expresión bíblica para indicar que Dios es imparcial en sus juicios, que como juez no tiene en cuenta privilegios ni distinciones sociales, de raza, sexo, nacionalidad, etc., y así deben actuar los hombres, los jueces y pueblo de Dios Dt 1, 17; 16, 19; 2 Cro 19, 7; Sal 82 (81) 2; Pr 28, 21; Si 35, 13; 42, 1.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Acto de preferir a una o más personas en comparación con, o detrimento de, otras. Dios no hace a. (Deu 10:17), sino que trata a todos por igual. Su juicio no hace a. (1Pe 1:17). Los cristianos no deben hacerla tampoco (Stg 2:1) ya sea por razones étnicas, económicas, culturales, sociales, etcétera (Hch 10:34-35; Gal 3:28).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, LEYE DOCT En hebreo existen varias expresiones, como «nasa panim», «mirar a la cara», y «gur mi pene», «temer ante el rostro», que significan, literalmente, juzgar a alguien por el exterior, dejándose llevar demasiado por las apariencias. Nuestras versiones castellanas de la Biblia traducen estas expresiones por «mirar la persona», «tomar en consideración o aceptar a la persona». Siendo la cara lo primero que se ve en una persona, es natural que, muchas veces, se las juzgue por el rostro. Esta es también la razón por la cual indica, con frecuencia, a toda la persona. La expresión hebrea, griega y latina significan «levantar la máscara para ver lo que se oculta detrás de las apariencias», y en sentido metafórico quiere decir «prestar atención a las apariencias», al exterior, en perjuicio de la justicia y de la imparcialidad con que se debe juzgar al prójimo. Esta costumbre de mirar las apariencias es severamente enjuiciada en la Biblia (Dt. 1:17; 16:19), porque sabe del mal que se sigue, especialmente en los juicios emitidos al juzgar según las apariencias (Pr. 18:5; 24:23); y esta enseñanza se da tanto en los profetas como en la ley de Moisés (Lv. 19:15; Am. 5:12; Is. 1:23; Jer. 22:3; Ez. 22:12). La Biblia recuerda con frecuencia que Dios no juzga a los hombres según las apariencias, y que trata a todos los hombres con igual justicia (Hch. 10:34; Ro. 2:6; Gá. 2:6; Ef. 6:9; Col. 3:25; 1 P. 1:17; Mt. 22:16; Lc. 20:21).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
El sentido literal de la palabra griega prosōpolēpsia y sus cognados, «recibir la cara», deriva del hebreo nāśāʿ panîm, «levantar la cara», es decir, aceptar favorablemente. Está confinado a los escritores bíblicos y cristianos. Un caso típico de la idea aparece en Dt. 10:17, Dios no puede ser sobornado para aceptar favorablemente a quienes deben ser rechazados. En el AT la idea podría usarse en buen sentido (por ejemplo, 1 S. 25:35; Mal. 1:8–9) pero frecuentemente significa «mostrar parcialidad», como en Lv. 19:15, donde la pobreza de un hombre culpable no es base para ser aceptado en forma favorable. En el NT, desaparece el buen sentido e invariablemente significa mostrar parcialidad hacia una persona debido a sus posesiones, posición o privilegio, sin considerar su verdadero valor. Dios no hace acepción de personas (Hch. 10:34), no acepta a los judíos debido a sus privilegios ni rechaza a los gentiles por la carencia de ellos. Así también en Ro. 2:11; Gá. 2:6; Ef. 6:9; Col. 3:25. Jesús, aunque no hace acepción de personas, mostró que hay que respetar a quien es debido (Lc. 20:21–25; cf. Ro. 13:7). Stg. 2:1–9 ilustra bien el sentido de la palabra en la conducta cristiana.
BIBLIOGRAFÍA
Sanday y Headlam, ICC (Ro. 2:11); J. B. Lightfoot, Galatians (2:6); Arndt.
- Clement Connell
ICC International Critical Commentary
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (7). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología