Ver año.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Los calendarios se diseñan como un medio fidedigno de registrar la historia y determinar por adelantado fechas para aniversarios sociales, cívicos y religiosos, y para planificación económica.
Comparativamente poco se sabe del calendario de los primeros israelitas desde los patriarcas hasta el exilio, pero vale la pena un estudio crítico de los registros bíblicos y de los descubrimientos arqueológicos.
Durante el período bíblico, el tiempo se reconocía solamente por las observaciones astronómicas. Los primeros astrólogos caldeos y egipcios llegaron a ser muy instruidos en los movimientos de los cuerpos astronómicos.
Sus descubrimientos, así como los de sus vecinos del Cercano Oriente, hicieron su impacto en el calendario judío. Desde los tiempos más antiguos, el sol y la luna eran determinantes de períodos: días, meses y años.
( 1 ) Los días en el registro bíblico del tiempo principian con el relato de la creación. Mientras que el día babilonio empezaba al amanecer, la Biblia reconoce el lapso de 24 horas desde la puesta del sol a la siguiente puesta del sol (Deu 23:11; comparar Neh 4:21; Gen 1:5, Gen 1:8, et al.). Los días de la semana no tenían nombre, pero se les designaba por números ordinales. El sabbath no era el nombre del séptimo día sino una designación sagrada. Israel tenía formas de regular el tiempo (Isa 39:8; comparar 2Ki 20:9-10). El relato de la crucifixión menciona la tercera, la sexta y la novena horas (Mar 15:25, Mar 15:33-34; comparar Joh 11:9), refiriéndose a las 9 de la mañana, al mediodía y a las 3 de la tarde. Los primeros hebreos dividieron la noche en tres vigilias (Exo 14:24; Jdg 7:19; Lam 2:19). Los romanos dividieron la noche en cuatro vigilias (Mar 13:35).
( 2 ) La semana de siete días es de origen semítico. Aunque Dios puso especial énfasis en el séptimo día al tiempo de la creación (Gen 2:2-3), la primera instancia que se registra de la observancia de un sábado fue cuando los israelitas estaban recogiendo maná en el desierto (Exo 16:23).
Cuando Moisés transmitió a Israel el cuarto mandamiento en el Decálogo (Acuérdate del día del sábado para santificarlo, Exo 20:8), fue destinado como una señal memorial perpetua del pacto entre Dios y su pueblo escogido. Se convirtió en un día distintivo con mandamientos sucesivos para su observancia, describiendo la manera de hacerlo y los castigos por su profanación (Exo 23:12; Exo 35:2-3). Los primeros judíos cristianos hicieron un hábito de reunirse el primer día de la semana para conmemorar la resurrección de Jesús (Luk 24:1); así, el primer día, en lugar del séptimo, se convirtió en el día de adoración y descanso en la cristiandad.
( 3 ) El mes hebreo principió con la luna nueva. Los primeros israelitas designaron sus meses por nombres que tomaron prestados de los cananeos o fenicios. Estos nombres tenían connotaciones de la estación; p. ej., Abib (Exo 13:4; Deu 16:1) correspondía al Nisán en el calendario posterior, significando †œmes de los oídos sazonados†. Cerca del fin del período del reino, se reformó el calendario, substituyendo los nombres antiguos de los meses con números ordinales y cambiando el principio del año del otoño a la primavera (comparar 1Ki 6:1; 1Ki 8:2; Hageo 1:1; 2;1, 10).
Los nombres postexílicos de los meses, como lo confirma el Talmud, fueron adoptados del calendario babilónico, pero no los usaron para fines civiles e históricos.
( 4 ) Años. El calendario del AT contenía dos años concurrentes: el año sagrado, que principiaba en la primavera con el mes de Nisán, y el año civil, que principiaba en el otoño con Tishri. El año sagrado fue instituido por Moisés luego del éxodo, mientras que el año civil reclama ser reconocido desde la creación.
Las fiestas y los ayunos estaban tejidos intricadamente en el año sagrado lunarsolar.
Tres grandes fiestas históricas fueron instituidas por Moisés: la fiesta del pan sin levadura, la fiesta de la siega, y la fiesta de la cosecha (Exo 23:14-16), correspondientes las dos primeras aprox. a la Pascua y Pentecostés. Había también numerosas fiestas menores.
( 5 ) Ciclos. De la santificación por Dios del séptimo día, surgió un carácter especial de lo sagrado en relación al número siete. El sábado de siete días, Pentecostés (al término de siete semanas después de la Pascua) y la fiesta de Trompetas (introduciendo el séptimo mes sagrado), eran todas asambleas designadas (mo†™adhim) del Señor. El año sabático era uno de solemne reposo para los señores, esclavos, bestias de carga y de la tierra, y de libertad para los esclavos hebreos (Exo 23:10-11; Lev 25:3-7). El Jubileo, cada quincuagésimo año, siguiendo a las siete semanas de años, era un año consagrado cuya observancia incluía reuniones familiares, hipotecas canceladas y el retorno de tierras a sus dueños originales (Lev 25:8-17).
( 6 ) Eras en el calendario de la Biblia constituyen todo el espacio de tiempo desde la creación del mundo hasta la consumación de las edades. Grandes eventos son marcas terminales. Estos picos de montaña de tiempo, en secuencia cronológica, son la creación, el diluvio, Abraham, éxodo, exilio y el nacimiento de Jesús. Consecuentemente, las eras pueden designarse antediluviana, posdiluviana, patriarcal, israelita, judía y cristiana. (comparar Mat 1:2-17; Luk 3:23-38).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
El cómputo del tiempo por los antiguos hebreos, como por otros pueblos, tuvo en cuenta unidades tales como el día, la semana, el mes y el año. El día, con su sucesión de tinieblas y luz, es el divisor más obvio. El siguiente en importancia es el año con sus recurrentes secuencias de estaciones. El mes, inicialmente calculado por las fases de la luna, y la semana, un período de siete días terminando con un sábado, son los períodos intermedios de tiempo. Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico
Ver «Ano», «Días».
Diccionario Bíblico Cristiano http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
Los hebreos usaban un c. lunar de 354 días. La cantidad de días en los meses variaba de 29 a 39. Para resolver el problema de inexactitud que esto producía añadían un mes en los años 3ro., 6to., 8vo., 11ro., 14to., 17mo. y 19no. de un ciclo de diecinueve años. Ese mes añadido se llamaba †œsegundo Adar†. También se hacían otros ajustes atendiendo a necesidades por la celebración de ciertas festividades. Se solemnizaba la aparición de la luna nueva avisándole al Sanedrín por medio de testigos. éste, a su vez, pasaba la noticia a todo el territorio mediante señales de humo o por el envío de mensajeros. Los nombres de los meses y su correspondencia con el c. que usamos son los siguientes:
Nisán se cuenta como el primer mes de año porque en ese mes salieron los israelitas de Egipto. Así se establece en Exo 12:2 (†œEste mes os será principio de los meses†). Aparentemente existían nombres de origen cananeo para los meses. En la Biblia se mencionan de manera específica cuatro de ellos. Así, se nombra el mes de †¢Abib en relación con el éxodo (†œVosotros salís hoy en el mes de Abib† [Exo 13:4]). En ese mes, llamado luego Nisán, se celebraba la Pascua. Se nos dice que Salomón comenzó a †œedificar la casa de Jehovᆠen el mes de †¢Zif (1Re 6:1), equivalente a Iyar. A los siete años, terminó la obra †œen el mes de Bul† (1Re 6:38), equivalente a Marjesván. También que Salomón trajo el arca al †¢templo en el mes de †¢Etanim (1Re 8:2), equivalente a Tisri. Pero los nombres cananeos de los meses fueron sustituidos por el uso de números, hablándose del 1er. mes, el 2do., el 3ro., etcétera. Así, leemos de unos gaditas que se unieron a David y †œpasaron el Jordán en el mes primero† (1Cr 12:15). También que Jeroboam I instituyó †œfiesta solemne en el mes octavo† (1Re 12:33). Durante y después del exilio fue costumbre utilizar los mismos nombres para los meses que usaban los caldeos. Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, CALE LEYE
vet, El cambio de los astros fue desde antiguo en los pueblos orientales el fundamento de la cronología o medición del tiempo. En Israel se usaba, sobre todo, el año lunar (354 días = 12 meses de 29 o 30 días cada uno). Si se hubiera seguido el año lunar sin atención alguna al año solar, las fiestas, a lo largo de unos 40 años, hubieran recorrido del principio al fin todo el año. Para evitarlo se añadía, también en Israel, ocasionalmente un mes de compensación como se venía haciendo en Mesopotamia; el Antiguo Testamento no dice nada sobre esto. Algunos grupos judíos tenían otras divisiones del año: 1 año = 364 días = 52 semanas de 7 días cada una. Esta división mantenía consecuentemente la división semanal; las fiestas caían cada año en el mismo día de la semana. Pero como no se admitían días de compensación, las fiestas se movían a través del año lo mismo que en el calendario lunar, pero unas diez veces más despacio. Finalmente existió un sistema que dividía el año en 7 partes de 50 días cada una, a las que se añadían cada vez 16 días (cfr.: 50 días de Pascua a Pentecostés). Como comienzo del año se mencionan primavera y otoño. Una cronología a partir de un punto determinado del tiempo es algo desconocido. Las sumas de años a lo largo de un período (por ejemplo 300 años en Jue. 11:26) son cálculos posteriores. En tiempo de los reyes se contaba según el tiempo de su reinado (1 R. 15:1, 25); después, a partir de un hecho importante (por ejemplo la cautividad: Ez. 1:2; 2 R. 25:27). El año se dividía en 12 meses (sin contar los meses de compensación). El comienzo del mes se determinaba por la observación de la luna. Los nombres más antiguos de meses conocidos por las Sagradas Escrituras son: Abib (mes de las espigas, Marzo/Abril; Ex. 14:4 y otros) Ziv (mes de las flores, Abril/Mayo; 1 R. 6:1 y otros) Etanim (mes de la cosecha, Septiembre/Octubre; 1 R. 8:2) Bul (mes de las lluvias, Octubre/Noviembre; 1 R. 6:38) Más tarde se contaban simplemente los meses, por ejemplo «el cuarto mes» (Ez. 1:1). Se unía la numeración con los antiguos nombres por medio de glosas, así por ejemplo en 1 R. 6:1 se habla del mes ziv, añadiendo «que es el 2º mes». A partir de la cautividad, no antes, empezaron a usarse los nombres asirio-babilónicos de los meses: Nisán (Marzo/Abril; Est. 3:7), Iyyar (Abril/Mayo), Siván (Mayo/Junio; Est. 8:9), Tammuz (Junio/Julio), Ab (Julio/Agosto), Elul (Agosto/Septiembre; Neh. 6:15), Tisri (Septiembre/Octubre), Maresván (Octubre/Noviembre), Kisleu (Noviembre/Diciembre; Neh. 1:1), Tébet (Diciembre/Enero; Est. 2:16), Sabat (Enero/Febrero; Zac. 1:7), Adar (Febrero/Marzo; Est. 3:7). Como mes de compensación se añadía o bien un segundo elul o un segundo adar. Estos nombres no fueron suprimidos cuando más tarde se introdujeron los nombres macedonios. El ciclo de 7 días de la semana era independiente del curso del año y del mes. Su comienzo y su final no dependía del comienzo o final de un año o mes. La semana egipcia era de 10 días, y fueron precisamente los hebreos quienes introdujeron la semana de 7 días. Los días de la semana no tenían nombre, se numeraban simplemente (cfr. Mt. 28:1), a excepción del sábado y, más tarde, del día anterior, llamado «día de preparación». El día se contaba de salida de sol a salida de sol (cfr. Gn. 1:5); más tarde, de puesta de sol a puesta de sol (de importancia para el cumplimiento de los preceptos sobre el sábado). Cada séptimo año era año de reposo solemne para los terratenientes, los esclavos, los animales de carga y las tierras, y el año de libertad para los esclavos hebreos. Cada 50 años había un año de jubileo: las familias se reunían, se perdonaban las deudas y se devolvían las tierras a sus dueños originales (Lv. 25:8-17). El día judío comenzaba al atardecer con la salida de las primeras estrellas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
Los egipcios adoptaron el calendario solar (Dt 34,8). Parece que los israelitas adoptaron el lunar (Gén 7,11; 8,14), que constaba de trescientos cincuenta y cuatro días y de doce meses de veintinueve o treinta días cada uno. El mes comenzaba con la luna nueva. En tiempos de Jesucristo, el calendario oficial era el solar, que constaba de trescientos sesenta y cinco días, lo que obligaba a añadir cada tres años un mes más, con el fin de igualar el calendario lunar con el solar. El año comenzaba con la primavera el primer día del mes de Nisán. ->ía; semana; mes; año.
E. M. N.
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret
Cualquier sistema ordenado de distribuir el tiempo en años, meses, semanas y días. Mucho antes de la creación del hombre, Dios proveyó la base para dicha distribución del tiempo. Génesis 1:14, 15 nos dice que uno de los propósitos de las †œlumbreras [que había] en la expansión de los cielos† era que sirvieran para †œestaciones y para días y años†. Por lo tanto, el día solar, el año solar y el mes lunar son divisiones naturales del tiempo, regidas, respectivamente, por la rotación diaria de la Tierra sobre su eje, su órbita anual alrededor del Sol y las fases mensuales de la Luna con relación a la Tierra y el Sol. Sin embargo, son arbitrarias tanto la distribución del tiempo en semanas como la del día en horas. Calendario hebreo. El calendario israelita se basaba en el año lunisolar o embolismal, pues Jehová Dios estableció que su año sagrado comenzase en la primavera con el mes de Abib y fijó fechas en las que se debían celebrar ciertas fiestas, fiestas que estaban relacionadas con las diferentes cosechas. Para que estas fechas coincidiesen con las cosechas respectivas, los israelitas tenían que sincronizar su calendario con las estaciones correspondientes, compensando la diferencia entre los años lunares y los solares. (Ex 12:1-14; 23:15, 16; Le 23:4-16.) Calendario juliano y gregoriano. En el año 46 a. E.C. Julio César decretó el cambio del calendario lunar romano por el solar. Este calendario juliano, basado en los cálculos del astrónomo griego Sosígenes, tenía doce meses de duración arbitraria que formaban un año de 365 días que empezaba el 1 de enero. También entraron en vigor los años bisiestos cuatrienales, a los que se añadía un día más para compensar el retraso que se producía con respecto al año trópico (casi 365 1/4 días). [Diagrama en la página 393] [Tabla en la página 392]
Los meses del calendario bíblico Fuente: Diccionario de la Biblia
Fuente: Diccionario de Teología
I. En el Antiguo Testamento
No hay ningún equivalente heb. exacto del a. El año (heb. šānâ, designado así por el cambio o la sucesión de las estaciones): al comienzo se consideraba que empezaba con el mes otoñal (séptimo) de Tisrí (Ex. 23.16; 34.22), época b. El mes (véase la tabla). El año calendario heb. se componía de meses lunares, que comenzaban cuando el delgado cuarto creciente de la luna nueva resultaba apenas visible a la hora de la puesta del sol. El día de la luna nueva que comenzaba de este modo se consideraba santo. Se consideraba que el mes (heb. yeraḥ, *“luna”) consistía de 29/30 días y, en razón de que el año lunar tenía unos 11 días menos que el año solar, resultaba necesario intercalar periódicamente un decimotercer mes con el fin de que el día del año nuevo no cayese antes de la primavera del año (marzo-abril). No se conocen detalles precisos del método empleado por los hebreos para acomodar el calendario agrícola con el lunar. Es posible que hayan interpuesto un segundo Adar (duodécimo mes) o un segundo Elul (sexto mes) dentro del ciclo lunar de 3, 6, 11, 14, 17 ó 19 años. Existen algunos indicios del uso hebreo de meses intercalados después de Adar (Nm. 9.11; 2 Cr. 30.2–3; cf. 1 R. 12.32–33), aunque tal vez en algunas ocasiones después de Nisán (cf. 2 Cr. 30.2ss), como se hacía en Mesopotamia. En el libro de Jubileos (ca. 105 a.C.) se usaba un calendario estrictamente solar; cf. 1 Enoc 72–82.
La observación del equinoccio otoñal, e. d. “la salida del año” (véase Ex. 23.16), y de la primavera o equinoccio vernal, llamada “la vuelta del año” (1 R. 20.26; 2 Cr. 36.10), era importante para regular el calendario y, consecuentemente, las fiestas. Así el año comenzaba con la nueva luna más cercana al equinoccio vernal, cuando el sol estaba en Aries ( Los primitivos nombres de los meses probablemente eran referencias locales palestinas a las estaciones, y difieren de la designación de los nombres de los meses en los textos de Siria (Ras-Shamra, Alalak, Mari). Algunos se conocen por el El calendario hebreo, con estaciones y fiestas y sus equivalentes modernos.
c. Las estaciones: el calendario agrícola. Si bien los hebreos adoptaron un calendario basado en los meses lunares, también, como agricultores, indicaban comúnmente la época del año por la estación correspondiente, más bien que con los nombres o la numeración de los meses. Así, el año que en Palestina se dividía aproximadamente en estación seca (abril-septiembre) y la estación lluviosa (octubre-marzo), podía a su vez subdividirse generalmente en época de “la sementera” (noviembre-diciembre) y de “la siega” (abril-junio; Gn. 8.22). Designaciones más específicas servían para indicarles a los moradores locales los meses precisos, p. ej., la siega del trigo (Gn. 30.14; Jue. 15.1) o de la cebada (2 S. 21.9; Rt. 1.22) se refiere a marzo-abril; “la arada” (Ex. 34.21) sería marzo; y “las primeras uvas” (Nm. 13.20) el mes de Tamuz (junio-julio). “La lluvia temprana” (basada en el antiguo calendario civil que comenzaba en Tisrı́) caía en septiembre-octubre, y la “lluvia tardía” en marzo-abril. Los “frutos del verano” (qāyiṣ) de agosto-septiembre le dieron su nombre al verano”, llamado tamb. “calor”. Los meses de Tebet y sebaṭ eran los meses “fríos” (véase la tabla, bajo el encabezamiento “Estaciones”).
Con las referencias anteriores relacionadas con el d. Otros modos de dar cuenta de las épocas y las estaciones comprenden palabras generales para un determinado “tiempo” o fiesta (˒iddān, Dn. 7.25; mō˓ēḏ Dn. 12.7; zemān, Ec. 3.1; Neh. 2.6), cf. Sal. 104.27. Los acontecimientos históricos se fechan normalmente por los años del reinado de los soberanos, o sincrónicamente con algún acontecimiento nacional memorable, p. ej. el éxodo; la estada en Egipto (Ex. 12.40); la construcción del primer templo (1 R. 6.1); o los 70 años de exilio en Babilonia (Ez. 33.21); o el terremoto durante el reinado de Uzías (Am. 1.1; Zac. 14.5).
Bibliografía. Finegan, Manual de cronología bíblica, 1975; °EBDM, t(t). II; C. F. Pfeiffer, °DBA; T. Bell y otro, El enigma del tiempo, 1963. J. Finegan, Handbook of Biblical Chronology, 1964; J. B. Segal, D.J.W.
II. Entre los testamentos
El “año … del imperio de los griegos” (1 Mac. 1.10) es la era de los Seléucidas, que data oficialmente desde el primer día del mes macedonio denominado Dios (setiembre/octubre) en 312 a.C. Dicha era es la que se utiliza en 1 Mac., si bien en algunas de las fuentes empleadas en dicho libro (bajo la influencia del modo babilónico de contar el comienzo del año a partir de Nisán) la era comienza en marzo/abril, 311 a.C.
III. En el Nuevo Testamento
Las fechas en el NT se calculan ocasionalmente tomando como referencia a los gobernantes gentiles. El ejemplo más complejo es el de Lc. 3.1s, donde el comienzo del ministerio de Juan el Bautista se cuenta no sólo “en el año decimoquinto del imperio de Tiberio César” (e. d. 27–28 d.C., según el cómputo utilizado en el anterior reino seléucida, donde se sostenía que un nuevo año real comenzaba en setiembre/octubre), sino también haciendo referencia a gobernantes que se encontraban en funciones en ese momento, ya fuesen seculares o sacerdotales, en Judea y los territorios vecinos. Cf. fechamientos referidos a los emperadores Augusto (Lc. 2.1) y Claudio (Hch. 11.28), los gobernadores provinciales Cirenio (Lc. 2.2) y Galión (Hch. 18.12), y Herodes, rey de los judíos (Mt. 2.1; Lc. 1.5).
En general, sin embargo, los escritores del NT miden el tiempo tomando como base el calendario (o calendarios) judaico vigente. El relato bíblico contiene continuas referencias a fiestas y ocasiones sagradas judías especiales. Esto es particularmente cierto en el caso del cuarto evangelio; cf. Jn. 2.13, 23 (pascua); 5.1 (tal vez el año nuevo); 6.4 (pascua); 7.2 (fiesta de los tabernáculos; en el vv. 37 “el último y gran día de la fiesta” es el día octavo; cf. Lv. 23.36; Nm. 29.35; Neh. 8.18); 10.22 (dedicación, el 25 de Quisleu; cf. 1 Mac. 4.59); 11.55ss (pascua). Cf. tamb. Mt. 26.2; Mr. 14.1; Lc. 22.1 (pascua y fiesta de los panes sin levadura); Hch. 2.1 (Pentecostés); 12.3s (pascua y panes sin levadura); 18.21 (quizá pascua); 20.6 (panes sin levadura); 20.16 (Pentecostés); 27.9 (donde “el ayuno” es el día de expiación, aproximadamente en cuya época cesaba por el invierno la navegación en el Mediterráneo); 1 Co. 16.8 (Pentecostés).
Entre los días de la semana se menciona con frecuencia el día de reposo. El “segundo primer día de reposo” (Lc. 6.1, En general el calendario judío en la época del NT (por lo menos antes del 70 d.C.) se regía por el cómputo saduceo, porque dicho cómputo era el que se seguía para la organización de los servicios en el templo. Así, el día de Pentecostés era el quincuagésimo día después de la presentación de la primera gavilla de cebada cosechada, e. d. el quincuagésimo día (inclusive) a partir del primer domingo después de pascua (cf. Lv. 23.15s); por lo tanto siempre caía en día domingo, como ocurre en el calendario cristiano. El cómputo farisaico, que se adoptó oficialmente después del 70 d.C., interpretaba el “sábado” (o “día de reposo”) de Lv. 23.15 como la fiesta de los panes sin levadura, y no como el reposo semanal; en ese caso Pentecostés caía siempre en el mismo día del mes (consideración importante para quienes estimaban que señalaba el aniversario de la promulgación de la ley), pero no en el mismo día de la semana.
Más importante todavía que las diferencias menores entre los saduceos y los fariseos con respecto al calendario era la brecha entre los saduceos y los fariseos, por un lado, y aquellos, por el otro, que seguían el calendario “sectario” conocido por el libro de Jubileos y ahora también por la literatura de Qumrán. Si Jesús y sus discípulos siguieron dicho calendario “sectario”, ello tal vez explicaría por qué celebraron la pascua antes de su arresto, mientras que los jefes de los sacerdotes y sus asociados no la celebraron hasta después de su crucifixión (Jn. 18.28).
Bibliografía. °EBDM, t(t). II; °DBA; T. Bell et J.C. Dancy, Commentary on I Maccabees, 1954, pp. 48ss; N. Geldenhuys, Commentary on Luke, 1950, pp. 649ss; A. Jaubert, La Date de la Cène, 1957, y “Jésus et le calendrier de Qumrân”, Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico
Los métodos para calcular el trayecto de un año y la adaptación de éste a un calendario fijo, son muy complejos. Algunos pueblos calcularon sus años en base al curso de la luna. Los meses varían entre 29 y 30 días, y 12 de ellos (un año lunar) dan un total aproximado de 354 días -una discrepancia de alrededor de 7 días con el año solar. Este año lunar, aún usado por los musulmanes, se arregla de tal manera que cada 33 años, el comienzo del año se retrasa a través de todas las estaciones.
Otro método de calcular los meses adoptaba, como la unidad de tiempo, 30 días arbitrariamente y calculaba 12 meses -360 días al año. Cinco días adicionales, no relacionados con ninguno de los meses, fueron añadidos para completar el año solar de 365 días.
Los hebreos usaban básicamente el año lunar que normalmente comprendía 354 días. La diferencia entre éste y el año solar de 365 ¼ días se armoniza añadiendo un mes completo al final del año en el 30, 60, 80, 110, 140, 170 y 190 años del ciclo de 19 años. El mes añadido (Adar Sheni, o segundo Adar) viene exactamente antes de la luna nueva de Tisri (septiembre – octubre), el principio de un nuevo año. Sin embargo, una cierta cantidad de variaciones es posible, a causa de las reglas concernientes a ciertas observaciones religiosas judías. El día de la expiación (Yom Kippur) no debe caer en viernes o domingo y el 7° día de la Fiesta de los Tabernáculos no debe caer en sábado. Así, los años no bisiestos pueden ser de 353, 354 o 355 días; años bisiestos, 383, 384 o 385 días.
Se piensa que el calendario actualmente en uso para los propósitos religiosos judíos fue introducido por el patriarca Hillel II (330-365 d. de
Nombre hebreo Nombre babilónico Duración Meses de Nuestro Calendario
1 Nisán Nisanmu 30 días Mar-Abr.
2 Iyar Ayaru 29 días Abr.-May.
3 Siván Simanu 30 días May.-Jun.
4 Tammuz Du†™uzu 29 días Jun.-Jul.
5 Ab Abu 30 días Jul.-Ag.
6 Elul Ululu 29 días Ag.-Sep.
7 Tisri Tashretu 30 días Sept.-Oct.
8 Cheshvan Arakshamna 29 ó 30 días Oct.-Nov.
9 Kislev Kislimu 29 ó 30 días Nov.-Dic.
10 Teveth Tabetu 29 días Dic.-Ene.
11 Shevat Shabatu 30 días Ene.-Feb.
12 Adar Addaru 29 días Feb.-Mar.
Desde el exilio babilónico, los meses han tomado nombres babilónicos. El calendario ahora usado por los judíos está arreglado como sigue:
Los meses son contados desde Nisán, el mes en el que tiene lugar la observancia de la pascua. Esto, de acuerdo con Ex. 12:2, debía calcularse como †œel primer mes del año†. En un uso posterior, el año nuevo fue calculado desde la luna nueva de Tisri, septiembreoctubre de acuerdo con el cálculo occidental.
Los babilonios pronto descubrieron que su año de 12 meses lunares difería considerablemente del año solar de 365 ¼ días. Para hacer coincidir los años lunar y solar añadían periódicamente un mes intermedio que era conocido como Segundo Adar.
Antes de la adaptación de los nombres de los meses babilónicos, eran usados presumiblemente nombres cananeos. Cuatro de éstos se mencionan en la Escritura:
Abib (Ex. 13:4) – †œel mes de la maduración de las espigas†.
Este fue el mes durante el cual tuvo lugar la pascua.
Zif (1 R. 6:1) – †œel mes de las flores†
Ethanim (1 R. 8:2) – †œel mes de los arrovos perennes†.
Bul (1 R. 6:38) – †œel mes de la Iluvia†.
De acuerdo con el calendario más antiguo de los hebreos, que consideraba el año como principiando en la primavera, éstos son, respectivamente, el 1°, 2°, 7° y 8° meses. Los 2 últimos son mencionados en inscripciones semíticas de Chipre y Sidón. Estos nombres parecen haber caído en desuso durante el tiempo del exilio, porque prevaleció la costumbre de designar los meses por números (véanse 1 R. 12:32; 1 Cr. 12:15; Jer. 1:3; 28:17). En el período postexílico estaban en uso los nombres babilónicos del presente calendario judío (véanse Neh. 2:1; Esd. 3:7; 6:15). Los israelitas frecuentemente indicaban el tiempo del año por medio de la temporada agrícola en lugar del número o nombre del mes. Leemos del †œtiempo de las primeras uvas† (Nm. 13:20) y †œal comienzo de la siega de la cebada† (Rt. 1:22).
Los años estaban frecuentemente relacionados con hechos importantes. Isaías habla de su llamado que se verificó †œen el año en que murió el rey Uzías† (Is. 6:1) y Amós recibió su visión profética †œdos años antes del terremoto† (Am. 1:1). Otro método de fechar eventos era por los años de reinado de un rey. El punto de referencia puede ser los reyes de Israel y Judá (véanse 1 R. 6:1; 14:25; 15:1) o de reyes extranjeros como Nabucodonosor (véase Jer. 25:1) o Ciro (véase Esd. 1:1).
El calendario hebreo fijo en uso desde el siglo IV d. de J.C. numera sus años desde el dato teorético de la creación, 3760 a. de
Ciertos judíos sectarios observaron un calendario diferente basado sobre un año de 52 semanas, exactamente 364 días. De acuerdo con este arreglo, reflejado en el Libro de los Jubileos, el año empezó en un miércoles y terminó en un martes. Las festividades siempre caían en el mismo día y ninguna fiesta o festividad caía en sábado. La afirmación del Libro de los Jubileos es que los patriarcas observaron las varias fiestas judías y que usaron este calendario sectario. El Libro de los Jubileos se cree que fue escrito en hebreo durante el siglo II a. de J.C. Fragmentos de éste han sido encontrados en las cuevas del Qumrán.
BIBLIOGRAFIA: E. Auerbach, †œNeujahrs und Versohnungs-Fest in den biblischen Quellen†, VT
Dr. J. Dominguez
manera corriente de aludir a los meses era designándolos por la actividad agrícola característica de ellos. Así, los espías fueron enviados en su misión en †œel tiempo de las primeras uvas† (Num 13:20), probablemente en julio-agosto, o sea el mes de Ab. †¢Noemí y †¢Rut llegaron a Belén †œal comienzo de la siega de la cebada† (Rut 1:22), o sea en el mes Nisán, a fines de marzo. †¢Mes. †¢Semana.
Desde el primer hombre, Adán, el tiempo se ha venido midiendo en términos de años. Por ejemplo, leemos que Adán tenía †œciento treinta años† cuando llegó a ser padre de Set. (Gé 5:3.)
También se empezaron a usar las divisiones mensuales. Según el registro bíblico, para la época del Diluvio el tiempo se dividía en meses de 30 días, pues se dice que un período de 5 meses equivalía a 150 días. (Gé 7:11, 24; 8:3, 4.) El mismo registro también indica que Noé dividía el año en 12 meses. (Véase Aí‘O.)
En esta época también se mencionan períodos de siete días, y es posible que ese tipo de distribución se haya utilizado regularmente desde tiempos remotos. (Gé 7:4, 10; 8:10, 12.) Sin embargo, no hay ninguna prueba de que existiese un requisito divino de guardar un sábado semanal hasta que Dios dio instrucciones concretas a Israel después de su éxodo de Egipto. (Véase SEMANA.)
En el pasado los hombres emplearon diversos sistemas de calendario, y varios de ellos todavía siguen en uso hoy en día. Los calendarios primitivos eran principalmente calendarios lunares, es decir, los meses del año se contaban por ciclos completos de la Luna, por ejemplo, desde una luna nueva hasta la siguiente luna nueva. Una lunación dura, como promedio, 29 días, 12 horas y 44 minutos. Aunque los meses podían ser de 29 ó 30 días, en el registro bíblico la palabra †œmes† por lo general significa 30 días. (Compárese con Dt 21:13; 34:8; Rev 11:2, 3.)
Un año de 12 meses lunares es unos once días más corto que un año solar de 365 1/4 días. Puesto que el año solar determina el ciclo de las estaciones, había necesidad de ajustar el calendario a dicho año solar, lo que resultó en los llamados años lunisolares o embolismales, es decir, años solares compuestos de meses lunares. Esto se conseguía añadiendo unos días a cada año, o un mes adicional a ciertos años, con el fin de compensar la menor duración de los doce meses lunares.
La Biblia no indica qué método usaron en un principio para determinar cuándo se debían añadir los días adicionales o el mes intercalar. Sin embargo, es lógico pensar que utilizaran los equinoccios de primavera y de otoño para determinar cuándo se retrasaban las estaciones lo suficiente como para que se requiriese un ajuste. Aunque no se menciona específicamente en la Biblia, con este fin los israelitas añadieron un decimotercer mes, llamado en tiempos postexílicos Veadar, es decir, segundo Adar.
El primer calendario judío estandarizado que se conoce es del siglo IV E.C. (c. 359 E.C.), cuando Hillel II especificó que los años de 13 meses deberían ser el tercero, sexto, octavo, undécimo, decimocuarto, decimoséptimo y decimonoveno de cada período de diecinueve años. Este ciclo de diecinueve años se conoce como el ciclo metónico, nombre derivado del matemático griego Metón (del siglo V a. E.C.), aunque hay prueba de que los babilonios perfeccionaron este ciclo con anterioridad. (Véase Babylonian Chronology, 626 B.C.-A.D. 75, de R. A. Parker y W. H. Dubberstein, 1971, págs. 1, 3, 6.) El ciclo toma en cuenta que cada diecinueve años la luna nueva y la luna llena vuelvan a caer en los mismos días del año solar.
Los meses judíos iban de luna nueva a luna nueva. (Isa 66:23.) Por esta razón, la palabra hebrea jó·dhesch, traducida †œmes† (Gé 7:11) o †œluna nueva† (1Sa 20:27), está relacionada con ja·dhásch, que significa †œnuevo†. Otra palabra para mes, yé·raj, se traduce †œmes lunar†. (1Re 6:38.) En períodos posteriores se usaron señales de fuego o se envió a mensajeros para anunciar a la gente el comienzo del nuevo mes.
En la Biblia los meses suelen designarse por su orden en el año, del primero al duodécimo. (Jos 4:19; Nú 9:11; 2Cr 15:10; Jer 52:6; Nú 33:38; Eze 8:1; Le 16:29; 1Re 12:32; Esd 10:9; 2Re 25:1; Dt 1:3; Jer 52:31.) Antes del exilio babilonio, solo se mencionan por nombre cuatro meses, a saber, Abib, el primer mes (Ex 13:4); Ziv, el segundo (1Re 6:37); Etanim, el séptimo (1Re 8:2), y Bul, el octavo. (1Re 6:38.) Los significados de estos nombres son estrictamente estacionales, una prueba más de que los israelitas utilizaban el año lunisolar. (Véanse los meses individuales por nombre.)
En tiempos postexílicos los israelitas emplearon los nombres de los meses usados en Babilonia, de los que se mencionan siete: Nisán, el primer mes, que sustituía a Abib (Est 3:7); Siván, el tercer mes (Est 8:9); Elul, el sexto (Ne 6:15); Kislev, el noveno (Zac 7:1); Tebet, el décimo (Est 2:16); Sebat, el undécimo (Zac 1:7), y Adar, el duodécimo (Esd 6:15).
Los nombres postexílicos de los restantes cinco meses aparecen en el Talmud judío y en otras obras. Son: Iyar, el segundo mes; Tamuz, el cuarto; Ab, el quinto; Tisri, el séptimo, y Hesván, el octavo. El decimotercer mes, que se intercalaba periódicamente, se llamaba Veadar, es decir, segundo Adar.
Con el tiempo, la mayoría de los meses llegaron a tener un número específico de días. Nisán (Abib), Siván, Ab, Tisri (Etanim) y Sebat tenían 30 días cada uno, mientras que Iyar (Ziv), Tamuz, Elul y Tebet tenían 29 días cada uno. Sin embargo, Hesván (Bul), Kislev y Adar podían tener 29 ó 30 días. Las variaciones de estos últimos meses servían para ajustar el calendario lunar y también para que ciertas fiestas no cayeran en días que consideraban prohibidos líderes religiosos judíos de tiempos posteriores.
Aunque el año sagrado comenzaba en la primavera con el mes de Abib (o Nisán), pues así lo había decretado Dios en el tiempo del éxodo (Ex 12:2; 13:4), el registro bíblico indica que con anterioridad los judíos calculaban el año de otoño a otoño. Esto dio lugar a dos calendarios: el sagrado y el seglar o agrícola. (Ex 23:16; 34:22; Le 23:34; Dt 16:13.) En tiempos postexílicos, el 1 de Tisri (septiembre-octubre) marcaba el comienzo del año seglar, y en esa fecha hoy se sigue celebrando el año nuevo judío, llamado Rosh Hashaná (Cabeza del Año).
En 1908 se descubrió en Guézer un calendario rudimentario en hebreo antiguo, único en su género, que según cálculos data del siglo X a. E.C. Es un calendario agrícola que describe la actividad agrícola a partir del otoño. En síntesis, habla de dos meses para almacenaje, dos de siembra y dos de crecimiento en primavera, seguidos de un mes para arrancar el lino, uno para la cosecha de la cebada y uno de cosecha general; luego, dos meses para cuidar y podar las viñas, y, por fin, un mes de frutos del verano. (Le 26:5.)
En el cuadro adjunto aparecen los meses según su orden en los calendarios sagrado y seglar, así como su correspondencia aproximada con los meses de nuestro calendario actual.
Las frecuentes referencias de los evangelios y el libro de Hechos a las diversas fiestas muestran que el calendario judío seguía vigente en los días de Jesús y los apóstoles. Estas fiestas sirven de orientación para ubicar en el tiempo los acontecimientos bíblicos de aquellos días. (Mt 26:2; Mr 14:1; Lc 22:1; Jn 2:13, 23; 5:1; 6:4; 7:2, 37; 10:22; 11:55; Hch 2:1; 12:3, 4; 20:6, 16; 27:9.)
Debe tenerse en cuenta que para los cristianos no rige ningún calendario religioso en el que se especifiquen ciertos días sagrados o fiestas, como indica con claridad el apóstol Pablo en Gálatas 4:9-11 y en Colosenses 2:16, 17. El único acontecimiento que los cristianos deben celebrar cada año es la Cena del Señor, que corresponde con la Pascua y, por lo tanto, está regida por el calendario lunar. (Mt 26:2, 26-29; 1Co 11:23-26; véase CENA DEL SEí‘OR.)
El año promedio del calendario juliano era en realidad unos once minutos y catorce segundos más largo que el verdadero año solar. Por lo tanto, en el siglo XVI ya se había acumulado una diferencia de diez días completos. En el año 1582 E.C. el papa Gregorio XIII introdujo una ligera revisión del calendario juliano: seguirían siendo bisiestos todos los años múltiplos de cuatro, con la excepción de los años seculares (los acabados en dos ceros), que solo se contarían como tales si el número de centenas era múltiplo de cuatro. Por una bula papal, en 1582 se omitieron diez días, de manera que al 4 de octubre siguió el 15 de octubre. Este calendario gregoriano es de uso común hoy día en la mayor parte del mundo, y es la base para las fechas históricas que se usan en toda esta publicación.
Aunque hoy en día los cristianos usan el calendario vigente en el país donde viven, son conscientes de que el Dios de la eternidad, Jehová, tiene su propio calendario de los acontecimientos, un calendario que no está regido por los sistemas humanos de contar el tiempo. Como escribió su profeta Daniel, †œél cambia tiempos y sazones, remueve reyes y establece reyes, da sabiduría a los sabios y conocimiento a los que conocen el discernimiento. Revela las cosas profundas y las cosas ocultas, y sabe lo que está en la oscuridad; y con él de veras mora la luz†. (Da 2:21, 22.) De modo que su posición de Soberano Universal está muy por encima de nuestra Tierra rotatoria, con su día y noche, sus ciclos lunares y su año solar. Sin embargo, en su Palabra, la Biblia, Dios relaciona sus acciones y propósitos con estas medidas de tiempo para que sus criaturas terrestres sepan dónde están en relación con su gran calendario de acontecimientos. (Véase CRONOLOGíA.)
(Véase la publicación para ver el texto completo)
1.° NISíN (ABIB) marzo-abril
14 Pascua
15-21 Tortas no fermentadas
16 Ofrenda de las primicias
Cebada
2.° IYAR (ZIV) abril-mayo
14 Pascua tardía (Nú 9:10-13)
Trigo
3.° SIVíN mayo-junio
6 Fiesta de las semanas (Pentecostés)
Primeros higos
4.° TAMUZ junio-julio
Primeras uvas
5.° AB julio-agosto
Frutos del verano
6.° ELUL agosto-septiembre
Dátiles, uvas, higos
7.° TISRI (ETANIM) septiembre-octubre
1 Toque de trompeta
10 Día de Expiación
15-21 Fiesta de las cabañas o de la recolección
22 Asamblea solemne
Se ara la tierra
8.° HESVíN (BUL) octubre-noviembre
Aceitunas
9.° KISLEV noviembre-diciembre
25 Fiesta de la dedicación
Se encierran los rebaños
10.° TEBET diciembre-enero
Crece la vegetación
11.° SEBAT enero-febrero
Florecen los almendros
12.° ADAR febrero-marzo
14, 15 Purim
Cítricos
13.° VEADAR marzo
Los meses judíos iban de luna nueva a luna nueva. (Isa 66:23.) La palabra hebrea jó·dhesch, †œmes† (Gé 7:11), viene de una raíz que significa †œnuevo†, mientras que otra palabra para mes, yé·raj, significa †œlunación†.
MESES TIEMPO COSECHAS
Sagrados Seglares
1.° 7.° El Jordán crece Cosechas de cebada y lino
(lluvias y se
derrite la nieve)
2.° 8.° Comienza el tiempo Cosechas: cebada; trigo en
seco. Cielos zonas bajas
despejados
3.° 9.° Calor del verano. Cosecha del trigo. Brevas,
Atmósfera clara algunas manzanas
4.° 10.° Aumenta el calor. Primeras uvas. Vegetación
Rocío en varios y manantiales se secan
lugares
5.° 11.° Máximo calor Comienza la vendimia
6.° 12.° Continúa el calor Cosecha de los dátiles y
de los higos del verano
7.° 1.° Termina el verano. Concluye la cosecha. Se
Lluvias tempranas empieza a arar la tierra
8.° 2.° Lluvias ligeras Siembra de trigo y cebada.
Recogida de la aceituna
9.° 3.° Aumentan las Crece la hierba
lluvias. Escarcha.
Nieve en las
montañas
10.° 4.° Frío máximo. Tierras bajas verdes.
Lluvioso. Nieve Cereales, aparecen las
en los montes flores
11.° 5.° Tiempo menos frío. Florecen los almendros.
Continúa la lluvia Higueras echan brotes
12.° 6.° Truenos y granizo Florecen los algarrobos.
frecuentes Cosecha de cítricos
13.° Se añadía un mes intercalar siete veces cada
diecinueve años, llamado por lo general
segundo Adar (Veadar)