BERSEBA

pozos del juramento o pozo de las siete corderas. Ciudad en el Négueb, unos 80 km al sur-sudoeste de Jerusalén.

Viviendo Abraham en tierra filistea abrió un pozo, el cual fue usurpado por los súbditos del rey Abimélek. Estos dos, entonces, decidieron hacer un pacto, y no discutir, en virtud del cual Abraham entregó al soberano siete corderas, por lo que el sitio se llamó B., pues allí­ ambos juraron, Gn 21, 22-33.

Cuando murió Abraham los pozos, que éste habí­a abierto, habí­an sido tapados por los filisteos. Abimélek pidió a Isaac, hijo de Abraham, que se retirara, y éste se fue a Guerar y volvió a cavar los pozos. Luego volvió a B. donde Dios se le apareció y le renovó la promesa hecha a su padre, por lo que Isaac levantó allí­ un altar y perforó otro pozo. Después, Isaac y Abimélek, éste, tal vez, sucesor del rey que trató con Abraham, juraron no disputar, llamando Isaac aquel lugar Séba, esto es, juramento, que da origen al nombre de la ciudad de B. Gn 26, 15-33. En la parte antigua de la B. contemporánea hay todaví­a un lugar conocido como el Pozo de Abraham.

De B. partió Jacob enviado por su padre Isaac, hacia Padán Aram, a casa de Labán para buscar allí­ mujer, Gn 28, 1-2 y 10. Cuando Jacob se fue a Egipto al encuentro de su hijo José, salió de B. Gn 46, 1 y 4. B. fue una de las ciudades que tocaron en suerte a la tribu de Judá, en el Négueb, Jos 15, 28. También fue heredad de Simeón, cuando esta tribu perdió importancia y fue absorbida por la de Judá, Jos 19, 1-2; 1 Cro 4, 28.

Es muy corriente en las Sagradas Escrituras la expresión †œdesde Dan hasta B.†, los lí­mites norte y sur de Israel, para indicar que se trata de todo el paí­s, Jc 20, 1; 1 S 3, 20; 2 S 3, 10; 17, 11; 24, 2 y 15; 1 R 5, 5; 1 Cro 21, 2; 2 Cro 30, 5. Joel y Abí­as, hijos de Samuel, fueron puestos por su padre como jueces de Israel en B. 1 S 8, 1-2.

Tras el exilio en Babilonia muchos judí­os volvieron a B. Ne 11 27 y 30. Amós critica y anuncia el castigo por las malas costumbres y el culto idolátrico en Dan y Betel, donde estaban los becerros de Jeroboam, y las peregrinaciones a los santuarios en B., y habla de los que dicen ¡Viva el camino de B.! Am 5, 5; 8, 14.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital