculino (tannı̂n: Job 30.29; Sal. 44.19; Ez. 29.3, tamb. °vrv2; Mi. 1.8), pero una vez en femenino (tannôṯ: Mal. 1.3). En Is. 13.22; 34.13; 35.7; 43.20; Jer. 9.11; 10.22; 14.6; 49.33; 51.37 tanto °vrv1 como °vrv2 tienen “chacal” (excepto que °vrv1 tiene “culebra” en Jer. 9.11 y 10.22), donde algunas
2. tannı̂n. Vocablo de significado incierto, que probablemente no tiene ninguna relación con tan. En °vrv1 se traduce “dragón”, “ballena” (Gn. 1.21; Job 7.12; °vrv2 “monstruo marino”) y “culebra” (Ex. 7.9–10, 12), siendo esta última una traducción satisfactoria en el pasaje de Éxodo, y también parece ser el sentido en Dt. 32.33 (cf. °vrv2) y Sal. 91.13; y posiblemente en Neh. 2.13. Las otras citas son menos fáciles de definir. En Gn. 1.21 evidentemente la intención es hacer referencia a grandes animales marinos, como ser la ballena, y este podría ser el significado de Job 7.12 y Sal. 148.7, aunque, sobre la base de un cognado arábigo, algunos sugieren que podría ser “tromba marina”. En Sal. 74.13; Is. 27.1 y 51.9 podría ser la intención hacer referencia al cocodrilo, y la asociación con Egipto sugiere la misma posibilidad en Ez. 29.3; 32.2 y aun en Jer. 51.34. No hay seguridad sobre ninguno de estos significados, y el término puede referirse en algunos contextos a alguna especie de animal apocalíptico, como en el drakōn (“dragón”) neotestamentario, que se usa figuradamente para Satanás en Ap. 12–13; 16 y 20. Este vocablo aparece en la LXX principalmente para tannı̂n.
Bibliografía. G. R. Driver en Z.V. Togan (eds.), Proceedings of the Twenty-Second Congress of Orientalists … Istabul …, 1951, 2, 1957, pp. 114–115; A. Heidel, The Babylonian Genesis², 1951, pp. 102–105.
T.C.M.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico