H8451

Diccionario Strong

תּוירָה

torá

o תּירָה torá; de H3384; precepto o estatuto, especialmente el Decálogo o Pentateuco: derecho, dirección, enseñanza legal, ley.

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Diccionario Chávez

תּוֹרָה

1) Instrucción concerniente a situaciones específicas (Deu 17:11; Jer 18:18; Pro 1:8).

2) La ley de Dios:

torát YHVH (2Re 10:31).

3) La ley como código:

torát Moshéh = la ley de Moisés (1Re 2:3). — Posiblemente la palabra תּוֹרָה deriva de la raíz ירה (Ver Hifil de II y III ירה).

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Diccionario Vine AT

t’ôrah (תּוירָה, H8451), «dirección; instrucción; orientación». T’ôrah, una de las palabras más importantes del Antiguo Testamento, se deriva de yarah. Si lo analizamos con el antecedente del verbo yarah, se hace evidente que t’ôrah es mucho más que ley o que una serie de reglas. T’ôrah no es restricción ni impedimento, sino todo lo contrario, el medio por el que se puede lograr una meta u objetivo. En su sentido más puro, t’ôrah se le dio a Israel para permitir que llegara a ser en realidad el pueblo especial de Dios y permaneciera como tal. Se podría decir que al guardar la t’ôrah, Israel se resguardaba. Es lamentable, pero Israel cayó en la trampa de guardar la t’ôrah como algo impuesto, un objeto en sí, en vez de ser un medio para llegar a ser lo que Dios se propuso con ella. El fin llegó a ser un medio. En vez de percibir la t’ôrah como una orientación, se desvirtuó en un cuerpo externo de reglamentos y, por tanto, una carga en lugar de un poder liberador y orientador. Esta carga, más el legalismo de la ley romana, forman el antecedente de la tradición de la ley que se discute en el Nuevo Testamento, en particular cuando Pablo lucha con ello en su carta a la iglesia de Roma.

tôrah (תּוירָה, H8451), «ley; dirección; instrucción». Este nombre aparece 220 veces en el Antiguo Testamento hebreo.

En la literatura sapiencial, donde tôrah no aparece con artículo definido, el significado principal de este nombre es «dirección, enseñanza, instrucción»: «La instrucción del sabio es fuente de vida, para apartarse de las trampas de la muerte» (Pro 13:14 RVA); también: «Toma, pues, de su boca la instrucción y pon sus dichos en tu corazón» (Job 22:22 RVA). El objetivo de la «instrucción» de los sabios de Israel, que tenían a su cargo la instrucción de los jóvenes, era cultivar en ellos el temor del Señor para que pudieran vivir conforme a lo que Dios esperaba de ellos. El sabio era como padre de sus pupilos: «El que guarda la ley es hijo inteligente, pero el que se junta con glotones avergüenza a su padre» (Pro 28:7 LBA; cf. Pro 3:1; Pro 4:2; Pro 7:2). El padre natural también instruía a sus hijos en cómo vivir sabiamente, de la misma manera que una mujer temerosa de Dios era ejemplo de «enseñanza» bondadosa: «Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua» (Pro 31:26 RVA).

La «instrucción» que Dios dio a Moisés y a los israelitas llegó a conocerse como «la ley» o «la dirección» (ha-tôrah), y muy a menudo como «la ley del Señor»: «¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del Señor!» (Sal 119:1 LBA), o «la ley de Dios»: «Esdras leía día tras día en el libro de la Ley de Dios, desde el primero hasta el último día» (Neh 8:18 RVA); y también como «la ley de [dada por] Moisés»: «Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, a quien encargué en Horeb leyes y decretos para todo Israel» (Mal 4:4 RVA). El término puede referirse a toda «la ley»: «él estableció su testimonio en Jacob y puso la ley en Israel. Mandó a nuestros padres que lo hicieran conocer a sus hijos» (Sal 78:5 RVA). También puede indicar ciertas leyes en particular: «Esta es la ley que Moisés puso ante los hijos de Israel» (Deu 4:44 RVA).

Dios comunicó la «ley» para que Israel pudiera obedecer y vivir: «¿Qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?» (Deu 4:8 RVA). Se instruye al rey que debe recibir una copia de «la ley» en ocasión de su coronación (Deu 17:18). Los sacerdotes estaban encargados de estudiar y enseñar «la ley», así como la jurisprudencia que se fundamentaba en ella (Jer 18:18). Por causa de la apostasía desenfrenada, en los últimos días de Judá no había sacerdotes docentes (2Cr 15:3); es más, durante el reinado de Josías «la ley» (fuese esta toda la Torá, un libro entero o solo una parte) se recobró: «Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. Y dio Hicías el libro a Safán» (2Cr 34:15).

Los profetas desafiaron a Israel a arrepentirse regresando a la tôrah («instrucción») de Dios (Isa 1:10). Jeremías profetizó acerca de la nueva forma de Dios tratar a su pueblo, en términos del nuevo pacto en que su «ley» la asimilaría un pueblo que obedecería a Dios de buena voluntad: «Porque este será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo» (Jer 31:33 RVA).El último profeta del Antiguo Testamento recuerda a los sacerdotes sus obligaciones (Malaquías 2) y reta al pueblo de Dios a recordar la «ley» de Moisés en preparación para el Mesías que habría de venir (Mal 4:4).

La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: nomos («ley; regla»); nominos («de acuerdo con la ley»); entole («mandar, mandamiento, orden») y prostagma («orden; mandamiento; mandato; requerimiento»).

Fuente: Varios Autores